Hola me llamo Antonia actualmente cuento con 26 a�os y justo dos de casada y voy a compartir con ustedes los motivos que me orillaron a la infidelidad
No hab�an transcurrido dos meses de mi boda cuando mi esposo mostr� su verdadera personalidad es presa del alcohol por lo que en repetidas ocasiones me vi obligada a solicitarle ayuda econ�mica al padre de una amiga hasta que aproximadamente tres meses m�s tarde cuando lo busque por mas ayuda encontr�ndome con una respuesta que jam�s imagine, me quede paralizada al escucharle, me estaba proponiendo tener sexo a cambio de la ayuda ya que jam�s le hab�a pagado lo prestado, sent�a que mi sangre herv�a al verme humillada de esa manera ya que no me consideraba una prostituta y estuve a punto de abandonar su domicilio no sin antes decirle su precio pero me contuve sabiendo que en ese instante no contaba con un centavo y por otro lado los �ltimos cuatro meses mi esposo ni siquiera me hab�a tocado, no puedo precisar el tiempo que permanec� en silencio evaluando su propuesta as� que tragando saliva acepte
En primera instancia me condujo al ba�o donde sin prisa alguna me fue desnudando al ritmo de un rico cachondeo mientras �l iba haciendo lo propio, yo por mi parte trate de no mirar su verga imaginando que ser�a igual de chica y delgada como la de mi esposo as� le permit� que lavara todo mi cuerpo lo que propicio que me fuera excitando y cuando fue mi turno de lavarlo a �l me lleve una gran sorpresa, su verga ni es chica mucho menos delgada en ese momento calcule que medir�a m�s de veinte cent�metros y bastante gruesa en ese instante mi temperatura llego al m�ximo y sin el mas m�nimo dejo de pudor ah� en el mismo ba�o y bajo el chorro del agua comenc� a chuparle la verga result�ndose imposible introducir met�rmela entera en la boca como lo hice con la de mi esposo solo chupaba algo m�s de su enorme y roja cabeza
Me contuvo para llevarme a su habitaci�n donde con suma delicadeza seco el agua de mi cuerpo para posteriormente colocarme sobre la cama de tal manera que le permiti� darme el m�s grande sexo oral que hombre alguno me hab�a dado, lami� en todo su contorno mi vagina mientras que con dos dedos masajeaba mi ya hinchado cl�toris arranc�ndome sonoros gemidos de placer y cuando lo crey� conveniente introdujo su lengua en mi vagina luego la llevo hasta mi cl�toris, lo lami� y mordisqueo suavemente con sus labios, mis gemidos ya resultaban incontrolables al igual que mi pelvis la que mov�a desaforadamente y as� llego el primero de mis orgasmos, mis jugos no le provocaron repulsi�n alguno por el contrario los degusto con sumo agrado
Me coloco para penetrarme en primera instancia en misionero, paso una y otra vez su enorme verga entre mis labios vaginales introduciendo ocasionalmente �nicamente la cabeza de su verga, por mi estado de excitaci�n casi le suplique que ya la metiera, con sume delicadeza comenz� hacer presi�n y su verga se fue deslizando sin dificultad alguna mis jugos y por supuesto los suyos la facilitaron, hund�a y retroced�a llevando al m�ximo mi desesperaci�n por tenerle toda adentro, gem�a y jadeaba sin control alguno hasta que pude pedirle que ya la metiera toda, y como solo hab�a sentido dentro de m� la mitad de su verga no pude contener el grito que escapo de mi boca cuando de un solo impuso me la clavo por completo y solo recuerdo que dije, hay papito tienes una verga divina de las otras frases me imagino que fueron las que las mujeres solemos decir y luego llego el orgasmo al que precedieron no s� cuantos m�s y el aun continuaba con la verga bien dura y sin venirse y cuando por fin lo hizo en un acto de suma prudencia saco su verga y se vino sobre mi abdomen lo cual agradec� ya que hab�amos cogido sin protecci�n
Se puede decir que quede satisfecha pero no por el contrario quer�a aun mas verga en pocas palabras quer�a coger hasta el agotamiento y as� lo hicimos, yo por mi parte abandone de su domicilio ya entrada la noche feliz y con lo pactado
A partir de ese d�a asisto a mi terapia como yo le llamo a satisfacer mis necesidades biol�gicas propias de una mujer y por otro lado ya no sufro de escases econ�micas y el buey de mi esposo ni se entera �l piensa que ah� trabajo de domestica jajaja
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Relato: El amante perfecto
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