Hola �como est�n? Para los que no me conocen me presento; soy Cecilia, tengo 18 a�os y soy blanca, ojos verdes, ni delgada,ni gorda,mas bien llenita, cabello lacio casta�o poco mas debajo de los hombros. Tengo senos grandes pero para mi edad y mi estatura que es de 1.70 creo que son de buen tama�o, mi trasero es redondo y paradito.
Bien ahora les contare esta experiencia. Resulta que mi padre tiene un amigo de hace a�os, creo que se conocen desde la preparatoria y de ah� ambos estudiaron la misma carrera (Ing. Industrial). Pues bien a ra�z de esa amistad era muy com�n que se vieran seguido mis padres con su amigo y la esposa de �l. Continuamente ellos ven�an a nuestra casa y platicaban horas en la sala escuchando m�sica. Ese matrimonio tiene 2 hijas: Daniela de 21 a�os y Cinthia de 19 a�os. En fin con el trato de mis padres fui haciendo amistad con ellas sobretodo con Cinthia que era la menor y pues casi de la misma edad, tenemos casi las mismas ideas y gustos. Pues bueno a mi siempre me ha gustado vestirme sexy, ya sean jeans muy ajustados que resalta mi figura, camisetas ce�idas, blusitas escotadas pero sobretodo minifaldas; no solo vest�a as� para mi novio sino para mi, ya que me encanta verme bien y sexy para que todos los hombres volteen a verme, como cualquier chica que le gusta coquetear.
En las �ltimas 2 visitas que esta familia hacia a mis padres aqu� en nuestra casa pude empezar a notar algo en el amigo de mi padre: comenzaba a verme de otra forma no como amigo de mi padre sino como hombre. Por cierto se llama Enrique y tiene 42 a�os � lo se porque un d�a mi padre se lo comento a mi madre y yo escuche- . A veces de reojo ve�a como con su vista me recorr�a mis piernas, en otras ocasiones mi trasero y a veces tambi�n mis senos. El que me mirara as� me gustaba porque para ser sinceros era muy atractivo para su edad y a pesar de que yo tenia novio, seguido so�aba como seria estar en los brazos de Enrique y que tan buen amante seria. Yo al notar como empezaba a mirarme empec� a coquetearle inocentemente; si el me gustaba y al parecer yo tambi�n pues �Por qu� no coquetearle?, quer�a ver cual era su reacci�n ante este comportamiento m�o. Me sentaba frente a �l y cruzaba mis pierna para que mi minifalda se subiera mas y mostrara un poco mas, o sino al pasar por donde el se encontraba mov�a mis caderas y mi trasero para que no pudiera apartar la vista de mi. Al notar eso, Enrique me miraba mas fijo y ya de vez encunado me sonre�a y yo le correspond�a igual.
As� segu� coquete�ndole cada vez que iba a nuestra casa, hasta que un d�a entre al despacho de mi padre y ah� estaba �l con Enrique. Cuando entre, igual que otras veces tra�a una minifalda y Enrique de nuevo me ve�a de pies a cabeza; yo me sent�a contenta de que lo hiciera. Hab�a entrado para preguntarle a mi padre sobre un encargo que me hab�a pedido, pero al verlo platicando con Enrique me disculpe por interrumpir y di media vuelta; solo que la voz de Enrique me paralizo cuando se dirigi� hacia mi.
-Cecilia me ha dicho tu padre que te gustar�a estudiar derecho �es as�?- Me pregunto Enrique-
-As� es se�or me gustar�a estudiar derecho pues creo que es una carrera en la que se puede ayudar a la dem�s gente- Le conteste con una coqueta sonrisa.
-Que bien Cecilia, te lo pregunte porque en mi casa tengo varios libros de Derecho en mi despacho y realmente nunca los leo. �Qu� te parece si ma�ana vas por ellos, ves cuales te interesan y te los traes? Te pueden servir m�s a ti que a m�.
Su propuesta me gusto, seria la primera vez que entrar�a a su despacho, ya que su casa ya la hab�a visto un par de veces excepto su guarida. Pero al momento solo mire a mi padre pues no sabia lo que a el le parecer�a esa idea.
-Andale hija acepta y ve- me dijo mi padre tranquilo- Enrique te quiere ayudar y si tanto quieres estudiar esa carrera creo que sus libros te podr�an hacer de mucha ayuda.
