Relato: Los Regalos de Sandra



Relato: Los Regalos de Sandra

Apenas hace unos d�as, conversando con un nuevo amigo me
preguntaba �l si acaso yo conoc�a alg�n hombre que de alguna manera hubiera
tenido que tolerar la infamia de ver a su mujer siendo acariciada y manoseada
�ntimamente por otro hombre, y que a la mitad del camino no hubiera atinado a
que hacer, si dejarle continuar con sus il�citos romances o salir a su encuentro
e impedir que ella siguiera manchando su buen nombre y reputaci�n.



Aqu� les mando el relato que me hiciera otro amigo que
precisamente se encontr� en esa situaci�n., espero que lo disfruten y me digan
si all� afuera hay alguien m�s a quien le haya ocurrido algo similar.



Los regalos de Sandra



Hace apenas unos meses, a finales del a�o pasado, acompa�� a
mi esposa a la boda de una de sus compa�eras de trabajo y a�n cuando Sandra no
era parte de los familiares u organizadores de la fiesta, pude notar que la
mayor�a de los amigos de la novia la conoc�an, as� como tambi�n toda la gente de
la compa��a estaban presentes.



Para mi la dichosa fiesta se convirti� en algo que en vez de
divertido, m�s bien me result� embarazoso, dado que a�n cuando no se hablaba
abiertamente por el supuesto recato que mi mujer ten�a hacia esos temas, y ella
nunca lo ha confesado. Y yo por mi parte no la he acusado de nada, la realidad
resulta obvia y ya desde antes sab�a que mi esposa estaba teniendo un romance o
al menos enga�adme con alguno de los hombres de su oficina.



Y lo sab�a simplemente por c�mo se fueron dando las cosas, y
aquellas ocasiones en que siendo yo el que contestaba el tel�fono, del otro lado
al escuchar mi voz simplemente colgaban, o empezando a notar c�mo cada vez
resultaba m�s frecuente la necesidad de Sandra por quedarse a terminar alg�n
reporte, hasta muy tarde en su oficina fuera del horario en que supuestamente
ya tendr�a que haber regresado a casa como todos los dem�s.



Adem�s de todo esto y cuando alguna ocasi�n yo le hab�a
comentado que me hab�a sido imposible localizarla en su trabajo despu�s de las
seis de la tarde, ella me hab�a contestado que al salir, junto con sus amigos y
algunas secretar�as de la compa��a se hab�an detenido a tomar una copa en la
alg�n bar cerca del oficina, antes de regresar a casa.



Y que al parecer sin ella darse cuenta, aquellas paradas para
tomarse una copa, cada vez m�s frecuentemente la estaban haciendo que llegara
tarde a casa y m�s especialmente cuando de jueves o viernes se trataba.



Resultando que en una ocasi�n cuando yo acompa�� a su hotel a
un par de extranjeros clientes de mi negocio, descubr� que al menos por esa
ocasi�n la reuni�n de su oficina deb�a de haberse llevado a cabo en el lobby del
mismo hotel, pues desde el restaurante donde yo me encontraba sentado y sin
coment�rselo a ellos, pude ver en la recepci�n a mi mujer junto con un hombre
que tras registrarse recib�a la tarjeta llave de una de las habitaciones.



Aunque lo que s� me caus� a�n un poco m�s de sorpresa, fue el
considerar que sin duda ellos dos se encontraban solos sin nadie m�s de las
personas con quienes se supon�a que normalmente ella ven�a a tomar la copa,
incluso resultando que por la hora no consideraba yo que apenas siendo las tres
de la tarde, nadie m�s se les fuera a unir y que en cambio de alguna manera sin
haberlo notado yo mi semblante hab�a cambiado al grado tal en que uno de mis
clientes volteando hacia la recepci�n me pregunto si hab�a yo visto a alguien
conocido o quiz�s alguien que no se supon�a que deber�a de estar all� en ese
sitio en ese momento.



Y claro est� el c�mo supondr�n yo no le revel� a mis
acompa�antes aquel bochornoso descubrimiento, as� como tampoco a llegar a casa
se me ocurri� preguntar a mi esposa, el porqu� ten�an ella y su acompa�ante que
conseguir una habitaci�n en aquel hotel a la hora de la comida o que les
sirvieran algunas copas.



Por si todo lo anterior no hubiera sido suficiente, a Sandra
no le bastaba con ello y frecuentemente los fines de semana me ped�a que la
acompa�ara a hacer las compras de la despensa sin recordar que muchos de los
productos que dec�a necesitar, durante la misma semana a llegar tarde a casa
ella misma me dec�a que hab�a pasado al supermercado para buscar las mismas
cosas que despu�s compraba conmigo, pero sin percatarse de que yo me daba cuenta
que ella volv�a a casa trayendo consigo sus apenas alguna peque�a bolsa con
v�veres o en ocasiones absolutamente ning�n paquete., y que por mera
coincidencia en esas mismas noches fuera de casa para hacer compras o pasadas a
tomar la copa con sus compa�eros, ella invariablemente al regresar lo primero
que hac�a era ir a prepararse un ba�o caliente para despu�s bajar a merendar y
preguntar qu� tal me hab�a ido durante el d�a y si acaso, como frecuentemente
ocurr�a, los ni�os ya se hab�an dormido, saber si estaban bien o si hab�an
tenido alg�n problema en la escuela.



