Yo crec� en un barrio de clase media en San Salvador, y tenia
muchos amigos de mi edad, con quienes nos divert�amos mucho jugando al football,
a las escondidas, al baseball.... etc. Con forme fuimos creciendo nuestra
curiosidad con relaci�n al sexo iba aumentando. �ramos mas o menos un grupo de
12 ni�os y solamente 2 ni�as a quienes eran muy varoniles ya que estaban
acostumbradas a jugar con nosotros.
Cuando nuestras edades oscilaban entre los 13 y 15 a�os,
recibimos la llegada en nuestra colonia, de un hombre solo que compro una casa
muy grande, rodeada de arboles y escondida al fondo una peque�a calle (pasaje).
El era un hombre un tanto misterioso, que sal�a muy poco, pero se ve�a que tenia
mucho dinero ya que manejaba un auto muy lujoso y siempre vest�a con ropa
moderna y elegante. Deb�a tener unos 36 a�os y nos intrigaba mucho el hecho que
viviera solo en una mansi�n de tales dimensiones.
Nosotros sol�amos reunirnos en una antigua casa abandonada
que se encontraba muy cerca de la residencia de este nuevo y apuesto vecino.
Aunque las atracciones que exist�an entre muchos de nosotros eran evidentes,
solo se tocaba el tema de la homosexualidad en bromas y en burlas que nos
hac�amos. Se hab�a convertido en una costumbre el decirnos maricones o culeros
entre nosotros y algunos se tocaban entre si con el pretexto de hacer re�r a los
otros.
Un d�a este hombre se acerco a nuestra guarida, comenz� a
platicar con nosotros, nos dijo que en su casa tenia cervezas y cigarros, y que
estabamos todos invitados. Marlon, Enrrique y el Choco, fueron los primeros en
aventurarse y visitarlo ya que estos tres eran los que presum�an de ser los mas
atrevidos y la idea de ir a tomar con un adulto era suficiente excusa para ir.
Poco a poco, otros de mis amigos fueron decidi�ndose a rendirle visita a este
curioso hombre. Yo fui uno de los �ltimos en ir, ya que por alguna raz�n, este
hombre hab�a despertado toda clase de reacciones y cambios a mis amigos, debo
decir que a la mayor�a de ellos se les notaba mas alegres que de costumbre.
Desde que entre a esa casa me di cuenta que algo raro ocurr�a; mis amigos
llamaban Mr. Drac a este hombre y lo trataban como a un rey.
Cuando yo llegue, Mr Drac aun tenia puestos sus zapatos, sin
embargo not� que mis compa�eros portaban todos sandalias de mujer de marca
"succes", muy comunes entre las sirvientas de El Salvador en esa �poca. Yo no
sabia si re�r o pedir explicaciones, estaba muy confundido, aunque debo aceptar
que estas chancletas (sandalias), siempre me hab�an gustado y excitado mucho.
Miguel, uno de mis amigos, me dijo que me tenia que quitarme los zapatos y
ense�arle mis pies a Mr Drac,. A pesar de mis dudas, me sent� en una silla y me
dispuse a desnudar mis blancos y delgados pies, pero antes de quitarme >mis
calcetas por completo, Mr Drac se acerco, me asigno un par de chanclas rosadas y
dijo que estas har�an juego perfectamente con mis delicados pies. Tomo uno de
mis pies descalzos y lo puso al frente de sus fosas nasales, dio un respiro muy
profundo y cerro sus ojos como si fuera un catador, deleit�ndose con el olor
a�ejo de un buen vino chileno.
Me coloco el mismo las sandalias, que casualmente, se
adaptaban justo a la forma de mis tibios pies y ya calzados los tomo de nuevo en
sus manos para darles una nueva olida. Despu�s, me miro con unos ojos azules
hermosos que tenia y me dijo con una voz muy sensual: "Me excita mucho ver tus
deditos que se asoman temerosos por esas sandalias! Que ricos que est�n! Que
aroma! Que delicados! mmmmm que delicia! Sus palabras entraron por mis o�dos y
recorrieron r�pidamente todo mi cuerpo, dejando fuego a su paso y encendiendo
cada rinc�n de mi piel.
El calor era muy intenso y por primera vez en mi vida un
hombre me hab�a provocado este tipo de sensaciones. En seguida, el se quito sus
zapatos de fino cuero italiano y me mostr� sus >grandes y musculosos pies. Creo
que calzaba mas o menos 13 o 14, sus dedos eran anchos, su arco muy bien
formado, la planta muy blanca y rosada, las venas muy bien marcadas, y unos
simpaticos pelos rubios en la punta de su dedo gordo.
Eran realmente un espect�culo, aunque lo mejor estaba por
venir... No se de donde ese hombre sacaba un aroma tan delicioso de entre medio
de sus dedos! Me acost� en el sof� y coloco su pie izquierdo sobre mi cara, y yo
pude sentir el peso del pie de un hombre grande y poderoso, el olor intenso y
afrodisiaco que hacia latir fuerte mi coraz�n y mi pene. Jamas me hab�a excitado
tanto, luego dijo que no tenia derecho a lamer sus pies, solamente a
sentirlos... y comenzo a desplasarlo sobre todo mi rostro, de arriba hacia
abajo, haciendo mucha presi�n, apretando mi nariz y mis labios con sus poderosos
dedos. mmmmmmmmm!! que sabroso! Despu�s se coloco sus sandalias que uno de mis
amigos le llevo y se sent� en una especie de trono, desde donde nos daba ordenes
y dirig�a toda clase de org�as y al final de la jornada, el sirviente que mejor
hab�a cumplido con sus consignas, era premiado con un encuentro privado con sus
bellos y adorables pies.
Adem�s, de ofrecernos cervezas, cigarros y sexo, tambi�n nos
daba mucho dinero, con el cual nosotros pod�amos comprar todo lo que siempre
hab�amos so�ado tener. Yo recuerdo que en menos de un mes pude reunir todo el
dinero para comprarme un Nintedo, que en esa �poca era una novedad, y los
vend�an a precios muy elevados.
Pero esta no era la �nica raz�n que manten�a a 7 de mis
amigos en esta casa; la verdadera raz�n era que nos encantaba jugar con los pies
y el pene de Mr Drac, quien poco a poco se fue encargando de penetrar nuestros
respectivos culitos de ni�os buenos. Estos fueron los mejores a�os de mi vida...
En seguida les confiare algunas de las aventuras vividas en casi tres a�os de
placer bizarro en compa��a de este genio del fetichismo...