Relato: nuevas y bellas emociones I

Estoy escribiendo este relato, mientras mi hombre yace durmiendo junto a m�. Nos hemos amado de la forma m�s bella y al mismo tiempo libre que te puedas imaginar. He saboreado su sexo hasta hacerle derramar sobre mis labios su c�lido jugo. Y despu�s �l lo ha tomado de mi boca comparti�ndolo ambos en un profundo beso donde nuestras lenguas se lo disputaban como si fuese un espl�ndido manjar.
No fue f�cil para m� aceptar que me gustasen los hombres, pero una vez que pude superar mi conflicto existencial, me alegr� de haber luchado contra mis perjuicios que tanto da�o y tanta frustraci�n me estaba creando. Porque he descubierto que el amor unido al placer acompa�ados ambos de una gran dosis de comprensi�n y sin tab�es que lo obstaculicen nos llevan a un enriquecimiento personal, a un encuentro de la felicidad, ya sea en compa��a de un hombre o una mujer.
Yo no estaba preparado, �y qui�n lo est�? No me ve�a recibiendo las caricias de una persona de mi mismo sexo y mucho menos llegando al orgasmo con un hombre, al igual que tampoco me resignaba a hacer gozar a un chico, aunque no es f�cil superar estas adversidades, es necesario luchar contracorriente, contra la doble moral que se nos quiere imponer, porque en el fondo mucho de estos moralistas act�an contra sus principios o si no lo han hecho le gustar�a hacerlo.
Por eso pienso, que existe en nuestro interior una tendencia, si es que se puede denominar as�, que permanece oculta, otros, tal vez, ya la descubrieron y prefieren obviarla reprimiendo sus sentimientos hacia una persona de igual sexo que ellas. Los que la hemos sacado del letargo, hemos descubierto que es maravillosa esa tendencia adormecida en nosotros y que al mismo tiempo nos enriquece como personas colm�ndonos de felicidad.
Por eso , �ste relato quiero que est� cargado de reflexiones, por si tal vez a�n no has podido salir de esa caverna donde tan s�lo existen las sombras que sobre la pared proyecta el fuego de la represi�n y que te impide ver otra realidad.
Tal vez, puedo ayudarte si a�n eres de los que quieren aceptarse y por las circunstancias de nuestro entorno te est� costando. No s�lo es un relato er�tico es un camino abierto hacia la felicidad, un camino contra la represi�n y los perjuicios. En suma es un sendero abierto al amor, un sendero por el que se puede andar libremente sin limitaciones en el sexo, al placer obtenido con el amor de la persona amada.
Todo sucedi� cuando la revista para la que trabajo como fot�grafo me encarg� hacer un reportaje en Per�. Acostumbrado a trabajar de �sta forma (de un d�a para otro) la noticia no me agarr� de sorpresa, m�s bien me agrad�. Ser�an unos 15 d�as recorriendo el sur de Per�. Realizando el trabajo en colaboraci�n con un periodista de all�.
Tras un vuelo de infinitas horas llegu� al aeropuerto de Lima. Cargado con mi mochila y mis c�maras, pude observar como un chico moreno me aguardaba entre la multitud alzando una cartulina donde aparec�a escrito mi nombre. Tras una r�pida presentaci�n se dio a conocer como Walter, era el compa�ero con el que trabajar�a en la elaboraci�n del reportaje.
Mi atracci�n hacia �l en un principio fue nula, ser�a a medida que iban transcurriendo los d�as cuando se empez� a gestar en m� una �extra�a� atracci�n hacia �l. Mis relaciones siempre hab�an tenido un marcado car�cter heterosexual. Pero su voz dulce, sus gestos pausados y esos rasgos ind�genas tan bellos me convencieron de lo que empezaba a sentir por mi compa�ero iba m�s all� de una relaci�n afectuosa.
Me costaba aceptar lo que me estaba sucediendo, es m�s no lo quer�a reconocer. Estas contrariedades que me invad�an me desconcentraba de mi trabajo, incluso muchas veces en la noche acud�a al cuarto de ba�o para masturbarme pensando en �l, sin embargo, el tiempo transcurr�a y el trabajo estaba llegando a su fin. Ten�a miedo de que al no mantener una relaci�n gay me frustrase y dejara una laguna vac�a en mi vida. Porque estaba seguro de que posiblemente me volver�a a ocurrir con otro chico.
