Relato: Emmanuel Mi primo Emmanuel tiene 20 a�os, el pelo lacio y casta�o, sus
ojos son miel que cae por mi cuerpo cuando me ve en la playa con mi bikini
naranja, ese con el que necesito ayuda para poder pon�rmelo, ese que necesita un
nudo en la espalda y otro donde esta pierde el nombre, sus labios son
abundantes, jugosos y tiernos, marca de la casa y que nos hace m�s familia de lo
que somos, su nariz es completamente francesa, un car�cter adquirido acorde con
sus manos, grandes, fuertes, trabajadoras, suaves, de esas que aprietan
fuertemente los pechos de una chica mientras es penetrada por detr�s, de esas
manos calientes que dan calor a cuerpos fr�os como el m�o, manos que dan juego,
que palpan y tienen dedos que saben tocar donde se produce el placer y donde hay
dolor, que se confunde con gusto, placer, alegr�a y orgasmo, el tenis ha
moldeado su cuerpo, que es grande, capaz de aprisionar mientras penetra,
imposible de rehusar e incapaz yo de evitar desearlo, duerme en la habitaci�n de
al lado, se ducha con mi gel, se seca con mi albornoz, alquila pelis porno con
mi tarjeta del video club, se limpia con mi papel higi�nico despu�s de
masturbarse, hace flexiones sobre mi suelo, en vez de sobre m� y piensa en sexo
a la vez que yo.
Cuando viene de vacaciones con sus padres, se queda en mi
casa, en la habitaci�n de al lado, a la derecha de la m�a y enfrente de la de mi
hermana peque�a, a veces lo espi� y descubro que esta bien dotado, que todo en
su cuerpo tiene las proporciones adecuadas y que podr�a resolverme alg�n que
otro problema de s�bado noche.
Una tarde salimos a correr, se llevo una grata sorpresa al
verme correr a su mismo nivel, puede que sea una eterna an�mica y me maree cada
dos por tres, pero soy el ser m�s competitivo que pueda existir sobre la tierra.
No s� cuantos kil�metros hicimos, ni siquiera s� si llegamos a hacer un par
kil�metros, solo s� que nos tiramos toda la tarde en la calle y corriendo,
aunque en la �ltima media hora nos la pasamos haciendo el tonto, pic�ndonos y
hablando de nuestras ex relaciones y las cosas normales que pod�an hacer un par
de primos.
En casa, �l se tiro encima de un sill�n, est�bamos cansados,
sudados y empez�bamos a oler mal. Le ofrec� algo para beber, tomo una coca-cola,
yo una coca light y martini (no intent�is buscar ninguna relaci�n oculta entre
las bebidas), s� la d� y me sent� encima suyo, apoyando mi cabeza en su hombro.
Que bello sentir su coraz�n tan cerca del m�o, aunque oliera mal y estuviera
mojado por el sudor, lo mire y supongo que �l capto �l echo de que estuviera
encima suyo, me sonri� y al sentir su polla junto a mi rodilla y que crec�a, le
tire de la camiseta hac�a bajo y lo bese, fue un beso tonto, absurdo, solo los
labios pegados, casi sin llegar a moverse como si estuvieran estampados.
Cambie mi postura, me puse recta, frente a �l, abr� mis
piernas y separe las rodillas, puse mi culo sobre �l y nos enrollamos, esta vez
los besos si fueron besos, mis labios se mov�an de arriba a bajo, nuestras
lenguas parec�an conocerse de toda la vida y aunque me excitaba la idea de
morderle la lengua, tuve que contentarme con morderle el labio inferior. Sus
manos, tan grandes y fuertes, expertas en tenis, parec�an las de un idiota que
jam�s hab�a tocado a una mujer, eran las de un ni�o virtuoso que le fascinaba un
piano pero lo toca por primera vez, las cog� sin ning�n reparo y las lleve a mis
pechos, a mis clav�culas, a que recorrieran cada palmo de mi cuerpo. Separe mis
labios de los suyos, alborote mi pelo como en las pel�culas y con sus manos a�n
sobre mis pechos fui corriendo a mi habitaci�n, �l me sigui� como un perro fiel
y cuando entr� en la habitaci�n me encontr� tan solo con mis braguitas rosas.
