Relato: La saga de Lorena IV



Relato: La saga de Lorena IV

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-�Qu�que es esto? �pregunt� Mercedes totalmente confundida, su mente convertida en un maremagnum de ideas y emociones confundidas que no atinaban a definir una definitiva. -�Qu� haces ah�?
-Nada importante. Hace unos minutos consegu� que la manivela volviera a funcionar. No fue muy dif�cil, teniendo e cuenta que fui yo quien la manipul� previamente para que se atascara y sab�a perfectamente pues lo que hab�a que hacer para que volviera a funcionar como siempre. Claro que vosotros no os disteis cuenta. Al parecer estabais ocupados en cosas m�s agradables que una puerta que no se abre, y no me pareci� correcto estropear un momento as�.
Mercedes sinti� como si el mundo se diera la vuelta, invadida por una repentina sensaci�n de v�rtigo.
-Cari�o�lo que has visto�
Lorena ri� dulcemente, como era habitual en ella.
-Mam�no te preocupes, no le voy a decir nada a pap�. Te he dicho que fui yo quien manipul� la manivela para que se atascase. Estaba todo preparado.
-�C-c�mo�?
Mir� a Francisco, que a su vez la miraba sonriente, y volvi� a mirar a Lorena.
-Mam�, eres una mujer preciosa, que est� desperdiciando su vida priv�ndose de lo m�s maravilloso que hay en ella.
Ahora Mercedes la miraba inquisitiva, como no dando cr�dito a lo que estaba oyendo.
-T� eres una mujer de poderosa sexualidad. Lo s�, y mi padre no es hombre que pueda satisfacerte por s� solo. En realidad, dudo mucho que haya ninguno capaz de hacerlo. Eres un animal sexual, y no eres feliz intentando combatir tu naturaleza.
El enfado de la madre comenzaba a ser evidente.
-Has necesitado un �empujoncito�, pero finalmente te has revelado como la zorra que eres. No reniegues nuevamente de ella.
-�Un��empujoncito�? �pregunt� visiblemente molesta, pasando por encima del denigrante apelativo con que su hija se hab�a referido a ella.
-Un empujoncito. Hace algunas semanas, comenc� a dejar caer en tus comidas y las de pap� unas gotitas, desinhibidoras de la funci�n er�ctil y el apetito sexual en su caso, y potenciadotas de la l�bido en el tuyo.
-��Qu� has hecho qu�?! �empezando a ponerse verdaderamente furiosa.
-�Oh, vamos! S� sincera; �se not� mucho la diferencia?
-Mi padre es un pichiflojo, que no te da ni la d�cima parte de lo que necesitas. �Se ha notado mucho la diferencia a�adida por esas gotitas?
Mercedes se vio tentada de responder con una bofetada al descaro de la ni�a, pero logr� contenerse.
-Lorena, te voy a decir una cosa. Y quiero que se te quede bien grabada en la cabeza. Hasta hoy, te he consentido muchas desfachateces. S� que es un error intentar interferir en la vida sexual de los j�venes, siendo la mejor opci�n en cambio orientarlos y ayud�ndolos d�ndoles la informaci�n que precisen y apoy�ndolos. Nunca he interferido pues en tu vida sexual, a pesar de pensar que eres muy joven para haberla iniciado, ni nunca interferir�. Pero ello no te da derecho a m�s, y mucho menos a pretender interferir y definir t� la m�a. Lo que yo tenga con tu padre y lo que haga con mi propia sexualidad, no es asunto tuyo y te proh�bo, entiende lo que te digo, te proh�bo, que nunca m�s vuelvas a inmiscuirte en ello.
La muchacha sonri�.
-El tiempo de eso pas�, mam�. T� ya no est�s en posici�n de prohibir nada, sino de obedecer. A partir de ahora, yo soy quien manda aqu�.
Mercedes sinti� un repentino acceso de ira, que hubiera culminado, esta vez s�, en una sonora bofetada a su hija de no haber proseguido esta en el momento justo.
-Anda, vu�lvete.
La mir� extra�ada.
-Vu�lvete y mira.
Se gir� sin entender. All� no hab�a nada, entre ella y la puerta que daba a la galer�a. Mir� a Francisco, y este se�al� con la mirada hacia aquella.
-�Qu�? No veo nada.
-�Seguro, mam�? �No ves esa bola detr�s del cristal, que asoma por el hueco que deja la cortina?
-�Qu�qu� es? �pregunt� una vez repar� en ella.
-Nada demasiado importante. Solo un esp�a indiscreto. Una c�mara conectada a un cable alargador que va hasta el ordenador de mi habitaci�n y que ha visto todo lo que ha ocurrido aqu�, grab�ndolo.