Una tarde mientras est�bamos descansando en nuestro apartamento tomando un mate le pregunt� acerca de su vida sentimental, pues tanto trabajo apenas s� no dej� tiempo para hablar de nosotros. No pens� que me fuera a dar una respuesta tan r�pida, ya que �l es muy celoso de su vida privada, sin embargo con un cierto pudor me confes� que sus relaciones hab�an sido siempre con hombres. Me sorprendi� bastante, pero me alegr�.
- H�blame de ti -me dijo. -Ver�s, yo al contrario que t� siempre mis relaciones han sido hasta ahora con mujeres. Pero en estos momentos estoy viviendo un momento de confusi�n, ya que me siento atra�do por un chico, y es la primera vez que esto me sucede. Y tras una pausa le confes� que era �l por qui�n me sent�a atra�do, desde que te conoc� siento deseos de amarte, de hacer el amor contigo. Me gustas much�simo. no sab�a c�mo dec�rtelo. Ahora ya lo sabes.
-�Est�s seguro de que quieres tener sexo conmigo? -me pregunt�. -Claro que s�, quiero tener una experiencia homosexual contigo. -Voy a darme una ducha -me respondi�- Te espero all�. No te demores cielo, porque yo tambi�n tengo ganas de t�.
Un fuerte pavor me invadi� por completo mientras que el coraz�n me lat�a considerablemente. No demor� en desnudarme y encontrarme con �l. Era el momento m�s esperado de mi estancia en Per� desde que empec� a sentirme atra�do de forma �distinta� hacia �l.
Cuando entr� en el cuarto de ba�o, ya me estaba esperando. El agua recorr�a su cuerpo moreno hasta desembocar en una verga hermosa y circuncidada. Me recibi� con un gesto obsceno y provocativo, pero que me excit� considerablemente. Pas�ndose la lengua por sus labios:
-Tranquilo, ac�rcate, te voy a hacer unas cosas tan ricas y placenteras, que jam�s te vas a olvidar de m�.
Me abraz� y empez� a comerme la boca, not� como su lengua se encontraba con la m�a chup�ndola como si fuese un caramelo. Recorriendo mi cuello y descendiendo hasta que lleg� a mi sexo. Se agach� introduci�ndoselo en su boca, reteni�ndolo dentro de ella durante algunos segundos. Hasta que se lo sac� para continuar nuevamente haci�ndome una mamada alrededor del glande, no pude m�s y eyacul� acompa�ado de un fuerte gemido. Jam�s me hab�an hecho el sexo oral de esta forma tan deliciosa.
Me agarr� de la mano y nos dirigimos a la cama. All� nuestros cuerpos, aun mojados, estaban sedientos de placer, cari�o y entrega por parte de ambos. Ahora fui yo el que quer�a ser activo con �l. �l permaneci� de pie mientras yo me agach� para meterme su verga en la boca. Era la primera vez que hac�a el sexo oral con un chico, sin embargo me excitaba recorrer su sexo con mis labios, sentirlos mojados con su l�quido preseminal, fue una primera experiencia que en absoluto me desagradaba, es m�s me pon�a muy caliente y m�s a�n cuando ve�a que a �l mis chupadas le llenaban de gozo, �l permaneciendo de pie empujaba su verga dentro de mi boca, como si esta fuese un sexo femenino. Se sent� en la cama, sin embargo yo continuaba saboreando su rica verga, alternando la mamada con caricias con la mano en torno a su glande. Sin embargo lleg� un momento en que teniendo su verga dentro de mi boca se corri�. Pudiendo sentir como su c�lido semen se deslizaba por mi barbilla.
Tras un breve descanso lleno de abrazos y lascivas miradas, donde nuestras manos permanec�an entrelazadas, nuestros cuerpos no s�lo demandaban sexo, sino amor y especialmente vivir ese momento al m�ximo, ya que ambos sab�amos que nuestra relaci�n no ser�a muy duradera, sino que m�s bien en cuesti�n de pocos d�as llegar�a a su fin. Al cabo de unos momentos se levant� para regresar con un dildo y un bote de lubricante.
