Es mi vecino. Y aunque lo conozco desde hace alg�n tiempo
jam�s imagine que pudiera llegar a sentirse atra�do hacia m�.
Siempre lo ve�a con mujeres distintas de modo que no
albergaba ninguna esperanza de que pudiera ser suyo alguna vez.
En aquel entonces est�bamos cerca de las fiestas, de modo que
siempre que me ve�a me dec�a que ten�amos que hacer un brindis. Yo siempre le
contestaba que si, aunque en un principio lo hacia de compromiso, para no caer
antip�tico.
Hasta aquella tarde en la que cu�ndo estaba a punto de entrar
a mi departamento, �l se apareci� inesperadamente por el pasillo y volvi� a
repetirme la propuesta.
Esta vez no dude.
-Tengo un champagne en la heladera, si queres lo
aprovechamos- le dije �y de paso vemos el partido- a�ad�.
Justo esa tarde jugaba la selecci�n y lo pasaban por un canal
de cable. Por suerte acept�.
Entramos, descorch� el champagne, nos acomodamos en el
living, serv� la espumante bebida en sendas copas y sintonizamos el partido. Ni
me acuerdo contra qui�n jug�bamos, en realidad eso era lo que menos me
interesaba.
Chocamos las copas y brindamos. Al rato, nom�s, Argentina
convierte el primer gol. Nos abrazamos para festejar, como cualquier hincha,
momento que �l supo aprovechar para agarrarme la mano y apoyarla en su bragueta.
Lo que sent� me hizo temblar de emoci�n.
-Esto es lo que quer�as, �no mamita?- me dijo.
Que me dijera mamita, as� como si yo fuese una mujer fue lo
que termino por conquistarme.
Aunque no soy para nada afeminado, en mis fantas�as siempre
ocupo el rol de la mujer, me gusta imaginarme como una, es algo que no puedo
evitar.
As� que en vez de apartar la mano de aquel tremendo paquete
me aferr� a�n m�s a el, apret�ndolo, presion�ndolo con todas mis ganas.
El tampoco era ning�n mariconcito, por el contrario Pablo,
tal su nombre, es sumamente varonil, un macho de esos que tanto me gustan.
Ya habiendo entrado en clima se sent� en el sof� y con
sobrada lascivia se desabrocho la bragueta y pel� un macizo porongazo que casi
me quita el aliento.
-Ven�, linda, chup�mela- me tent�.
Por supuesto que no me hice de rogar. Me hinque de rodillas
ante �l, ante tan Suprema herramienta, y agarr�ndosela con las dos manos se la
chup� con denodada fruici�n.
Primero la recorr� de arriba abajo con la lengua,
sabore�ndola en toda su excelsa magnitud, atrac�ndome con ese sabor �nico y tan
especial. Luego me la met� en la boca y entonces si se la chupe con inusitado
furor, comi�ndomela entera, haci�ndola resbalar por entre mis labios un ay otra
vez, sin descanso alguno.
�l mismo me bajo, luego, el pantal�n y el calzoncillo. Hizo
que me pusiera en cuatro sobre el sof�, y me lubric� el ag�jerito con su propia
saliva, meti�ndome primero un dedo, luego dos, para terminar tan deleitable
tarea con tres.
Luego se acomodo tras de m�, con la pija bien al palo, apoyo
la punta en la entrada de mi ojete y mediante un suave pero certero empuj�n me
la meti� con un �mpetu por demas delicioso y cautivante. Me agarro entonces de
las caderas y empez� a moverse dentro de m� con un ritmo suave y sostenido
primero, pero aumentando progresivamente la intensidad a cada instante. Demas
esta decir que mi culito se disolv�a de placer con cada embestida suya.
Con un vigor por dem�s subyugante me taladraba hasta lo mas
profundo, quem�ndome las entra�as, desgarr�ndome los intestinos.
Yo gritaba, a�llaba, deliraba ante cada nueva acometida. �l
su vez me pellizcaba, me cacheteaba las nalgas al ritmo de sus vigorosos
ensartes.
-�Te gusta como te coge tu macho, putita?- me preguntaba
desde atr�s sin aflojar ni por un m�nimo instante.
Y yo le dec�a que si, que me gustaba mucho, que me
enloquec�a, que por favor no parara.
Finalmente sent�a entre mis esf�nteres los estremecimientos
de su tan anhelada poronga.
No tardo en acabar. Y como tantas veces lo hab�a fantaseado
me volv� hacia �l, le agarre la pija y me la met� en la boca, recibiendo en mi
paladar toda esa efusiva descarga. Me trague hasta la ultima gotita, sin
derramar ni una sola gota, relami�ndome como una gatita en celo luego de un buen
atrac�n de leche.
Bueno as� termina por ahora el relato de mi encuentro con
Pablo, si vos reun�s algunas de las condiciones de mi vecino (activo y varonil)
no dudes en escribirme, quiz�s podamos repetir la experiencia y quien te dice
iniciar una linda amistad, con sexo seguro, eso si.