Iracunda, Mercedes se volvi� en�rgicamente hacia Lorena, agarr�ndola por los pelos con fuerza.
-�Mira ni�ata, ya me tienes hasta las narices! �Ahora mismo me vas a dar el CD y har� como que olvido este asunto!
-Mam�me est�s haciendo da�o.
Confusa, suaviz� su presa, dejando que los cabellos de la muchacha se escurrieran de ella. Nunca hab�a hecho da�o a su hija, y desde luego, a pesar de todo, no quer�a que eso cambiase.
-As� est� mejor.
-Cari�o�-continu� m�s tranquila, con dulzura en su voz- Lo que est�s haciendo no est� bien. La mam�yo�soy una mujer, una persona al fin y al cabo. Y las personas cometemos errores. Ya voy a tener bastante castigo intentando continuar despu�s de esto. Dame el CD, por favor.
-Mam�no s� que es lo que puedes estar pensando en estos momentos, pero no te quepa la menor duda de que te quiero. Mucho m�s de lo que pueda llegar a transmitirte con palabras. Y es por ello que no soporto ver como dejas pasar el tiempo. Nunca recuperar�s estos a�os �V�velos co�o! S� lo que eres y lo que sientes, y lo s� porque soy tu hija, el mejor espejo en que te puedas mirar.
Mercedes la miraba ahora abatida, con sus hermosos ojos marrones brillantes, al borde de derramar sus primearas l�grimas.
-No puedo darte el CD, mam�. Y no puedo d�rtelo porque no est� aqu�. Te quiero m�s que a nada en el mundo, y sab�a que si me lo ped�as, no sabr�a neg�rtelo. Por ello, idee un sistema alternativo con Francisco. El polvo que acab�is de echar, ha sido transmitido por internet.
Su madre abri� los ojos desmesuradamente, a lo que ella contest� con una tranquilizadora sonrisa.
-No te preocupes. La posibilidad de que alguien que no estuviera al tanto haya accedido a nuestra IP y las im�genes, es muy remota, virtualmente inexistente.
-�Alguien�que no estuviera al tanto?
-Alguien ha grabado la escena en su ordenador y, si dentro de dos semanas no ha recibido orden de Francisco en contra, publicar� el v�deo en Internet, en p�ginas de descarga gratuita. Claro est�, con el rostro de �l difuminado. Pero con el tuyo bien visible�
-�Est�is locos!
-Nada de eso. Si aceptas lo que vamos a proponerte, eso nunca ocurrir�. Te lo prometemos.
-Ya. �Puedo preguntar quien es ese �alguien�? Es conocido.
-�Oh, claro que lo es! Se trata de un compa�ero de pap�, aunque yo no s� quien es. Como te dije, se rata de que yo no pueda hacer nada que joda el plan si flaqueo.
-��C�mo?! ��Un compa�ero de tu padre?!
-S�, pero no te preocupes. Todo est� bien.
-��C�mo que todo est� bien?! �Es un compa�ero de tu padre!
-No te preocupes por eso. No le dir� nada.
-�No es solo eso, ni�ata! �Qu� hay del respeto hacia �l? Es una humillaci�n muy grande hacerle pasar por esto.
-�Oh, bueno, no te preocupes por eso tampoco!
-�Ah, no? �Puedo preguntar por qu�?
-Pues porque me los he follado a todos.
Los ojos de su madre se abrieron como platos, mucho m�s que antes.
-En una org�a de perversi�n y vicio. Mejor te cuento los detalles en otro momento, este no creo que sea el adecuado. Pero vamos, te puedo anticipar que se trat� de algo muy fuerte y que me hicieron de todo, hasta las mayores perrer�as. Don Javier, Esteban, Francisco�todos. Y a la vez. Preocuparte por la humillaci�n que lo que has hecho supone para mi padre, es como preocuparte de que la lluvia lo moje mientras se debate en una riada.
Mercedes sinti� que perd�a el contacto con la realidad, retrocediendo hasta una de las sillas que encontr� tanteando con la mano, y abati�ndose en ella.
-No lo tomes as�. Tengo un cuerpo y me gusta disfrutar de �l. �Es algo malo eso?
Mercedes no contest�. Ni siquiera la miraba ya.
-�Qu� es lo que quer�is? �pregunt� con voz �tona, sin sentimiento alguno. Lorena sinti� una punzada en el coraz�n ante aquello. No soportaba ver a su madre as�, y deseaba abrazarla y consolarla. Pero no era ese momento de flaquezas.
-Mam�no me gusta verte as�. Pretendo devolverte la mejor de tus sonrisas, no lo contrario.
-�Qu� es lo que quer�is?
Ahora era ella la que estaba a punto de venirse abajo.