-Esta bien padre, y gracias se�or Enrique le prometo que se los devolver� en cuanto pueda.- dije sin poder ocultar una sonrisa.
-Anda anda Cecilia ya luego veremos eso como te digo a mi no me sirve y francamente no me sirve a mi tenerlos ah�.
Pues bien luego de unos minutos Enrique se fue no sin antes decirme que ma�ana me esperaba en su casa a lo cual le dije que si sonri�ndole gratamente. Mi padre me comentaba que Enrique era su mejor amigo y que si me dec�a que no hab�a problema en no regresarle sus libros as� era ya que a �l le gustaba ayudar a quienes apreciaba Ese comentario me agrado porque significaba entonces que al menos sent�a aprecio y tal vez algo de cari�o hacia mi. Reaccione y le pregunte porque no hab�a venido su esposa a lo cual mi padre me contesto que hab�a ido al centro comercial de compras con sus hijas y que quiso venir un rato para no estar solo en casa.
Pues bien al d�a siguiente le hable a Antonio, mi novio, para decirle que iba a casa de unas amigas para hacer un trabajo de la preparatoria y que lo ver�a mas noche o sino ma�ana temprano, a lo que el me dijo que no hab�a problema y me deseo suerte con mi trabajo y que me mandaba besos. Me met� a ba�ar y ya despu�s busque que ponerme. Era �poca de calor as� que lo que encontr� c�modo para el clima fue un minivestido rosa estampado con flores violetas y blancas sin nada abajo por lo que la forma de mis senos era muy notoria. Ten�a un escote discreto y la minifalda era un poco ajustada y me llegaba a 3 dedos arriba de medio muslo y debajo una tanga de hilo dental para el calor. Aproveche vestirme as� ya que en ese momento mis padres no se encontraban y mi hermano mayor hab�a salido con su novia y mi otro hermano se encontraba platicando por tel�fono con sus amigos, as� que nadie me pod�a poner un pero por vestirme as� para ver a Enrique. Le grite a Javier (mi hermano) que mas tarde regresaba que iba a casa de unas amigas; el solo me contesto diciendo que estaba bien.
Agarre mi auto (que me hab�a regalado mi padre hace un a�o en mi cumplea�os) y me dirig� hacia la casa de Enrique. En el camino iba pensando varias cosas: como le hablar�a, como me comportar�a, etc, ya que seria la primera vez que platicar�a con el sin que mi padre estuviera presente y tem�a que se aburriera con mis platicas o que le pareciera infantil aun. Llegue y toque el timbre y nadie abr�a, volv� a tocar un par de veces y nadie contestaba por lo que supuse que no hab�a nadie y pues me quede confundida puesto que Enrique sabia que vendr�a y era la hora que hab�amos acordado. Cuando ya me pensaba retirar escuche unos pasos dentro de la casa que se acercaba apresuradamente hacia la puerta. Al abrir lo vi m�s guapo que nunca: era Enrique que tra�a unos pants y una camiseta. Se disculpo por tardar en contestar mientras me daba un beso en la mejilla, yo me sent�a en las nubes con ese beso. Me dijo que estaba en el patio de atr�s haciendo bicicleta y que no se hab�a dado cuenta de que era hora de que llegara, a lo que yo solo pude sonre�r y viendo sus fuertes brazos solo pude decir � no hay problema se�or Enrique-. El se ri� y me pidi� que lo tuteara o lo llamara por su nombre porque si le hablaba de usted lo hacia sentir viejo. Ri�ndome le dije que para nada era viejo, que era joven, atractivo y que con gusto le hablar�a de tu. Agradeci� mi comentario.
-�Y tu esposa y tus hijas?- le pregunte puesto que no se escuchaba ning�n ruido.
-No est�n, fueron a casa de mi suegra para prepara la comida de ma�ana del aniversario de bodas de mi cu�ada. Por eso no fueron ayer a tu casa, andaban de compras. Y nuestra sirvienta no vino ya que es su d�a de descanso.
