Compa�eros de trabajo no resistieron mas y dieron rienda suelta a sus intimas pasiones.

El era un apuesto chico de 24 a�os que trabajaba en un museo de Madrid. Era un museo peque�ito y acudia cada ma�ana a abrir dicho lugar siempre pensando en lo mismo. Sus compa�eras de trabajo. Por un lado su jefa, una chica de unos 39 a�os delgadita melenita corta y delicada figura, que desde el dia que entro a trabajar llevaba pensando en tocarla, desnudarla y por que no, oler su delicada lenceria que cada dia cambiaba para deleite del muchacho. Rocca era su nombre. La otra compa�era era una se�ors de unos 60 a�os que la verdad no era demasiado guapa, pero al muchacho le venian ideas tremendamente depravadas para realizar con aquella se�ora en el museo. Deseaba humillarla quizas orinarla y hacerle besar sus pies. Un dia cualquiera, el chaval acudio a su puesto de trabajo y alli estaba Rocca con una camisetita muy suelta y derrochando sensualidad. So�o por un momento que la empujaba contra el mostrador y arrancaba su pantalon con violencia hacia abajo para dejar al descubierto una fina tanga de hilo blanca que agarr� con sus dientes y descosio. Dejo asi su culito al aire y su vagina al igual se mostraba humeda. El muchacho quiso en su mente introducir su cara en aquel lugar y llenarse de todos los olores y sabores que el culo de Rocca le podia ofrecer.imagino que chupaba su ano mientras ella se deshacia en placer y se tiraba sobre una maqueta de una exposicion con su camisetita medio levantada, empotrando sus tetitas contra el cristal. Asi so�o poseerla con su lengua y con su polla mas tarde. Hasta lo mas profundo mientras Rocca lo animaba a destruirle el culo. Con fuerza y hasta el fondo la penetro por detras, mientras sin darse cuenta unos turistas habian entrado y observaban la escena. El muchacho volvio en si con esa idea. Estaba frente a Rocca con una ereccion terrible...

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