Relato: Cartas calientes Cartas calientes
Ese d�a estaba en su cama y quiso leer un rato. En su biblioteca personal, encontr� el libro que conten�a las deliciosas cartas que el famoso James Joyce le enviaba a su amante. Quiso leerlas y medida que entraba en esa mezcla de deseo, erotismo y vulgaridad, se fascin�. Empez� a sentir deseos, meti� su mano entre sus piernas, que se ve�an largas y tensas entre la peque�a falda azul floreada que llevaba puesta. Sus dedos entraron ah�, en ese peque�o espacio oscuro, y empezaron a dar deliciosas y lujuriosas caricias hasta sentir la humedad exquisita de su deseo. Pero pens� que no quer�a estar sola. Llam� entonces a un amigo. Este lleg� sin falta, eso de despreciar un trago y una interesante compa��a era algo imposible de pensar por �l. Se sorprendi� al verla tan sexy. Peque�a blusa blanca con tiras que le llegaba hasta el ombligo, dejando al descubierto su abdomen plano, curveado y jugoso. Pero no paraba ah� su asombro, la faldita era un para�so. Una diminuta prenda le dejaba ver sus piernas torneadas, largas y deseosas de dejar ver el resto de su entrepierna. Lo sab�a, hab�a entrado para quedarse toda la noche.
Ella le brind� unos tragos y quiso leerle las candentes cartas, lo hac�a con voz baja mientras cruzaba las piernas. No llevaba pantis. En realidad no llevaba ropa interior. Toda esta atm�sfera hizo que �l enloqueciera y como un toro se fuera hacia ella. La puso con fuerza contra la pared y de espaldas le sob� su verga erguida, la puso entre esas nalgas redondas y acolchonadas. Meti� una mano entre las piernas de ella y sinti� la humedad que no para de salir. La mujer, empez� a jadear y a mover sus caderas de manera circular. Meti� luego una mano entre su blusa, sinti� los pechos calientes y los pezones apunto de estallar. As� que la devolvi� hac�a �l, le chup� con desespero las tetas mientras le segu�a sobando la entrepierna. Segu�an cada vez m�s fuertes sus jadeos, m�s h�meda. Hasta que explot� con un fuerte grito. Y �l no par�, empez� a tocarle el culo, se agach� y se lo chup� mientras ella se tocaba su cl�toris con una mano y con la otra se sobaba las tetas. �l empez� a tocarse la verga y sab�a que ella estaba tan caliente que necesitar�a ayuda. La dej� un momento e hizo una llamada.
Mientras segu�an la faena, los tragos iban y ven�an, ella ya estaba delirando de deseo y de embriaguez. Al rato suena el timbre, �l le pide a ella que abra. Se sorprende al ver su ex amante, pero le complace, su deseo loco la hace aceptar. Lo hace pasar hacia el sill�n donde est� su otro amigo con la verga afuera apunto de estallar. Ella se monta en �l, lo besa y le pide a su ex que se acerque. Mientras hunde una y otra vez la verga en su co�o mojado, ella estira su mano para tocar fuertemente la verga erguida y caliente de su ex. Ella jadea, jadea con desespero. Le da un par de cachetadas a su amigo as� montada y enloquece. As� que su ex aprovecha, se pone de pie y comienza a acariciar con su verga las nalgas aceitadas de la hembra. Ella sigue encima de su amigo enloquecida de deseo, moviendo su pelvis de manera circular, nuevamente le da unas cachetadas a su amigo y enloquece m�s. Mientras su ex le da un par de nalgadas y enfurecido por la excitaci�n, mete su verga con fuerza en el culo ya h�medo de ella. La faldita azul con flores estaba entre esas dos vergas erguidas y calientes que entraba y sal�an del co�o y del culo de la desesperada mujer. Estaba embriagada de lujuria. Ellos deciden cambiar de posici�n, pero primero la ponen de rodillas para que chupe verga un buen rato. La toman del cabello con fuerza y le hunden la verga por turnos hasta que su garganta repleta la hace erizar y casi vomitar. La alzan y cambian de posici�n, una verga pasa del culo al co�o y la otra verga del co�o al culo e inician la faena con fuerza y desespero, ella cachetea al que est� debajo una y otra vez hasta desesperarse, hasta el desborde total. Ellos aceleran, todos jadean, sudan, lubrican y palpitan con locura hasta que los tres explotan. Pero ellos a�n no hab�an terminado. La ponen de rodillas, se hacen fuerte en la verga con la mano y se vienen llen�ndole la boca de semen a la mujer. Luego se sientan, se toman un par tragos m�s y la dejan dormidita y satisfecha en la cama.
Lo que terminan haciendo unas cartas y una faldita.
Autora: Lilith.
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Relato: Cartas calientes
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