-Solo va a ser un juego. Te vamos a proponer una serie de�pruebas, puedes llamarlo as� si quieres.
-Muy bien �asinti�, siempre en el mismo tono carente de emoci�n alguna.
-Ser�n cosas divertidas, ya lo ver�s. Habremos de imponerte algunas normas, est� claro, pero ver�s como te gusta.
-Vale. Una vez haya pasado esas pruebas, �me dejar�is en paz?
-�Mam�, por favor! No me hagas sentir mal. Nos lo vas a agradecer, ya lo ver�s. A m� tambi�n me gustar�a�
-Yo no soy como t�.
-�Oh, s� lo eres! Eres mi madre y�
-�y t� eres una guarra.
Lorena se qued� cortada.
-Las personas nos diferenciamos de los animales en que tenemos la inteligencia -continu� alzando la vista para mirarla directamente a los ojos-, que nos ayuda a controlar el instinto cuando nos impulsa a denigrarnos. No puedo negar que antes tambi�n yo ced� a aquellos, pero aprend�a a controlarlos. T� en cambio, te revuelcas en lo m�s ominoso de tu naturaleza. Eres una puerca. No somos iguales.
Lorena sinti� que las palabras le her�an como agudos cuchillos clavados en el alma, y Francisco se pregunt� que estaba pasando all�. La ni�a le hab�a dicho que la madre era un put�n redomado. �A qu� ven�a toda esta historia pues?
-Me insultas�y dices que no eres como yo. Pero no es cierto. M�rate las tetas. Las tienes llenas de chupetones de Francisco. Te has follado a uno de los mejores amigos de mi padre en su propia casa, y has disfrutado humill�ndolo, ofreci�ndole gustosa el cuerpo que prometiste ante el altar solo ser�a para �l. Esa naturaleza de la que tan orgullosa te sientes, ha vuelto a traicionarte.
-�Oh no, no! �neg� Mercedes categ�ricamente, con una c�nica sonrisa. �T� te encargaste de agitar mis hormonas con tus gotitas, alterando mi deseo y disposici�n. De no ser por ello, esto no hubiera llegado nunca a ocurrir.
-�Ja, ja, ja! �ri� ahora la ni�a, igualmente c�nica. �Creo que no me entendiste bien. Dije que hace unas semanas empec� a administraros esas gotas a ti y a mi padre. Pero al tercer d�a me asust� de lo que vi en tus ojos. Brillaban como los de una loba en celo, y tem� estar jugando con fuego, con uno sobre el que podr�a llegar a perder el control. Tanto me asust�, que decid� suspender inmediatamente la administraci�n.
Mercedes la escuchaba absorta, incr�dula.
-Mam�el vicio�el morbo y la pasi�n que te han vencido, que han acabado superando toda tu resistencia�son enteramente tuyos.



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-Esta tampoco.
De pie ante el armario donde su madre guardaba su ropa, Lorena iba sacando las prendas de una en una, mostr�ndoselas a Francisco y decidiendo entre los dos si merec�an su visto bueno o no. Las que lo hac�an, eran vueltas a colocar en una percha y colgadas. Las que no, iban a parar a un tiesto que ir�a directamente al contenedor que recib�a la ropa usada en buen estado, para ser posteriormente enviada a los pa�ses necesitados. Mercedes se mordi� el labio de nuevo. Invariablemente, la ropa que recib�a el aprobado era la m�s sexy y provocativa, sin que dejaran en su ropero prenda alguna que mantuviera el m�s m�nimo recato y decoro. Pensaba que iba a parecer una zorra buscando guerra de continuo as� vestida, pero no iba a volver a protestar. Lo hab�a hecho al principio, y solo sirvi� para orientar a�n m�s hacia el esc�ndalo la ropa que sus humilladores iban seleccionando. Prefer�a mantener la altivez en cambio.
-No es que pretenda contrariaros �observ� ir�nicamente-, pero esa blusa blanca es demasiado transparente. Intentad dejarme alg�n sujetador bonito para pon�rmelo con ella. Vale que me vay�is a hacer pasar por un put�n, pero dejad que pueda conservar algo de clase al menos.
-�Sujetador? �Pregunt� Lorena como si hubiese escuchado algo muy divertido- Estas de broma. �Desp�dete de ellos! Y de las bragas siempre que no uses pantal�n o mallas. Te permitiremos eso para protegerte de las p�rdidas.
-�C�mo?
-Se acabaron los sujetadores, mam�. A partir de ahora, tetas sueltas y bambole�ndose libremente. Vamos a tirar a la basura todas tus braguitas y sujetadores, y continuamente vigilar� que no hayan marcas de estos en tu cuerpo. No intentes comprar otros y pon�rtelos cuando no te vemos.
-�Pero, pero�!
