Por Lado Oscuro 4
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Esa ma�ana llegu� temprano a la playa para ver si pod�a
entablar conversaci�n con un se�or gordito con un hermoso culo que se me hab�a
puesto entre ceja y ceja. El problema era que este hombre sol�a estar rodeado de
su familia. Yo iba a tener que idear algo para llev�rmelo a alg�n lugar aislado
y cogerle el culo.

No hab�an llegado a su carpa. As� que decid� dar una caminata
por la playa, para estirar las piernas y respirar un poco de aire marino. Y me
encamin� en direcci�n sur. Las playas de Necochea son extens�simas y se extiende
hasta Comodoro Rivadavia, lo cual es decir por cientos de kil�metros. Cientos de
kil�metros de playas desiertas.

Apenas hab�a iniciado mi caminata, cuando veo lejos adelante
un gran culo enfundado en unos jeans ajustados. Apur� el paso. A unos diez
metros por detr�s pude apreciar mejor ese soberbio culazo. Era una chica tipo
boliviana, bajita, morena, de piel oscura y m�s bien gordita. Pero su culo era
decididamente un culo gordo. Tremendo.

La chica, como advertida por un sexto sentido, dio una breve
mirada hacia atr�s. Detectandp mi presencia. Llevaba el cabello cortito,
acentuando la bonita femenidad de su cabeza. Caminaba arrastrando los pies de un
modo sensual, pues a cada paso su espl�ndido trasero enfatizaba su atracci�n,
como diciendo "mirame, �te gusto?" Era un andar de puta.

Y as� seguimos, siempre a la misma distancia, yo vi�ndole su
gran cul�n y ella ostent�ndolo como una zanahoria ante mis narices.

Ya nos hab�amos alejado bastante de la zona de carpas, cuando
ella hizo algo ins�lito. Se bajo la cintura el�stica del jean hasta debajo de
las nalgas, y sigui� movi�ndose con un provocador desenfado. En cada paso sus
tremendos gl�teos se mov�an imp�dicamente capturando mi atenci�n. Todo ese
espect�culo era obviamente en mi honor. La muy puta me estaba mostrando su gordo
y bien formado culo moreno al aire, como dici�ndome "es para vos, ven� nenito".
La l�brica situaci�n me hab�a hecho parar la pija. Y cuando la buscona volvi� la
cabeza para echarme una mirada que parec�a decir "�te gusta lo que te estoy
mostrando?" acort� en unos cuantos trancos la distancia que nos separaba y me
puse a la par. Ella me sonri� desenfadadamente. "�Te gusta pasear por la playa?"
"Si me encanta mirar el paisaje". "�Ah s�?" hab�a captado la segunda intenci�n
(que era en realidad la �nica) de mi comentario. "Yo conozco un lugar en el cual
vas a poder disfrutar del paisaje..." "Y �es lejos?" "No, ah� detr�s de esas
dunas" se�al�ndome unas enormes dunas que, a un costado de la playa, tapaban el
horizonte. Nos fuimos encaminando hacia ellas. Yo no pod�a m�s por la calentura
que me provocaban tanto la situaci�n como ella. Ten�a unos atractivos ojos
negros y una linda nariz, pero lo que me enloquec�a de ella era su boca, gorda,
carnosa, un poco en trompita. Su piel morena se continuaba en un cuello
maravilloso que desembocaba en un pecho cubierto por su blusa blanca. No parec�a
tener grandes tetas, pero la exhibici�n de culo al aire segu�a y yo estaba a
mil.

No pude m�s y mientras �bamos hacia la duna le empec� a meter
mano en el culo. Era tal como promet�a, gordo suave y lujurioso. Ella se dejaba
manosear los gl�teos como si tal cosa. Y en un momento, poni�ndose frente a m�,
me dio un beso de lengua, mientras su mano me apretaba la garompa. Ya no d�bamos
m�s y trepamos la duna ferozmente hasta estar del otro lado. El lugar era
apropiad�simo, ya que estaba entre dunas que bloqueaban totalmente el acceso
visual. �La muy puta se lo conoc�a muy bien! �Qui�n sabe a cuantos hab�a llevado
hasta ah� la muy atorranta! Pero a m� ten�a atrapado con su sensualidad, su
desenfado promiscuo y sobre todo con ese tremendo culo que no solo me ven�a
mostrando, a�n sin conocerme, sino que me ven�a dejando magrearlo a mi gusto.

