Relato: Cuento incompleto



Relato: Cuento incompleto

CUENTO INCOMPLETO, AYUDEN A TERMINARLO POR FAVOR...



Hay d�as de primavera que parecen pensados para ciertas
locuras. Cuando llegamos al apartamento, alquilado por horas a trav�s de un
anuncio de la secci�n de contactos del peri�dico, estaba inundado por los rayos
inclinados del sol de media ma�ana de abril. Hab�a una atm�sfera que me record�
al de aquellos d�as de juventud en que una luz como esta nos llevaba a abandonar
las clases y dar los primeros paseos de la primavera. Esa sensaci�n de estar
haciendo pirola, junto con la luz primaveral me emocionaron e hicieron que, nada
mas cerrar la puerta, me fuera directo hacia ella para darle un beso largo y
profundo. A mitad del beso mis manos empezaron a acariciar su nuca, el cuello,
luego la espalda hasta alcanzar su culo. Empec� a subirle la falda pero no tuve
que continuar. Ella se apart� ligeramente de m� y empez� a desabrocharse la
blusa; luego se quit� la falda. Se qued� con su conjunto preferido de lencer�a:
las medias, el sujetador y el tanga estaban hechos de la misma rejilla negra.
Ese conjunto me pone a mil, y ella lo sabe. Los zapatos de tac�n alto le hac�an
contonearse de una forma que...en fin, dejemos algo para la imaginaci�n de quien
lea esto.



Hab�amos llegado treinta minutos antes de la hora en que
hab�amos quedado con mi amante. Con gesto decidido ella mir� el reloj y calcul�
lo que quedaba antes de la cita. Empez� a desnudarme lentamente. No eran
caricias, pero mientras me quitaba la ropa iba deslizando la palma de la mano
sobre cada parte de mi cuerpo que iba dejando desnuda. Comprobaba, supongo que
con orgullo, lo suave que estaba todo mi cuerpo despu�s de su trabajo de la
noche anterior; hab�a depilado toda la piel, sobre la que no hab�a dejado rastro
de ning�n tipo de vello. El trabajo de la cuchilla fue completado por la p�mez,
el aceite corporal y, ya seco, con una crema levemente perfumada a la mandarina,
mi favorito. El resultado era realmente estimulante, y toda la noche anterior
hab�a estado acariciando su obra.



Ya desnudo, dispuesta a completar su obra, me hizo un gesto
para que diera una vuelta delante de ella, sentada en el borde de la cama con su
mirada profesional. Sac� de su bolso un neceser con cacharros de maquillaje.
Como si lo hubiera hecho toda la vida fue cubriendo con una crema de maquillaje
las zonas en las que la cuchilla hab�a dejado alg�n rastro de su paso, sobre
todo el pubis. Nuevo vistazo profesional, que debi� resultarle satisfactorio.
Terminada esa parte, empez� con el resto: Espuma fijadora en el pelo, que pein�
ech�ndolo todo hacia atr�s, al estilo gar�on, maquillaje en la cara, ojos
perfilados, y un suave tono rosa de carm�n.



Entonces empez� con la ropa: no s� de donde sacar�a esos
guantes largos de terciopelo negro, porque nunca antes los hab�a visto por casa,
pero el caso es que acabaron entrando en mis manos pese a no ser de mi talla. Lo
que si reconoc� fue el tanga rojo, de tela satinada, formado solo por el
triangulo delantero y unos cordones del mismo color, que se un�an detr�s con un
peque�o adorno en forma de bot�n. A duras penas ese breve trozo de tela
consegu�a dome�ar lo que estaba encabritado. S�lo al final, nervioso por el
�xito de la cita, se apacigu� mi naturaleza y el tanga pudo cumplir su cometido.



