Los padres se esfuerzan en que sus hijos salgan adelante.
Luego crecen y abandonan el nido sin dar las gracias. De vez en cuando hacen
alguna visita, por Navidad preferentemente, y finalmente regresan cuando ven
llegar la herencia.
Desde que Antonio hab�a quedado viudo, hac�a ya unos seis
a�os, su hijo y sus dos hijas apenas hab�an querido saber nada de �l. Ahora que
hab�a estado a muy poco de morir por un infarto, volv�an a interesarse por �l.
Todo era preocupaci�n por su salud y amabilidad. Antonio se sent�a asqueado de
tanto cinismo e hipocres�a, y respond�a con aspereza a tantas atenciones. No era
tan viejo, s�lo ten�a unos cincuenta y siete a�os, pero hab�a llevado una vida
de excesos desde que hab�a quedado viudo. El alcohol le hab�a ayudado a superar
su depresi�n mientras el tabaco le acompa�aba en sus horas de soledad. �l se
sent�a f�sicamente bien y afirmaba a sus amigos estar como un chaval, pero lo
cierto es que en su interior su coraz�n no estaba tan bien.
Su hija Manuela era la m�s cercana, ya que resid�a tambi�n en
Madrid y no demasiado lejos. Cuando le hab�a visitado para preguntarle qu� tal
estaba, el desorden y descuido en que viv�a su padre la hab�an sorprendido, y
pens� que adecentando la casa podr�a agradarle y ganar puntos as�. Se puso manos
a la obra con la ayuda de Ana, su hija mayor. �sta puso una cara muy larga pero
acab� ayudando a su madre. A sus diecis�is a�os, Ana era una adolescente
bastante guapa. Lo cierto es que hab�a cambiado mucho y su abuelo apenas hab�a
podido seguir ese cambio por las pocas veces que la familia de su hija le hab�a
visitado. Ahora el cuerpo de aquella chiquilla hab�a cambiado por el de una
futura mujer seguramente muy atractiva, con el pelo largo y oscuro, y agradables
formas. Su abuelo la observaba disimuladamente cuando su madre la enviaba
acompa�ada de su hermano, por si el abuelo necesitaba algo. Le gustaba cada vez
m�s y llegaba a parecer incluso un poco amable con ella.
Lo cierto es que Ana no pod�a imaginarse nada de esto hasta
que una vez, agach�ndose para barrer mejor por debajo de las camas, se dio
cuenta que su abuelo la estaba mirando. Mejor dicho, estaba mirando su culo, que
le ofrec�a en esa posici�n. La sorpresa hab�a sido tan agradable para el abuelo
que la observ� con suficiente atenci�n para que ella pudiera darse cuenta.
Qued� muy asqueada y poco tiempo despu�s se lo coment� a una
amiga.
- �Vaya con el viejo! � dijo �sta y se ech� a re�r.
- No te r�as tanto, que no tiene ninguna gracia.
- No te lo tomes as�. Toda tu familia haci�ndole gracias al
abuelete y al final te quedar�s t� con la herencia.
Ana la fulmin� con la mirada y la amiga entendi� que se hab�a
pasado. Cambiaron de tema pero el est�pido comentario la hizo pensar m�s
tarde...
A la semana siguiente, Ana se present� en casa de su abuelo
sin decir nada a su madre. Era la primera vez que le visitaba por iniciativa
propia y Antonio se sorprendi� de que llegase sin aviso, pero le agrad� mucho
porque, adem�s, era tambi�n la primera vez que iba sola, sin la compa��a de su
madre o de su hermano menor. Antonio estaba encantado porque as� podr�a
observarla mejor. Sin embargo, el ordenamiento y la limpieza no duraron mucho.
Antes de irse pregunt�:
- Uff, quiero salir ahora y estoy sudando. �Puedo darme una
ducha, Antonio?
El deseo era un poco at�pico y m�s que no le llamase abuelo
sino por su nombre. Era mucho m�s sugerente porque dejaba a un lado el lazo
familiar, era un hombre como cualquier otro y no s�lo su abuelo...
- S�, claro.
