RELATOS VERDADEROS (Primera parte)
Mi vida sexual hasta los 10 a�os de edad
Marcelo, ese soy yo y ahora a mis poco m�s de 50 a�os pienso
y recuerdo todo mi recorrido sexual del cual me siento bien, ciertamente
satisfecho y creo que he gozado y experimentado aunque confieso me hubiera
gustado que mi vida sexual sea m�s intensa y variada. No siento arrepentimiento
de todo lo que he hecho y seguramente lo volver�a a repetir si volviera a vivir,
pero con m�s cuidado para no cometer los errores que me costaron el divorcio.
Aquel goce que la naturaleza nos proporciona es maravilloso y definitivamente
que sin el, creo que tendr�amos una existencia bastante aburrida. No me quejo ya
que he disfrutado plenamente del sexo como lo sigo haciendo hasta ahora.
Me he atrevido a escribir mis historias desde que empec� a
practicar el sexo en mi edad inocente, as� que por eso los llamo Relatos
Verdaderos y creo que mis vivencias y experiencias son tan vastas, que no
necesitan ser imaginadas, s�lo necesito hacer un poquito de memoria para
ponerlas en su conocimiento.
Mis relatos verdaderos se van a particionar en varios
cap�tulos ya que es la �nica forma en que no se pierdan detalles, recuerden que
el que mucho abarca poco aprieta.
Soy muy hombre y de eso no me cabe la menor duda, no me
atraen los hombres y me causa fastidio de pensar en que pudiera estar encamado
con uno, pero creo que hay excepciones en la mente que despu�s comentar�, me
encantan las mujeres, sobre todo las m�s j�venes pero si de maduras se trata
pues simplemente tambi�n me gusta y gustar�a entrarle. Lo que me atrae de una
mujer es su fogocidad, que sea ardiente, atrevida y grosera en la cama, pedilona
de pene y que haga y le hagan lo que nos venga a la imaginaci�n. Disfruto mucho
de una concha bien mojadita que reciba mi pene complacientemente as� que no me
pongo muy exigente cuando se trata de tirar con una mujer, por la concha, el
culo o la boca.
Les narrar� mis experiencias hasta los 10 a�os de edad, hasta
los veinte, hasta los 25, hasta los 35, hasta los 40, hasta los 50 y por �ltimo,
pasado los 50.
Relatos Verdaderos (primera parte) comprende mis experiencias
hasta los primeros 10 primeros a�os de vida.
Desgraciadamente, mi primera experiencia er�tica la tuve a
los 7 a�os con mi t�o, experiencia que recuerdo fue sin goce, sin excitaci�n ni
nada que se le parezca, simplemente paso tres veces. A esa edad viv�a con mis
padres y mis hermanos en una quinta o condominio en donde exist�an cuatro
departamentos. En uno de ellos viv�a un t�o de unos 20 a�os. Este pendejo
soltero y seguramente pajero empedernido viv�a aguantado, vaya a saber uno qu�
fantas�as cruzaban por su mente cuando pens� en realizar pendejadas con su
sobrino.
Esto sucedi� un d�a en el que yo miraba los arreglos que
hac�a en su departamento, al terminar de arreglar sus cortinas, me invit� a
pasar a su cuarto, el tipo estaba s�lo y muy excitado lo que con el tiempo pude
saber, as� que el hijo de puta este como no ten�a a qui�n y con quien satisfacer
algo de sus instintos, lo hizo conmigo.
Entr� a su dormitorio y cerr� la puerta detr�s de m�, yo
hasta ese momento no sab�a qu� es lo que pasaba. Luego me ofreci� regalarme unos
caramelos si le obedec�a los que dicho sea de paso nunca me los lleg� a dar.
Para conseguirlos, ten�a que acceder a hacer lo que el me
ped�a as� que me dijo que me siente en sus piernas y que despu�s me los dar�a.
Acto seguido este hijo de su madre empez� a besarme en la boca desesperadamente,
meti�ndome la lengua y seguramente pensando que besaba a una mujer, no fue m�s
all�, no me toco el culo ni el pene, s�lo me besaba el muy hijo de puta.
Cada una de las tres veces que este acto se repiti�,
simplemente me limitaba a mirar alrededor sin saber qu� es lo que pasaba. Esta
experiencia como dije no me fue nada gratificante ni sent� ning�n efecto en mi
cuerpo, s�lo sucedi� como quien se tiene que hacer un encargo y nada m�s.
Agradezco que esta experiencia no me haya volteado los gustos a marica.
