Relato: Con mi secretaria
No voy a describirnos pues realmente no creo que eso cuente mucho, solo les voy a decir que cuando esto comenz� yo ten�a 35 y ella 28, ella es una chica normal, en esa �poca m�s bien delgada y yo normal.
Todo comenz� un d�a que ella estaba resfriada, todos los d�as la acercaba a su casa, pues me quedaba de paso, as� que ella me estaba esperando, pero como ten�a algunos pendientes de resolver ya pasaba del horario normal, mientras esperaba le dije que pod�a recostarse mientras yo terminaba, ten�amos un sof� cama, as� que ella se durmi� un rato.
Al terminar de mis pendientes le dije que ya nos fu�ramos, como compensaci�n a su espera, le dije que me gustar�a darle un masaje para que descansara, ella acepto, siempre me ha gustado dar masajes, suelo comprar un aceite esencial en una tienda naturista, as� que pasamos por un aceite y luego la convenc� de entrar a un hotel, la idea era hacerlo sin otro inter�s .
Ya en la habitaci�n del hotel le empec� a dar el masaje en sus hombros, cuello, entonces vi que ella se dejaba hacer, as� que sin quitarle la blusa le puse un poco de aceite en la espalda y empec� a darle masaje en la espalda baja, fui subiendo y le dije que le desabrochar�a el sost�n, ella acepto y le di masaje por toda la espalda, entonces baje un poco m�s tocando sus nalgas, metiendo mi mano bajo su pantal�n, ya m�s envalentonado viendo su respuesta, le dije que se bajara el pantal�n, cosa que ella acepto nuevamente, entonces le di un buen masaje por sus piernas y sub� hasta su entrepierna, le acaricie las nalgas y los labios, le baje un poco la pantaleta y le di un par de caricias, para ese momento ya era tarde y no quer�a que mi esposa sospechara nada, as� que la pase a dejar a su casa y llegue a la m�a.
Al otro d�a platicamos un poco, ella un tanto apenada, empezamos a hablar y le dije que pod�a hacerla termina sin mi pene, ella hab�a tenido malas experiencias con sus novios y no lo cre�a, finalmente la convenc� que realmente pod�a hacerla terminar, cuando todos se fueron de la oficina ella vino a mi despacho y volvimos a platicar, le dije que probara, finalmente la convenc�, se bajo el pantal�n y sus pantaletas, le di la mejor mamada de su vida, ella no lo pod�a creer, esto lo repetimos por al menos 15 d�as, al cabo de ese tiempo le dije que si quer�a acompa�arme un fin de semana, como a veces solemos trabajar los fines de semana con algunos clientes, en casa no hab�a problemas para justificar, al final la convenc� de que sali�ramos.
Ese fin de semana nos fuimos a uno de los llamados pueblos m�gicos del estado de Hidalgo, M�xico, estuvimos paseando por el pueblo y por la noche nos hospedamos en un hotel colonial, quedamos que saliendo de la ciudad ella se comportar�a como si fuera mi novia, as� que solo llegando a la habitaci�n fue comernos a besos, hasta ese momento no me hab�a dejado hacerle el amor, solo darle unas comidas de su sexo que la hac�an terminar, le dije que me dejara poner mi pene entre sus piernas, ella lo dudo mucho, pero finalmente acepto, me desnude y ella igual, me coloque a su espalda, entre sus piernas, fue una sensaci�n deliciosa, ella empez� a frotar mi pene con sus piernas, en un momento ella se inclino de tal forma que mi pene entro dentro de su vagina, ella empez� a moverse de una forma deliciosa y pr�cticamente sin que yo hiciera nada, ella termino y me hizo terminar.
A partir de ese momento, ella se volvi� adicta a mi, hac�amos el amor a cada momento que nos qued�ramos solos, una, dos, tres veces al d�a.
Una vez que tendr�amos que dar un curso nos tuvimos que quedar a preparar todos los materiales, mientras esper�bamos que se terminara de imprimir empezamos a hacer el amor, esa vez la tuve desnuda toda la noche, empec� por chuparle sus tetas, durante mucho tiempo, luego me baje a lamer y comerme sus labios y cl�toris, a continuaci�n puse sus piernas en mis hombros y mientras la penetraba, al mismo tiempo me com�a sus senos, par�bamos mientras pon�a nuevamente papel a la impresora y luego volv�amos a seguir haci�ndolo, por momentos yo me sentaba y ella sobre mi, me cabalgaba hasta terminar, finalmente la pon�a en cuatro y mientras tiraba de su cabello la penetraba de forma salvaje, as� estuvimos hasta que terminamos, la pase a dejar a su casa.
Si les gusto, en la segunda parte les contare la veces que lo hicimos en distintos lugares, frente a una iglesia, en un centro de convenciones, el d�a de su boda.
Lo mejor de todo, es que descubri� que es multiorg�smica. Y claro yo lo disfrute mucho.