Peluquer�a intima, por Malachi
La raz�n por la que me he decidido a escribiros es porque
quiz� haya otras mujeres en mi situaci�n y con esto pueda ayudarlas a superar
esos momentos en los que la relaci�n con la pareja no es del todo satisfactoria.
Yo me case muy joven y siendo virgen, lo cual no fue
impedimento para que comenzara a disfrutar del sexo y que tras tres hijos y
rozando los cincuenta a�os, siguiera disfrutando del mismo como el primer d�a.
Pero el problema no era yo, sino mi marido. Cada vez hac�amos
menos el amor y con frecuencia se quedaba dormido a mitad del acto o era incapaz
de conseguir una erecci�n en condiciones.
Aquello comenz� a preocuparme. Primero por la salud de mi
marido, y en segundo lugar por mi misma, ya que ten�a padec�a una abstinencia
sexual que en ocasiones me hac�a estar de mal humor.
Yo no encontraba explicaci�n a aquella situaci�n y cuando lo
habl�bamos el me dec�a que ser�a el estr�s, o los a�os, o una mala temporada,
pero lo cierto es que la situaci�n se estaba prolongando alarmantemente.
Pero un d�a, haciendo limpieza en la casa, descubr� que
guardada en la caja de herramientas hab�a varias revistas pornogr�ficas, algo
que me sorprendi� pues mi Paco, que as� se llama mi marido, nunca hab�a
necesitado de estimulaci�n ajena para correrse. Que para eso estaba ah� su
mujer, co�o, para beberse su leche, que para eso era suya.
As� que algo mosqueada ech� un vistazo a las revistas,
repletas de rubias espectaculares, con unas tetas del tama�o de sandias maduras
y firmes y unos chochitos depilados y h�medos que entreabr�an con sus deditos
para ofrecer al lector (mejor dicho al pajillero de turno) material para sus
fantas�as m�s calientes.
Por contra mi cuerpo hac�a a�os que hab�a superado la edad de
esas criaturas y si bien pose�a unos grandes pechos, de su firmeza no pod�a
responder.
Y del chochito rasurado para que contaros. Yo era poseedora
de una mata de pelo en el conejo que siempre acababa sobresaliendo por los
bordes de mi ropa intima, con esos pelos rebeldes intentando huir de la braga y
que en los veranos me provocaban uno y mil problemas para ocultarlos tras el
bikini.
Mi culo ten�a el triple del tama�o que aquellos culos que,
abiertos de par en par, me ense�aban aquellas putonas en la revista.
Y de la celulitis para que hablar...
As� que me tir� la tarde llorando y llorando, deprimida y
pensando en que nunca m�s atraer�a la atenci�n de mi marido y , por extensi�n de
ning�n otro hombre de la tierra.
Necesitaba alguien a quien contarle mi problema, que me
sirviera de confesor y si puede ser, que me diera una soluci�n. As� que me fui a
ver a mi vecina Puri, que de esto sabe un rato. Puri es viuda desde hace cinco
a�os, y desde que su marido muri�, rara era la tarde en que no sub�a alg�n buen
mozo a su casa o la ve�amos acompa�ada de chicos menores que ella. Parec�a que
la defunci�n de su esposo hab�a iniciado una loca carrera para recuperar el
tiempo perdido a base de orgasmos. Y eso que ella no era ninguna belleza. Ten�a
un par de a�os m�s que yo, usaba gafas y siempre iba despeinada. Ten�a unas
tetas firmes, para sus a�os y algunos michelines que le daban una figura muy
particular.
Le cont� mi problema. Ella sonri� p�caramente.
Tranquila nena. Eso te lo arreglo yo en un periquete.
Y me cont� que hace alg�n tiempo se hab�a rasurado el co�ito,
para darle un aspecto m�s juvenil y delicado. Y que desde entonces, adem�s de
volver locos a los hombre que gozaban de su cuerpo, sent�a incluso mayor placer
en la cama.
Sin pens�rmelo dos veces le dije, que s�. Eso pod�a ser el
revulsivo que nuestra relaci�n necesitaba. Y quedamos para esa misma tarde en su
piso para la sesi�n de "peluquer�a intima", como ella lo llamaba.