Era cierto, mi padre me hab�a comentado que fueron de compras pero nunca supe el por que. Solo pude sonre�r y mi coraz�n lat�a m�s fuerte al saber que estar�amos solamente Enrique y yo. Me ofreci� algo de tomar, le ped� que si me tra�a un vaso de refresco ya que hacia algo de calor (ya no sabia si por el clima o por la situaci�n). El me dijo que ya me lo tra�a que si quer�a pod�a ir adelant�ndome hacia la biblioteca. Me dirig� hacia all� y realmente hab�a muchos libros en su despacho, donde hab�a una escalera alta recargada en librero, que era bastante grande y alto, para alcanzar los libros de m�s arriba. Su despecho era muy bonito y grande, con sala de piel blanca, un ventanal detr�s de su escritorio que iluminaba todo el cuarto y una alfombra color beige que le daba mucha elegancia al lugar. Estaba viendo su despacho cuando en eso entro con mi bebida. Se lo agradec� y le di un trago que me supo a gloria ya que estaba bien fri� por el los hielos que conten�a. Me sent� en la sala y �l en la silla de su escritorio, pregunt�ndome como me ha ido en clases, le dije que bien que ya estaba pasando el periodo de ex�menes y que ya empezaban de nuevo los d�as calmados. Tambi�n platicamos de sus hijas; me comento que le daba gusto ver como se llevaban bien conmigo, le dije que a mi tambi�n me daba gusto y que me ca�an muy bien. En eso son� el tel�fono y salio a atenderlo en la sala pero antes de salir me dijo que si quer�a ir buscando los libros mientras, que el crey� haberlos visto arriba del librero pero que no estaba seguro, que apenas iba a buscarlos cuando yo llegue. Salio y me tome todo el refresco y la puse en un mueble que estaba al lado de la sala, haciendo ruido el vaso por el hielo que tenia aun. Empec� a buscar los libros en la parte baja del libreo pero fue in�til; entonces me sub� por la escalera que estaba recargada en el libreo y comenc� a buscar. Empec� a encontrar algunos libros que ten�an nombres relacionados con la carrera de Derecho, cuando se abri� la puerta y entro Enrique. Termine de leer el titulo de un libro y cuando volte� hacia �l su mirada recorr�an mis piernas con los ojos muy abiertos. Sonre� levemente y fing� no verlo. Le pregunte quien hab�a llamado, me dijo que su esposa, que por la noche regresaba y que hab�a llamado para recordarle que le hab�a dejado comida en el horno. Pude escuchar como puso el seguro de la puerta cuidadosamente y eso me pareci� extra�o pero a la vez excitante, por el hecho de estar a solas con �l ah�. Fingiendo no darme cuenta de nada segu� buscando los libros y empec� a tararear una canci�n moviendo levemente mis caderas y mis piernas con la intenci�n de coquetear a Enrique quien hab�a ido a su escritorio. Al no escuchar nada voltee a verlo y se encontraba sentado en la orilla del escritorio con los brazos cruzados viendo como mov�a mi cuerpo, en especial de mi trasero para abajo. Me vio y so solo le sonre�, a lo que �l me contesto con una sonrisa. Escuche como lentamente se dirig�a hacia, yo fing�a no escuchar sus pasos.
-�Te gusta bailar verdad Cecilia?
-Por que lo preguntas Enrique?- pregunte sin voltear hacia �l.
- Pues se nota, se ve que tienes sabor y te mueves muy bie. Has de ser la sensaci�n cuando vas a antros a bailar.
-No Enrique aun no voy a antros, aun no soy mayor de edad. Pero si voy a varias fiestas y pues si me gusta bailar.
-Pues tu novio no se ha de cansar de ti. Viendote bailar asi estoy seguro que eres una bola de fuego en la intimidad.
Ante ese comentario no pude evitar reirme, era agradable y sentia confianza como para poder platicarle ciertas cosas que no haria con mis padres. Pero aun asi no queria hablar de algo o nadie m�s.
-Cecilia �sabes que tienes un cuerpo muy hermoso para tu edad?- me pregunto
-�Ah si? � le conteste sorprendida ante su pregunta sin voltear a verlo.
-As� es Cecilia, ve a mis hijas, no tienen el cuerpo que tu tienes, en especial tu trasero tan firma y redondo y tus piernas que llaman la atenci�n de cualquiera.
-Ay Enrique gracias por tus palabras me halagas- le dije volteando a verlo con una sonrisa.