-Pero nada. Esc�ndalo puro.
-�Y las bragas? Cuando tenga la regla�
-Tampones. Y si no bastan, ya har�s t� por limpiarte de tanto en tanto. Aseg�rate de llevar cl�nex esos d�as en el bolso. �Ah, y por cierto! Olv�date de eso de la clase. Es m�s divertido ser un put�n verbenero. Vete acostumbrando a soltar alg�n taco de vez en cuando y comportarte soezmente. Hazme caso, le coger�s pronto el gusto.
Su madre la miraba como un cordero desamparado. Lorena le sonri� dulcemente, sent�ndose junto a ella.
-Todo esto es por ti, mama. Conf�a en m�. No vas a hacer nada que no quieras, salvo en lo que refiere al vestir, claro est�. Ver�s como pronto nos estamos riendo juntas de todo esto, y disfrutando de buenas pollas como es debido.
Lorena estaba totalmente segura de que ser�a as�. Mercedes sonri� tristemente.
-�Pobre hija m�a! �Exclam� acarici�ndole el pelo.- Est�s en una edad en que crees saberlo todo �Qu� ocurrir� cuando veas lo equivocada que estabas?
-No ser� as�. Y si lo fuera�Bueno, como te digo, no vamos a obligarte a nada que no quieras, salvo vestir provocando un poco. Pero eso es un juego, nada irremediable.
-Ya �contest� resignada. -�Y lo que ha ocurrido esta tarde? �Tampoco eso es irremediable?
Lorena la mir� sin saber qu� responder.
-Ver�s como tengo raz�n.
-Mercedes no contest�. Sab�a que no ser�a as�. Sab�a que aquello traer�a consecuencias nefastas, y que ser�an enteramente culpa de la ni�a. Pero segu�a siendo solo eso, una ni�a. Una criatura jugando con cosas que cre�a dominar en la ignorancia propia de su edad. Y era su hija. S�, lo que iba a venir ser�a culpa suya, pero nunca ella se lo recordar�a. Es m�s, intentar�a por todos los medios convencerla de que no fue as�. Pocas cosas hay en el mundo comparables al amor de una madre por su hija.



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-�Ah!...�ah!...�ah!...-pasaron a hacerse m�s continuos, intermitentes los gemidos de placer en Francisco, anunciando la inminente avenida de su orgasmo. Lorena por su parte aumento la velocidad de su mamada, anticip�ndose golosa a la llegada de este, que deb�a dejar llena su boca de pastosa y deliciosa leche. * Entended siempre por �delicioso�, cuando me refiero al semen o flujos vaginales, que los llam� as� por el morbo que comporta su ingesti�n. Evidentemente, por su sabor propiamente, sin ser desagradables al paladar, tampoco es que sean ninguna delicia.
-�Aaaaaaahhhh�.! �se dej� ir �l finalmente, deleit�ndose ella con la sensaci�n de sentir su semen descendiendo por su garganta. Despu�s, se incorpor� en su asiento. Por unos minutos, se hizo el silencio mientras desde el promontorio en el bosquecillo del castillo, contemplaban la ciudad de noche.
-Me dijiste que era un put�n �coment� Francisco al cabo de un trato.
-Lo es.
-No es lo que parec�a deducirse de la conversaci�n.
-�Te dije que te pondr�a el co�o en bandeja en cosa de un mes?
-S�.
-�Te ha puesto el co�o en bandeja en cosa de un mes?
-S�.
-�He cumplido pues mi palabra?
-S�.
-�Soy merecedora pues de confianza?
-S� �suspir� finalmente Francisco.
-Conf�a en m� pues y no dudes. En menos de dos semanas, mi plan se habr� cumplido a la perfecci�n.
-�C�mo puedes estar tan segura?
-Porque conozco a mi madre. Soy su hija.
-Ella dijo que no se parec�a a ti.
-Pero yo s� que no es cierto. Conozco a mis amigas y hablo del tema con gente por internet. S� que mi vicio y perversi�n no son normales. No ya en una ni�a de 14 a�os, sino en cualquier mujer. Igual que hay superdotados en todos los aspectos de la vida, los hay en lascivia y voluptuosidad. El hijo de Einstein ser� por toda l�gica muy inteligente. El de Fernando Mart�n, muy alto. El de King �frica tendr� tendencia a engordar. Esas cosas est�n en los genes. Deben estar en los de alguno de mis progenitores, y est� claro que no en los de mi padre.
Francisco record� entonces la forma de besar de Mercedes, tan apasionada y lasciva como la de su hija, y supo que la ni�a ten�a raz�n de nuevo.