�l fue al sal�n y se sent� pensando en su nieta. Oy� el
sonido del agua cayendo por la ducha y no pudo resistir la tentaci�n de
acercarse. M�s sorpresas: hab�a dejado la puerta abierta. Pens� que quiz�s se le
hubiera olvidado cerrarla. Ahora quer�a mirar para ver su figura a trav�s de la
cortina de pl�stico de la ducha... pero tampoco hab�a puesto la cortina y pod�a
verla sin problemas. Estaba completamente desnuda y de espaldas. El agua de la
ducha flu�a por su oscura melena, hasta que resbalaba por su culo y goteaba
finalmente al suelo. Antonio acab� de ponerse a tono con esto. Ella present�a
que estaba siendo observada como quer�a. Cogi� algo de gel con la mano para
aplicarlo por sus nalgas.. Luego se gir� un poco para que �l pudiera ver el
perfil de sus pechos. Lo cierto es que le excitaba la situaci�n, saber que hab�a
unos ojos pendientes totalmente de ella. Se gir� un poco m�s y, ech�ndose un
poco de gel en sus manos, lo extendi� por su sexo para luego frotarlo con sus
dedos y aclararlo despu�s con la ducha. Antonio no hab�a visto nada parecido ni
en sus m�s t�rridas fantas�as. Lo mejor era la cara que ella pon�a de placer,
porque nunca hab�a disfrutando tanto masturb�ndose como ahora, sabi�ndose
observada. Se sinti� muy h�meda en sus intimidades y no s�lo por el agua... No
pudo evitar un gemido demasiado alto que casi hizo correrse a su abuelo.
Era el momento de pasar a la acci�n y ella mir� directamente
a la puerta, sorprendi�ndole. �l se sinti� algo confuso pero estaba muy excitado
y la actitud de su nieta era muy directa. Entr� en el servicio.
- Cre� que nunca entrar�as. � le dijo ella.
�l ni se desnud�. Entr� en la ducha, sin importarle que se
empapara vestido, y comenz� a tocar el cuerpo de su nieta. Con sus manos
recorr�a sus pechos, su espalda, su culo... Cogi� algo de gel y �l mismo acab�
de enjabornarla. Ella se re�a y estaba m�s que excitada. Aunque hab�a pensado
que ser�a desagradable y le costar�a mucho disimular su asco, no era as� en
absoluto. Disfrut� mucho cuando �l la masturb� con sus manos y gimi� de placer
por segunda vez.
Antonio cerr� el grifo. Quer�a poseerla y ya no le importaba
que fuera su nieta. Era sencillamente una joven muy atractiva y hac�a demasiado
tiempo que no hab�a tenido sexo. Ahora s� se desnud�. No era un jovencito y
ten�a su tripita de maduro, pero sus atributos eran buenos... Adem�s a ella le
excitaba hacerlo con un hombre mayor, nunca lo hab�a hecho, y no uno de sus
amigos adolescentes.
Cuando ya en la cama y �l acarici�ndola antes de tomarla...
- Abuelo, antes de que sigas: �qui�n es tu nieta preferida?
Espero que lo tengas en cuenta en la herencia...
A �l le desagrad� bastante el comentario pero era de esperar.
Todos quer�an su herencia y ella tambi�n. Pero eso s�: al menos su nieta s�
hab�a sabido agradarle, �qu� diablos!.
No te preocupes: tendr�s tu regalo si eres buena.
Ella le sonri�. Abri� sus piernas y sus brazos y dej� que la
montase. Cuando �l empez� a empujar para penetrarla comprob� que era mucho mejor
que con sus novios. Se estaba esforzando por ella. No dejaba de empujar para
demostrarle que todav�a pod�a dar mucha guerra. Adem�s experiencia no le
faltaba.
- S�, s�... Sigue as�.
Antonio disfrutaba como no lo hab�a hecho en a�os, o quiz�
nunca. Se cre�a en el cielo, y cuando por fin se corri� dentro de ella se qued�
muy satisfecho.
Para ella tambi�n hab�a sido una experiencia incre�ble, en
absoluto desagradable como esperaba. Qued� un momento quieta abraz�ndole y le
dijo:
- Ha sido estupendo... Desde luego tienes experiencia. �
Abuelo?
El abuelo no reaccionaba. Se incorpor� y not� que el abuelo
parec�a dormido. Toc� su pecho y sinti� que apenas lat�a se coraz�n. Hab�a
tenido otro infarto. Aquello hab�a sido demasiado fuerte para �l. Era una
pesadilla y Ana chill�. Luego se visti� como pudo y se march� corriendo, casi
tropezando por las escaleras.
No fue desde luego lo mejor que pod�a haber hecho porque la
polic�a no tard� nada en saber la verdad: los vecinos hab�an notado primero los
gemidos y luego la marcha a toda prisa. Por no hablar de los restos de l�quidos
vaginales, del semen, y dem�s pistas. Desde luego se comprob� que no era un
asesinato y no hubo ning�n castigo para Ana pero s� el esc�ndalo. Sus padres
estaban horrorizados con ella, pero lo estuvieron aun m�s cuando se averigu� que
apenas tres d�as antes de lo ocurrido, su abuelo la hab�a hecho heredera
universal de sus bienes...
FIN