Pasado alg�n corto tiempo despu�s el que se hicieron todos
estos indicios que apuntaban hacia la descarada infidelidad de mi mujer, el que
yo quise tener un poco m�s la firme certeza sobre el doble juego que ella estaba
jugando; y fue por ello que una noche cuando ella ya se hab�a dormido despu�s de
una de sus acostumbradas escapadas nocturnas., que yo entre al ba�o y vestidor
contiguo al mismo, para buscar alguna prueba m�s tangible sobre sus il�citas
actividades fuera de casa; encontrando en el cesto de la ropa sucia, unos
diminutos panties color vino que a�n cuando yo s� los hab�a obsequiado, nunca
hab�a tenido la oportunidad de v�rselos puestos, pues ella me dec�a que aunque
al usarlos, la hac�a sentir sexy, la prenda de resultaba algo inc�moda de llevar
puesta, por lo que �nicamente la usar�a en ocasiones especiales, cuando le
quedara con alguno de sus ajustados vestidos o se sintiera especialmente
"sensual y dispuesta" para model�rmelos y permitir que yo s� los quitara.



Sin embargo y a�n cuando yo ya me encontraba bajo el supuesto
de lo que pod�a encontrar al husmear entre sus cosas, no puedo dejar de recordar
aquel momento en que sent� aquella sorpresa al ver que la diminuta prenda que
hasta ese d�a ella no hab�a querido estrenar para mi, se encontraba hecha bolita
bajo algunas otras prendas. La sensaci�n de vaci� en mi est�mago cuando al
extenderlas sent� una sustancia algo viscosa que se me embarr� en la yemas de
algunos de mis dedos y que no fue sino hasta que los hube desarrollado por
completo, que note una clara mancha h�meda y pegajosa al centro del puente de
algod�n de la entrepierna de sus pantaletas; e indudablemente no era m�s que la
prueba tangible de una olorosa combinaci�n de sus esencias femeninas mezcladas
con restos de semen de alg�n hombre.



Y especialmente me caus� aquella sensaci�n de salto al vac�o,
cuando tras el shock inicial de mi descubrimiento, recapacite en las obscuras
implicaciones y circunstancias de aqu�lla mancha sec�ndose en sus pantaletas
delataba., pues yo sab�a que Sandra no usa p�ldoras anticonceptivas y
normalmente extremaba sus precauciones, tanto as� como para no dejar que la
penetrara yo sin usar protecci�n, dado el por el momento no quer�amos tener la
sorpresa de un nuevo miembro en la familia.



No obstante todo lo anterior y aunque se qu� quiz�s para
quien haya le�do hasta este punto; podr�a se�alar y decir que simplemente soy o
era un loco poco hombre por no reaccionar de alguna otra manera, lo cierto es
que me encontraba sumamente confundido y envuelto en un mar de contradictorias
emociones., por lo que y tal como lo dije anteriormente, no hice nada o siquiera
le coment� sobre mis descubrimientos, de los cuales supongo que ella a�n no se
hab�a percatado.



As� como tampoco le hice saber en aquella ocasi�n cuando un
viernes por la noche ella me llam� a casa alrededor de las 10:30 PM para decirme
que hab�a ido de compras y quer�a entrar al cine con su cu�ada, por lo que est�
la hab�a invitado a quedarse en la noche a dormir en su departamento,
aprovechando que su hermano se encontraba de viaje.



Yo sin m�s acept� la situaci�n, a�n cuando sab�a de labios de
su propia cu�ada que ella estaba al tanto de algunas de las escapadas de mi
mujer, y con las que no estaba muy de acuerdo pues sent�a que tarde o temprano
las mismas le traer�an problemas con su marido, e incluso ya es m�s de una
ocasi�n por tel�fono ella me hab�a relatado como alrededor de las 11:00 de la
noche, Sandra hab�a llegado a tocar el timbre de la puerta de su edificio para
pedirle que le hiciera favor de prestarle las llaves de un departamento que
ellos ten�an desocupado para vender o rentar., ya que, seg�n le explicaba
Sandra, alguien se hab�a interesado en el que quer�a ella misma hacerles el
favor de mostr�rselo a esta persona. Sin embargo con lo que mi mujer no contaba
era con el hecho de que al hacerlo, y ella suponiendo que todo mundo es tonto,
su cu�ada bien se hab�a fijado en que a mi esposa la esperaban unos metros m�s
adelante de la entrada de su edificio a bordo de lujosos autom�viles, las
personas a las que se supone que a esas horas ella les iba a mostrar el
inmueble, trat�ndose en todos los casos de hombres solos cuyas siluetas ella
alcanzaba a distinguir dentro de los veh�culos, aunque en un par de ocasiones,
me cont�, que a bordo de los mismos iban no uno s�lo si no dos o m�s de dos
hombres que la esperaban mientras ella se bajaba a saludarla y por la llave.



Pero lo que definitivamente en esa ocasi�n en que a mi mujer
se le ocurri� decirme que se quedar�a en casa de su cu�ada., y con la que Sandra
no cont�, fue que apenas tres o cinco minutos m�s tarde (a�n no se si por
coincidencia o ganas de desenmascarar a mi esposa) su cu�ada me llam� pidi�ndome
que la comunicara con Sandra. Y que sin apenas darme tiempo para qu� le
contestara y le dijera que seg�n lo que yo entend�a mi esposa estaba con ella o
sino pronto la ver�a., cuando ella me pidi� que le dijera que no se hiciera la
pesada y contestara el tel�fono, pues aquel cuento de que ahora Sandra se sent�a
mal y en vez de salir con ella y sus amigas, le hab�a dejado un mensaje en su
contestadora dici�ndole que se sent�a mal y se regresar�a a casa para meterse en
la cama y dormir., ella no se lo cre�a.