Me empujo a la cama, se desnudo y me arranc� las braguitas
casi de cuajo, a lo que yo simplemente pude responder con una gran carcajada, me
encargue de que se quitara las deportivas y los calcetines, se desnudo y a medio
bajarse los slip enfunde su polla en un cond�n verde. Sin haberse despojado al
completo de los slip me abr� de piernas y no espero ni un segundo para
penetrarme, en aquel momento, como muchos podr�is suponer, no ten�a una regla,
pero de los 16 cent�metros de polla, al menos me penetraron 10, las
penetraciones eran irregulares y cada una m�s fuerte que la anterior, yo gem�a y
a la vez re�a, puede que eso le cortara algo el rollo, pero me hac�a gracia que
mi primo me estuviera penetrando, el mismo ni�ito que hab�a jugado conmigo a las
mu�ecas de peque�a, el mismo chico que hice sangrar cuando �bamos en bici y con
el que me com�a los helados a escondidas en verano.
No me gusta la pasividad y por eso me mataba el echo de no
estar haciendo nada, excepto recibir las penetraciones de Emmanuel, pero
necesitaba tocar, palpar, sentir y el sudoroso cuerpo de mi primo no es que
fuera lo que se pudiera decir s�per atrayente en estos momentos, as� que cerr�
los ojos, segu� sintiendo las penetraciones de Emmanuel, solo que esta vez mucho
m�s intensas y su polla mucho m�s dura, sent�a las gotas de sudor que recorr�an
mi pecho y hasta como la sangre circulaba hac�a mi vagina, sus penetraciones me
llenaban de un placer reconfortante pero no pod�a dejar mi lengua quieta, y
mord� y lam� mi mu�eca izquierda.
Emmanuel me miraba con sonrisa picara, aunque las expresiones
de su cara en este momentos eran mas bien pobres, se limitaba a gemir y a poner
una cara enorme de satisfacci�n que inevitablemente, me hac�a re�r.
<�De que... te r�es? >me pregunto.
Lo miraba a la cara, despu�s al pecho y por �ltimo a su
polla. Mientras me penetraba con mis manos acariciaba su miembro, ahora, mi
vagina estaba caliente, ped�a m�s de esos 10 cent�metros que me daba, apret� sus
nalgas con fuerza y creo que consegu� que me penetrara por completo, hasta que
al final se corri�. Se quedo en la misma postura que estaba, encima de m�, a�n
dentro, con los brazos en tensi�n e intentando lamer mis pechos. Saque su
miembro de m� y me escurr� hac�a abajo, a�n con el cond�n comenc� a masturbarlo
y �l me dijo algo as� como que no pod�a m�s, pero se callo cuando acelere el
ritmo. Con la otra mano libre, rozaba y pellizcaba sus huevos, enroscaba sus
pelos y dirig�a el �ndice hac�a su culo, acariciando duramente todo el trayecto
hasta su ano, que se dilataba al paso de mis dedos. Me gust� la sensaci�n del
culo abierto de mi primo, pero estaba cansada.
Tiramos el cond�n a la basura., se tumbo en la cama y yo le
quite los slip, que llevaba sobre las rodillas y que me hab�an acariciado de vez
en cuando el trasero. Los acerque al a cara y ol� a Emmanuel. Me acost� sobre �l
y le susurre al o�do que me re�a de el. Nos besamos y volv� a morderle el labio.
Empapados de sudor nuestros cuerpos se tocaban, con mis pies acariciaba sus
piernas y le hac�a cosquillas en la planta de sus pies. Me propuso darnos una
ducha, fuimos al lavabo y nos dimos una ducha. La ducha nos limpiaba y se
llevaba por delante todos los diferentes l�quidos que cubr�an nuestros cuerpos,
por primera vez en toda la tarde me sent� con fuerzas, all� si ya si que lam�
sus pezones, sus extra�os pezones, ya que su pez�n izquierdo se puso duro antes
incluso de que mi lengua lo rozara, en cambio el derecho tuve que lamerlo y
morderlo para que estuviera como un ladrillo.
Mi primo puso el tap�n de la ba�era, me dijo que me acostara
mientras el permanec�a de pie, cuando el agua casi me cubr�a me pidi� que me
abriera de piernas, a lo que yo acepte encantada. �l meti� su cabeza entre mis
piernas y con su lengua, en el agua, empez� a comerme el co�o. Primero meti� su
lengua recta, directa, como un misil directo a su objetivo, la meti� en el
centro de mi vagina y yo me quede helada, la subi� un poco y la cosa mejoro y se
puso a�n mejor cuando comenz� a girarla. Lo malo es que ten�a que salir a
respirar y algunas veces le apretaba la cabeza para que no saliera de entre mis
piernas.
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Relato: Emmanuel
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