A eso de las cinco, cuando todos echaban la siesta, sub� al
piso de Puri.
Me hizo pasar hasta el cuarto de ba�o. Sobre la mesita hab�a
preparado todo lo necesario: espuma de afeitar, una cuchilla y una crema para
calmar la irritaci�n.
Cuando vi la cuchilla me asust� un poco, pero ella se ri�.
Venga Maria, que esto no es nada � me dijo- vete desnudando
que he quedado luego con unos amigos y tengo que preparar la casa.
Yo me quite la bata que llevaba y me quede en bragas.
Viendo que me costaba desnudarme decidi� participar y me las
quit� ella misma.
�Vaya selva tienes ah�! � exclamo al ver mi monte de venus,
cubierto de una frondosa mata de vello.
Me sonroj� y le dije que s�. Que nunca me hab�a preocupado de
su aspecto.
Pues ya va siendo hora, bonita.- dijo. Y acto seguido me
indic� que me tumbara en el suelo del cuarto de ba�o y abriera bien las
piernas.
En esa posici�n, parec�a que estaba visitando al ginec�logo.
Con el co�o abierto de par en par, ofreciendo a Puri la visi�n m�s intima de mi
cuerpo me sent�a indefensa, pero expectante.
Por entre las piernas pude ver como la cara de Puri mostraba
un gesto de admiraci�n y se pas� la lengua por los labios.
Pronto empez� la sesi�n. Primero not� como me lavaba la zona
con agua caliente, pasando sus manos por mi rajita. Luego esparci� la espuma
entre la pelambrera mojada.
Esta fr�a � pronunci�.
No te preocupes, pronto entraras en calor.- respondi�.
Me dijo que ten�a un co�o precioso y que era un delito
ocultarlo de esa forma.
Not� el contacto de la hoja , fr�a, y sus dedos, estir�ndome
la piel, mientras la cuchilla avanzaba. El vello p�bico comenz� a desaparecer.
Cuando termin� el monte de venus limpi� la cuchilla de rizos.
Pens� que hab�a terminado ya.
Ahora te rasurare la zona de los labios y el ano.
Su dedo �ndice se introdujo imp�dicamente en mi vagina,
abri�ndome para facilitar el trabajo.
Es una zona muy delicada, hay que tener cuidado. Abre m�s
las piernas.
La muy puta lo hac�a de vicio. Apenas le ve�a la cara, solo
el pelo y su cabeza, inclinada entre mis piernas, abiertas al m�ximo. El dedo
friccionaba mi clitoris intermitentemente.
Notaba la cuchilla y el peligro y eso me excitaba. Pronto
empec� a notarme h�meda. Muy h�meda. Y el tacto de sus dedos en la zona me
provocaba un placer indescriptible.
Pens� que eran los primeros dedos de mujer que palpaban esa
zona y eso me excito aun m�s.
La cuchilla se desplaz� bruscamente y me roz� el muslo.
Me pareci� notar como Puri recorri� la abertura de mi raja
con los dedos, recogiendo parte del flujo vaginal. Luego se los llev� a la boca
y sabore� mi n�ctar.
Estas mojada como una perra.- mascull�.
Yo me qued� callada. No supe que decir. La situaci�n se me
escapaba de las manos y yo no quer�a hacer nada por impedirlo.
Luego me di� la vuelta y me coloc� a cuatro patas, como una
perra, abriendo las nalgas para acceder a lo m�s profundo de mi culo. Repaso el
orificio del ano con un dedo mojado en saliva y paso la cuchilla con cuidado.
De cuando en cuando notaba su dedo �ndice entrando y
saliendo, hurgando obscenamente en lo m�s rec�ndito de mi culito.
Al momento, golpe� mis nalgas y me coloc� de nuevo frente a
ella.
Me dijo que ya estaba listo, que hab�a quedado precioso y que
a Manolo le encantar�a. Me sec� con una toalla y paso la mano para comprobar la
ausencia total de pelo.
Dej� la mano quieta sobre mi vulva palpitante. Como queriendo
apaciguarla.
Yo lanc� un peque�o gemido de placer que intent� acallar con
la mano.
La zona esta irritada � dijo � habr� que refrescarla un
poco.
