Soy esclava transexual, de una mujer 3
Resumen de los anteriores partes:
Nac� como nac�, y solo encontr� el sentido de vivir, siendo
mujer. Mi f�sico era ani�ado, y mis amigas, morbosamente me vest�an con
sus ropas.
Con una par de chicas hice amistad. Y yo, de esa forma era
m�s femenina. Era buena imitadora.
Las clases universitarias y el vivir fuera de casa, me dieron
m�s libertad. Las aulas son grandes, yo me pon�a en el fondo, confundi�ndome con
el grupo. Me busca, compartimos cuarto, se mete conmigo y me mete mano. Y entre
la gente de una ciudad universitaria, con la gente joven todo es m�s fluido,
permisivo.
Y por las noches, mi ama toma mi mano me pone encendida, como
la perra que por ella soy. Y conmigo se excita, se frota con su misma mano -un
rato-. Para toma la m�a y me pide que siga. Me ha presentado a su familia,
vestida como medio un chico (creo que ha colado).
LA CONTINUACI�N
Ahora ella me hace limpiezas faciales, y me pone una base u
otra, seg�n le parece m�s conveniente. Me maquilla con sombra de ojos, y me
delinea los ojos y los labios. Tambi�n me masajea las nalgas, me las toca con
ganas y si le parece que mi cola abulta, me la toma y la chupa, hasta que suelto
mi leche y se me queda tranquilita.
Ella se ha acostumbrado a eso. Y siempre antes y despu�s del
ritual me da unos cuantos besos (de cari�osa que es conmigo, me tiene loquita
por ella). Mientras me hace esas y otras cosas, a veces pasea uno de sus dedos
por encima de mi culito, y me lo mete dentro. Para ello lo lame y lo pone
lubricado de salivita (o si tiene el tuvo de vaselina o de se unta uno de sus
dedos con lubricante vaginal V.V. �que es hidratante y protector vaginal-).
Me tiene tan acostumbrada a eso, que si no lo hace por un
espaci� superior a dos o tres d�a, me parece que est� enfadada conmigo. Me
aguanto, pero me sabe de lo m�s mal, saber que ella puede estar disgustada
conmigo.
A veces, me siento expuesta como una puta. Me entran
sentimientos de angustia y verg�enza, pero todo lo soporto por ella, por mi ama.
Acepto que pasee conmigo y me exhiba, del modo que le parezca. Dentro de m� se
combina el amor, con el orgullo de ser feminizada y la verg�enza por si alguien
me reconoce. Pero ya estoy acostumbrada a hacer todo lo que me dicen (desde
ni�a, fue as�; con m�s motivo ahora, estando enamorada de mi ama). Por momento
me siento una chichilla y al rato, me siento una diabla morbosa, que gusta de
excitar a quien me mira por mi misma, con mi transformaci�n externa.
He ido asumiendo mi doble condici�n: la de mujer
transexualizada y la de sumisa de mi ama (soy suya �nicamente, de nadie m�s �ni
tan solo soy de mi misma-). Poco a poco, desde ni�a e ido asumiendo lo que soy y
lo que han hecho de m�a mis vivencias y los comportamientos de mis compa�eras.
Mis protestas frente a ella, se diluyen. Me siento menos que
una mosca, mi motivo de vivir es estar siempre dispuesta para ella. Ella a solas
conmigo, me tiene toda para ella, me hace vestirme de un modo y otro,
descambiarme tantas veces como juzga oportuno. Y me siento de ella, me calienta
solo con el tono de su voz, con verla y con su autoridad.
Es muy bella, siento lo que nunca sent�, me doy como a nadie
me di. . No para de hacerme llamadas, cuando no est� conmigo, pues estudiamos en
Facultades distintas. Me pregunta que con quien salgo y que hago. Es un poco
celosa, pero es buena conmigo. Me sabe entender y me pone s�per excitada, como
una perrita en celo.
Me siento encendida, como una aut�ntica "putita". Se que no
le sabr� negar nada, pues me tiene como embrujada, pendiente de sus cosas, sus
gustos y solo pienso en darle toda la felicidad de la que sea posible.
Me viste, pero tambi�n me desviste y se desviste ella.
Pero le gusta acariciarme teni�ndome de espaldas. Se aprieta conmigo, sus dedos
me rozan las nalgas. Me dice que separe los muslos, para ser m�s accesible a
ella.
Me toca, me mete mano y roza mi ano. Toca entre mi bolsa
de carne, bajo mi colita. Aprieta los dedos, la separa y dice que un d�a va a
penetrarme.
Me roza, me dice cosas, se frota conmigo, roza mi ano, y
mete su manita en mi colita.
Me agita y me dice, que tengo un co�ito y un cl�toris
grande, m�s grande que otras. Y sigue diciendo que tengo en co�ito muy cerrado.
Y tan cerrado. Pero sabe calentarme, me venda los ojos y me toca por delante.
Usa velas de cera, me ata las manos y me toca. Mi mente embota y me hace cosas:
con sus manos, con sus pies.
Me llama su putita, su caliente zorrita. Dice, que soy la
�nica que le hace sentir cosas y en la que confluyen todos sus deseos, hasta los
m�s oscuros y los m�s tiernos.
Me "dedea" y me hace hacerle deditos, y besitos de lengua
y labios. Me hace las cosas como nadie m�s, siento lo que no sent�. Sumisamente
me entrego, a ella. Mi cuerpo, junto a ella se me deshace, se vuelve angustiosa
la espera decida como estoy a satisfacer todos sus deseos�
Aguantamos juntas, unidas hasta el final me desbordo y llego
a un placer largo. Transpiro, y solas o con m�s gente, ninguna se atreve a
interrumpirnos, en nuestro momento. Tal vez, entrar�an, pero conocen el car�cter
de ella. Se acogotan, ella es la que lleva la voz de mando. Es una verdadera
"ama". Con todas acostadas, se inicia el ritual de amor en nuestra habitaci�n.
Creo que ellas, las otras dos chicas: saben "perfectamente"lo
que pasa entre nosotras, es decir estoy segura de ello. Pero, saben que la
habitaci�n y la cama es nuestro reino. Mi due�a, me da color a los p�rpados, me
hace las cejas, me pinta los labios. Hace que mi aspecto sea el deseado, y
aparta con su mano el pelo de mi cara.