Mi sorpresa fue grande cuando vi como sus manos las dirig�a s mis pantorrillas y comenzaba a acariciarles.
-He visto como me miras cuando voy a tu casa Cecilia, como me coqueteas, creo que te gusta que te mire �no es as�?
-No se de que hablas Enrique- fing� no saber.
-Vamos Cecilia, veo que te gusto, he visto que me coquetas en tu casa, como me miras, como has venido ahora vestida a verme. Y le verdad me encanta verte as�.
Sus manos me tocaban suavemente, fueron subiendo por mis piernas llegando a los costados de los muslos los cuales acariciaba con suavidad. Yo solo cerr� los ojos y apret� el libro que tenia en mis manos.
-Que piel Cecilia que suavidad, son las piernas me hermosas que he visto y sentido en toda mi vida- apenas dec�a en voz baja.
Sus palabras comenzaban a ponerme caliente al igual que sus caricias, pues parec�a saber muy bien como y donde acariciarme y solo suspiros sal�an de m�. Una vez que me las acaricio con sus manos cogio la minifalda y me la subi� de un jal�n dejando ver mis nalgas que estaban justo frente a su rostro y el hilo dental metido entre ellas perdi�ndose ah�.
-Mira que ni�a tan traviesa y coqueta que eres Meli- me dijo al verme el trasero- solo una ni�a traviesa y apasionada de tu edad se pondr�a una tanga as�.
Yo no pod�a decir nada solo me encontraba excitada y con ganas de que siguiera, que no se detuviera nada mas en contemplar mi cuerpo. Unos segundos despu�s de nuevo siento sus manos en mi tobillos, agarrandose de ellos y mi cuerpo se estremeci� al sentir su lengua detr�s de mi pantorrilla derecha y como empezaba a subir lentamente por mi pierna llegando a mi muslo, al cual dio varias lamidas. No pude evitar contener un gemido.
-Ah �te gusta verdad bebe?- me pregunt�.
Y solo asent� haciendo un ruido dentro de mi boca. Ahora Enrique volv�a a repetir lo mismo en mi otra pierna, lami�ndomela desde la pantorrilla hasta el muslo mientras el hab�a atorado mi minifalda en la parte trasera del el�stico de mi tanga. Luego sus manos subieron de nuevo llegando a mis muslos. Cre� desvanecerme cuando sent� ahora su lengua en mis nalgas, me las lam�a, besaba y mord�a mientras con sus manos me acariciaba las caderas y los muslos. Solt� el libro que hizo un ruido seco al chocar con el suelo y con las manos me tome de los costados de la escalera y apoye mi cabeza en un escal�n sintiendo como esa lengua me recorr�a ambas nalgas. Sus mordidas ah� me provocaba sobresaltos pero me gustaba como lo hacia, era la primera vez que me hac�an eso ah�.- Que ricas!! Que hermosas!!- dec�a Enrique entre cada lamida y mordida que me daba en mis nalgas. Con sus manos ahora me tomo las nalgas y abri�ndomelas logro ver mi hilo el cual lami� un par de veces lentamente de abajo hacia arriba. Un gemido agudo salio de mi boca haci�ndome sobresaltar.
Luego con una mano logro jalar el hilo de entre mis nalgas y de un jal�n lo hizo hacia un lado escuch�ndose levemente como se hab�a roto el el�stico. Una vez hecho esto me toma la tanga y me la baja dej�ndomela a la altura de las rodillas. Ahora sus manos se apoderaban de mi trasero y me lo estrujaba y manoseaba con deseo, con fuerza. Me produc�a un dolor pero a la vez un gran placer, Solo gem�a y suspiraba con esas caricias. Hasta que luego de unos segundos, tom�ndome las nalgas me las abri� fuertemente, sent� un ardor pero muy placentero.
-Mira nada m�s que rico ano tienes �dijo en voz alto- que antojable.
-�Si?- apenas le pude decir entrecortadamente.