El cord�n de grueso algod�n blanco lo hab�a visto varias
veces en el cesto de las lanas, resto de alguna labor de macram� o similar. Me
sorprendi� verlo salir de su bolso, porque no hab�amos hablado nada sobre esto.
Estaba claro lo que iba a hacer con �l, por lo que no tuvo que decir nada, solo
un gesto y le aproxim� mis mu�ecas. El gancho del techo por el que pas� el otro
extremo del cord�n me hab�a pasado desapercibido al entrar en el apartamento, y
estoy seguro de que de no ser esto un cuento no existir�a; tengo que reconocer
que no es normal que eso pase, pero un cuento es un cuento...



Justo en ese momento son� el timbre. Fue hacia la puerta,
comprob� por la mirilla quien era, y, decidida, la abri� por completo, quedando
delante de ella. Mirando desde el rellano de la escalera de los ascensores no se
ve�a el sitio donde estaba yo. Lo �nico que ten�a frente a su vista era a ella,
algo que no esperaba, y menos con ese conjunto de lencer�a negra... Se hab�an
visto un par de veces, en que los tres hab�amos quedado a tomar un caf�. Supongo
que a pesar de que ahora no iba vestida la reconoci� enseguida. Reaccion� bien
cuando ella le extendi� la mano para que entrara en el apartamento. Ya dentro,
ella se aproxim� y le acerc� sus labios para un beso. En ese momento �l me vio,
semicolgado del techo, desnudo, y comprendi� como iba a ir esta cita especial.
Acept� el beso, que fue largo y profundo, mientras sus manos bajaban por la
espalda de mi mujer hasta llegar a sus nalgas, que aprision� con fuerza y
sensualidad.



�l estuvo casado y durante sus a�os de juventud hab�a
mantenido relaciones heterosexuales con normalidad. Ya hac�a a�os, una vez
divorciado, que las limitaba a otros hombres, pero ni le desagradaba ni hab�a
olvidado como se hace disfrutar a una mujer. Eso beso con magreo lo demostraba.
Los dos de la mano se acercaron adonde yo estaba, mir�ndolos y esperando.



El se acerc� por detr�s y pase� sensualmente sus labios por
mi cuello mientras me abrazaba y acariciaba pasando sus manos por mi pecho.
Ella, por delante, me dio otro de sus besos tan carnales y excitantes. �l iba
bajando sus labios por la espalda hacia abajo, siguiendo la l�nea de la columna
vertebral. Ella besaba, casi chupaba, mis pezones, y desplaz�ndose lateralmente
hacia los brazos semilevantados, la axila. De repente lo ten�a a �l delante de
m�, cogiendo mi cabeza entre sus palmas y d�ndome un beso, acariciando mi
espalda y cogiendo mis nalgas igual que hac�a un minuto hab�a hecho con ella.
Mientras, unas manos expertas lo estaban desnudando, hasta que not� toda su piel
y su poder rozando, presionando sobre m�.



Fue ella misma la que solt� el cord�n que me ataba las manos
y me llev� hasta la cama. Los tres retozamos acarici�ndonos. Los besos saltaban
de cuerpo en cuerpo, boca a boca, mezclados con caricias, magreos. Al poco, las
caricias ya hab�an subido de tono y eran descaradamente sexuales, ...�para eso
est�bamos ah�!. La herramienta preferida segu�a siendo la boca, pero aplicada a
los lugares donde m�s que emoci�n despertaba pasi�n. Yo manten�a aun el tanga
pero poco pod�a hacer por mantener oculto mi pene. El sujetador estaba
totalmente descolocado, por lo que le solt� el broche de la espalda; cuando ella
termin� de quit�rselo me fij� en como �l miraba sus tetas, tan preciosas, duras,
carnales, con esos pezones en punta que estaban diciendo �ch�pame!. No pudo
resistirse y se lanz� a por ellos, sin saber �yo no se lo hab�a comentado nunca-
que eso suele ser el inicio de su primer orgasmo. Ella empezaba a gemir, pero
decidi� que no iba a ser la protagonista de la cita, por lo que se gir� en la
cama, y sin apartar sus tetas de la boca de mi amante (que segu�a pegado a
ellas) empez� a chupar mi pene, que en ese momento estaba ya duro y brillante.
�l empez� a bajar desde las tetas hacia su vientre hasta que lleg� al lugar en
que la tela del tanga le molestaba para lo que pretend�a hacer. Empez� a bajarlo
y descubri� que su pubis estaba completamente rasurado; bajo m�s el tanga hasta
quit�rselo y comprob� que todo su co�o estaba igualmente afeitado. Vi su gesto
de sorpresa y a la vez de agrado, seguramente era la primera vez que ten�a
delante un pubis depilado. Se lanz� a �l y empez� a acariciarlo con los labios,
y poco a poco a sacar la lengua y pasarla por los labios mayores y por los
menores, en busca de su cl�toris y con �l el placer de mi mujer, que empez� a
remover su cintura en un gesto habitual en ella, que anticipaba uno de sus
orgasmos.