Yo sin m�s trat� de fingir desconocimiento de lo que pudiera
estar ocurriendo y le dije a mi concu�a qu� quiz�s Sandra le hab�a llamado de su
oficina o alg�n otro lugar pero que de cualquier manera yo le avisar�a de su
llamada en cuanto ella regresara. Pues tal y como era el caso de suponer, para
esas horas yo tampoco cre�a que mi mujer fuera a llegar a mi casa o la suya y si
bien supon�a que mi esposa efectivamente se habr�a de ir a la cama, al menos por
esta noche no se refer�a a la cama de nuestra habitaci�n.



Tal y como lo supuse desde el momento en que colgaba el
auricular, aquella fue una larga noche para mi qu� pase entre intentos de dormir
y distraerme con alg�n programa de televisi�n que me permitiera apartar de mi
cabeza las im�genes de mi mujer entreg�ndose a otro hombre en alg�n lujoso hotel
del centro de la ciudad o quiz�s sobre la cama de alg�n sucio motel de paso que
hay en las afueras de la misma. Y no fue si no hasta la siguiente ma�ana cuando
por fin ella regres� y aunque como era costumbre entr� al ba�o, esta vez no fue
a ba�arse y sali� apenas unos minutos m�s tarde para irse a la cama y dormir
hasta bien entrada la tarde. Tiempo que tal y como era de suponerse aprovech�
para checar nuevamente dentro del cesto de la ropa, donde por cierto encontr� su
brassiere, medias y portaligas, con claras manchas de semen ya seco sobre las
mismas, am�n de aquellas tremendas embarradas en la entrepierna de sus
pantaletas que a�n se encontraban h�medas y pegajosas con la misma olorosa
sustancia combinada de jugos femeninos y masculinos, que de inmediato penetraron
por mi nariz.



M�s tarde ese mismo d�a, mientras Sandra a�n dorm�a y yo
jugaba con los chicos, de pronto son� el tel�fono que yo fui a contestar,
resultando qu� para empeorar a�n m�s las cosas, era una llamada que hac�an desde
la administraci�n del Four Seasons de la Avenida Reforma, inform�ndome en uno de
los buroes de la habitaci�n que hab�amos utilizado la noche anterior mi esposa y
yo., hab�an quedado olvidados un par de zarcillos y que la camarera siempre
atenta a la honestidad y calidad de su servicio, hab�a entregado para su
devoluci�n.



Tal y como era de esperarse, mi primer reacci�n la de suponer
que simplemente estaban haciendo una llamada al n�mero equivocado, pero la
se�orita al otro lado de la l�nea tom� los datos de la ficha de registro e
incluso me ley� el nombre de mi esposa y n�mero de tarjeta de cr�dito con que
hab�a pagado la habitaci�n. Por lo que finalmente y ya sin mucho que alegar le
agradec� la cortes�a de haberlo buscado para entreg�rselos y le asegure que m�s
tarde durante el d�a o el transcurso de la semana pasar�a yo a recogerlos.



Sin embargo cuando termin� la llamada, simplemente me parec�a
que ser�a ya el colmo de mis estupideces hacer delante de ella el papel de
idiota avis�ndole de la llamada que hab�a recibido o mucho m�s a�n siquiera el
pensar en pasar a recoger las cosas que mi mujer hab�a tenido a bien dejar
olvidadas en un hotel al que se supone que hab�a ido conmigo y no con otro
hombre. As� como tambi�n me pareci� que ya era el colmo de los descaros el
pensar como mi infiel y ad�ltera esposa, no s�lo me enga�aba a mi y a la dem�s
gente frente a las que a�n pretend�a comportarse como una respetable y leal
mujer casada, sino que ahora tambi�n pretend�a hacerme contribuir a perpetrar
sus golfer�as y pagar por las mismas, mediante el uso de su tarjeta extensiva
que se cargaba a mi mismo n�mero de tarjeta de cr�dito y de la cual para ser muy
honestos, pr�cticamente nunca revisaba yo el estado de cuenta.



Finalmente llego a esa noche de la fiesta cuando por haber
ido a atender unos asuntos de negocios, yo en vez de llegar a la ceremonia me
dispuse para alcanzarla ya en del sal�n donde se llevar�a a cabo la recepci�n.,
resultando qu� al entrar fui conducido hasta una mesa donde se encontraban
sentadas ya otras personas quedado solamente un lugar vac�o al lado del mismo.



Sin m�s me sent� en mi asiento mientras que de manera general
salud� a los que ser�an nuestros acompa�antes durante la cena, aunque ninguno de
los ah� presentes consider� necesario presentarse asimismo., por lo que sin
preguntar por Sandra comenc� a buscarla con la mirada en la pista de baile o
alguna otra de las mesas que pudiera yo alcanzar a ver. Resultando que cuando
por fin la encontr�, sent� algo similar a un golpe en la boca del est�mago, que
m�s bien me pareci� una pu�alada directa a mi dignidad, al verla bailar tan
pegadamente al cuerpo de su acompa�ante y usando aquel casi obsceno y
provocativo vestido blanco que hab�a comparado recientemente y que por fin ahora
le ve�a usar, aunque de inmediato lamente no hab�rselo visto antes para decirle
que era tan corto que apenas cubrir�a la banda el�stica de sus medias mientras
ella no se moviera demasiado o tuviera cuidado de bajar el dobladillo mientras
permaneciera sentada., y que la tela del mismo resultaba tan ajustada que
claramente delataba cada una de sus curvas y adem�s de ofrecer a todos aquellos
ojos extra�os el escandaloso espect�culo de la redondez de sus gl�teos, del
mismo modo en que desde mi sitio en aquella mesa as� como cualquiera m�s que
volteara a verla, podr�a ver sobre la tela del vestido como se delineaban las
costuras de sus pantaletas..