Sin decir mas llevo la punta de su lengua entre mis nalgas, apenas roz�ndome el ano. Daba peque�os saltitos al sentir su lengua ah� y gemidos cortitos hasta que ya Enrique meti�, por decirlo de alguna forma, su rostro entre mis nalgas y ahora si su lengua recorr�a de lleno mi ano: por los lados, la entrada y parte interna. Sent�a que mis piernas se doblaban por lo que me aferre fuertemente de las escaleras con las manos, mi cabeza hacia atr�s dej�ndome hacer por Enrique. Un calor fuerte invad�a mi ano y un placer recorr�a cada parte de mi cuerpo. Mis gemidos se hac�an cada vez m�s fuertes, m�s intensos, mientras hacia mi trasero hacia atr�s para que se clavara m�s aun en la lengua de Enrique, sintiendo su lengua subir y bajar por toda la l�nea que separaba mis nalgas, varias veces, para llegar a mi ano y centrarse ah�, apret�ndose en �l.
-Ahhh ahhhhhh sii siiii ahhhh sii- sal�an esas palabras de mi boca.
Enrique ahora no solo estrujaba mis nalgas, de vez en cuando soltaba una y me daba una fuerte nalgada que me encend�a aun m�s por el dolor. Ya mis piernas se doblaban un poco cuando sent�a ya la lengua de Enrique dentro de mi ano, derriti�ndome de placer y mi cuerpo cada vez sacudi�ndose m�s.
Luego de unos 5 minutos haci�ndome eso, Enrique me tomo de la cintura y sacando su lengua de mi ano me jalo hacia abajo. Como pude logra bajarme y en cuanto puse mis pies en el suelo Enrique me abrazo por la cintura, subiendo sus manos a mis pechos por el vestido, masaje�ndolos y apret�ndolos. Su boca a un lado de mi cuello, me lo lam�a y mord�a varias veces para luego, llevar su lengua a mi o�do derecho y meterla ah� d�ndome gran placer, sin dejar de manosearme los pechos. Con los brazos flojos apenas logre tomarme de sus piernas detr�s de mi dej�ndome hacer, dejando que el hiciera con mi cuerpo lo que quisiera.
-Vaya si eres traviesa bebe, no traes sost�n- me dec�a al o�do-
- no.. no traigo- le dec�a entre gemidos.
-Creo que tus pezones est�n mas que excitados mira que parados los tienes- dec�a mientras me los flotaba con sus dedos por encima del vestido.
Tom�ndome de la cintura me volteo y me dio un beso apasionado. Mi sue�o se hab�a hecho realidad, estaba besando al amigo de mi padre, al hombre que varias veces despertaba en mis fantas�as, mis deseos. Nuestras lenguas locas de conocerse se acariciaban, se fund�an. Yo abrazada de su cuello y �l con sus manos acarici�ndome la espalda, desanud�ndome el vestido. Una vez que se separo bajo los tirantitos de mi vestido y este cayo hasta el suelo con todo y mi tanga quedando completamente desnuda frente a �l, solo me quede con mis zapatillas y mi collar.
-Cecilia que bella, tu cuerpo es como el de una diosa griega. Dec�a mientras me miraba de pies a cabeza.
Tom�ndome de la mano me la levanto e hizo que me diera una vuelta mostr�ndole todo mi cuerpo. �l solo suspiro y dec�a- oh dios m�o-
Me tomo de la mano y me sent� en la sala de su despacho dejando mis caderas a la orilla de la sala con mis piernas abiertas. Hincado frente a m� entre mis piernas se dejo caer sobre m� y de nuevo nos besamos con locura, con pasi�n; nuestras bocas hacen ruido de nuestros besos. Luego baja por mi cuello lami�ndolo, por mi pecho, llegando a mis pechos, los cuales toma, aprieta y juntando uno con el otro lleva su boca a ellos y los empieza a lamer, chupar, morder. Mis duros y erectos pezones no pod�an salvarse de la lengua ni de los dientes de Enrique, quien se entreten�a haci�ndoles todo lo que pod�a con su boca. Tom�ndolo con mis manos de sus hombros arqueaba mi cuerpo, gimiendo y respirando fuerte, sintiendo mis pezones ser mordidos, lamidos y jalados por los dientes de �l. Ya una vez que me los dejo duros toma el vaso que hab�a dejado aun lado hace rato de mi refresco y saca un hielo, el cual chupa. Luego me besa de nuevo para despu�s poner el hielito en mi barbilla y dejarlo caer por mi cuello. Yo solo me estremezco al sentir esa frialdad en m�. Tomando el hielito lo baja por mi cuerpo lentamente hasta encontrarse con mis pechos. Ah� pasa lentamente el hielo mi pez�n derecho y los acaricia. No aguanto y lanzo un gemido fuerte arqueando por completo la espalda apretando la orilla de la sala con mis manos. Mi pez�n se pon�a mas duro, mas erecto y muy sensible, pod�a sentir como se congelaba y eso me produc�a tremendo placer. Luego pasa el hielito a mi otro pez�n y este reacciona igual: se endurece y se estremece al igual que mi cuerpo. Otros gemidos salen de mi boca sinti�ndome tan mojada y excitada. Cuando el hielo de deshizo en mi pez�n el acerca su cara a la m�a y en voz baja me dice � me imagino que los has de sentir muy fr�os, d�jame te los caliento de nuevo- Tras decir esto de nuevo tomas mis pechos con sus manos, los vuelve a juntar y es los mete a sus boca. Ah� su lengua les dio calor a mis pezones y tambi�n volvi� a darme mas placer, gimiendo y retorci�ndome debajo de �l.