No lleg� a tenerlo. El par� de chupar su pubis, y se desliz�
por sus muslos de camino hacia sus pies mientras bajaba una de sus medias. Lleg�
a ellos, le quit� el zapato y volvi� a repetirlo con la otra pierna y el otro
zapato. Con eso, las �nicas prendas de ropa que alguien llevaba en ese
apartamento eran mi tanga rojo y los guantes. Al quitarle las medias y los
zapatos ella se hab�a dado la vuelta y soltado mi pene. Yo estaba de rodillas
sobre la cama. Ella me mir� y le dijo ��Te gusta mi nena?� �Si, est� guapa�
�Pues f�llatela para m�. Como �nica contestaci�n sonri� y se dirigi� hacia m�,
coloc� sus manos en mi cintura y empez� a bajar el tanga. La mirada de asombro
fue esta vez may�scula. La propia cita ya hab�a sido una sorpresa, yo solo hab�a
quedado con �l para un polvo como el de otras veces sin decirle nada del
numerito que le est�bamos preparando. El depilado del cuerpo, que ya hab�a
notado cuando me abraz� mientras estaba colgado del techo, debi� de
sorprenderle, aunque no hizo ning�n gesto especial de asombro, salvo una leve
convulsi�n que not� mientras pasaba su boca por mi cuello y sus manos por mis
nalgas. Pero al ver completamente afeitado el pubis hizo un gesto de asombro
casi c�mico: su boca qued� abierta en un primer momento que se fue convirtiendo
en una sonrisa medio ir�nica, medio p�cara.



Levant� el pene hacia arriba, mi coraz�n se prepar� para lo
que vendr�a enseguida aumentando su velocidad, se hizo un hueco en mi est�mago y
empec� a notar su lengua por mi bolsa, preludio de un paseo por el miembro duro.
Ella se puso junto a mi, me bes� con cari�o, como si fuera la culpable de alg�n
tipo de inmolaci�n a la que me entregaba. La bes� en la boca, y mientras notaba
ya mi pene dentro de la boca de mi amigo, empec� a chuparle las tetas, los
pezones, hasta conseguir otro de esos gemidos que ya le hab�amos o�do esa
ma�ana. Me abrac� a ella, lo que imped�a el trabajo que me estaban haciendo
abajo. Rodamos los dos por la cama, hasta que qued� encima de su cuerpo. Abri�
las piernas y la penetr� despacio, no por que hubiera ning�n tipo de resistencia
sino para disfrutar de la penetraci�n. Nos regodeamos los dos en sentirnos
compenetrados de aquella forma, unidos mediante esa profunda penetraci�n y
abrazados, acarici�ndonos mutuamente. Volvimos a rodar por la cama, hasta que
quedamos de medio lado. �l se acerc� por detr�s de ella y la abraz�, abraz�ndome
a m� a la vez, pegado a su espalda. Su nuca y sus hombros fueron el destino de
sus labios, mientras ella gem�a como el ronroneo de un gato; sus manos, a la vez
acariciaban mi espalda.