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�Camina por detr�s de la iglesia pasando junto �las piedras�, pasando de largo ante ellas para llegar hasta el convento de las monjitas. Despu�s puedes hacer lo que quieras, volver a casa o como gustes.� Las palabras daban vueltas en su cabeza, volviendo una y otra vez a ella, por m�s que quisiera pasar de ellas. �Qu� clase de �prueba� era aquella? Lorena le hab�a dicho que iba a ser sometida a tres pruebas, y esta formaba parte de la primera. Desde hac�a algunos d�as, la ven�an haciendo pasear ella y Francisco con la ropa m�s descarada y escandalosa posible. Y no solo pasear, sino que era la �nica que le permit�an usar, bien fuera para ir a la compra, a pasear el perro o donde se presentase. Mercedes se mor�a de verg�enza con ello, pero la verdad es que sent�a tambi�n un morbillo muy especial con ello. Era gracioso ver la cara de la gente cuando iba al supermercado o a por el pan, con una ligera minifalda de vuelo y una vaporosa camisa que semitransparentaza sus enormes tetas, que libres de la opresi�n del sujetador se balanceaban impetuosamente bajo ella. Miraban y cuchicheaba, e incluso alg�n personajillo torpe se tropezaba con algo al girarse a su paso con la boca abierta para admirar su culo, continuando su marcha errante cual barco abandonado a la deriva, hasta chocar con el arrecife que supon�a alg�n cliente con su carrito o estanter�a. Apenas pod�a contener la risa en esos momentos, y pensaba que no estaba tan mal aquel juego. Era divertido, y la verdad es que no era tan grave. Hab�a pensado que la ni�a y Francisco iban a someterla a abusos mucho mayores teni�ndola como la ten�an en sus manos, pero lo cierto es que se estaban comportando. No les hab�a cre�do cuando le dijeron que no se tratar�a de ninguna putada, ni de obligarla a hacer algo en contra de su voluntad, pero lo cierto era que, al menos hasta el momento, estaban cumpliendo su palabra. Obviamente, su marido se hab�a sentido intrigado con todo aquello, y hab�a preguntado extra�ado por su repentino cambio en el vestir. �Cosas de mujeres�, hab�a contestado ella. �Estoy a punto de entrar en la cuarentena y eso asusta. Me gusta comprobar que los hombres siguen mir�ndome con deseo�. Carlos hab�a sonre�do comprensivo. ��Pues claro que te miran con deseo! El que no lo haga debe estar loco�. Y un dulce beso hab�a sellado el tema.
Se sent�a un tanto extra�o ahora, paseando por all� sin m�s. Se trataba de una zona de campo detr�s de la iglesia, donde un mont�n de grandes bloques de piedras, depositados all� quien sabe cuanto tiempo ha, serv�an de punto de reuni�n a los adolescentes. Conocido popularmente como �las piedras�, quedaba tras la parte posterior del sagrado edificio, y enfrente de un convento de Carmelitas all� levantado. Obviamente, no se trataba de un sitio muy frecuentado, salvo por los chicos y las monjas que iban y ven�an. Se preguntaba para qu� le hab�an pedido pasar por all�. �Quiz� para escandalizar a estas �ltimas? Quiz�. La hab�an hecho vestir de una manera especial, similar a una amazona. Pantalones marrones ce�idos, en los que se marcaba perfectamente la hucha que dibujaba su co�o al aplastar sus labios contra ellos, sin que la tela de las braguitas se interpusiera disimul�ndolos, tanto como los morbosos gl�teos sobre los que se cerraba en forma de pera, �nicamente rota su lisa superficie por la solapa de un solitario bot�n que cerraba inexistente bolsillo. Arriba, camisa blanca simplemente. No debiera esta a priori resultar demasiado escandalosa, salvo su impuesta ausencia de sujetador, que hac�a que sus gordos pezones se marcasen perfectamente en ella, tanto su color como su forma, semejantes a obscuros ojos que girasen alocados cual los de Marujita D�az, siguiendo el bamboleante movimiento de los gloriosos globos que coronaban.. Finalmente, su cabello replegado en un bonito recogido, le daban un aspecto de zorr�n con clase, buscando guerra pero con las ideas acerca de lo que deseaba muy claras.
La ca�da de la tarde casi se hab�a consumado, agonizando el astro rey tras el horizonte pintando de escarlata el �ltimo cielo iluminado, cuando se acerc� a las proximidades de �las piedras�.
-�Eh, mirad que pedazo de tetas! �apenas escuch� exclamar a los chavales.
-�Joder! �Qu� piv�n!
Como empezaba a ser normal, se sinti� avergonzada, halagada u excitada a partes iguales con aquellas expresiones, agachando la cabeza para disimular la sonrisa que no pod�a evitar aflorara a su cara.
-�Ey! �Mercedes! �Espera!
