Relato: EL GRAN MACHO
EL GRAN MACHO
Apenas contaba con dieciocho a�os, joven robusta y fuerte no se le pon�a nada por delante, nunca encontraba trabas, decidida y dispuesta para hacer lo que fuera.
Su madre le sol�a decir a veces, pareces un marimacho, no era de una gran belleza, pero si, tenia un encanto especial, su alegr�a y jovialidad, conquistaba a todo el mundo que la conociera. Eso si su mundo, era muy peque�o, se reduc�a a una peque�a aldea en el p�ramo de tierra est�ril y seca, solo si el a�o era bueno en lluvias las cosechas eran abundantes.
Su padre ten�a un reba�o de ovejas del que viv�an, el hombre llevaba una temporada un poco enfermo y ella y su madre ten�an que val�rselas para atender al ganado, orde�ando las dos y hacer el queso la madre, queso que luego vend�an.
Ella se encargaba de sacar el ganado a pastar por el campo y un peque�o monte de encinas, jara y roble, eso lo sol�an hacer a partir del oto�o, en el verano pastaban las ca�adas, por lo que pagaban una peque�a cuota al municipio.
Vivian en una casa que tenia adosado un corral y dentro estaba el aprisco donde encerraban al ganado, en el invierno, en el verano pon�an unas teleras en las tierras y a si el ganado las abonaba, cada d�a mov�an las teleras, hasta completar de rellenarla la tierra con el abono, a cambio de que las ovejas abonaran las tierras recib�an una compensaci�n del due�o de las mismas.
Su madre, mujer, de unos cuarenta a�os, era tambi�n fuerte y robusta, de amplias caderas y muslos con unos pechos grandes y prietos.
La joven venia de pastar con el ganado y al llegar al corral vio a su madre hablando con un labrador, pero, hab�a un pero, estaban en una actitud, como cari�osa.
Cuando estaban comiendo, le pregunto a su madre. �Qu� quer�a el Esteban, madre? Su padre estaba postrado en la cama, pero al estar la puerta abierta de la habitaci�n si o�a la conversaci�n, y dijo le estar�a pidiendo relaciones, �No sabes, que el Esteban pretendi� a tu madre? T� siempre eres el mismo, con tus bobadas. Vino a decirme que le guardara un par de quesos, piensa ir, a la ciudad para llev�rselos a su hermana.
Hay, se quedo la cosa. Viniendo de pastar con el ganado del campo, al llegar a una era, vio a su madre que se dirig�a hacia la caseta que el Esteban tenia en la era. El Esteban era el que mayor labranza tenia, en la aldea. Era un hombre corpulento y gallardo, era soltero y viv�a con su madre viuda, y el se encargaba de llevar la labranza desde la muerte de su padre.
La joven llevo el ganado hasta el aprisco y volvi� sobre sus pasos dirigi�ndose hacia la era del Esteban. El coraz�n le lat�a con fuerza, se dirijo a la parte de atr�s de la caseta dando un peque�o rodeo, la puerta de la caseta estaba entornada y se o�an susurros y gemidos, la cosa estaba clara, su madre y el Esteban lo estaban haci�ndolo, eran los mismos susurros y gemidos que cuando su padre y su madre lo hac�an y ella los o�a.
Se quedo un poco mas escuchando y se fue al otro lado de la caseta, que hab�a una peque�a tapia y servia para esconderse, espero un buen rato, luego de esperar, primero salio su madre y al rato salio el, cuando se alejaron los dos se fue hacia su casa con una zozobra y una gran desaz�n en su cuerpo. Solo se pregunto �C�mo seria aquello?
Lo �nico que le hab�a quedo claro, de todo este embrollo, era que su madre al llevar tanto tiempo sin hombre al estar su padre enfermo se hab�a liado con el que fue su antiguo pretendiente.
Amenazaba tormenta, all� donde estaba con el ganado, como se pusiera a llover no le iba a dar tiempo a llegar a la aldea, se pod�a refugiar como mucho en uno de los chozos de barro y piedra que precisamente los llamaban refugio de pastores. El agua ca�a a cantaros, al ser buen tiempo, la ropa de abrigo que llevaba era poca, se dirigi� hacia el chozo, pero cuando llego a el, estaba calada hasta los huesos. Dentro sol�a haber le�a y �esca para hacer fuego. Cuando estuvo dentro del chozo, se quito la ropa que llevaba puesta se quedo desnuda del todo y se dispuso hacer fuego. Con ella hab�a entrado el Canelo, perro, que la servia para cuidar el ganado, se le acerco y estando agachada su piel aunque mojada le dio calor, dame calor, Canelo, dame calor, estando sec�ndose de pie el chucho le acerco su hocico al co�o, lleno de bello negro y le dio un lenguetazo, que ella al sentirlo no le desagrado del todo y el chucho volvi� a insistir y entonces sinti� un temblor en su cuerpo, que dejo que el animal le siguiera dando lametones y chupadas en su co�o, se sent� en una piedra se apoyo contra la pared, entonces es cuando vio el pijo del animal que le sal�a de su funda un gran trozo y le sal�a un liquido blanquecino, le acerco su mano y se la empez� a menear, al animal le daban como contracciones y hacia movimientos de mete y saca su polla se le fue hinchando cada vez mas y al poco le salio toda de la funda y entonces vio su gran bola y seg�n se la mov�a se le puso mas gorda y dura al poco empez� a echar un gran torrente de liquido que parec�a no iba a terminar nunca. Con la ropa puesta al fuego para secarla, fuera segu�a lloviendo con fuerza. Se puso cerca del fuego, el animal la segu�a mirando, como esperando algo mas de ella, ella le puso la mano en la cabeza y se la acaricio, el con la lengua le lami� la mano y ella volvi� sentir un ligero estremecimiento.�Que mas quieres Canelo? Se dejo lamer el pecho, y el perro sigui� lamiendo hasta llegar a su co�o de nuevo, le empujaba con su hocico cosa que la hizo tambalearse y caer, el can se le puso encima la daba embestidas, volvi� a ver su polla grande y tiesa se la puso a la entrada de su co�o y el animal fren�tico le daba muchas y r�pidas acometidas y en una de ellas consigui� meter un poco de la polla en el co�o de ella y sigui� acometiendo hasta que le meti� una buena porci�n y sigui� acometiendo y ella sinti� como que la estaban perforando y mas tarde noto que otro gran trozo de carne entraba en su co�o y el animal segu�a empuj�ndola al poco sinti� como su co�o recibi� una descarga tan caliente, que parec�a fuego, que le iba a quemar las entra�a.
As� la pastora conoci� el placer, junto con el dolor, pero que repiti� muchas veces, y ya no le importo que su madre se liara con Esteban, Aunque este le echaba unas miradas de arriba abajo y con el paso del tiempo le pidi� a su padres permiso para entablar relaciones con ella.
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Relato: EL GRAN MACHO
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