Cuando conoc� a Daisy estaba ya harto de ligues de una noche
o una semana. Llevaba ya un par de a�os sin una pareja estable, depredando
quincea�eras en las discotecas y sent�a que me faltaba algo.
Daisy lo ten�a todo para ser la chica de mi vida. Una chica
ecuatoriana que estudiaba pedagog�a en mi ciudad, santiago. Mulatita con una
piel tostada, preciosa, de ojos enormes y una sonrisa de angel. Bajita y con
unas formas de esc�ndalo, ese tipo de chicas en las que los cinco o seis kilos
de "sobrepeso" se reparten entre los pechos y las caderas en una forma tan
sensual que uno se da cuenta de que no falta ni sobra nada.
Empezamos a salir y todo iba bien, yo estaba ilusionado y
ella era una dulzura de ni�a. Pero entonces surgi� un contratiempo, ya que en el
terreno sexual mi chica era un desastre, cortada, puritana y reprimida. Para
ella s�lo exist�a la postura del misionero y con la luz apagada, me miraba con
cara de asco cuando le suger�a el comerle el co�o, no hablemos ya de que me
hiciera una mamada ella a m�.
Eso me dio un tremendo baj�n. Me estaba enamorando de esta
chica, pero no estaba dispuesto a renunciar a lo que yo entiendo que debe ser el
sexo. Y no sab�a que hacer hasta que habl� con un amigo.
Mi amigo Luis era un estudiante de psicolog�a que estaba
obsesionado con la hipnosis. Cuando supo de mi problema me dijo que podr�a
ayudarme. Yo le pregunt�, muy incr�dulo, si con unos pases m�gicos iba a
convertir a mi novia en una pantera sexual.
-No -me dijo. No es magia sino algo totalmente serio, y har�n
falta m�s que dos y m�s que tres sesiones para obtener resultados, porque seguro
que est� sujeta a unas inhibiciones muy fuertes y habr� que trabajar poco a
poco. Pero si quieres intentarlo te garantizo resultados espectaculares.
Ahora solo faltaba un excusa para que mi chica se dejara
hipnotizar. Pero un par de d�as despu�s, paseando por la zona de la catedral,
ella perdi� el resuello subiendo las escaleras de la plaza y dijo que deber�a
dejar de fumar pero que no ten�a la suficiente fuerza de voluntad.
A m� se me iluminaron los ojos y le dije que un amigo m�o
pod�a ayudarla con eso. No costaba nada probar, y en fin, que si realmente
quer�a dejarlo, parec�a una forma f�cil y r�pida. Ella acept� sin sospechar
nada.
La primera sesi�n tuvo lugar una semana m�s tarde. Luis
indic� Daisy que se tendiera en el sof� e hizo que se concentrara en su
respiraci�n, que se hizo progresivamente m�s lenta e intensa, mientras el la iba
llevando a un estado de consciencia m�s profundo.
Desde luego, para nada se mencion� la palabra "tabaco" en la
sesi�n.
Lo que hizo Luis fue obligar a Daisy a visualizar una polla.
Que dijera la propia palabra "polla" ya fue un reto, estaba claro que mi novia
ten�a una represi�n tremenda.
Luego le fue describiendo una polla erecta, palpitante, le
dijo que ella la deseaba.
Que se mor�a de ganas de lamerla y met�rsela en la boca.
Repiti� el condicionamiento una y otra vez, le hizo
experimentar mentalmente su textura, su olor, su sabor, su calor, y le dijo que
para ella el mamar una verga era lo mejor del mundo. Las ultimas palabras, que
le obligaba a repetir, fueron : "Cuando vea una polla desear� m�s que nada en el
mundo mamarla y tragar todo lo que salga de ella".
Luego la sac� de la hipnosis, no sin antes decirle que todas
sus palabras quedar�an dentro de ella, trabajando en su mente sin que fuera
consciente de ello.
Como mi amigo me dijo, al principio no se notaron grandes
cambios. Como mucho mi chica se avino a lubricar mi polla con la boca antes de
ponerme el cond�n para follarla, pero poco m�s.
Sin embargo, con el tiempo fue perdiendo todas sus
reticencias. Por cierto, que su adicci�n al tabaco se cur� mucho antes que su
mojigater�a, supongo que porque ella quer�a realmente dejar de fumar.
Despu�s de la cuarta sesi�n se produjo el cambio definitivo.
En los proleg�menos de nuestro mon�tono y rutinario polvo nocturno, al
desnudarme, los ojos de Daisy se quedaron clavados en mi polla.
Avanz� gateando por la cama, como una tigresa. Salivaba. Yo
me d� cuenta de que las sesiones de Luis por fin hab�an surtido efecto y me puse
en el borde de la cama.
-Te voy a ense�ar a mamar, Daisy. Vas a aprender como
com�rsela a un hombre.
-Si, si.
-Haz todo lo que te diga, primero arrod�llate en el suelo,
junto a la cama. Para mamar, siempre tienes que sacarte las tetas, a los hombres
nos gusta mirarlas mientras nos la chupan.
Bien, ahora l�mela, as�, eso es, de arriba abajo, hasta que
la cubras toda de saliva. Ahora m�tela en la boca y chupa cada vez m�s fuerte...
as�, amor... dios, que bien.. mientras... paj�ame con la mano, as�, cielo, chupa
m�s fuerte...