Ella se encontraba bailando con este hombre a quien yo no
reconoc�a, aunque despu�s me enter� que se trataba de uno de los mejores
clientes de su compa��a, flirteando abiertamente con �l mientras que le lanzaba
miradas francamente insinuantes y ambos se mov�an de manera muy sensual. Ella
mov�a sus caderas suavemente mientras que con sus alt�simos tacones que elevaban
su figura, le segu�a en sus movimientos, al tiempo que a�n resultando baja su
estatura para los casi dos metros que deb�a de medir su acompa�ante, ella
levantaba el rostro para mirarle mientras le dedicaba la m�s insinuante de sus
sonrisas.



As� siguieron bailando por un buen rato hasta que terminando
una de las melod�as fueron hacia la mesa donde �l se sentaba, pero ella en vez
de sentarse hizo un adem�n de excusarse y volver tras unos instantes, tras lo
que tomando su diminuto bolso se dirigi� hacia el �rea de tocadores., lugar
hasta donde me apresur� para ir a encontrarla.



Afuera del tocador de damas fue que la esper� hasta que unos
minutos m�s tarde ella con los labios reci�n pintados sali� para encontrarme y
aunque note su sorpresa y nerviosismo al verme all� parado, mientras se acercaba
a saludarme, yo no pude sino reconocer que todo su voluptuoso cuerpo, con
aquellos majestuosos senos que el escote de su vestido ofrec�a en buena parte a
la mirada y el ajustado talle de la prenda, dejaba apreciar las formas y
abruptos cortes de su angosto vientre hasta donde este desaparec�a y daba paso a
ver aquellas contundentes caderas que parec�an estar a punto de reventar las
costuras de su vestido a cada paso que ella daba y que m�s se hac�a notar con el
movimiento de la tela al ajustarse sobre sus deliciosos muslos. Definitivamente
tuve que reconocer el hecho de que por mucho que a mi me pesar�, su figura era
dinamita dentro de aquel ajustado vestido y que de no haberse tratado de mi
mujer, tambi�n le hubiera lanzado alg�n piropo o proposici�n indecorosa.



Finalmente llego frente a mi y tras darme un beso en la
mejilla me pregunt� si ya ten�a mucho de haber llegado a la fiesta, por lo que y
adoptando mi papel de marido molesto por su vestimenta y actitudes que le hab�a
visto con su acompa�ante, le indique que no ten�a mucho tiempo de haber llegado
pero si el necesario para haber visto los suficiente., por lo que le pedir�a en
cuanto le fuera cort�smente posible se despidiera de sus amistades y me
acompa�ara a la mesa para cenar y despu�s del saludar a la novia regres�ramos a
la casa.



Ella no contest� nada aunque me dirigi� una enigm�tica mirada
que acompa�� con un gesto mezclado de molestia y ansiedad, antes de darse la
vuelta y disponer a regresar al sal�n principal; por lo que un tanto molesto le
pregunt� si me hab�a comprendido o que me quer�a decir con �sa mirada. A lo que
ella me contest� con voz un tanto nerviosa que tratar�a de hacerme caso y en
cuanto se lo permitieran sus jefes se reunir�a conmigo, pero que si acaso estaba
enojado ella no quer�a hacerme enojar a�n m�s y entender�a si es que yo quer�a
regresarme en ese momento.



Tal fue la respuesta que me dej� totalmente desconcertado y
para cuando por fin pude reaccionar y estaba por ir a alcanzarla para aclararle
de una vez que no era yo ese idiota con el que ella pretend�a estar casada,
Sandra ya se encontraba a la mitad del sal�n fuera de mi alcance y la �nica
manera de haberlo hecho hubiera sido ocasionando un esc�ndalo de magnitudes
bestiales., por lo que me contuve de hacerlo y s�lo sent� la sangre arder cuando
nuevamente la vi sentarse al lado de su acompa�ante. Incluso ahora recuerdo como
a�n sin estar seguro de ello, alcanzar a distinguir que al momento de hacerlo
primero les dirigi� una sonrisa que permaneci� mientras que al descender sobre
su asiento volteaba hacia donde instantes atr�s me hab�a dejado parado con la
palabra en la boca, me produjo a�n m�s casi un estallido de ataque de rabia.



No sabiendo que hacer y con ganas de calmarme un poco entr� a
los ba�os para caballeros con la idea de refrescarme un poco y dar tiempo a que
se me bajara el enojo cuando de pronto un par de hombres entraron y sin prestar
mucha atenci�n a mi presencia se dirigieron hacia los migitorios mientras que
continuaban su conversaci�n.



As� mientras orinaban uno le pregunt� al otro ..."Como la
vez?? A poco no est� buen�sima la pendeja esa??"



y el otro le contest� con otra pregunta ... "Quien tu???
...la Sandrita ???" y luego notando que era efectivamente ella a quien su amigo
se refer�a a�adio ... " Puta, no,nada m�s esta buen�sima si no que se ve
riqu�sima con ese vestido"



... " Si, me cae que no tiene madre pinche vieja, adem�s de
que no es puta"... Contesto animadamente el que hab�a iniciado la platica



... "Como no" le contest� el otro ..."Si se ve que no le
gusta sino que le re - encanta" a�adio.



Entonces el otro aclar� ... " Por eso te digo que no es puta
sino que..." iba a terminar de decir cuando el otro entendi� a donde quer�a
llegar su compa�ero y uni�ndosele, ambos en coro y a vos en cuello terminaron
..." Es putisima!!!"...