���Mercedes?!� ���Espera?!� �Qui�n�?
Sinti� una indefinible punzada en su bajo vientre al ver acercarse a la carrera a uno de los chicos desde los bloques, separ�ndose del resto. Le result� familiar su figura al primer momento, aunque sin acabar de identificarla. Con una sensaci�n de angustia, las facciones fueron tomando forma en su memoria a medida que se acercaba, y dese� que la tierra la tragara en ese momento. �Se trataba de Javi, uno de los chicos del grupo de su hijo! Pero, �qu� co�o estaba haciendo all�?
-�Hola, Mercedes! �la salud� llegado ante ella.
-Hola, Javi �contest� ella, sinti�ndose afortunada por que la poca luz que a�n resist�a a aquellas horas, que disimular�a el sonrojo que a buen seguro en esos momentos deb�a haber subido a su rostro.
-Dame dos besos.
Mercedes accedi�, sinti�ndose extra�ada. Aquello era com�n entre amigos, pero no algo que soliera hacer con los amigos de su hijo.
-�Qu� haces por aqu�?
-Bueno, ya ves. A ver a los chavales.
Mir� sus tetas, un tanto inseguro, pero las mir�, haci�ndola sentir inc�moda.
-�Y t�? �a�adi� el chaval. -�Qu� haces por aqu�?
No estaba segura, pero le parec�a que hab�a algo extra�o en la voz del chico, como si supiera algo que ella no. Recel�.
-Bueno�-dud� sin saber qu� decir. Obviamente, no pod�a alegar que iba a ver a las monjas as� vestida. -Estoy buscando a �Toby�. �Toby era el perro. Sol�a pasearlo por aquel campo a esas horas m�s o menos. Se me escap� antes por aqu�, y me lleva loca busc�ndolo.
-�Toby? Vi antes a Lorena con �l.
-�A qu� hora?
-No har�n 40 minutos.
-�Uuuff! -suspir� intentando aparentar un gran alivio-. Eso es porque ha vuelto a casa solo. Gracias Javi, no veas que peso me has quitado de encima.
-Ya �contest� �l con una �sarc�stica? sonrisa, mirando de nuevo sus tetas. No le hac�a gracia que lo hiciera, pero no estaba asegura de querer que dejara de hacerlo. Del grupo de amigos de su hijo, Javi era sin duda alguna el m�s guapo. Un jovencito rubio de unos 16 o 17 a�os, con unos ojazos azules que recordaban al mar en verano. A menudo Mercedes lo hab�a mirado como se mira aquello que nos resulta sexualmente atractivo, pero siempre consider�ndolo un ni�o. Un ni�o muy guapo, no pod�a negarlo, pero un ni�o al fin y al cabo. Algo que nunca podr�a llegar a despertar su deseo. En cambio ahora, en aquella semipenumbra y con el chico mir�ndole las tetas, quiz� no con demasiada seguridad, pero una y otra vez, ya no estaba tan segura de la naturaleza de aquello que le evocaba. Hab�a algo tremendamente er�tico en la belleza de un joven hermoso, en la edad previa a completar su proceso de virilizaci�n. Algo deliciosamente ambiguo cual prohibida fruta tentadora. Turbada, no pudo evitar dejar caer su mirada por un momento al juvenil canalillo de sus pectorales. Entraba la primavera y comenzaba a hacer calor. La gente comenzaba a guardar la ropa de invierno, y los m�s j�venes, como Javi, ya se atrev�an con otra m�s propia del verano. Sigui� la l�nea de los botones de su camisa hasta llegar al primero por arriba abrochado, sintiendo algo parecido a cuando se es cortado a punto de culminar o descubrir. Cortada, recuper� la voluntad, alzando de nuevo los ojos para encontrar el rostro sonriente del muchacho.
-Est�s muy guapa, Mercedes.
-Gracias �contest� sonriendo cortada. No sab�a como salir del momento. -�Vienes mucho por aqu�?
Sonri� de nuevo el chaval, sin que Mercedes entendiera por qu�.
-Vengo. Bueno, hac�a un tiempo que no, pero a partir de ahora estar� por aqu� de nuevo.
-S�es un bonito sitio. �Se sent�a torpe.- Cuando era adolescente tambi�n nos reun�amos aqu�.
-Claro. Conforme la pe�a va creciendo, va dejando de venir y llegan otros m�s j�venes. Se puede decir que somos descendientes vuestros.
-S� �contest� con una risita. �Bueno, me tengo que ir. A�n tengo que empezar a preparar la cena.
-Vale. Me ha encantado verte Mercedes.
Era una extra�a forma de expresarse con la madre de un amigo.
