Esta historia tiene que ver con la mucamita que trabaja en el piso de arriba. Ana, tiene 13 a�os, misionera, muy educada, responsable y sobre todo, y para mi gusto, una pendeja que me calent� much� desde el primer d�a que la vi. Era una jovencita t�mida, morochita, piel trigue�a, ojos rasgados, con un culito erguido y pechitos peque�os pero firmes, en los en los d�as de fr�o se notaban sus pezones a trav�s de su ropa.
Ella me miraba y me sonreia siempre en el ascensor y con cierta atracci�n que yo empec� a detectar y tratar de sacar provecho.
Se notaba que venia casi todos los dias a este dpto. La he visto con unos joggins, que marcan su culito, sus gl�teos y su pappo (parece un triple de jam�n y queso!!!!) de una manera fant�stica. Otras veces ha venido con pollera de jeans, dejando ver unas piernas torneadas, brillosas, alimentando una y otra vez mis fantas�as m�s morbosas y cada vez mas intensas.
Esto me fue calentando mal, y la idea de lo prohibido me volvia loco, pensando en todas las cosas que podr�a hacerle a Ana, sabiendo porque habia averiguado, que estaba sola todo el dia en el dpto, ya que los due�os trabajaban todo el dia y venian a la noche.
Aunque tambi�n debo decirlo, con alguna mezcla de temor y riesgo por lo que podr�a pasar, si no salia bien.
Un d�a, me anim�, y fui al depto de arriba, toque el timbre y sali� ella, sorprendida, le dije me calentas, me meti y comence a hacerla mia. La tome de la mano, nos besamos apasionadamente, la manosee fuertemente por todo su cuerpo y le ordene se desnudara, mientras yo tambien me desnudaba y me sentaba en un sillon a mirarla.
Su cuerpo juvenil era magnifico, destilaba furia, energia, olor a hembra salvaje. Le dije que se sentara sobre mis piernas, mientras en silencio yo jugaba con sus pezones. Le ordene comenzara a franelearse con su concha sobre mi rodilla, una y otra vez, queria que me rozara, se pajeara y sentir como se mojaba de a poco.
Se calento mal , queria tocarme la verga pero no la deje, se mojo m�s a�n, aproveche y le meti 3 dedos fuertes dentro de su concha primero y despues con esfuerzo uno bien adentro de su orto. La hice arrodillarse, ordene abriera la boca y le meti todo mi pedazo erguido, caliente, duro y la cogi por un rato en su boca, casi asfixiandola, agarrada de los pelos.
Luego, la dije se pusiera boca abajo en el piso, me tire encima de ella, mordi su nuca y la penetre con fuerza y en forma animal varias veces, provocandole varios orgasmos intensos.
La hago dar vuelta, abrir de piernas, le tiro un consolador que habia traido y le ordeno empezar a pajearse. La pendeja no sabia como usar el juguete, pero de a poco comenzo a pajearse gustosa y jadeante. Mientras yo me pajeaba y le pasaba mi verga por todo su cuerpo, haciendola descansar en tu boca.
Finalmente, la mande a la cocina a buscar aceite de oliva, lo trajo, le dije que se untara el orto y cuando estuvo lista, la hice poner en cuatro, abri sus nalgas y contra su voluntad, la penetre sin piedad, causandole espamos de dolor y placer, importandome solo mi placer. Le llene el orto de leche, no la deje ir a limpiarse, me tome un whisky del vecino, mientras ella seguia en silencio en el piso. Al cabo de varios minutos , con mi semen ya seco alrededor de mi verga, le ordene viniera, se arrodillara y me la limpiara con su lengua para dejarmela limpita para volver a mi hogar, dulce, hogar.
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Relato: ana mi putita
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