No fue premeditado, evidentemente, ni necesitamos hablar para
ponernos de acuerdo. Casi a la vez que yo me retiraba de ella, �l se introduc�a
all� donde antes hab�a estado mi pene. Ella lo not�, y no bajo su nivel de
gemidos, que fueron creciendo conforme aumentaba el ritmo de la penetraci�n. No
hab�a dejado de estar abrazada a m�, bes�ndome haciendo con su lengua una
especie de penetraci�n en mi. Esa sensaci�n, notando como iba subiendo el nivel
de excitaci�n que iba a acabar llev�ndola al orgasmo, provocado por la
penetraci�n de otro hombre mientras permanec�a abrazada a m�, pegada su piel a
la m�a, esa sensaci�n formaba parte de mis m�s �ntimas y antiguas fantas�as, que
ahora ve�a cumplida de esta forma tan especial. Me dediqu� a sus pechos, pasando
la lengua por sus pezones. Al poco ella lleg� al que iba a ser el primero de sus
orgasmos de esa ma�ana. Cuando su ritmo empezaba a bajar, volv� a sus pezones,
�l mantuvo su movimiento hasta que lleg� el segundo, en una explosi�n de jadeo
que la hizo temblar.



La relajaci�n posterior no dur� mucho. Sali� del breve
letargo de descanso acariciando la nuca que ten�a detr�s de ella. �Vamos a por
ella?�. Se solt� de esa posici�n en la que hab�amos estado los tres en los
�ltimos minutos dej�ndonos a los dos uno frente al otro; cogi� la mano que la
hab�a estado acariciando y la llev� hac�a mi nuca. Mientras �l empezaba el
movimiento que llevaba su boca hacia mi cara, ella sali� de la cama, tal vez
para poder contemplar con mejor vista a dos hombres acarici�ndose desnudos en la
cama.



Me di cuenta, a pesar de estar ocupado en brazos de mi
amante, de lo que ella estaba haciendo, sacando de su bolso (cuantas cosas caben
en un bolso, �y no solo en los cuentos�) la caja en la que guardamos a buen
recaudo en casa un consolador y un artilugio especialmente dise�ado para
preparar la penetraci�n anal. Del neceser sac� el tubo de lubricante, que aplic�
generosamente (solidaridad femenina, recuerdo de lo que ella ped�a para s� misma
cuando hab�amos practicado la penetraci�n anal entre nosotros). Capt� la mirada
de complicidad entre mis dos amantes de esa ma�ana. Como si fuera una
preparaci�n para una actuaci�n o una ceremonia ritual, me separ� de �l, me puso
boca arriba, le pidi� a �l con un gesto que levantara una de mis piernas para
dejar al descubierto el objetivo que estaba buscando, separ� mis nalgas y empez�
a introduc�rmelo lentamente. Mientras entraba, fue ella misma la que acerc� a mi
amante hacia mi pene para que lo metiera en su boca. No s� cu�l de los tres
estaba disfrutando mas en ese instante.



El aparato hab�a entrado totalmente, y gracias a su forma
permanec�a dentro sin moverse hacia delante ni atr�s, proporcion�ndome placer y
ayudando a la vez a dilatar el sitio por el que luego �l iba a penetrarme. Ella
me besaba en la boca, mientras �l paseaba la suya y su lengua por mi pubis
depilado.



Ahora era yo el que estaba yo en medio, abrazado por delante
con ella y sintiendo a lo largo de mi espalda, culo y muslos otra piel contra la
mia. �l sac� el artilugio y empez� a penetrarme con el mismo cuidado e incluso
ternura que lo hac�a otras veces. Solo que esta vez al placer que los dos
sent�amos en esa uni�n de los cuerpos, se le un�a la presencia no solo c�mplice
sino protagonista de otra persona a la que yo ten�a (tengo) unida mi vida. Como
�l me estima (no puede decirse amor) y se daba cuenta de lo especial del momento
para mi mujer y yo, se sent�a igualmente conmovido viviendo al mismo tiempo que
nosotros y con el mismo car�cter esa escena tan especial.