Y not� como su lengua repasaba a conciencia mi vagina,
calmando la irritaci�n y adentr�ndose en mi co�o, lentamente, recorriendo las
marcas que la cuchilla hab�a dejado y acompa��ndola con unos �giles dedos que
terminaban su tarea en el agujerito de mi cerrado ano.
No tard� en correrme entre convulsiones y espasmos. Nunca
hab�a tenido un orgasmos semejante a aqu�l.
Ella se quedo unos momentos aprisionada entre mis muslos,
bes�ndolos y acarici�ndolos, en silencio.
Se levant�, y un tanto azorada me dijo que ya pod�a vestirme.
Me mir� al espejo. El afeitado hab�a sido perfecto. All� donde antes hab�a una
gran cantidad de pelo, ahora solo se apreciaba la un cambio de color de la piel,
m�s blanca en esa zona y el nacimiento de mi vagina, ahora aun m�s expuesta y
vulnerable. Mi sexo me pareci� un montoncito de carne roja y abultada.
- Ma�ana te picar� un poco
Al d�a siguiente, lo prepar� todo para quedarme a solas con
mi Manolo. Mand� a los ni�os con su abuela, para que pasaran la noche all� y
plane� cuidadosamente cada parte del plan que hab�a trazado junto a Puri.
Por la ma�ana ir�a a comprar para prepararle una fabulosa
cena a mi marido y luego pasar�a por la tienda de lencer�a para prepararle el
postre...
Lo de los picores en el co�o que me hab�a advertido Puri, era
la parte m�s insufrible de todo. Sobre todo se acentuaban cuando iba a orinar,
lo que irritaba a�n m�s la zona, por lo que opt� por ayudarme de la mano cada
vez que iba al ba�o, separando los labios vaginales y dejando que el chorro de
pip� se esparciera por entre mis dedos, procurando el m�nimo contacto con la
zona depilada. Un m�todo algo sucio pero efectivo.
Como la ropa interior me molestaba, para no provocar fricci�n
en la zona delicada de mi conejito, decid� no usar ropa interior. Y as�, me fu�
a comprar con una falda no muy larga, bajo la cual pod�a notar el airecillo
refrescando mi sexo, lo cual , mientras compraba en la pescader�a, me provocaba
un morbo especial. Y no pod�a evitar, cuando nadie miraba, llevarme la mano ah�
abajo para comprobar el estado de humedad permanente en que me encontraba.
Despu�s me llevaba el dedo a la nariz y ol�a ese aroma tan caracter�stico del
co�o en pie de guerra mientras las dem�s marujas compraban y cotilleaban en la
cola de la tienda.
Y lleg� el momento de la verdad. Prepar� la cena temprano
para dedicar tiempo en acicalarme lo m�s sexi posible.
Me puse un conjunto de lencer�a negro que hab�a comprado esa
ma�ana, dos tallas menor, para provocar el efecto de incontinencia mamaria que
tanto gusta a los hombres. Repase con el dedo la vulva para comprobar que estaba
limpia de cualquier pelo rebelde y me puse la bata de siempre, para provocar el
efecto sorpresa en mi marido, que a buen seguro, no se esperaba lo que se le
ven�a encima.
Como de costumbre, Manolo lleg� a las nueve y se puso a ver
la tele con una cerveza en la mano.
Le ped� que se sentara en la mesa y que cen�ramos, que le
hab�a preparado una rom�ntica velada con velas y champan.
Tras devorar el jam�n y los chipirones, mientras no dejaba de
mirar la tele, terminamos de cenar. �l se sent� en su sof�, a fumar un cigarro y
yo le dije que iba a fregar los platos.
Cuando estuve lista, me acerqu� a �l por detr�s y le lam� la
oreja.
Manolo � le dije � esta noche te voy a hacer un regalo que
no vas a poder olvidar.
Y me coloqu� delante del televisor, a lo que �l protest�, y
empec� a moverme lentamente, como hab�a visto en las pel�culas de strip-tease,
dejando caer la bata al suelo.
Ten�ais que haber visto la cara que se le puso a mi Manolo
cuando vi� mi cuerpo serrano embutido en aquellas braguitas. Poco a poco fui
bajando el tanguita, dejando entrever mi pubis rasurado, hasta dejarlas a la
altura de las rodillas.