Y ella sab�a que me hab�a atrapado con su culo. Me sac� la
pija afuera, "�Qu� hermosa poronga, nene...!" me dijo con voz ronca mientras me
la apretaba en forma acariciante. "�Quer�s met�rmela en el orto?" me dijo con
voz ronca. Y d�ndose vuelta me ofreci� el culo que sobresal�a como un fruto
imp�dico por afuera de sus jeans bajados. Mis ojos no alcanzaban para recorrer
toda la superficie de ese espl�ndido culo moreno. Gui� mi nabo hasta la entrada
de su ojete. "�D�mela as�, con el jean apenas bajado, como me ve�as el orto
cuando ven�as detr�s de m�o...!" Yo hab�a comenzado a meterle mi tranca, y ella
lanz� un jadeo de placer. Era un ojete c�lido y apretado, pero no imposible, se
notaba que hab�a sido bastante transitado. Era un orto decididamente abierto,
pero que se agarraba a mi barra con entusiasmo. Ella gem�a, enloquecida de
placer. Y yo le daba al serrucho, extasiado por la lujuria que me provocaba esa
mujer tan putona. No tard� mucho en sentir que la leche sub�a imperiosa por mi
tranca y sal�a para inundarle ese maravilloso orto. Ella acab� al un�sono entre
troncos gemidos y jadeos. Nos quedamos as�, como dos perritos, mientras su culo
segu�a estremeci�ndose con apretones que terminaron de sacarme hasta la �ltima
gota. "Quedate as�" me pidi�, "quiero seguir sinti�ndola adentro..." Y yo no
ten�a ning�n apuro por salir, as� que se la dej� enterrada en el culo.

Las paredes internas de su ojete continuaban haci�ndome un
suave masaje, que le fue devolviendo la rigidez, pero ella no apur� la cosa.
Sigui� con su dulce masaje hasta que empec� a mover el nabo nuevamente. Al
principio lentamente �Qu� manejo del orto que tenia esa yegua!, y poco a poco
empec� a moverla con m�s entusiasmo "�As�, mi nene, volv� a cogerme el
ortito...!" Mi barra entraba y sal�a de ese maravilloso culo, cada vez m�s
r�pido. "�Qu� �mpetus mi macho...!" "�me la est�s haciendo sentir hasta la
garganta...!" Y yo continu� recontracogi�ndomela entreg�ndole toda mi lujuria.
Habr� estado serruchando por cosa de veinte minutos, hasta que le lanc� todos
mis chorros que ella recibi� separando sus nalgas con las manos para sentir una
mejor penetraci�n, que mi tranca aprovech� enterr�ndose hasta frotar su ojete
con mis pendejos. Estuvo saltando dentro con cada chorro y ella acog�a cada
pulsaci�n con gemidos de placer.

Ca� sobre la arena exhausto, con mi nabo todav�a gordo pero
ya vencido, sobre mi est�mago.

Entonces ella se dio vuelta, y ya de pi� frente a m� termin�
de bajarse los jeans dejando ante mi vista un gran choto bien parado -�me
hab�a cogido a un travesti!- "�No te asustes, papi, que no te la voy a
meter! �Solo quiero que me la chupes un poquito..! Me lo merezco �no?" Y
arrodill�ndose con una pierna a cada lado de mi pecho me puso su bamboleante
nabo frente a mi boca. La verdad es que se ve�a y ol�a tentador. Y yo me dije
"tiene raz�n, en verdad se lo debo..." y abriendo la boca le di un leng�etazo en
la punta del prepucio que rezumaba l�quido lubricante. Y la englull� hasta
abarcar todo el glande a trav�s del prepucio. �Mmmmhh...! me encant� el sabor. Y
empec� a darle a la lengua y agarr�ndole la tranca con la mano le fui dejando el
glande al descubierto dentro de mi boca. "�Ahhh, que maravilla mi nene! �Se ve
que te gusta chuparla!" Y empez� a cogerme la boca. Yo con mi mano agarrada a su
grueso fierro se lo manten�a apretado, evitando que me llegara hasta la
garganta. "�La de vergas que te habr�s chupado, coraz�n...!" me dec�a desde su
posici�n dominante. �Como se hab�an invertido las posiciones...! Bueno, que me
llen� la boca de su espeso semen que tragu� como pude, mientras segu�a
succion�ndole el nabo. Hasta la �ltima gota. �l me la dej� en la boca y yo se la
segu� chupando suavemente, lami�ndolo con gusto. Cosa que se le volvi� a parar.
"�Ahora s�!, quiero que me des el culo, no te asustes que te lo voy a hacer con
suavidad y cuidado...! �Pero que te lo voy a hacer, te lo voy a hacer, de esta
no te escap�s!" Y me puso en cuatro patas.

Yo sab�a que nadie nos pod�a ver y nadie me pod�a salvar de
ese travesti decidido. �Qui�n sabe a cuantos incautos se habr�a culeado entre
esas dunas...! As� que me entregu� a mi destino, dominado por lo imperioso de su
deseo. "S� suave, por favor..."

Cuando volv� a la zona donde comenzaban las carpas, ten�a el
culo bastante dolorido y lleno de semen que me iba chorreando. Pero me sent�a
muy satisfecho, ya no ten�a nada que temer...

Al pasar frente a la carpa del se�or del hermoso culo gordo,
vi que estaba rodeado de su familia. Los salud� con un gesto de mano y segu� mi
camino. "Tendr� que ser otro d�a..." pens� con resignaci�n.

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