Al momento que ambos hac�an aquel morboso comentario sobre la
reputaci�n de mi mujer, se abr�a nuevamente la puerta de los ba�os, para dejar
entrar a otro de los invitados que seguramente era tambi�n amigo de los otros
pues los saludo, mientras que yo queriendo evitarles a ellos una situaci�n
embarazosa y amimismo la posibilidad de verme humillado si acaso alguno de ellos
le reconoc�a con la poca dignidad que a�n me pod�a quedar en ese momento entre a
uno de los gabinetes y cerr� la puerta.



... "Que hay?., de quien hablan? ".. Escuch� al reci�n
llegado preguntar y sin darles tiempo para contestar lanzarse a adivinar ..." De
Helenita la Putita o Sandrita la Casadita ??...



" De Sandrita" ... contest� uno de ellos ..." Le digo que
est� como para cog�rsela aqu� mismo, nada m�s me levantarle la faldita y
encajarle la riata hasta el fondo" a�adi� morbosamente.



" Es que no mames!!!, ya viste c�mo se le ven las nalgas bajo
del vestido???" Pregunt� ansiosamente el otro y luego se extendi� ..." Hasta los
calzones se le ven y aquel pinche mono se la ha pasado vi�ndole las tetas
mientras se las agarra y le arrima el palo para que la muy cabrona sienta lo que
le van a dar antes de llegar a su casa"....



"Shhhhs"... Los call� el �ltimo que hab�a llegado ..." No
manchen !!! y no anden hablando as� que su marido anda por aqu� y no creo que le
gustara oirlos hablar as� de su mujer" ... les conmin�



Para entonces yo pude distinguir por las pisadas y ruidos que
hac�an, que ya se encontraban en los lavamanos cuando uno de ellos insisti�...
"Bueno pues no se., pero yo supongo que si estas casado con una vieja as� de
buena y la dejas que vaya vestida como ella va a la oficina o cuando se va
disque a atender a los clientes, pues sabr�s que al menos alguno de todos los
dem�s cabrones, ya se la ha de estar cogiendo o al menos met�endole mano"...



"Si, no mames !!!"... agreg� el otro ..." Como crees que el
buey de su marido no va a saber la clase de puta que tiene en casa, si la deja
venir a restregarle con las nalgas a los clientes de sus jefe y hasta la
acompa�a, abr�a crecer un est�pido cornudo o su padrote para dejar que se la
cachondeen as� delante de sus narices" concluy�.



"Bueno pues haga lo que quieran que al fin ella les dije y en
verdad no creo que el pobre buey sepa de las cosas que su mujercita hace"... les
coment� en torno m�s que decente su amigo ... "Hace rato cuando �l lleg� a la
mesa yo no sab�a qui�n era pero luego los vi discutiendo" termin� de decirles..



"Pues si es as�, de veras que pobre mono, aunque no me digas
que no lo sab�a antes de casarse, si a esa se le nota que va por la vida
pidiendo verga o d�rselas a quien m�s le convenga"... dijo uno de los que
llegaron primero.



"Eso si es cierto" coment� el otro ..."A mi Lety, la
secretaria de su jefe me ha contado como le ha ido haciendo para que la
promovieran y aumenten el sueldo., y muy seguido le ha tocado contestar el
tel�fono y decirle al marido que no est� o se encuentra en otra llamada,
mientras que la muy putona esta encerrada en la oficina con el jefe y ya cuando
salen se les nota la ropa o los pelos desarreglados y tratan de actuar como si
nadie supiera que seguramente aquella no le pudo contestar el tel�fono no por
estar ocupada sino m�s la boca llena con el "micr�fono" del jefe que la ten�a
por la otra l�nea" ...Fueron las �ltimas palabras que les escuche decir antes de
que salieran de la habitaci�n y la puerta se cerrara detr�s de ellos.



Tras unos minutos m�s, intentando pasar desadvertido regres�
hasta la mesa para recoger mi boleto del estacionamiento y disponerme a salir
del lugar sin que nadie lo notara, pero una de las muchachas que se encontraba
all� sentada, me reconoci� y por cortes�a entabl� una pl�tica conmigo que me fue
imposible cortar sin hacerle alguna groser�a, por lo que a�n me encontraba
presente cuando la cena nos fue servida y no me quedo m�s remedio que intentar
aparentar mi buen �nimo, continuaba cenando y conversando con ella hasta que
terminamos la cena y los platos nos fueron retirados y nuevamente un grupo
musical invit� a todos a bailar.



Aunque yo no hallaba ya el momento para despedirme, la amiga
de mi mujer me pidi� que la esperara unos segundos a que regresara de saludar a
alguna persona y ya despu�s me despidiera. Por lo que no queriendo delatar mi
molestia y ser mala gente con una persona que tan bien me hab�a tratado,
impaciente quede esper�ndola por un rato mientras que nuevamente busqu� a mi
mujer en la pista de baile, encontr�ndola esta vez, tal y como lo hab�an
descrito sus compa�eros de trabajo, con el trasero embarrado al frente de los
pantalones de aquel hombre, que para situarse en tal posici�n flexionaba las
piernas, mientras que al comp�s de la m�sica se mec�a de delante hacia atr�s
encajando con cada movimiento entre las nalgas de mi mujer aquel bulto que se le
formaba sobre la oscura tela de su traje., y �l acomodaba una de sus manos sobre
la cadera de Sandra, en tanto que la otra casi rode�ndola se situaba cerca de su
pubis, aunque indudablemente s� ella a�n no llevara puesto el vestido, esta se
encontrar�a colocada sobre el tri�ngulo de tela de sus pantaletas.