Luego su lengua baja por mi cuerpo lentamente llegando a mi ombligo, ah� se entretiene un rato, sintiendo una combinaci�n de rosquillitas y placer suspiro ante sus caricias. Despu�s sigue bajando y con mis piernas abiertas ve mi depilada vagina frente a �l, quien solo dice � que jugosa se ve , me voy a dar un banquete-
-Adelante, puedes beber y comer de ah� cuando quieras- le dije sinti�ndome ya toda una golfita.
Enrique no lo pens� 2 veces y llevo su boca a mi sexo y sacando la lengua comenz� a darle lamidas. Mi cuerpo volv�a a estremecerse y mis gemidos volv�an a salir. El pasando sus manos por debajo de mis muslos logro agarrar las m�as y ambos no agarramos fuerte. Su boca tambi�n actuaba, combinaba sus lamidas con leves succiones y chupetes en mi cl�toris, en mi vulva y tambi�n con su lengua lam�a mis labios vaginales, abri�ndolos y llegando a tocar mi parte interna con la punta, lo que me daba mas placer. Mov�a mis caderas de arriba hacia abajo restregando mi sexo en su rostro. Luego de unos segundos solt� mis manos y se abrazo a mis muslos y yo lleve las m�as a mis pechos, acarici�ndomelos suavemente.
-Ahh si as� ayyy que rico ahhh sii ahhhhh- le dec�a a Enrique.
Su lengua ahora lam�a m�s r�pido y fuerte mis cl�toris, mis labios vaginales, mientras un par de dedos suyos ahora me penetraban mi cueva vaginal toc�ndome cada rinc�n, lo que me encend�a mas. Mi cuerpo se mov�a cada vez mas, mis gemidos si iban intensificando y mis manos ya apretaban con fuerza mis pechos y pezones. Una descarga llego a mi cuerpo, luego de varios minutos as� tuve un segundo orgasmo. De mi vagina salieron jugos, los cuales el tomaba y tragaba mientras me dec�a lo rico y dulce que le sab�an. Con mi cuerpo tendido y fatigado frente a �l, yo solo ve�a como el saboreaba mis l�quidos y me miraba con lujuria.
De nuevo se sube sobre m� y me besa, d�ndome a probar de su boca el sabor de mis jugos, disfrutando ambos de ese sabor en nuestras lenguas. El logra subirse mas, se quita la camiseta y ahora nos volteamos quedando ahora yo encime de �l, as� que lo beso tiernamente para despu�s bajar mi lengua por su cuerpo. Llego a sus tetillas y se las beso, lamo y muerdo muy suave, el solo me sonr�e y me dice que le gusta. Despu�s sigo bajando sintiendo mis senos rozar con un miembro que esta tan grande debajo de su pantal�n. Le tomo de ah�, y jal�ndoselo, se lo quieto tambi�n con todo y sus boxers. Con su ayuda logro quit�rselos por completo quedando ahora el completamente desnudo. Yo quedo asombrada de ver ese cuerpo tan atractivo que tiene pese a su edad, se conservaba aun muy bien.