-A m� tambi�n �se sorprendi� diciendo tontamente. No sab�a porque lo hab�a hecho. Simplemente se sent�a atorada y torpe, y soltaba lo primero que se le ocurr�a. �Vale, cu�date.
-Nos vemos.
-Nos vemos.



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Unos 50 minutos antes.
-Hola, �hab�is visto a mi madre pasar por aqu�?
-No, que va.
Los chavales se sintieron encantados de ver a Lorena. La maziza hermana de su amigo, era la fantas�a sexual de muchos de ellos, por no decir todos. Ese hermoso par de tetas que con tanto descaro luc�a, eran aliciente acostumbrado en sus solitarios placeres nocturnos bajo las blancas s�banas de su cama, que cual si un monstruo bajo ellas se agitase sub�an y bajaban propulsadas por sus manos en furiosa batalla con sus penes, hasta conseguir de estos hacerlos escupir su blanca reserva manchando aquellas. Todos sab�an de lo golfa que era la ni�a y las historias que de ella se contaban. Intentaban hacer como que no era as� de cara a su hermano, pero en realidad todos albergaban el deseo de poder benefici�rsela antes o despu�s. Se dec�a que no era muy dif�cil si eras guapo o le ca�as en gracias y que, si era as�, quedaba asegurada una experiencia inolvidable de por vida.
-�Y mi hermano?
-Tampoco.
De sobras lo sab�a ella, que lo hab�a despedido cuando sali� de casa hacia la de su chica. Igual que sab�a que su madre no hab�a pasado por all�.
-Bueno, si pasa mi madre decidle que he estado aqu�.
-Vale. Pero no suele pasar por aqu�. Vamos, estando yo nunca lo ha hecho.
Lorena sonri�. Empezaba a temer que tendr�a que forzar ese punto de la conversaci�n.
-Bueno, es f�cil que lo haga ahora. Anda salida detr�s de Javi.
El chico se qued� blanco, sin habla. Tanto como sus compa�eros, pero m�s afectado por cuanto a �l en primera persona concern�a lo que cre�a acababa de o�r.
-�C�mo�has dicho?
-Que anda salida detr�s tuya. No me jodas que no te has dado cuenta.
-No�no.
Los chicos parec�an todos tan impactados como Javi. La madre de Ernesto era lo que literalmente se conoce como un piv�n. Una t�a ya rayando la cuarentena, pero de esas que se conservan potentes como la que m�s y tanto gustan a los adolescentes.
-T�o, �pero si te mira que te desnuda!
-No�no sab�a nada.
-�Ja, ja, ja! �Pero que bolos sois los t�os! La tienes por tus huesos, si no te la follas es porque no quieres. Est� deseando que le entres. Vamos, lo que no me explico es como no te ha entrado ella a ti todav�a, con las ganas que te tiene.
-Lorena, �te est�s quedando conmigo?
-Para nada.
-�Venga ya! �As� me ibas a contar algo as� de tu madre si fuera cierto�
-Vamos a ver. Todos sab�is que soy un put�n.
Los chavales se quedaron alelados.
-Es rara la semana que de 7 d�as no follo 6 al menos, y los n�meros no tienen porque corresponderse necesariamente con el de t�os que pasan por mi co�o. �Crees que a alguien como yo le ofende tener una madre tan puta como ella?
No supieron contestar.
-Todos los d�as pasa por �las piedras� con la esperanza de verte y hacerse la encontradiza. La pobre no sabe que ya no os reun�s all�.
-Demasiado nano.
-Claro �respondi� ella sarc�stica. �Vosotros es que sois ya muy hombrecitos para reuniros all�. �O se debe m�s bien a que ahora que muchos ten�is moto, vuestra capacidad de moveros ha aumentado y la zona se os ha quedado peque�a?
-Seguramente �respondi� alguno de ellos por todos, altivo.
-Vale, es igual. El caso es que yo tampoco sab�a que ya no ibais por all�. Me acabo de enterar preguntando que ahora ven�ais por aqu� en cambio. Esta noche se lo dir�. Claro que -prosigui� con una provocadora mirada, -si no quieres esperar a que otro d�a pase por aqu� para verla, puedes acercarte a �las piedras�. �Ten�is hora?
-Las 7:10 �respondi� alguien.
-En unos 40 minutos la tienes all�. �Y no veas como iba de salida hoy! Se ha vestido de guerra total, la tienes desesperada. Una cosa; no le digas que yo te he dicho nada, �OK? Imagino que supone que no me doy cuenta, como vosotros �hab�a un deje burl�n en sus �ltimas palabras. �Mejor dejar que siga pensando que soy tan ingenua.



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-�Hostias, macho! �Que era verdad!