Al notarlo y caer en cuenta de que as� como me hab�a topado
con alguna de las amigas de Sandra, probablemente me encontrara sentado junto a
algunas otras personas que la conocieran e incluso me pudieran identificar como
su marido, trat� se evitar la humillante situaci�n de permitir que los posibles
compa�eros de mi mujer me vieran all� sentado mientras que en la pista de baile
otro hombre tocaba de manera tan descarada a mi esposa, pretend� voltearme hacia
otro lado y fingir que no les hab�a yo visto.



Sin embargo pude reconocer la cara de desconcierto de una de
ellas a quien hab�a yo llegado a conocer de vista en alguna ocasi�n cuando hab�a
pasado a recogerla a su trabajo., al justo momento en que otra de ellas les
comentaba ..."Ser�a mejor echarles agua fr�a a esos dos y que se le baje la
calentura a tu amiguita que parece estar como perra en brama"



"Si" Dijo otra ..."Mas vale que los separen de una vez antes
de que el amigo de tu jefe la dej� embarazada y la mande bien cargada a su
casa".. Termin� de decir en tono un poco burl�n ella misma., mientras que yo
sent�a mi cabeza calentarse y mi rostro encenderse de color rojo.



Luego ya a punto de no poderme contener m�s y estar listo
para pararme de mi asiento, de manera furtiva y por el rabillo del ojo, alcance
a notar que ahora aquel hombre girando el cuerpo de mi mujer lo volteaba hasta
quedar frente a frente y hal�ndola hacia si mismo, la hizo cerrar todo espacio
que hab�a entre ellos dos, hasta que sus voluminosos senos fueron a aplastarse
contra el robusto pecho de su acompa�ante y este llevaba ya de manera descarada
una de sus manos a colocarse sobre las redondas nalgas de mi esposa.



... " No se" Ahora dijo una de las mujeres ..."Alguien
deber�a de decirles algo y que no se pasen, esto no es un burdel como para andar
haciendo esos desfiguros y ya si a ella le gusta ser una cualquiera, que al
menos se vaya a un cabaret o se busque un hotel para hacer esas cosas"



... " Cierto" contest� la otra sin notar los gestos que le
hac�a la �nica de ellas que permanec�a callada y que era quien me conoc�a, sin
atinar a una manera de hacerle saber la necesidad de cerrar la boca ..."Yo no se
como puede permanecer casada una tipa as�, o que al marido no le importa ella
sea la putita de la compa��a?"



"Al menos deber�a de hacerla que se vistiera de manera menos
descarada y no pareciera que va por la calle siempre ofreci�ndose" contest� la
primera



"Si no la hacen que dej� de usar esos vestiditos de fichera y
su marido le compra ropas menos ajustadas y escandalosas, en una de esas y
pronto ya no le van a quedar" le dijo la otra antes de que la interrumpiera su
amiga ..." Ni esas ni ningunas otras m�s le van a quedar si no hasta dentro de
nueve meses" Y ambas rieron al un�sono-, antes de que la tercera de ellas
acerc�ndose al o�do de una de ellas le susurrara algo., que causo que de
inmediato se callara y no con mucho �xito intentara voltear a verme
disimuladamente.



Para mi aquello ya hab�a sido m�s de lo que pod�a soportar,
por lo que intentando aparentar no haber escuchado su conversaci�n, me par� de
la mesa y fui a buscar la salida, resultando que al pasar cerca de los tel�fonos
p�blicos del lugar nuevamente me encontr� a la amiga de mi mujer quien
nuevamente me entretuvo mientras me ped�a que me quedara un poco m�s y no me
fuera; sin embargo y tal como era de suponerse yo me negu� a hacerlo,
minti�ndole y pretextando el tener cosas que hacer por la ma�ana. Aunque
mientras me desped�a de ella alcance a ver que por la otra puerta sal�a mi mujer
acompa�ada del hombre con quien hab�a pasado la velada y quien llev�ndola de la
mano la guiaba hacia el estacionamiento.



Ya para cuando pude salir al aire fr�o de la noche y movido
por un extra�o morbo, decid� constatar en toda su magnitud los alcances de mi
ad�ltera mujer, por lo que en vez de ir a buscar mi carro, decid� buscar a mi
esposa y saber si ya hab�a abandonado el lugar o si acaso se encontraba en alg�n
apartado rinc�n dej�ndose manosear a placer por aquel hombre.



Busque afuera de la construcci�n, por el jard�n y cerca de
una alberca que hab�a en el lugar sin poderlos encontrar, en vista de lo cual
supuse que ya no los encontrar�a y me dirig� nuevamente hacia el estacionamiento
donde no muy lejos del m�o encontr� el autom�vil de Sandra hacia el cual me
dirig� con la intenci�n de dejarle una nota expres�ndole mi m�s sincera
reprobaci�n a sus actos, as� como la necesidad de replantearnos la idea de
permanecer unidos., cuando de pronto al acercarme pude notar que una de las
portezuelas traseras se encontraba abierta y del interior surg�an algunos
sonidos, suspiros y risas entrecortadas por lo que sigilosamente me acerqu� con
la esperanza de no ser descubierto y poder descubrirlos .



Lo que a continuaci�n vi, a�n lo recuerdo perfectamente y
dudo de alguna manera poder expresarlo con palabras pues s� que a pesar de
parecer una perversidad, ese momento cambi� y marco de manera indeleble la
imagen que yo ten�a del matrimonio, mi vida futura y personalidad de mi mujer.
All� se encontraba a ella junto con aquel hombre sobre el asiento trasero del
veh�culo de mi esposa, recostados a lo largo del sill�n en posici�n de cucharas
y con ella delante de �l que la sostenida firmemente por la cintura mientras la
penetraba desde atr�s.