Su pene tan grande y erecto que hab�a de medir mas o menos unos 16 cm estaba justo frente a mi cara, y sin pensarlo m�s lo tome e hinc�ndome me agacho y me lo meto a mi boca. R�pidamente comienzo a succion�rselo, me lo sacaba y met�a de mi boca r�pido y fuertemente mientras con una mano lo masturbaba y con mi otra mano me acariciaba mis pechos. El gem�a y me dec�a como le gustaba, que se notaba que ten�a experiencia en eso (sino preg�ntenle a mi novio). Con sus manos me tomaba de mi cabello y me lo levantaba a la vez que presionaba mi cabeza contra su pene como para evitar que no dejara de ch�paselo. A veces me lo met�a tanto que lo sent�a en mi garganta, entonces me lo sacaba y lo ve�a completamente ba�ado de mi saliva mientras que me escurr�a tambi�n de mi boca. De nuevo me lo met�a y ahora le daba tambi�n leves lamiditas en la punta de su pene. Ah� �l se estremec�a y me ped�a que continuara, que no parara. De nuevo comienzo a met�rmelo; esta vez la mano que tenia en mis pechos la llevo a sus test�culos y se los agarro, apret�ndoselos suavemente. El comienza a gemir m�s y tom�ndome m�s fuerte de la cabeza comienza a mover su pene en mi boca mientras tambi�n yo hacia movimientos con mi cabeza. Ya su pene tocaba mi garganta y mi lengua en ocasiones lograba tocar la base de ese pene que estaba consintiendolo con mi boca. Cuando veo que ya esta bien duro su pene me lo saco y acerco mis senos a el, poni�ndolo entre ellos. Comienzo a masturb�rselo con mis pechos apret�ndolos con mis manos mientras que la punta de mi lengua lograba acariciar la cabeza se su miembro. El se agarraba la cabeza y gem�a m�s. Era una sensaci�n tan rica sentir su pene entre mis senos y como se estremec�a con mis senos mientras se lo masturbaba con ellos cada vez m�s r�pido.
Cuando estaba a punto de venirse me separo para reponerse, mientras me pidi� que me acariciara los senos. As� lo hice, hincada frente a �l me acariciaba mis pechos suavemente mientras lo miraba con pasi�n, mi boca entreabierta mientras me relam�a mis labios, limpi�ndome de mi saliva y del poco semen que le hab�a salido. A �l le encantaba ver como me estrugia yo misma mis pechos con mis manos.
Luego con su mano me tomo de la m�a y me jalo hacia �l, para subirme y montarme en �l poniendo mis muslos a los costados de su cuerpo. Lentamente acomode mi sexo sobre su erecto pene y poco a poco me lo fui metiendo hasta que mi vagina lo absorbi� por completo. Ahora empiezo a moverme lentamente, cada vez acelerando m�s los movimientos de mis caderas, a veces hacia delante y atr�s, y otras veces las mov�a en c�rculos. A �l le gustaba como me lo montaba, gem�a y sus manos recorr�an mis muslos, para despu�s llevarlas a los costados de mi cuerpo, llegando a mis pechos, los cuales acaricia y en ocasiones llevaba su boca ah� para lamerlos y jalarlos con los dientes, lo cual me gustaba y recargaba mis pechos sobre su rostro. Comenc� a montarlo cada vez m�s fuerte y r�pido, pod�a sentir como su pene entraba hasta lo profundo de mi, abri�ndose camino con fuerza. Mis gemidos eran m�s fuertes y entrecortados al igual que mi respiraci�n, dejando caer varias veces mi cabeza hacia atr�s pera disfrutar de ese momento que tantas veces hab�a so�ado mientras el segu�a masajeando mis pechos y les daba algunas lamidas a mis dur�simos pezones. Mi cuerpo era un volc�n que estaba a punto de hacer erupci�n, mis caderas se mov�an r�pido, hacia los lados, hacia arriba y abajo sintiendo su pene llegando hasta lo m�s profundo de mi sexo.
