Relato: DOS POLVOS POR GRATITUD ultimo
lean antes el capitulo primero.
Ella parec�a estar nerviosa e impaciente y me dijo:
-Col�cate m�s cerca.
Me junt� m�s a ella y note como mi polla penetraba el orificio de su vagina.�Qu� caliente estaba su co�o! Ella no dec�a nada. Parec�a s�lo sentir mi polla dentro de ella. Me entraron convulsiones y me corr�. Ella permanec�a callada. Se la saqu� y me qued� mirando el techo de la herrumbrosa habitaci�n. Esperanza segu�a en silencio d�ndome el culo. Yo no pod�a creerme lo que estaba ocurriendo. No pod�a desperdiciar esta ocasi�n y deb�a aprovecharla. Deb�a seguir satisfaciendo mi apetito sexual con aquella mujer que desnuda, al lado de mi, me daba la espalda. Mi polla empez� de nuevo a recuperarse y ponerse enorme y sent� deseos de gozar de nuevo con Esperanza, que permanec�a en silencio. Me incorpor� y agarr� el cuerpo de ella con mis manos, colocando su espalda en el suelo. Me fij� en su co�o con pelos. Luego mir� a Esperanza, que ten�a los ojos cerrados. Estaba callada, parec�a aturdida, como atontada. Deb�a de ser el c�mulo de emociones por las que hab�a pasado en unas horas: por un lado el disgusto familiar y por otro estar siendo follada por un extra�o, un joven al que apenas conoc�a. No pude contenerme m�s y agarr� con la mano derecha mi miembro de veintitr�s cent�metros, dirigi�ndolo a la raja de su sexo. Entr� sin dificultad. Pens�, "No debe ser primeriza" .Esperanza solt� un quedo gemido. Se la met� hasta el fondo de su estrecho orificio y empec� a cabalgarla. Esperanza no se mov�a, permanec�a inm�vil. Ten�a mi cuerpo aplastando el cuerpo de ella, estaba encima con mi polla dentro, movi�ndome violentamente. No deb�a ser una posici�n c�moda para Esperanza, estar tirada en el fr�o y duro suelo, teni�ndome a mi encima y atravesando su co�o con mis terribles embestidas. Pens� por un momento que la estaba violando, no s� si ella estar�a pensando lo mismo. Ella segu�a inm�vil, sin expresar nada. Yo segu�a con mis arremetidas brutales y notaba mi pubis golpeando el hueso de su vulva. As� estuve veinte minutos foll�ndola sin descanso hasta que consegu� el orgasmo, ech� toda mi leche caliente en el agujero de Esperanza: -Ooooohhhhhhhhh-
Esperanza no dijo nada. Se levant� y con un pa�uelo se lav� como pudo su sexo empapado de semen. Se puso la braga y abroch� la falda a su cintura. Yo me vest� tambi�n. Me acerqu� a ella y le dije:
-�Te ha gustado?.
Sin contestar, asinti� con la cabeza.
-Ma�ana me acompa�as a la estaci�n, recojo en consigna la maleta y el dinero y vamos a alquilar una habitaci�n en una pensi�n. Y all� te hago una buena mamada. Ahora vamos a dormir.
Cogi� una vieja manta que hab�a all� y nos acostamos juntos. Nos d�bamos calor con nuestros cuerpos y la manta. El fuego lo hab�amos apagado por precauci�n. En seguida me qued� dormido por el agotamiento, supuse que Esperanza tambi�n. Unas horas despu�s me despert�, Esperanza segu�a durmiendo. Me qued� pensando en lo que hab�a ocurrido en apenas hac�a unas horas. Mi encuentro casual con esta mujer desconocida y el follarla como un loco. En realidad no sab�a absolutamente nada de esta mujer. No sab�a quien era realmente, no sab�a nada de su vida, de sus problemas. Dudaba. Por un lado la experiencia de poseer a esta mujer desconocida hab�a sido increible, pero por otro pensaba qu� me pod�a acarrear el seguir con ella. Parec�a una mujer problem�tica. Me qued� pensando lo que me hab�a ofrecido, si segu�a con ella: " Te har� una buena mamada". Mi imaginaci�n me llev� a la habitaci�n de la pensi�n, y all� en la ducha, desnudos, Esperanza estaba de rodillas chup�ndome la polla con violencia, se la met�a una y otra vez en la boca, hasta que solt� toda mi leche en su boca, en su cara, mezcl�ndose con el agua que ca�a de la ducha. "Ser�a increible", me dije. Me levant� despacio, sin hacer ruido, para no despertar a Esperanza. Tambi�n pod�a ser que se hiciese la dormida. No s�. En fin... Abr� la puerta medio rota y sal� al exterior. La luna brillaba radiente en la oscuridad de la noche. Me fui andando hasta mi casa, pues a esas horas no hab�a locomoci�n. En el camino no dejaba de pensar en lo ocurrido y si deb�a haber continuado m�s tiempo con esa misteriosa mujer. Llegu� a mi casa y me acost�. Al d�a siguiente, al despertar y recordar, cre� que todo hab�a sido un sue�o. Pero no, hab�a sido realidad. Son cosas que excepcionalmente pasan una vez en la vida. No se sabe por qu� ocurren, pero as� es. En fin, lo que si puedo recomendar a mis lectores es que si en su vida encuentran a una mujer que les pide ayuda, no lo duden ni un segundo, pues ella luego se lo agradecer�.
FIN
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asf-ene-2014
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