Ella ten�a el vestido totalmente levantado y enrollado
alrededor de la cintura mientras que no habiendo sido completamente despojada de
sus pantaletas estas colgaban de uno de sus tobillos, enredados entre su tal�n,
alguna de las tiras de piel de sus zapatos y los tacones. Pero fue entonces
mientras yo sin poder salir de mi estupor, observ� como su amante o al menos
quien yo consideraba su amante por esa noche, la hizo levantar una de sus
piernas para poder acomodarse y penetrarla mejor, cuando descubr� aquel tremendo
miembro que �l se esforzaba por retacar dentro de mi mujer, haci�ndome incluso
sentir algo de verg�enza por saberlo mejor dotado que yo y poder ofrecerle
semejante �rgano para qu� ella lo gozara. Sin duda alguna podr�a yo reclamar lo
que fuera y mandarla al demonio, pero jam�s podr�a yo competir con �l, respecto
a las cosas que �l podr�a hacer con el cuerpo de mi mujer.



�l se encontraba a espaldas de Sandra y ya la hab�a
penetrado, cuando aun pod�a yo notar que pese al bulto de las nalgas de mi
mujer, hab�a ya introducido m�s de 15 cent�metros de su verga y a�n le quedaban
al menos otros 10 por continuar, cuando le pregunt� ..."As�, verdad Sandrita
???., as� te gusta m�s, tu me dices cuando tengas m�s adentro m�s verga de la
que tu marido te ofrece en casa siii ???... y luego a�adi� ... " Tu dime que no
quiero lastimarte"!!!



" No, no te apures, tu damela toda que te quiero sentir
hasta dentro donde �l nunca llega" contest� entre suspiros mi esposa y luego
solt� un gritito ..." As�iii paaaapi, que me encanta que me cojas todita con tu
cosota aahhh ".... alcanz� ella a terminar cuando sintiendo una embestida de
aquel macho, culmin� con un suspiro.



"Si lo se, pero tu dime por que te gusta tanto mi verga??"
pregunt� �l y luego como si fuera pregunta de opci�n multiple ofreci� ..." Es
por que no es la de tu marido?, por que tu marido esta alla adentro en la fiesta
mientras tu me das las nalgas aqu� afuera? o es por que te gustan as� de grandes
gruesas y peludas???"



"Si, s� me gusta que me la des as�, me gusta que lo hayas
conocidoooo ohhh y que te la pongas asi de gorda para miiii!... exclam�
extasiada ella al tiempo que continuaba recibiendo sus embates y luego le
pegunto ..." A ti te gusto haberlo conocido aunque s�lo sea de vista???"



" S. Siiiii arrrgghhh!!!" Contest� �l ..." Sabes que quer�a
verle la cara a tu marido y al menooss conocer al hombre que me hace pfavoor de
prestarme a su mujer" ... termino la cinica respuesta y luego lanz� ..." Digo, s
sssi al menos yo pago por algunas de las cosas que tu te pones para �l, cuando
menos conocerlo y de vez en cuando menos que �l tambien comparta conmigo no
crees??"....



"Shhhh siiiii, siii, calla y s�lo termina de cogerme que ya
ha de querer que nos vayamos, estaba muy enojado hace rato cuando lo vi" Dijo
ella.




"Siii, siii, siiii"... Le gritaba �l mientras que aceleraba
su paso, ..." s�lo dime por que prefieres tanto mi verga a la suya".... insisti�
en preguntar.



" Tu - tu, sa - beeess!" intentaba contestar mi esposa, para
luego durante un respiro decir ..." Es que la tuya me hace sentir llena y no
quisiera que nunca me la sacarasaaaaaaahhhhh!!... No alcanz� a terminar ella
cuando el se apresur�.



... "Ahhh, aquuuiiiii te vannnn!!!!., te voy a hacer un bebe
para que le pongas mi nombreeehhhhh!.... le alcanc� a escuchar al tiempo en que
jadeando explotaba dentro de la desprotegida v�gina de mi mujer...




" Siiii, oohhhhhh, siiii paaapi damelos todos y ri�game con
ellos y m�rcame por dentro que quiero que me hagas tuya para siempre, ser tu
mujer y que me pongas un bebe en la barriguita aauuuhhmmm oooohhhhhhhh,,
ssiiiiiiii, asiiiiiiiii ooohhhhhh que lindooooohhhh"... Escuche aquel revelador
aunque quizas ya no tan inesperado comentario que mi mujer hacia al tiempo en
que se convulsionaba en medio de un orgasmo.



Vi su cuerpo temblar y estremecerse, mientras que �l
levantaba a�n m�s la pierna que le segu�a sosteniendo y se empujaba hasta el
fondo, para depositar dentro de ella de una buena vez todo su liquido seminal. Y
ella apretaba los p�rpados al mismo tiempo que en se�al inequ�voca del placer
que aquel hombre le estaba causando, abri� de par en par los labios, pero sin
dejar escapar m�s que un casi imperceptible y lastimero gemido, similar al que
las gatas producen al copular con el macho.



Y ya cuando finalmente pude ver que sus cuerpos dejaban de
tensarse tras las convulsiones finales de sus explosiones, vi como instantes
despu�s su amante retiraba de su cavidad su adormecido falo que apareci�
totalmente cubierto y embadurnado por los amorosos jugos de mi mujer., y que
poco a poco conforme �l iba extrayendo de su interior su �rgano sexual,
aquellos mismas esencias de lubricaci�n femenina, se iban mezclando con la
blanca y espesa substancia de macho que �l hab�a depositado dentro de de ella.



