Siempre me hab�a fijado en un jovencito, como de unos 18
a�os, de la Universidad. Siempre lo ve�a pasar y no dejaba de despertar ciertas
emociones en m�. Pero nunca hab�a tenido la oportunidad de hablarle. Hasta que
en una fiesta a la que casualmente est�bamos ambos, pude hacerlo.
Sin querer, �l se acerc� hasta donde estaba yo. Conoc�amos
amigos en com�n y as� sin mucha gracia sali� platica amena.
Sosten�amos un contacto visual muy fuerte y yo ya ten�a mi
polla extremadamente parada, por lo cual no quer�a ni pararme para que nadie lo
notase. Este ni�o, porque en realidad a�n lo es, tiene una cara de �ngel, una
cara de "yo no fui", se ve totalmente inocente. Mas no sab�a lo que me
aguardaba.
Termino la fiesta y le ofrec� avent�n hasta su casa. Acept�
algo extra�ado, pero acept�. Como quien no quer�a lo ir�a a dejar a �l por
�ltimo, antes de irme a mi casa.
Dej� a todos mis amigos en sus casas y solo �bamos nosotros
dos. Empezamos una conversaci�n ligera. De repente, sin querer, le toqu� la
pierna mientras cambiaba velocidades. Y no intent� quitarla. As� que me fui
toc�ndole la pierna por un buen rato, hasta que vino �l y empez� a moverla para
que yo pudiera tocar m�s arriba.
Yo ni lento, ni perezoso aprovech� la ocasi�n para que mi
mano se pusiera justo en su trasero, a lo que �l se acomod� r�pidamente. Un
silencio excitante corr�a por el carro. De pronto sent� su mano en mi pierna, yo
la levant� para que cayera justo en mi verga que estaba erecta. Juguete� un rato
con mi palo, no lo soltaba en ning�n momento y su respiraci�n se aceleraba
pausadamente. Yo ten�a ganas de follarmelo. Me acord� de que el departamento de
mi hermano estar�a vac�o, as� que decid� llevarme al angelito al apartamento.
Estacionamos el carro e inmediatamente est�bamos dentro de la
casa. Nos empezamos a besar como locos, me met�a la lengua y su mano hurgaba
dentro de mi bragueta lo que tanto anhelaba meter dentro de su cuerpo.
El apartamento de mi hermano tiene dos columnas de hierro en
la sala. Justamente ah� en una columna, est�bamos disfruntando. Despu�s de un
rato, los dos est�bamos sin camisas y sin zapatos. Subi� sus manos por mi
espalda, e hizo que mis brazos subieran con los de �l. Estaba tan caliente de
ver aquella cara inocente port�ndose mal que ni siquiera me di cuenta de cuando
me amarr� las manos en el pilar. No s� con qu�, ni a qu� horas lo hizo. El
asunto era que estaba amarrado e imposibilitado de cualquier escape.
Una sonrisa maligna se le dibuj� en su rostro. Sus ojos
ard�an lujuriosos. Se visti� nuevamente mientras yo le rogaba que no se fuera,
que me desatara. Entonces, puso la radio y frente a m� empez� a desnudarse al
comp�s de la m�sica. Primero se quit� la camisa, al mismo tiempo que bailaba y
se restregaba en la columna de hierro. Se quito los pantalones, luego el
pantal�n, descubr� que no usa ropa interior.
Su cara estaba completamente transformada, no parec�a ser el
joven que caminaba tan inocente sobre los pasillos de la U.
�Qu� culo!. �Qu� bueno se le ve�a el culo!. Ten�a tantas
ganas de tocarlo, estrujarlo, apretarlo. Pero, el maldito me ten�a amarrados.
Siempre con la m�sica se acerc� hacia m�. Me beso. Meti� mi mano en mi boxer y
acariciaba mi garrote, que m�s de una vez estuvo a punto de irse.
Sac� su lengua de mi boca y bajo, despacio, despacio, como
saboreando mi cuerpo. Se encontr� frente a frente con mi polla que ard�a.
Comenz� a introducirlo en su boca. Sus labios son peque�os, pero carnosos. La
chupaba, la acariciaba, la leng�eteaba, la besaba. Yo solo gem�a del placer. Qu�
bueno, nunca me hab�a sentido tan impotente ante una situaci�n que estaba
disfrutando al m�ximo.
El roce de sus labios, su mirada de satisfacci�n y disfrute y
su movimiento hicieron que expulsar� la mayor cantidad de leche que yo pude
haber hecho en mi vida. No se derram� ni una sola gota. Todo lo tragaba. Termin�
de eyacular y me limpi� mi polla con su lengua.
Luego hizo que bajara, hasta quedar acostado en el piso. Como
no pod�a tocar sus nalgas con mis manos, le di el beso negro. Unos sollozos
sal�an de su boca nada m�s.
Lubriqu� un poco y se coloc� arriba de mi verga. Qu� apretado
estaba el culo de �l. Se sent� y se puso la punta en su ano. Empujaba hacia
abajo para poder meterla y se abr�a cada vez m�s para gozarla completa. Qu� rico
estar peleando para romperle el culo. Yo estaba en el m�ximo �xtasis.
Al fin, su delicado y rosado hueco ced�a. Su rostro se
convert�a en una mezcla de dolor y placer. Logr� meterla toda, hasta sus mismas
entra�as. Y como todo un experto cabalgaba y cabalgaba. Su respiraci�n entre
cortada, su r�tmico movimiento y sus sonidos de placer me transtornaban la
cabeza. No se conformaba con tenerla adentro toda, sino que me acariciaba mis
huevos.
Antes de que eyaculara, logr� zafar mi mano. Aprovech� para
tocarle el culo, apretaba aquel pedazo de carne que tanta alegr�a me estaba
dando.
Solt� la otra y fue cuando agarr� por completo su culo y lo
mov�a m�s r�pido y m�s r�pido y m�s r�pido como esperando el l�quido que se
hab�a tragado.
Le cog� su polla y empec� a besarla y a chuparla hasta que
desparram� su l�quido dentro de mi boca. Se acost� a la par m�a y cayo dormido
en un profundo sue�o.
Dormido parec�a aquel dulce angelito de mi recuerdo. Yo tom�
ventaja sobre su posici�n y logr� deshacerle y hacerle aquel culo de nuevo. Qu�
ni�o para coger. Qued� con ganas de m�s pero esa ya es otra historia.