Lo que vino luego s� fue estimulante para mi. Yo con 7 a�os y
mi hermano con 8, Ten�amos dos hermanas vecinitas muy traviesas, Rosa de 10 a�os
y Giorginia de 11 que parece hab�an visto actividad sexual por su comportamiento
con nosotros.
Con estas ni�as hicimos amistad y por las noches entraban a
jugar al condominio en el que viv�amos. De los primeros juegos de ni�os pasaron
al poco tiempo a una relaci�n m�s directa, m�s �ntima. La primera noche de estas
relaciones sin mediar pregunta alguna, ambas hermanas nos llevaron a un cuartito
obscuro del condominio, era un dep�sito que no ten�a luz, yo entr� de la mano de
Giorginia y mi hermano lo hizo con Rosa.
Dentro, completamente a obscuras Giorginia se peg� a mi
pecho. Sent� su caliente respiraci�n en mi cara y un ligero jadeo de su parte.
Esper� a ver qu� es lo que suceder�a d�ndole a ella toda la autoridad para que
dirija y haga lo que quer�a hacer. Al rato de estar sintiendo el calor de su
cuerpo cerca al m�o me abraz� por el cuello y empez� a besarme con una habilidad
que ya mayor, pude preguntarme con conocimiento de causa qui�n ser�a el que
estaba abusando de esta chica para ense�arle a besar as�.
Me qued� absorto sintiendo las sensaciones y emociones que
podr�an producir en mi esos besos apasionados de Giorginia, en el transcurrir
del hecho, las comparaba con los besos del t�o pero definitivamente no ten�an
punto de comparaci�n, estos labios s� me atra�an, eran experimentados, suaves y
sobre todo de una mujer, recorr�a mis labios con pasi�n y su lengua lam�a y
relam�a mi boca de arriba hacia abajo, entraba y sal�a de mi boca con deseos de
ser chupada. Yo a pesar de mi edad, respond�a a sus est�mulos y le met�a la
lengua a la boca y mord�a sus labios, que la encend�an m�s.
No pod�a sentir ninguna sensaci�n er�tica, s�lo estudiaba las
emociones que podr�an producirme. Mi erotismo a�n no desarrollaba y estas
experiencias lo estaban despertando antes de tiempo, no era su momento pero ya
tocar�an a mi puerta.
Confieso que ese primer encuentro bucal si bien no caus� la
excitaci�n de un hombre maduro sexualmente, me gust� m�s de lo que se pueda
imaginar. Sent�a sus labios en los m�os y como primera experiencia con una
mujer, para mi fue muy grato y permanece inborrable en mi mente.
Los besos segu�an y no ten�an cuando parar, empec� a cansarme
de la posici�n y los labios empezaron a dolerme, pero ella lejos de disminuir su
pasi�n segu�a y segu�a con m�s intensidad gozando de mi boca. Mi aburrimiento
cambi� bruscamente a un fuerte inter�s, cuando Giorginia me ense�� algo
maravilloso que nunca me hab�a imaginado que pod�a hacerse, sin apartar sus
labios de los m�os me agarr� las manos y se las llev� a sus caderas y me dijo:
ag�rrame y sigui� bes�ndome y relami�ndome los labios. Me qued� imp�vido s�lo
tocando sus caderas, pero ella quer�a m�s as� que tom� nuevamente mis manos, las
introdujo en sus nalgas debajo de su calz�n o bragas como dicen en Espa�a, esa
piel suave y ese culo duro y redondito, me inquiet�. Me qued� hecho un est�pido
sob�ndole las nalgas pero ella quer�a m�s que eso.
La mocosa esta de 11 a�os, agarr� mi mano derecha y el dedo
medio y se lo meti� en el culo, si en el culo agach�ndose un poquito para que le
penetre el dedo lo m�s que se pueda. Con mis siete a�os entend� perfectamente lo
que quer�a, as� que le met� el dedo lo m�s que pude y la pendeja gem�a y se
mov�a mientras mordisqueba mis labios y me ped�a m�s. Yo sinceramente no entend�
a�n el goce, esto es, a�n no despertaba en mi el deseo y el placer sexual, lo
�nico que he sacado en claro ahora, es el porqu� me gusta tanto tirar a una
mujer y meterle el dedo en el culo mientras lo hago.
Esta chica a sus once a�os, ya hab�a tenido oportunidad de
sentir las emociones que le produc�a explorar su cuerpo. Lo que nunca supe es si
alguien se lo hac�a o lo vi� hacer o simplemente ten�a los instintos muy
desarrollados y su cuerpo le ped�a sexo.
