Era una ma�ana tranquila y gris, como tantas tenemos en mexico.
Yo lavaba,
pensando en mis sue�os, los vasos en el fregadero, cuando escuch� la voz
quebrada de mi padre. - Ni�o, �no es hoy el �ltimo d�a para pagar el recibo de
la luz?. - Creo que si pap�, pero el volante est� en la casa. - Toma 300 pesos,
ve a recogerlo y le llegas a la oficina del municipio a pagarlo, me dijo mi
padre con su temperamento habitual. - �Espero a que vuelva tito, le pregunt�
mientras empezaba a quitarme el delantal, para que no te quedes s�lo?. - No,
ll�gale ahora. Son las doce y media y la ventanilla de pagos cierra a la una. Tu
t�o igual tarda cinco minutos que una hora.
Me puse la chamarra y me fui para mi
casa que est� cerca. El bar es propiedad de mi padre y su hermano Alberto, pero
en la pr�ctica, aunque los tres estamos en el bar, todo el trabajo recae sobre
m�. Al llegar a mi casa, no encontr� la llave escondida en el sitio habitual.
As� que me fui por un lateral de la casa hacia la puerta de atr�s que
normalmente est� abierta.
Al pasar por la ventana del dormitorio de mis padres,
una escena me dio un fogonazo. No cre� ver lo que hab�a visto. Volv� hacia atr�s
y mire de nuevo. Nati, mi madre, estaba de rodillas en el suelo, chup�ndole la
verga a un hombre. No me lo pod�a creer. Como la ventana estaba entornada, me
acerqu� despacito y pod�a verlos perfectamente sin que ellos me vieran a m�. -
Sigue Nati, le dijo �l, lo haces de miedo.
Al escuchar esa voz, r�pidamente la
reconoc�. Se trataba de mi t�o Alberto. Por fin descubr�a a donde iba cuando a
media ma�ana dec�a que iba a hacer "no s� que". Mi madre continuaba de rodillas,
mam�ndole la verga, con unas ganas y un deseo como nunca hab�a visto antes en
una mujer.
Parec�a una puta. Mi t�o, le quit� bruscamente el brasier y empez� a
restregarle la verga por las tetas. Pero mi madre, como una puta barata, volv�a
a buscar la verga con su boca y a met�rsela de nuevo hasta la empu�adura. Mi
t�o, la cogi� de los brazos y la oblig� a levantarse. Me di cuenta entonces que
solo llevaba puesto un corpi�o oscuro, abotanado por delante, que le resaltaban
los pechos. Me sorprendi� la enorme mata de pelo que le sobresal�a por debajo.
Sent� una desaz�n en el est�mago y me sent�a mareado. En un segundo, mi vida
hab�a dado un vuelco tremendo. Pens� en el pobre de mi padre, solo en el bar,
ajeno a lo que all� estaba ocurriendo.
Y me dio asco de Nati. Era lo �ltimo que
yo me pod�a imaginar de ella. No tan solo por el adulterio, sino por la forma
tan desvergonzada de su comportamiento. Mi t�o, le di� la vuelta y le peg� un
golpecito en la espalda. Ella, al sentir el golpe, como una aut�mata, apoy� sus
brazos en la cama y se qued� encorvada, como una punta, con el culo en pompas
dirigido hacia �l.
En esa postura, agarr�ndole el culo con ambas manos, se la
meti� de un trallazo, cogiendosela salvajemente, mientras le dec�a
despectivamente, en cada una de las arremetidas: -�Toma puta que eres una puta!.
Los tenia enfrente m�a y ve�a perfectamente los pechos de mi madre
balance�ndose, al un�sono, de atr�s adelante, al comp�s de los empellones de mi
t�o. Ella estaba con la cabeza agachada y no podia ver la expresi�n de su cara,
pero si veia la de mi t�o y comprend�, por su gesto desencajado, que se estaba
corriendo en ese momento. Cuando termin�, le dio un peque�o empuj�n y ella se
ech� en la cama boca arriba.
Me extra�� la rudeza de mi t�o y la sumisi�n, casi
humillante, de ella. El se limpi� rapidamente con un clinex que cogi� encima de
la mesilla de noche. Se subi� los pantalones y sin mirarla siquiera, le dijo,
"me voy con el cabr�n de tu marido". Cogi� las llaves y sali� pitando. Al
momento, sent� cerrarse la puerta de la casa y poco despu�s, el chirrido t�pico
de la verja del jard�n. Mi madre segu�a tumbada en la cama, inm�vil, con los
ojos cerrados y las piernas ligeramente abiertas, totalmente ajena a mi
presencia. Indignado y lleno de ira, entr� en la casa y me fui al dormitorio.
Ella segu�a en la cama y parec�a dormida. Me qued� observ�ndola detenidamente,
sin hacer ning�n ruido.