Luego de unos minutos mas de estar mont�ndolo, �l se levanto y par�ndose me cargo, me abrac� a �l con mis brazos y mis piernas sintiendo su pene aun dentro de mi. Llev�ndome sobre su escritorio me puso boca arriba y agarrando mis piernas las junto poniendo mis pies sobre sus hombros. Ahora era el quien me penetraba y era mucho mas placentera ya que con mis piernas pegadas, mi vagina estaba mas estrecha. Aun as� sus penetraciones eran muy fuertes y r�pidas. Sent�a que me mor�a de placer, segu�a gimiendo intensamente, mis manos se aferraron a la orilla del escritorio por los costados de mis caderas y mi cuerpo se arqueaba sintiendo ese pene como se met�a hasta donde pod�a, hasta lo m�s profundo de m�. A la vez, Enrique con sus manos me acariciaba los muslos mientras gem�a cada vez m�s fuerte. Mis nalgas chocaban fuertemente contra sus muslos y mis senos se mov�an hacia todos lados y la sensaci�n de sentirlos as� realmente me gustaba.
No se como pero tras unos minutos mas, el saco su pene, y de un par de intentos logro meter la mitad en mi ano lo que me provoco un grito fuerte, entre dolor y placer. Enrique quiso sacarlo ante mi grito pero yo no se lo permit�.
-No por favor no lo saques- le suplique- pen�tramelo. Quiero sentirte ah�.
-Gracias bebe � me dijo agitado.
Fue metiendo lentamente su pene hasta que logro met�rmelo todo. Sent�a mi ano completamente abierto y un ardor y dolor que me produc�a placer. Ya una vez con todo su pene dentro de mi ano comenz� a penetrarme, primero despacio pero al ver que mis gemidos eran intensos y placenteros supongo que eso lo excito porque fue penetr�ndome mas fuerte y r�pido. Puse mis manos en mis nalgas y las abr�a para facilitar la penetraci�n mientras el se abrazaba de mis piernas fuertemente. Mi cuerpo segu�a arque�ndose y se convulsionaba con cada penetraci�n. Yo misma me ahogaba con mis gemidos que ya no pod�a controlar y ya no me importaba si se alcanzaban a escuchar en las casas vecinas. Comenz� a penetrarme ahora si con fuerza y r�pido, sent�a que me mor�a hasta que sent� una fuerte penetraci�n, mis nalgas hab�an sentido los test�culos de �l, todo su pene se quedo dentro de mi ano. Justo ah� el se dejo caer encima m�o y yo deje caer mis piernas. Ambos hab�amos tenido un fuerte y maravilloso orgasmo. �l lam�a mi rostro mientras se me dibujaba una sonrisa al sentir como me ba�aba con su saliva.
Despu�s saco su pene de mi y me sent� toda abierta, pero una rica sensaci�n me produc�a sentirlo as�. Me enderec�, tome su pene y con una mano se lo limpie del semen que le hab�a quedado ah� y luego me la lam� con mi lengua como una ni�a que saborea de una paleta.
-Cecilia eres �nica, eres lo mejor que me ha pasado- me dec�a exhausto.
-�Ah si?? Lo que pasa es que soy una ni�a muy pero muy traviesa-
-Lo se y eso me gusta. Me gusta que hagas travesuras y se las haces aqu� conmigo mejor.
Nos paramos y nos empezamos a vestir. �l me pon�a el vestido mientras me acariciaba el cuerpo con sus manos. Me encantaba como lo hacia. Cuando me iba a poner mi tanga le dije que no
-�Por qu� no? - me pregunta sorprendido.
Tomo mi tanga de su mano y se la quito, y acerc�ndome a Enrique quien se encontraba sentado en la sala, me agacho hacia �l, le abro la boca y le meto mi tanga ah�.
-Toma te la regalo haz lo que quieras con ella- Le digo mir�ndolo fijamente a los ojos- adem�s hace calor y me quiero ir as�, solo con mi vestidito y nada abajo.
Enrique sonr�e y sac�ndose mi tanga solo dice.
-Gracias bebe, lo guardare aqu� y ser� como un tesoro valioso por tu aroma inigualable
Sonre� y d�ndole un beso en los labios me dirig� a hacia la salida para regresar a mi casa, pero su voz me detuvo
-�Y tus libros no te los vas a llevar?-
Ya en la puerta par salir de su despacho con rumbo a mi casa me volteo a verlo.
-No te preocupes Enrique, aun faltan unos meses para que entre a la universidad y, mejor vengo otro d�a a seguir buscando los libros �ok?
Enrique me mira con deseo, desde donde estoy le gui�o, le mando un beso y me retiro. Ya luego les contare que paso cuando regrese en busca de los libros. Ciao.
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Relato: EL AMIGO DE MI PADRE
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