Ahora era yo el penetrado, mientras me abrazaba y besaba con
ella. No hay palabras para describir la sensaci�n que ello produce. Despu�s de
varios d�as de esta cita ninguno de los tres las hab�amos encontrado.



Ella se apart� un poco para poder ver mejor lo que estaba
sucediendo sobre la cama. Me confes� despu�s que se hab�a imaginado el sexo
entre hombres como un hecho casi �animal� desprovisto de ternura y que
sorprendi� ver que las caricias que �l estaba haciendo sobre mi piel no paraban
durante los momentos m�s �lgidos de la penetraci�n. Siempre era as� en realidad,
aunque esta vez la suavidad de mi cuerpo depilado provocaba la parsimonia del
gesto con el que me acariciaba. Mientras me penetraba y se mov�a dentro y fuera
de m�, fue bajando su mano por la tripa hasta el pubis, lo acarici� un buen rato
y finalmente tom� en su mano mi miembro y empez� a trabajarlo de forma
acompasada con los movimientos de su pubis contra mis nalgas. Ya hacia rato que
yo notaba sus test�culos golpe�ndome, como se�al de que la penetraci�n era
profunda, perfecta.



Desde mi posici�n no lo pude ver, pero intuyo que ella cogi�
el aparato que hab�a servido para preparar mi penetraci�n, lo volvi� a rociar
con el lubricante y se lo introdujo igual que hab�a hecho conmigo unos minutos
antes. Desde luego, ella estaba afectada por la peque�a org�a que ten�amos
montada porque el sexo anal nunca hab�a sido una de sus variantes preferidas, y
de hecho, que yo supiera, esa era la primera vez que utilizaba en s� misma aquel
aparato. Con �l completamente introducido en su ano, se puso junto a m�, en la
misma posici�n que me �l me hab�a colocado: boca abajo con el culo levantado.
Ella empez� a besarme y a la vez a acariciarse el trasero de forma sensual y
provocativa hacia mi amante, que ten�a delante de �l los dos cuerpos a su
disposici�n.



Empez� entonces una competici�n sorda entre ella y yo por
conseguir ser el elegido para la penetraci�n. Yo part�a con la ventaja de ser el
receptor de su miembro, pero no contaba con las poderosas armas que puede
desplegar una mujer cuando quiere conseguir algo. Las caricias por su culo se
convirtieron poco a poco en caricias de autosatisfacci�n a las que acompa�aron
enseguida los jadeos, antesala de un nuevo orgasmo. �l estaba siendo atra�do por
esta �treta�: yo notaba como el ritmo de la penetraci�n era cada vez mas r�pido
y que cada empuj�n era mas fuerte que el anterior. Era evidente que la escena
que ella le estaba montando le pon�a como una moto. La culminaci�n lleg� cuando
las caricias en su cl�toris la llevaron al orgasmo con el aparato introducido en
su ano y dej� de convulsionarse como hab�a estado haciendo mientras llegaba a
esa culminaci�n, respir� profundamente y se lo sac� dejando a su vista su
agujero completamente dilatado, lubricado, retando en silencio a mi amante para
que intentara resistirse a la tentaci�n de penetrarlo.



Yo estaba deseando que �l se corriera dentro de m�, como
sol�a hacer cuando manten�amos relaciones y tambi�n sab�a que la posibilidad de
repetir en una misma sesi�n hab�a quedado olvidada en la juventud ya gastada. Si
la penetraba a ella era inevitable que terminara derram�ndose, priv�ndome a m�
de ese goce.