Nunca antes hab�a visto a mi madre desnuda. Ni siquiera
recordaba haberle visto las piernas. Siempre llevaba vestidos largos, y en el
tiempo que la conoc�a, nunca hab�amos ido a la playa o a la piscina. Siempre
habiamos llevado una vida muy tranquila y mon�tona, de la casa al bar y del bar
a la casa.
Y a decir verdad, no recordaba ningun gesto cari�oso de mi padre
hacia ella. Me sorprendi� lo bien que se conservaba a pesar de sus a�os. Nunca
me imagin�, que bajo los vestidos holgados que siempre usaba, se ocultara un
cuerpo tan prieto y macizo. Se la ve�a rellenita, con unas impresionantes tetas
y unos muslos rollizos y apretados. Me qued� un rato contempl�ndola.
Un hilillo de semen brotaba entre la abundante mata de pelos
negros y discurr�a por la ingle para caer en la s�bana. Ella, de pronto, abri�
los ojos y al verme, dio un grito y se puso roja como un tomate. Intent� taparse
con un trozo de colcha los pechos, mientras me gritaba "�vete! �vete!". - Lo he
visto todo, le dije muy serio y solemne. Ella, al escuchar mis palabras, muerta
de verg�enza, se tap� la cara con las dos manos, olvid�ndose de sus pechos que
quedaron de nuevo al desnudo.
Rompi� a llorar hist�ricamente y empez� a
golpearse la cabeza con la cabecera met�lica de la cama. Su violenta reacci�n me
desconcert�. Pens� que pod�a hacerse da�o o cometer cualquier barbaridad. No te
preocupes mam�, le dije atemorrizado, en un tono m�s amable, ser� discreto y no
tendr�s problemas por mi culpa. Mi madre segu�a llorando desesperadamente y
empez� a ara�arse la cara, en un ataque de histeria. Me acerqu� rapidamente a
ella y le cog� fuertemente los brazos para que no se lastimara. No se atrev�a a
mirarme. Por pudor, escond�a la cara entre la almohada. La consol� dici�ndole
que era mayorcita y pod�a hacer con su cuerpo lo que quisiera. Pero mis palabras
no hac�an el efecto deseado, sino todo lo contrario y ella segu�a de mal en
peor, con un llanto desesperado e intentando que la soltara. La abrac�, cosa que
no hac�a nunca, y le dije que no se preocupara. Que no iba a pasar nada.
Ella
balbuceaba "quiero morirme, quiero morirme" y segu�a llorando, muy acongojada.
Me sent� junto a ella y de vez en cuando, le dec�a que se calmara, que no pasaba
nada. Empez� a decirme, muy bajito y con voz entrecortada, que hacia muchos a�os
que mi padre no manten�a relaciones. Que ella era una mujer aun joven y no pod�a
vivir as�. Que mi t�o se dio cuenta de su calentura y estaba siempre detr�s de
ella atosig�ndola con roces y nalgadas en el culo. Un dia, la arrincon� en la
despensa y le dio un beso en la boca. Ella, en principio se resisti�, pero el
insisti� y ella se puso como un flan y se dej� llevar. Y desde entonces, la
visitaba casi todas las ma�anas, utiliz�ndola como una mu�eca.
Hab�a intentado
cortar en varias ocasiones, pero �l la amenazaba con cont�rserlo a mi padre. No
llevarle la contraria, pero la escena que yo habia visto momentos antes, de
ningun modo hacia pensar que ella lo estaba haciendo a disgusto, sino todo lo
contrario. Poco a poco, se fue tranquilizando y yo, inocentemente, comenc� a
acariciarle suavemente la espalda para consolarla.
Pero la sensaci�n que sent�
al tocarla fue extra�a y el hecho de tenerla tan cerca desnuda, empez� a
excitarme. Tal vez influy� tambien la escena tan fuerte que hab�a visto antes
con mi t�o y el comportamiento tan excitado que habia visto en mi madre, y
porque no, el hecho de que yo, a pesar de tener ya 20 a�o, a�n era virgen y ni
siquiera habia besado antes a una mujer. Al rato, incoscientemente, baj� la mano
por su costado y acarici� su muslo izquierdo, por la parte exterior. Mi madre
segu�a hablando sin parar, cont�ndome cosas de mi padre, de todo lo que llevaba
sufrido, sin darle importancia a mi mano. Pero yo, al sentir el calor de su
muslo, ya no escuchaba sus palabras y el coraz�n me lat�a fuertemente. Cada vez
me notaba mas excitado y sent�a como mi verga se estaba endureciendo y
poni�ndose enorme. Totalmente lanzado, cambi� la mano y la puse en el otro
muslo, cerca de su monte de venus.