As� pasamos cada una de las sesiones que ten�amos casi todas
las noches, pero con mi hermano nos turn�bamos a estas ardientes chiquillas,
cuando me tocaba estar con Rosa, esta s�lo besaba, era Giorginia a quien le
gustaba besar con mi dedo metido en su ojete.
Esta fue una experiencia maravillosa en mi vida de ni�o y
marc�, creo, mi comportamiento sexual para el futuro, ya que despu�s comprend�
porqu� el culo de una mujer me gusta tanto, tocarlo, mirarlo, besarlo, lamerlo,
chuparlo y meterle la lengua una y otra vez antes de tener sexo, me fascina
tener sexo por el culo, ver a una mujer con mi pichula en el culo me excita
mucho.
Pero mis experiencias sexuales de ni�o no quedaron all�,
segu� teniendo experiencias que llegaban a mi sin quererlo, pedirlo o buscarlo.
En uno de los departamentos del condominio, viv�a otro t�o con su hija Cecilia,
una chica preciosa de 14 a�os.
Esta chica se volvi� pendeja porque seg�n me cont�, su padre,
divorciado, la sentaba en sus piernas y la besaba y manoseaba casi todos los
d�as. Esos encuentros incestuosos con el padre le hicieron despertar sus deseos
por el sexo. Carajo, parece que esta familia era de incestuosos.
Pero el ejercicio de su sexualidad tal como ella lo quer�a,
parece no pod�a practicarlo con su padre sino con alguien a quien ella quisiese,
as� que la pendeja me vio a mi como a su v�lvula de escape para practicar sus
deseos abiertamente, hacer lo que quer�a hacer ya que con su padre la acci�n iba
de el a ella m�s no de ella a el.
Cecilia empez� su relaci�n conmigo ense��ndome a fumar, ten�a
yo 8 a�os en esa �poca. No aprend� a fumar, s�lo a ponerme amarillo los dedos de
la nicotina. Para mi el cigarro s�lo fue una monada, una imitaci�n y un seguirle
a sus ense�anzas. Los ni�os siguen a pie puntillas lo que otros le ense�an. Sin
embargo sus ense�anzas posteriores s� fueron de lo m�s interesantes.
Un buen d�a, jugando al pap� y a la mam� me llev� a su cama,
me llev� de la mano hasta su cama y me recost� haciendo ella lo propio. Junt� su
cara a la m�a, yo me sent� algo inc�modo, pareciera que no estaba preparado para
estas relaciones tan seguidas. Pero estando en esa posici�n, empez� bes�ndome en
la boca y llevando mis manos a sus tetas, peque�os y duros bultitos, all� conoc�
y aprend� a conocer lo que era un buen pez�n duro, creo que si hubiera tenido
una erecci�n la hubiera poseido en ese mismo momento. Sent� una nueva sensaci�n,
igual a la experimentada con Giorginia diferente s�lo en que exploraba una nueva
parte femenina.
Esos momentos continuaron varias veces m�s siempre siguiendo
la misma rutina. La cosa mejor� un d�a cuando entr� al ba�o a orinar. Me vio que
la observaba y cerr� la puerta sin seguro por dentro. Por instinto me acerqu� y
abr� la puerta, all� estaba ella sentada orinando, me mir�, se par� y me mostr�
su tremenda mata de pelos en ese precioso pubis, no me qued� m�s que asimilar
que all� hab�an pelos, ello no qued� all� y quiso ense�arme m�s as� que se
volte� y agach�ndose me ense�� el tremendo culo que ten�a, pero se�ores tremendo
culo de chiquilla, hermoso redondo y protuberante. Ver esa belleza me demor� en
asimilarla, s�lo la grab� en mi mente para recordarla para siempre y si que me
marc� para el resto de mi vida. Son las nalgas de la mujer lo primero que miro,
lo primero que agarro y lo primero en donde pongo mi boca.
A�n sin despertar el l�bido ni el deseo por mis cortos a�os,
tuve con Cecilia largas sesiones de besos y manoseo de nalgas y tetas. Lo que no
me explico a�n, es porqu� estas ni�as pendejas no me dieron su conchita para
tocarla. A estas alturas ya era un experto en el cuerpo femenino y el arte de
besar, as� que un d�a de esos jugando con mi hermana, un a�o menor que yo, le
ense�� algunas artes que en el fondo de mi reprimido y confuso sexo quiso salir,
le ense�� el cunilinguis que nunca hab�a visto, escuchado ni menos practicado,
pero que sin embargo mi aguantado sexo me dec�a que deb�a hacerse.