==============


Hasta aqu� el cuento. Todo cuento tiene que tener un final,
pero no se cu�l elegir para este. La persona que por casualidad pueda llegar a
leer estas hojas pude terminarlo, despu�s de alargarlo lo que desea (aunque debe
pensar que a esta altura del cuento los tres estamos ya a punto de llegar a la
culminaci�n de la org�a, y que no deber�a de hacernos actuar mucho mas, sino
propiciar una resoluci�n a este momento de tan alta tensi�n sexual...). Las
contribuciones pueden dirigirse a
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
de lo que les quedar� muy



Besos




Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .



Número de votos: 0
Media de votos: 0


Relato: Cuento incompleto
Leida: 1254veces
Tiempo de lectura: 11minuto/s





Participa en la web








Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Afiliados



























mi hijita de 9 añitos relatomasajes lésbicosrelatos eróticos madre hijomi ginecologo me chantajea relatorelatos eroticos intercambiosrelato porno el suegro calientehistorias de sexo duro con imágenesporno relato en mi fiesta de 15 relatos heroticos con el electricista contado por mujeresme cogi ami hijarelatos eroticos una recien casada insatisfechalike relatos eroticos mi yenrno me cojio y me encanto Relatos eroticos gratis la mujer del trabajador de la fincacogiendo a mi hermanito relatos xxxvideo porno inceto entre familiawww..comrelatos eroticos mama paque te masturbas a qui esta tu hijaRelato de como me cogi por el culo ami comadre depues de una fiesta dormidaterribles torturas de huevos pornorelatos eroticos de vilacion gaypeticion de mi hijo relatos eroticosmi hijita de 9 añitos relatorelato eroico madrastraNuevos relatos de cachondeo descubri el secreto de mi sobrinaRElato porno en la entrevista de trabajorelato porno con sobrinastodorelatoaconfeciones d hija y madrr culiando con su papa x el culogay relatos esclavitud forzada y video pollon folla culo gaymi hijita de 9 añitos relatoRelatos gays trio con mi padrastromi sobrinita de 12,relatos relato porno folle a mi madre creyendo que era mi esposaRelato erotico mi hijastra se accidentorelato me gusta comerme la picha grande de mi yernoabuela pezones relatosemen en las piernas de la nena relatospornoRelato de mí hijo me violosi no tenes para la leche yo te doy relato eróticobdlol.ru espaditasrelatos le meti mi verga grande y gruesa a mi hermanaMi primera vez con mi vecinome cojieron cuando huerfana relatosdos maduras con jovenrelato erotico El Increíble Hijo de Mama VickyRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezminieta meacosaxxxporno gordosRelatos de insesto gaysRelatos me estoy cojiendo atodas mis vesinitas q son putonasrelatos eroticos mi sobrina dormidaRelatos eroticos nietas/relato40717_cogi-con-viejos-por-caliente-.htmlnietas follando con sus abuelosrelato me lo cogí por el culo a los 8relatos eroticos follando a una inocenterelatos xxx incesto mis nietitas juguetonasrelatos porno real moldeando a mi hija pequeñaRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelatos eróticos hombres que han desvirgado culitos gaysrelato erotico la paleta de mi papárelatos cuentos porno bdlol.ru Todo en familiaRelatos porno Gay el portero relato caliente violada por mi hijorelatos porno de narutohistorias eroticas de nenas de 10 gratismonjas pornoIncesto con la abuela relatadosrelato porno sin tabucojiendo con my nieta relatosme follo a mi hijolos caliente relato de incesto con toda la familiafollan a mi esposarelatos de sexo o porno con mi hijarelatos xxx soy niñerarelatos de anal doloroso xxxrelato eroticono consentido 11relato sexo con la señora gordarelatos eroticos papiIncesto con la abuela relatadosporbo durohistorias de convento pornorelatos filiales xxxRelatos porn ay papiirelatos de jovencitas desvirgadas por el culo por hombres de vergas enormes en taxisrelatos cuentos porno bdlol.ru incestorelatos porno arrincone a la vecinadelicias en familia completo pornorelatoMe follaron mis alumnos relatos eróticos relato porno de diana con perromisrelatosporno mi sobrina me lo chupo