Relato: LA VIDA DE ANDERSON Yo estaba jugando con mi t�o Paco a la pelota y vemos que aparece un gran cami�n y se estaciona al lado de mi casa con cosas adentro, era de la mudanza, los esposos y un hijo llamado Anderson, en ese tiempo �l contaba con nueve y yo con seis, recuerdo que al poco tiempo nos hicimos amigos, me tocaba cuidar a mi hermanita de un a�o y Anderson por eso m�s jugaba con mi t�o Paco que ten�a en ese tiempo como unos quince a diecis�is a�os, mi t�o Paco vivi� un tiempo con nosotros, le ayudaba a mi mamita a cuidarnos, porque ella trabajaba de secretaria en la comisar�a, en ese tiempo era madre soltera, mi padre nos hab�a dejado cuando mi hermanita iba a nacer, no aceptaba su paternidad, por eso siento resentimiento hasta hora con �l, pero bue, a lo que vamos, Anderson era un ni�o gruesito muy blanquito de gesto afeminado, delicadito, como hembrita brincaba y saltaba al jugar la pelota, de eso se daba cuenta mi t�o y m�s se compenetraba con Anderson en especial en los juegos de luchitas que hac�amos en mi cuarto especialmente, muchas de las veces mi t�o me ordenaba que saliera del cuarto y que fuera a ver cualquier cosa, yo me impacientaba cuando tocaba la puerta y mi t�o Paco me abr�a muy demorado, las veces que entraba ve�a a Anderson arregl�ndose la ropa de abajo del cuerpo igual que mi t�o, despu�s mi t�o se retiraba y yo segu�a jugando con Anderson como si nada.
Siempre jug�bamos en mi cama brincando o jugando a las luchitas, me acuerdo de una tarde en la Anderson y yo quedamos solos jugando en mi cuarto, Anderson se acuesta encima de m�, me hace movimientos con su cuerpo en mi culito, me dice para hacer un jueguito pero que no contase a nadie, yo por inquieto acepto, me quedo acostado de cara a las s�banas y siento que las manos Anderson deslizan mi short y mi trusa hasta llegar a las rodillas, regres� a ver mi culito descubierto, el short y la trusa de Anderson llegando a los tobillos y el penecito de Anderson descubierto que se acercaba a rozar la piel de mi culito, sent� todo su cuerpo sobre el m�o, era la primera que sent�a eso tan raro al principio pero con el tiempo me ir�a gustando, luego de frotar mi culito con su penecito me hac�a dar giro, me daba cuenta de su pene mas gruesito que el m�o como se rozaba por mi piel en la pelvis y en mi penecito, un�amos la frente, en mi cara chocaba su aliento, su sudor t�pico de ni�o, despu�s se apartaba de mi y se vest�a haciendo yo lo mismo, eso hac�amos muchas veces y era ya costumbre que durante las luchas termin�ramos haci�ndolo, cada d�a crec�a m�s nuestra amistad y complicidad, pero segu�an encerr�ndose mi t�o y Anderson, a veces de afuera escuchaba fuertes gemidos de mi amigo.