Daisy se entregaba con fruici�n, daba sonoros chupetones y su
cabeza y su mano se mov�an cada vez m�s deprisa. Adem�s sus gemidos y murmullos
de placer indicaban que estaba disfrutando casi tanto como yo.
Me ech� hacia atr�s en la cama, disfrutando del momento. Por
fin ten�a a la chica de mis sue�os, y haciendo lo que yo quer�a.
Cuando me volv� a incorporar, la visi�n de sus enormes tetas
morenas bambole�ndose y mi verga desapareciendo una y otra vez en su boquita,
fue demasiado para m� y supe que me iba a correr;
-Sep�rate, cielo, quiero correrme en tu boca pero viendo el
chorro, paj�ame pero mant�n la punta del capullo en tu lengua extendida, as�,
as�, as�... aaahhhh... La corrida fue inmensa, ve�a como los borbotones de lefa
blanca ca�an en la piel morena de Daisy , que se esforzaba por recoger todo lo
que pod�a con la boca, pero el chorro era tan intenso que su boca , su cara y
sus tetas se mancharon con la lluvia blanca.
Hab�a sido una mamada brutal y como premio estuve cuidando de
mi ni�a toda la noche, con masajes, haci�ndole el amor durante m�s de una hora y
cubri�ndola de besos. Era feliz.
Esta historia no acaba aqu�.
No hubo m�s sesiones de hipnosis, pero si que quedamos alg�n
d�a para salir con mi amigo Luis, al que agradec� su ayuda y le asegur� que su
trabajo hab�a sido excelente.
Est�bamos en una discoteca llamada Apolo, y me d� cuenta de
que mi chica se retrasaba mucho en el ba�o. Pensando que estar�a mal por la
bebida, me acerque a los servicios y pregunt� a una chica, sin entrar, si hab�a
alguna chica mulatita mareada o algo all� dentro, y me dijo que no.
Pero entonces me llam� la atenci�n la algarab�a en el
servicio de chicos, que estaba al lado, que me pareci� excesiva incluso para una
discoteca un jueves por la noche.
Entr� y la visi�n me dej� petrificado.
Daisy estaba arrodillada en el suelo del servicio, su blusa
desabrochada y sus grandes tetas morenas al aire. Su pelo, su cara, su pecho,
toda ella estaba cubierta de r�os de semen mientras delante de ella una docena
de t�os o m�s hac�an cola para met�rsela en la boca.
Dos t�os con los pantalones en las rodillas la sujetaban del
pelo emplastecido de lefa mientras la insultaban .
Ella pajeaba sus dos pollas a la vez, alternando las
chupadas, hasta que se corr�an. Mientras lo hac�a no paraba de sacudir su culo,
de la forma en la que hace cuando se corre. La muy guarra estaba teniendo un
orgasmo tras otro sin que nadie la tocara... Hab�a que ver las expresiones, las
miradas, las palabras de todos aquellos machos deseosos de descargar sobre la
preciosidad morena. Era un espect�culo bestial y salvaje.
El que se qued� hipnotizado esta vez fui yo. Ve�a a mi novia
hecha una puta, mamando como una desesperada, y segu�an llegando t�os, uno tras
otro. La mayor�a acaba enseguida, la visi�n de una mulatita tan linda y tan
emputecida, cubierta de lefa de pies a cabeza, era tremenda, pero si eso no
bastaba, el frenes� con el que chupaba, sus aullidos de placer y sus contoneos
org�smicos hac�an el resto, y pronto otro chorret�n de c�lido semen se a�ad�a a
la marea blanca que cubr�a a mi novia.
De pronto, uno m�s borracho o m�s pervertido que el resto
dirigi� su polla a la cara de Daisy y le dijo, a ver si tragas esto, putita.
Luego empez� a mearse encima de Daisy.
Ya est�, pens�. Por esto si que no va a pasar, es demasiado
fuerte. El hechizo se romper� y mi chica se dar� cuenta de lo bajo que ha ca�do.
Pero no.
Daisy abr�a la boca y recog�a la orina del tio, mientras
segu�a pajeando otras dos pollas. Yo ve�a la meada arrastrando los cuajarones de
leche de su cuerpo, empapando su ropa. Tuve una visi�n fugaz de la boca de mi
novia llena de meada, como una piscina y de s�bito ella tragaba y todo aquel pis
bajaba por su garganta con un jadeo de satisfacci�n. Entonces record� la frase
de mi amigo Luis en las sesiones "Cuando vea una polla desear� m�s que nada en
el mundo mamarla y tragar todo lo que salga de ella".. y supe que la noche iba a
ser a�n muy larga para mi chica.
M�s tios llegaron para mearla, otros iban ya por la segunda o
tercera mamada y mi novia estaba en el medio de un mar de orina y semen,
exhausta pero sin poder dejar de mamar ni de tragar todo lo que sal�a de
aquellas vergas.
Me fui.
Dej� a mi chica en su frenes� chupador en los ba�os de la
discoteca y no volv� a saber m�s de ella, supongo que ella estaba demasiado
avergonzada y yo no pod�a simplemente volver a besar aquellos labios tan bonitos
sin pensar en lo que hab�a visto, una horda de machos en celo us�ndola como
urinario y recipiente para descargar sus lefazos.
As� acab� nuestra historia.