Ella entonces dio un brinco y retir� la
pierna. Pero yo estaba decidido a todo y con una fuerza irrefrenable por vengar
a mi padre. La abrac� muy fuerte enlaz�ndola con mis dos brazos y le puse una
pierna encima de la suya para inmovilizarla. Ella se qued� imp�vida y el
silencio lleno la habitaci�n. Yo creo que en ese momento se dio cuenta de cuales
eran mis intenciones y no supo, no pudo o no quizo reaccionar. Tremendamente
excitado, sub� la mano hasta tocarle la panocha.
Ella, con voz entrecortada,
empez� a repetir continuamente, "no, no..." pero yo coninue con el juego,
acariciandolo por fuera, rozando suavemente, con la palma de mi mano, su
abundante pelambrera. Estaba muy h�medo y eso me excit� a�n m�s. Le met�
delicadamente el dedo pulgar que entr� sin dificultad, "no, por favor, no por
favor", no dejada de decir ella, nerviosa e intranquila. Tenia la pucha
totalmente encharcada lloreando. Parecia como si estuviera lubricado y adem�s
desprend�a mucho calor. Al meterle el dedo pulgar, mi madre dio un peque�o
suspiro, cerr� los ojos y ech� la cabeza para atr�s, y se quedo callada como una
estatua.
Comprend� que era una mujer muy sensible y ardiente y que estaba
totalmente entregada. Que cuando se la tocaba, se derret�a y no pod�a
controlarse. No comprend�a como mi padre no se hab�a dado cuenta de eso y la
tenia tan abandonada. Quiz�s es que el pobre, por su edad, ya no pod�a. Pero
pod�a haber acudido a otros m�todos como la lengua o los dedos. Yo estaba
alterado, como loco, fuera de s�. Me baj� el zipper del pantal�n y no sin
trabajo, me saqu� la verga con una mano. Estaba enorme, como nunca y dura como
una piedra.
Dispuesto a todo, me puse encima de ella, con la verga en mi mano,
buscando su pucha. Al rozar mi glande con sus labios h�medos, sent� un placer
enorme que se convirti� en una descarga inmensa, cuando entr� entera, hasta el
fondo, sin apenas esfuerzo. Era romper un tab�, traspasar una puerta cerrada. Mi
verga estaba inmensa, grande y dur�sima. Empec� a cogermela con fuerza, pero
lentamente. Ella segu�a sin mirarme a la cara, pero en su expresi�n y sus
gemidos not� que estaba excitad�sima. A los pocos minutos, alcanz� un tremendo
orgasmo, y mientras se ven�a, comenz� a balancear sus tetas de lado a lado y a
susurrar "sigue..., sigue...", con la boca abierta y la voz entrecortada, como
si le faltara el aire. Al primer orgasmos, le siguieron otros dos, casi
seguidos.
Nos dimos varias vueltas en la cama abrazados y sin sacar la verga. En
una de esas vueltas, mi madre se qued� encima m�a. Se sent� en cuclillas, cogi�
mi verga con sus manos y empez� a hacerme la mamada mas excitante de mi vida.
Estaba fuera de s�, con los ojos salidos por el llanto y el deseo. Yo ard�a de
placer viendo a mi madre chup�rmela, con aquellas ganas y aquel �mpetu
desmedido. Estaba enloquecida. Mientras, yo empec� a acariciarle las tetas y le
cog�a con fuerza su culo, su enorme culo de cincuentona. Sin yo decirle nada, se
la volvi� a meter en su pucha. Se ve�a que la echaba de menos y comenz�, a subir y a bajar fren�ticamente. Estaba pr�cticamente sentada
encima m�a, y podia contemplar el esplendor de su cuerpo. La cabeza la tenia
echada hacia atr�s, y su cara, con la boca completamente abierta y los ojos
cerrados, denotaban el placer tan grande que estaba sintiendo. Los pechos, sus
voluptuosos pechos, sub�an y bajaban al un�sono de sus movimientos.
De pronto,
empez� a gritar, a dar fuertes gemidos y a llorar como una ni�a, en un orgasmo
largo, que fue in crescendo hasta llegar al �xtasis. Cuando sinti� que yo
tambi�n me corr�a, aumento el ritmo y comenz� a decir "ya est�... ya est�..."
satisfecha porque yo descargara en su pucha y deseosa por llegar al final y
descansar.
Cuando not� que yo hab�a terminado, me cubri� de besos todo el
cuerpo, comenzando pies y terminando con un fuerte y largo beso en la boca.
Me
abraz� fuertemente y as� nos quedamos un buen rato, totalmente agotados,
extenuados por la tensi�n y el placer, hasta quedarnos dormidos. Como te puedes
imaginar, no pude pagar el recibo de la luz . . .
Les envio estas fotos para que se echen un taco de ojo y vean que es solo mia.