Los Osos
Nunca hay que deshacerse de las cosas mas queridas, siempre
que no est�n pose�das
Nota del autor: Esta historia est� basada en un relato en
idioma ingl�s llamada: The bears.
Cristina era una chica rubia, alta, delgada, de pechos
grandes, con unas hermosas y carnosas piernas.
Ella estaba empezando la universidad y estaba contenta por
tener su propio cuarto privado. Unos d�as antes ella empez� a desempacar, para
poder tener limpio su cuarto, de pronto noto que hab�a una caja, que todav�a no
hab�a abierto.
Al abrirlo, vio que hab�a 5 osos de peluche y varias sogas
dentro. Ella hab�a decidido de una vez por todas deshacerse de esos osos, porque
ella ya era un adulto y ya no los necesitaba. As� que los puso en una bolsa,
para tirarlos el d�a siguiente, despu�s de hacer eso se dirigi� a su cuarto a
descansar.
Esa noche ella ten�a una horrible pesadilla. En la pesadilla
ella estaba siendo atacada por sus osos de peluche que hab�a tirado a la basura.
Mientras que ella estaba atada en la cama en forma de " X ", sus mu�ecas y
tobillos muy bien atados.
Cuando ella despierta de su pesadilla, descubre que estaba
atada de la misma forma que en la pesadilla que tenia y estaba amordazada, con
una cinta. Y se dio cuenta de que su pesadilla era real y que sus atacantes eran
sus propios osos de peluche. Pero como puede ser esto, se preguntaba Cristina.
Ella no pod�a creerlo, dec�a que era imposible que los osos
tuvieran vida, que esto tenia que ser un sue�o. Pero se dio cuenta que las
cuerdas que la ataban y que la esclavizaban eran reales, igual que la cinta que
amordazaba su boca, para que no se escucharan sus gritos. Ya que despu�s ella
empez� a sentir que le estaban penetrando su vagina y empez� excitarse.
Uno de los osos que estaba cerca de ella dec�a que ten�a
buenos pechos, por lo cual Cristina se sorprendi�, porque se dio cuenta de que
los osos no nada m�s estaban vivos sino que tambi�n pod�an hablar. Otro dec�a
que esto le ense�ara a Cristina a no deshacerse de ellos, ya que le estaba dando
con todo en su vagina, y no dejaba de llamarla perra. Mientras que los otros 3
osos esperaban impacientemente su turno de follarla.
Ella por fin se dio cuenta y hab�a comprendido que sus osos
de peluche la hab�an atado y la hab�an convertido en su esclava sexual. Despu�s
ella empez� a recordar, que a�os atr�s una amiga suya llamada Carolina, le hab�a
regalado esos osos y que ella hab�a lanzado un hechizo que un�an esos osos con
Cristina por siempre.
Ahora Cristina estaba pagando el precio por no recordar ese
mensaje. Desde ese d�a Cristina permanecer�a en esa cama atada por siempre, ya
que ella ahora era la mu�eca sexual de sus atacantes, y solo espera el d�a en
que seria puesta en libertad, porque aun sigue su castigo.
Master Zero
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