Sin m�s ya que poder presenciar, me dispon�a a abandonar el
lugar cuando v� como aquella diminuta prenda que se supondr�a que deber�a de
haber defendido la privada intimidad de mi mujer, salvaguard�ndola para mi e
impidiendo aquel il�cito apareamiento que acababa yo de presenciar, finalmente
cay� de su pierna y fue a dar al suelo del estacionamiento, a un lado de su
camioneta donde quedo tirada., cuando escuche algunas voces que acerc�ndose
hacia mi, me preguntaban si acaso se me hab�a perdido algo o necesitaba ayuda.,
por lo que tratando de actuar con toda calma saque la llave de mi autom�vil y me
dirig� al mismo, procurando no hacer ruido al desactivar la alarma.



Ya desde el interior de mi veh�culo, alcance a ver como
apresuradamente aparec�a la figura del amante de mi mujer que se paraba frente a
la portezuela para impedir que el guardia viera hacia adentro y encontrara a mi
mujer, a quien supongo yo que no le habr� dado tiempo de volver a colocarse en
su sitio las pantaletas.


.


Todo eso, tal y como lo dije al principio es estas l�neas,
ocurri� poco antes de la navidad pasada y yo regres� a mi casa donde esper� a
que mi mujer llegara, pero sin decirle nada al respecto,.cuando lleg� fing�
estar dormido y a la ma�ana siguiente pase a recoger a los ni�os a casa de su
abuelo y despu�s nos vimos para almorzar todos juntos en el club deportivo al
que asistimos y continu� yo continu� como si nada viviendo a su lado sin saber
realmente que hacer con mi vida



Ahora bien y al respecto de lo que alguno de ustedes podr�
preguntarse sobre lo que puede tener mi relato con el titulo del mismo, les
puedo comentar que esto se debe a lo que ocurri� un par de se semanas m�s tarde
cuando ya estando a unos cu�ntos d�as de celebrar la navidad, una tarde cuando
regres� a la casa, me encontr� al pie del arbol cuatro paquetes que de inmediato
me llamaron la atenci�n por tratarse de cajas de regalo de Victoria�s Secrets,
Fredericks of Hollywood y Secret in Lace.



Y tal y como hab�a ocurrido anteriormente, no pude contener
mis ansias por averiguar ahora de que nuevo jueguito de prendas intimas se le
hab�a ocurrido a mi mujer comprarse, despu�s de saber que me encontraba s�lo en
casa, con el mayor cuidado que pude me dispuse a abrir, aunque note que al menos
dos de los paquetes ya hab�an sido abiertos.



En la caja rosa y franjas de Victoria�s, me encontr� un
juego de lencer�a blanco, sumamente transparente aunque con motivos florales
que supon�a yo deb�an de cumplir el cometido de aunque fuera cubrir parcialmente
los privados encantos de mi mujer, y ya cuando estaba por volver a cerrar la
caja, en el interior descubr� una diminuta cajita con un juego de aretes de
perla y una nota que dec�a " Espero que no sigas siendo tan olvidadiza, el resto
del juego te lo dar� cuando te vea" y prendida con un alfiler prendida otra
segunda notita que se le�a "Estos son para agradecerte por aquella encantadora
noche. Creo que as� eran los que perdiste en el estacionamiento, los dem�s son
para que los uses en esta navidad y me recuerdes mientras sirves la cena,
espero que te gusten" Firmaba "David"



De inmediato abr� los otros dos paquetes de Secrets in Lace,
donde encontr� otro juego completo de sensual lencer�a color rojo casi vino, y
otro de corpi�o o faja color blanco, brassiere y pantaletas, aunque para nada
vulgares, sino que por el contrario, luc�an sumamente elegantes y costosos muy
elegante y costosa ( incluso por ah� encontr� el catalogo por si alguien lo
quiere ver ) con otra nota que dec�a ..."�sese s�lo en navidad o en caso de ir a
ver a su cliente favorito"...



Y en la �ltima caja frederick�s, hab�a otro juego de
lencer�a color negro acompa�ando a un vestido del mismo color y que despu�s
cuando vi a mi mujer as�ndolo, pude notar que se trataba si no de un vulgar si
bastante escandaloso y sugerente vestido que definitivamente parec�a chocar
totalmente con el gusto de quien hubiera escogido las otras prendas intimas.



Y tal como yo lo anticipe, desde que vi el contenido de los
paquetes, aquella noche de navidad, antes de la cena uno de los obsequios hab�a
ya desaparecido de su sitio debajo del �rbol y mientras mi esposa nos serv�a a
mi y a todos los invitados, yo s�lo pod�a imaginar como lucir�a el cuerpo de mi
mujer con aquel sugestivo juego de ropa intima que llevaba bajo su vestido y que
en un cinismo de la m�s alta escuela, ella misma hab�a puesto bajo mi propio
�rbol de navidad, sabiendo que era otro hombre y no yo el que le hab�a regalado
las prendas que ahora ella usaba durante la cena.




Despu�s ocurrieron m�s situaciones, pero por lo pronto quise
contarles como hab�a comenzado todo., por favor h�ganme saber si conocen a
alguien en una situaci�n similar a la m�a, pues me gustar�a saber de �l y quiz�s
entablar comunicaci�n con �l



-� Jordy Xors y G.O. Tigers





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Relato: Los Regalos de Sandra
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