Luego me fui echando hac�a atr�s mientras abr�a las piernas,
para que pudiera ver bien la ausencia de pelitos rizados.
El aparato de Manolo pugnaba por escapar de su pantal�n de
chandal.
� Te gusta lo que ves, macho m�o? � le dije.
�l asinti� con la cabeza, mientras yo me acercaba al sill�n y
le colocaba el co�ito depilado a la altura de su cara, para que pudiera ver
mejor aquella obra de arte. Le cog� de la cabeza y la hund� entre mis piernas
furiosamente.
C�memelo, hijo de puta. Veras que suave me lo he dejado.
El no paraba de lamer, como pose�do, agarr�ndome de las
nalgas y gimiendo como un ni�o, mientras notaba como le ca�a la baba mezclada
con mis flujos entre los muslos.
Manolo me com�a el clitoris a base de bien, mientras su mano
se perd�a entre la rajita.
Agggg, que bien � grit� yo bien alto, segura de que Puri no
perder�a detalle desde su piso de la fiesta que hab�a organizado.
Entonces decid� que ya estaba bien de lengua, que ahora el
co�o me ped�a polla, quer�a carne cruda para aquel orificio en ebullici�n.
Le empuj� para atr�s , dej�ndolo caer sobre el sof�, y le
baj� sus pantalones, buscando su polla, m�s dura y grande que nunca. Relam� su
capullo y me la met� entera en la boca, masajeandole los huevos. Permanec� as�
parada con la polla en mi garganta durante unos instantes, saboreando el
liquidillo preseminal que mi Manolo comenzaba a emanar y notando la punta de
aquel glande palpitante en lo m�s profundo de mi garganta, para luego comenzar a
chuparla en toda su extensi�n, gozando de ella, aumentando la velocidad de la
mamada a medida que o�a los gemidos de mi marido.
No pares, puta, que te voy a llenar de leche. Vas a parecer
un pastel de merengue cuando termine contigo- me grit� extasiado.
Tras dos o tres lametones m�s par� bruscamente. Me levant� y
me coloqu� de espaldas a �l, abierta de piernas y arqueando el culo, agachando
un poco la espalda, apoyada en la mesa y abri�ndome el co�o de par en par.
Mmmmm. � gem� mientras me acariciaba el sexo � quiero
sentirte dentro. Dale la leche a tu gatita.
Eso le puso a cien por hora y me clav� sus 17 cms. de golpe.
Me la hundi� hasta la empu�adura, como suele decirse.
Pero yo estaba tan mojada que no tuve problemas para absorber
aquel falo imperial en mis entra�as, y comenc� a culear pidiendo m�s.
El chunda chunda cada vez era m�s r�pido y yo notaba sus
test�culos golpeando mi clitoris en cada acometida de aquel bestia.
Follame cabr�n.- le gritaba, sabiendo que aquello le pon�a
como una moto.
El me estrujaba las tetas y me empujaba sobre la mesa como un
poseso. Yo notaba aquella polla divina y las sensaciones de placer eran mayores
que otras veces, tal como me hab�a advertido Puri.
Me corr� exageradamente mientras daba alaridos de placer.
Acto seguido �l eyaculo dentro de m�, sacando r�pidamente la polla para que se
la limpiara.
Como es normal se la dej� como los chorros del oro, lamiendo
los restos de semen caliente que no hab�a terminado en mi hambriento chochito.
Dej� caer una gotita de leche por entre mis labios, mir�ndolo
provocativamente, como una puta gimiendo.
La nena quiere m�s leche � dije en tono infantil.
Esa noche echamos tres polvos, algo que nunca hab�amos hecho
y perd� la cuenta de la veces que me corr�.
La verdad es que la idea de depilarme el sexo cambi� mi vida
y ahora le he sugerido a Manolo, que �l haga lo mismo.
Hemos quedado con Puri para subir a su casa esta tarde para
una nueva sesi�n de peluquer�a intima, esta vez masculina.
Ya os contar� lo que pas� en casa de la vecina y lo bien que
lo pasamos los tres.
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