El car�cter de Anderson era de mucha timidez, en su hogar su padre era el prepotente y su madre era muy d�bil, es decir, ella se somet�a a la voluntad del se�or porque era su amante y los manten�a, esto era que a la se�ora muchas veces como que no le importaba mucho su hijo pues solo lo ten�a bien cuidadito y perfumado cuando el se�or ven�a de la otra ciudad y pasaba un par de d�as en casa, con mi t�o desde mi casa mir�bamos la entrada furtiva de otros hombres en la casa arrendada de la mam� de Anderson, mi t�o al ver eso se hizo m�s que amigo de la se�ora teniendo m�s acceso al hogar de Anderson, me acuerdo escuchar de mi mam� que lo molestaba a mi t�o con ser el padre postizo de Anderson pues se ten�an mucho apego, a veces est�bamos jugando y mi t�o me mandaba a casa de Anderson a pedirle algo a la se�ora que con gusto me daba o me mandaba a comprar a la tienda, mientras ese tiempo transcurr�a, mi t�o se quedaba con Anderson y cuando llegaba ve�a a mi t�o con respiraci�n acelerada, su trusa abultada, Anderson sentado pensativo con pocas ganas de jugar conmigo, mi t�o se acercaba y nos acariciaba el pelo y sal�a a la calle o a la casa de Anderson, yo le ped�a a mi amigo que fu�ramos a jugar a las luchitas y as� le dec�a eso para hacer nuestro juego secreto, Anderson aseguraba la puerta, dej�bamos sentada en un rinc�n a mi hermanita con juguetes, Anderson se sacaba el pene por la trusa , lo estiraba agarr�ndoselo y exprimi�ndolo, yo me quitaba la ropa sin que Anderson me lo dijera, lo hac�a voluntariamente y yo mismo le dec�a que venga, que estaba preparado para sentir su cuerpo encima de mi cuerpo, ah� me cog�a con el pene entre mi culito haci�ndome pujar, sent�a rico el roce de su pene en mi culito yo cerraba los ojos sintiendo eso rico, la respiraci�n de Anderson golpeaba en mi pelo, entrelaz�bamos los dedos apret�ndolos, despu�s termin�bamos uniendo nuestros pechos y nuestros penes, los mir�bamos de ladito vi�ndolos que se frotaban, cruz�bamos miradas y nos re�amos vi�ndolos as� moverse, mi hermanita se acercaba para vernos coger que nuestras caderas se un�an, se alzaban y se bajaban, al rato luego de tanto frote se apartaba de m�, yo me quedaba quieto acostado en la cama frot�ndome el pene con los dedos con mis piernas dobladas en el extremo de la cama mientras Anderson parado se agitaba el pene viendo as� acostado con las piernas abiertas, mi hermanita continuaba en su rinc�n jugando, a su edad no entend�a lo que hac�amos, hubo una vez en la que subimos a la terraza a jugar con los autitos, yo estaba en cuclillas y por detr�s se pega Anderson con movimientos de cadera, vimos el cuarto de bodega y entramos, nos quitamos la ropa de la cintura para abajo y nos abrazamos acostados en el suelo frot�ndonos nuestros penes, me puso en la cl�sica posici�n perrito, me ten�a agarrado de los hombros frot�ndome el pene en el culito, me besaba el cuello y en eso nos sorprende mi t�o que ten�a de una mano a mi hermanita, me dio mucha verg�enza, pens� lo peor, pens� que me iba a pegar y que le iba a decir a mis padres de lo ocurrido, pero no, me sorprendi� la actitud de mi t�o que con una sonrisa hizo que saliera del lugar, me puse la ropa y sal� cabizbajo con pena, ellos se quedaron encerrados, yo me sent� en el suelo arrimado a la pared con mis piernas unidas apoyando mi barbilla en las rodillas y mis manos rodeando mis bracitos, se me salieron las l�grimas, escuchaba gemidos de Anderson, como que quer�a chillar, pens� lo peor, que le estaba pegando, despu�s el silencio vino prolongado, salieron, mi t�o acarici� mi pelo, Anderson se sent� a mi lado, se ladeaba arregl�ndose el short, al rato jug�bamos en la terraza con los autitos, no cambi� el trato de mi t�o conmigo y lo quise m�s porque me dijo delante de Anderson que no le dir�a nada a nuestros padres de lo que hab�a visto en la terraza.