-�Qu� vas a hacer? � le pregunt�. -Ya ver�s, ahorita col�cate boca abajo.
Hice lo que me orden�, estaba seguro que algo malo no me aguardar�a, como as� fue. El se situ� encima de mi espalda, not� como su verga erecta se me clavaba entre mis nalgas y c�mo su lengua se deslizaba por mi nuca y empez� a recorrer mi espalda hasta que se detuvo entre mis nalgas.
- Col�cate a cuatro patas, mi amor, me dijo con su dulce voz.
Abriendo mis nalgas sent� como su lengua recorr�a mi orificio anal recorri�ndolo sin cesar y dejando caer saliva dentro de el, lo lam�a con ansia mientras yo me acariciaba mi verga. Despu�s me coloqu� boca arriba, me introdujo un dedo, y a continuaci�n dos, para acabar penetr�ndome con el dildo. Me lo dej� dentro del orificio anal, mientras se dispuso a hacerme una nueva mamada, sin embargo dej� de hac�rmela para continuar foll�ndome con el juguete er�tico, mientras que yo proced� a masturbarme. �Ahhh�! que deliciosa sensaci�n la de correrme con el dildo.
Esa noche no me penetr�, lo dejamos para el siguiente d�a, �l fue mi primer hombre, quien me penetr� ense��ndome los placeres del coito anal, sin embargo me doli� al principio, pero ese malestar se disip� al ser sustituido por una sensaci�n de felicidad, porque not� c�mo �l estaba dentro de m� y como �l disfrutaba. Nos quisimos correr juntos, mientras �l me penetraba yo me masturbaba evitando eyacular.
- Esp�rame cielo, t� me avisas cu�ndo te vayas a correr. Aguanta un poquito y lo hacemos los dos al mismo tiempo. -Ya, amor m�o � me dijo y quit�ndose el preservativo los dos nos sacamos la leche conjuntamente paje�ndonos al mismo tiempo. Ca�mos tumbados, el uno junto al otro, empapados de sudor y borrachos de amor.
La �ltima noche que permanecimos juntos apenas si pudimos mantener la emoci�n como consecuencia de la partida. Permanecimos los dos abrazados en nuestro lecho de amor. Aquel que fue testigo de tantas y bellas emociones, de infinidad de caricias que desembocaron en orgasmos compartidos, donde el amor invitaba al sexo, donde yo era feliz proporcion�ndole placer a mi hombre, viendo como con mis caricias le hac�a gozar. Esa �ltima noche, yo lo penetr�, dentro de �l lo sent� m�o, incluso un sentimiento de ego�smo y de dominaci�n me invadi�. Lo penetr� como �l me ense��, como �l me lo hac�a a m�: despacio, sin movimientos fuertes, pero deliciosos. Pero especialmente con ternura, delicadeza y mucho amor. Me quit� el preservativo y eyacul� junto a �l emitiendo un fuerte grito de placer. Acabamos abrazados como siempre, y bes�ndonos. Al cabo de unos momentos me dijo:
-Quiero que tengamos nuestro �ltimo gesto de amor: Ver�s, me gustar�a que te tragaras mi semen y yo har� lo mismo con el tuyo, as� llevaremos nuestra semilla siempre. � Cielo, por ti soy capaz de hacer cualquier cosa.-le dije.
Ambos nos colocamos adoptando la postura del 69. Le chup� su verga de la forma que a �l le gustaba. Reteni�ndola unos segundos en mi boca y sac�ndola, de forma que un hilo de saliva y l�quido preseminal un�an su verga con mis labios. Mordi�ndole el glande, chup�ndoselo y derramando saliva sobre el. Nos conoc�amos y cuando sent�a que me iba a correr le daba una nalgada para que parase y poder aguantar la eyaculaci�n. Era nuestra consigna para que en ese momento ces�ramos de hacer el sexo oral durante algunos segundos y poder continuar nuevamente. Ambos llegamos a controlar nuestras eyaculaciones y corrernos juntos. Al cabo de unos momentos me tragu� su semen y al igual que �l hizo lo mismo con el m�o.
Mi estancia en Per� fue maravillosa, porque conoc� a una persona que me ense�� a descubrir otra sexualidad, la cual yo ten�a adormecida.

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