Hola por d�cima vez. S� que he tardado mucho en escribir la
continuaci�n de mis relatos y pido perd�n a todo el que halla tenido que esperar
tanto.
Me hab�a quedado en que hab�a estado "jugando" en el balc�n
con Santi, �verdad? Bien, pues desde ah� seguir�.
Como supondr�is en esos momentos no ten�a ganas de volver a
casa, creo que es comprensible. Estaba muy feliz, estaba en mi nube. Era como si
de repente todo tuviese una especie de perfecci�n, todo estaba hecho para que
Santi y yo fu�ramos felices. En fin, estaba medio drogado de amor y placer.
Y me hab�a dicho "te quiero". Que fuego ten�a en el cuerpo,
contento estaba. Pero como soy incapaz de pasarme un d�a sin comerme la cabeza,
empec� a analizar el "te quiero".
�Vale, se puede saber que te pasa ahora? � Pregunt�
mientras recorr�a con sus manos mi espalda desnuda.
Baj� de la barandilla ech�ndole un poco hacia atr�s. Abr� la
boca para expresar mis dudas, pero finalmente le bes� y le dije:
No es nada.
Le agarr� de la mano y me dirig� adentro. Era agradable y
extra�o estar de la mano con un hombre. Si alguien el a�o pasado, antes de
conocer a Santi, me hubiera dicho que acabar�a con un hombre le abr�a metido una
somanta de palos. Pero ah� estaba y no me arrepent�a por nada. M�s aun estaba
muy orgulloso de haber encontrado a alguien tan especial como Santi.
Solt� mi mano y dando una carcajada infantil se alej� dando
saltitos mientras gritaba:
Espera no te muevas.
Me sent� en el sof� Y me di cuenta de que cada vez que cre�a
conocerle, siempre hac�a algo que no me esperaba y que deshac�a todos mis
esquemas. No me di cuenta de cuanto tiempo pas�, la verdad no importaba. Cuando
volvi� llevaba una rosa de tallo largo en la mano. Me levant� sonriente y con el
brillo del que acaba de hacer el amor, algo sudoroso y un olor a sexo en el
cuerpo. Cog� la flor y la llev� a mi nariz que bien ol�a. Me agarr� de nuevo de
la mano y me llev� al ba�o.
Lo que vi me llen� de asombro era lo �ltimo que esperaba
encontrar. Hab�a llenado la ba�era hasta la mitad y hab�a puesto burbujas. La
habitaci�n estaba a oscuras y la luz que hab�a proven�a de velas esparcidas por
todos los rincones. Encima de la encimera del lavabo, entre dos velas rojas
hab�a una botella y dos copas.
Se me ilumin� la cara, nadie hab�a montado nunca nada tan
bonito para m�. A mucha gente le parecer� todo muy cursi, pero a m� me encantaba
pensar que Santi hab�a tenido ese detallazo conmigo.
Me arrastr� hacia adentro y me puso frente a la ba�era. Se
puso detr�s de m� y empez� a besarme en la nuca. Sus manos ladearon mi cabeza a
la derecha y su lengua viaj� desde mi nuca a la parte derecha de mi cuello. Un
peque�o mordisquito me hizo re�r t�midamente. Sus manos se acercaron a mi torso.
Primero a los hombros, los masaje� relaj�ndome mucho y sus manos fueron bajando
a mi pecho para dejar que su lengua ocupara el lugar.
Alc� una pierna y la met� en la ba�era. Santi avanz� un poco
y yo met� mi otra pierna en la ba�era. Santi se alej� un poco y me observo
detenidamente. Luego sonri� y me dijo que me diera la vuelta. As� lo hice.
Cogi� de un rinc�n gel y verti� un poco de este en una
esponja. Comenz� a enjabonarme lentamente, como si fuera a c�mara lenta.
Entr� en la ba�era conmigo y sigui� con su tarea. Los hombros
el torso, los brazos, el cuello, las piernas, el vientre, los muslos. Pero no
enjabon� esa parte intima de m�. Me dio la vuelta y enjabon� mi espalda, la
cintura, la parte de atr�s de las piernas y el culo. Primero uno de los muslos,
luego el otro. Verti� un poco de espuma de la esponja en mi rajita y con la mano
la extendi� a lo largo de ella. Humedeci� la boca de mi agujero. Empec� a notar
como palpitaba todo mi cuerpo, entre ellos mi esf�nter. Not� como palpitaba, era
como si respirase. Sent�a que se iba agrandando, que ped�a a gritos la verga de
mi amante. Santi frot� su cuerpo contra el m�o. Yo empec� a respirar algo m�s
agitado. Mi cuerpo reaccion� a las caricias que me segu�a dando con la esponja.
Minutos despu�s, no s� cuanto podr�an haber sido cinco o
quince, Se sent� en la ba�era y me dio la vuelta. Mi rabo, que ya estaba medio
erguido, quedaba enfrente de su boca. Santi lo cogi� con ternura y me paje� un
par de veces, luego meti� en su linda boca mi glande y lo roz� con la lengua
haciendo que diera una exclamaci�n de placer. Su boca absorb�a mi glande y
mientras le daba mimos con la lengua. Fue meti�ndolo m�s y m�s en la boca hasta
que mis diecisiete cm desaparecieron dentro de su boca. Comenc� un vaiv�n lento,
met�a y sacaba, met�a y sacaba. Comenc� a gemir y decirle cosas:
C�metela todita... Ah qu� goloso estas hecho... que bien lo
haces... tr�gatela, vamos es toda para ti...
Cosas que no son muy originales pero en esos momentos no creo
que importe. Mis jadeos aumentaron y en el mismo momento en el que iba a
venirme, Santi apret� mis huevos y se sac� mi verga de la boca. Aull� de dolor y
le pregunt� el porqu� de eso.
No quer�a que te corrieras ya.
De repente vi que una de sus manos estaba acariciando su falo
ya erecto. Le mir� a los ojos y ten�a una mirada tierna y apasionada, fogosa y
dulce.
No s� como lo logr� pero acab� pasando mis piernas mas all�
de su cintura, apret� mi cuerpo contra el suyo y me abrac� a �l, mientras me
deslizaba hac�a abajo. Antes de dejarme caer del todo coloqu� el falo de Santi
en la entrada de mi ano y me sent� literalmente encima de �l.
Le cabalgu� mansamente al principio pero luego cog� velocidad
y aument� la velocidad. Nuestros gemidos eran acompasados, nuestros jadeos eran
casi un grito desesperado de placer, suspir�bamos sin poder o no querer
contenernos.
Nos abrazamos fuertemente, yo a �l y �l a m�. Nada ni nadie
podr�a separarnos o pararnos en ese momento. De repente una especie de grito
surgi� de nuestro interior y ahogamos nuestro orgasmo en un apasionado beso en
donde nuestras bocas y lenguas parec�an una sola.
As� seguimos ba��ndonos, entre agua, espuma y semen.
Cuando el agua comenz� a enfriarse quitamos el tap�n y
salimos a secarnos pero en cuanto me di la vuelta para coger una toalla, Santi
me agarr� de nuevo por detr�s y roz� su verga fl�cida contra m� trasero. Son� el
telefonillo de la calle y dej� ese rico roce para contestar.
Yo segu� sec�ndome. Santi vino todo agitado y comenz� a
recoger, vestirse y hablarme al mismo tiempo. No lo hizo muy bien.
Dani est� subiendo!
�Haberle dicho que ahora baj�bamos!
Ya se lo he dicho, pero est� subiendo.
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