Estando ella parada simplemente le baj� la truza y vi su
rajita , me agach� y empec� a meterle la lengua, ella me dijo qu� me haces y le
dije as� se hace, no se porqu� actu� de esa manera ni porqu� le respond� eso,
simplemente sent� el impulso de lamerle la rajita y sent� un raro y nuevo
placer, con mucha satisfacci�n interior.
Esta relaci�n con mi hermana no se volvi� a repetir, creo que
influy� un problema que tuve con ella y mi madre. A Cecilia y a mi nos vio
bes�ndonos y se lo dijo a mi madre, la cual evidentemente empez� a ejercer un
control sobre mis movimientos que terminaron por distanciarme de mi prima.
Supongo que su padre termin� por hacerla mujer, le perd� el rastro a este
asunto.
Ahora pienso en todas las cosas que pueden suceder al
interior del mundo de los ni�os y nosotros los adultos ni nos enteramos, ni�os
que hacen cosas de grandes porque su naturaleza se lo pide y a veces sin
quererlo, los ayudamos a despertar su curiosidad cuando mostramos el sexo sin
querer, por descuido, o tiramos con jadeo y palabras sin percatarnos si nos
miran o escuchan.
Contin�o mi relato. Contaba con 8 a�os y ya ten�a
experiencias sexuales, claro que las ten�a, adelantadas para mi edad. Estas
experiencias aumentaron en las noches cuando en el silencio de la madrugada,
escuchaba a mis padres tirar con gemidos, jadeos y medias voces de ardiente
pasi�n, eso m�s los recuerdos de mis experiencias sexuales, me creaban una
enorme frustraci�n al no saber qu� hacer para encontrar tranquilidad,
desasosiego, tener una v�lvula de escape que me tranquilice el cuerpo, si
hubiera sabido c�mo darme una paja con eso hubiera bastado, pero no, me qued�
con las terribles ganas de no saber qu� hacer.
Cuando cumpl� los diez a�os, estaba por dejar la primaria en
el Colegio. Esta �poca marc� una etapa superior en mi vida sexual. Les comento.
En el sal�n de clases, chicos mayores que yo se sacaban la pichula, la paraban y
empezaban a masturbarse haciendo alarde de lo rico que se sent�a. Yo miraba sin
comprender lo que hac�an, no entend�a qu� demonios practicaban. No preguntaba
para evitar se burlen de mi y de mi inexperiencia en pajas. Ten�a erecci�n a
solas pero no sab�a que hacer con mi pene para disfrutarlo. No me qued� m�s
remedio que un d�a de esos, encerrarme en el ba�o y empezar a averiguarlo.
Me desnud� y me sent� en la taza del ba�o, sob� mi pichula
con la mano y esta se irgui� dur�sima, empec� a pajearme tal como hab�a visto
que los dem�s chicos hac�an y hoy a�n puedo recordar la enorme satisfacci�n y
placer que sent�a al hacerlo, la sobaba y cada vez el placer era m�s grande,
hasta que poco a poco fui sintiendo un placer que iba creciendo, creciendo y
creciendo, me acercaba al orgasmo y me sent�a desesperado de goce no sab�a lo
que me pasaba pero me gustaba as� que segu� y cuando estaba por llegar al
cl�max, me pare para vacear la leche al suelo, cerr� los ojos y goc�, goc�
tremendamente con mi primer orgasmo, al terminar me qued� parado con los ojos
cerrados hasta que el placer que sent�a termine, luego mir� mi mano y el suelo
para ver la cantidad de leche que hab�a botado y no encontr� nada, simplemente
mis tet�culos no estaban a�n preparados para producir semen, as� que s�lo tuve
el delicioso orgasmo sin eyaculaci�n. Me sent� y con satisfacci�n ve�a como mi
pichula iba bajando mientras lat�a. Por fin descubr� la manera de desahogar, de
liberar mi excitaci�n.
Segu� paje�ndome cada d�a, al llegar del colegio me encerraba
en el ba�o y disfrutaba de mi sexo. Orgasmo si leche, ese era el resultado. Me
volv� un pajero compulsivo y deb�a pajearme a diario para estar tranquilo, una
paja al llegar del colegio en la tarde y otra paja antes de acostarme.
Ac� termina la primera parte de mi vida sexual, mi historia
verdadera primera parte. Les agradecer� sus comentarios.
Si estas experiencia les han parecido aceleradas para un
ni�o, esperen saber lo aceleradas que fueron despu�s.