En muchas veces camin�bamos por los l�mites de la ciudad que la rodeaba un tupido campo, era temporada de mango y camin�bamos con nuestras fundas a recolectar por aquellas plantas alejadas de la ciudad, me acuerdo que ten�amos que pasar por muchos canales de riego hasta llegar a las plantas, nos toc� pasar por el r�o pero estaba caudaloso, mi t�o decidi� que yo me quede en la orilla con mi hermanita, no me gustaba la idea de esperar as� que me puse a jugar con ella debajo de un �rbol, se demoraron mucho tanto as� que mi hermanita se durmi�, quise ir a verlos pero no pod�a dejar a mi hermanita, al ratos los veo salir entre el monte, la espalda de la remera de Anderson ten�a mugre, igual en la parte posterior del pelo de su cabeza, mi t�o tambi�n, le hace se�as que se baje el short y se meta al agua, vi sangre en la parte posterior de la trusa de Anderson, los dos ten�an la cara de preocupaci�n, vi los ojos llorosos de Anderson que se temblaba constipando, Anderson se lavaba lentamente el culito, mi t�o lo ayudaba, me dijo que me alejara y no vi m�s, llegamos a casa y los vi preocupados, ese d�a Anderson se qued� por m�s tiempo en casa, mi t�o le insist�a que no dijera nada de lo ocurrido y a m� me dijo lo mismo sin perder la compostura, por buen tiempo Anderson no se acercaba a mi casa y cuando mi t�o lo miraba le daba como pena y verg�enza, �l jugaba conmigo con un recelo que se desapareci� con el tiempo, Anderson y yo mir�bamos m�s compenetrados a mi t�o Paco y a la mam� de Anderson, mi t�o frecuentaba mucho la casa de Anderson.
Hubo una ma�ana en la que sal� de la escuela m�s temprano de lo acostumbrado, fui a la comisar�a a visitar a mi mamita, vi a la mam� de Anderson poniendo una denuncia a su amante por alimentos, se hab�a separado de aquel hombre por los maltratos que le daba, me desped� de las damas, me encontr� con mis amigos de escuela y fuimos al parque a jugar un rato, luego camin� por las calles y entr� en casa, la puerta estaba apegada, no estaba mi t�o, mi hermana estaba dormida en la cuna, me acord� de Anderson que pod�a estar solo en casa y fui con la idea de jugar con el bal�n y luego a las luchitas pues ya me gustaba cada vez m�s el jueguito secreto que nos hac�amos, la puerta estaba cerrada, las cortinas cubriendo las ventanas, no estaba me dije, camin� por los alrededores de su casa y de pronto escuch� de dentro que sal�an unos fuertes gemidos y escuch� la voz en bajo de mi t�o Paco diciendo que no hiciera ruido, hubo un largo silencio, me acerqu� a ver por una de las ventanas y vi a mi t�o Paco completamente desnudo con su pene peludo siendo introducido en la boca de Anderson que estaba arrodillado, mi t�o le tomaba la cabeza d�ndose placer metiendo y sacando el pene, el glande de mi t�o recorr�a las mejillas de Anderson pas�ndolo por los ojos y rozaba los labios, Anderson tomaba el pene de mi t�o y se lo met�a en la boca, haci�ndolo m�s r�pido, mi t�o le dec�a sandeces que ahora no recuerdo, parec�a que a los dos le gustaba eso, luego mi t�o lo acostaba en la cama y se met�a en la boca el pene de Anderson, los dos estaban animados por el sexo oral, despu�s vi que mi t�o lo acost� en el extremo de la cama abri�ndole los gl�teos lo que m�s pudo, y le escupi� saliva, el glande entraba, yo abr� m�s los ojos y la cortina para ver mejor c�mo el pene de mi t�o, ese pedazo de carne tan gruesa y firme entraba en el ano de mi amigo de juegos, Anderson gem�a, mi t�o le tapaba la boca y con fuerza le hac�a el mete y saca furibundo, despu�s todo quietud entre ambos, el pene de mi t�o Paco sal�a con saliva y semen y que se lo agitaba en la cara con sadismo a pesar que le gustaba a mi amigo Anderson, yo qued� impresionado por ese modo de jugar, no me dej� ver de ellos y sal� del lugar, m�s tarde jugaba en el patio con la pelota junto a mis amigos, vi salir a mi t�o que como siempre con su sonrisa caracter�stica se acercaba a acariciarme el pelo pregunt�ndome si todo iba bien, yo respond�a afirmativamente, lo vi entrar a mi casa y al mucho rato se acerca Anderson a jugar con nosotros, lo que vi en aquella tarde no lo olvidar� nunca porque cambi� radicalmente mi vida.
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Relato: LA VIDA DE ANDERSON
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