-�Qu� era verdad el qu�? �pregunt� uno de los m�s j�venes, que no estaban al tanto de la conversaci�n mantenida en la puerta de los recreativos por el grupo de los m�s mayores que entes se juntaba all� con ellos.
-�Qui�n es ese piv�n? �pregunt� otro alucinado.
-La madre de Ernesto �respondi� uno de aquellos.
-��La madre de Ernesto?! ��Ese piv�n?!
-Y quiere follarse a Javi.
-�Hala va! �La llevas guapa!
-T�o, tienes que cortarte �le aconsej� uno de los de su edad, sin hacer caso de la excitaci�n de los �nanos�.
-�Hala, vete a la playa� -exclam� uno de ellos- Javi, si puedes follarte a ese pedazo de hembra y no lo haces, es que eres gilipollas.
El chaval pareci� dudar. Mir� al que le hab�a aconsejado en sentido contrario.
-Tiene raz�n �a�adi� inseguro.
-Ernesto es nuestro amigo.
-Lo es �intervino otro-. Y desde hace mucho. Pero esta discusi�n es hipocres�a por tu parte. Hace un rato estabas mir�ndole las tetas como un muerto de hambre a Lorena. �Me vas a decir que si se te abriera de patas no te la tirabas?
-No es lo mismo. Lorena es su hermana, no su madre.
-Vale, no es lo mismo. �Me vas a decir que si su madre se te pusiera no te la tirabas?
El chaval no contest�.
-Javi, debes dejar el pabell�n del grupo bien alto. Ma�ana a las 7:00 aqu� clavados.



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-Hola.
-Hola �contest� la explosiva rubia que tumbada en una hamaca tomaba el sol en la piscina.
-�Joder, t�a! �Qu� guapa eres!
La joven sonri� divertida, entrecerr�ndose un tanto sus hermosos ojos verdes tras las gafas de sol. Se sinti� extra�ada, no por el halago, sino por quien lo hab�a efectuado.
-Muchas gracias, encanto. T� tambi�n eres preciosa.
Lorena sonri�.
-No estoy mal, pero t� eres realmente preciosa.
-�Ja, ja, ja! �ri� deliciosamente la diosa te�ida. -�Te gustan las mujeres?
-Un poco. Bueno, bastante �reconoci� agachando la cabeza un tanto cortada, y a la chica le pareci� deliciosa.
-�Qu� haces por aqu�? �Has venido a verme?
-No. Vivo aqu�. En aquel bungalow �a�adi� gir�ndose para se�alar. Bueno, en realidad no se ve, te lo tapa ese otro. Pero est� de tras. Estaba paseando el perro y no lo encontraba. Pens� que quiz� estuviera aqu�.
-No he visto ning�n perro. Ni a ti tampoco te hab�a visto antes. Y tambi�n vivo aqu�.
-Lo s�. Eres la nueva novia del buenorro del 12.
-�Ja, ja, ja! �Conoces a Jos�?
-No, pero mi madre no para de hablar de �l. Y de ti. Dice que sois dos quesos.
-�Tu madre?
-S�, bueno. Es bastante golfa, como yo.
-�Ja, ja, ja! �Eres encantadora! Y, �es tan guapa como t�?
-Est� tremenda. Es lo que dice todo el mundo. Tiene un par de tetas��buuuff! No tan bonitas como las tuyas, por supuesto �afirm� se�alando con la mirada a los peque�os y perfectos pechos de la joven-, pero realmente enormes. �Ves los m�os?
-Veo, veo��a ver quien no!
-Pues los de ella son a�n m�s grandes.

-Vaya�
No hac�a falta tener ser capaz de leer el pensamiento, para saber que la chica se estaba calentando.
-Y tan golfa como t�.
-�Ja, ja, ja! �ri� ahora Lorena. �Tened cuidado. Es un verdadero put�n, tened cuidado �brome�. �Os ha echado el ojo. Con el vicio que tiene, es capaz de colarse un d�a en vuestra casa para mont�rselo con los dos.
-�Ja, ja ,ja! A lo mejor no estar�a tan mal.
-Eso ya vosotros mismos. Ahora est� pasando una �poca�digamos dif�cil, con mi padre. La veo un tanto insegura. Pero en cualquier momento le da por volver al ataque, y est�is en su punto de mira.
-Vaya, es bueno saberlo �acept� la bella con una preciosa sonrisa.
-Bueno, voy a continuar buscando al perro. Encantada de conocerte.
-Igualmente. Y lo digo en serio.
-Yo tambi�n. Una cosa; no le digas a mi madre lo que hemos hablado. No pasa nada, pero tampoco mola que me tome por �Celestina�..
- �Ja, ja, ja! No te preocupes, cielo.
-Vale. Adi�s.
-Adi�s, encanto.
De camino a la salida de la piscina, ya de espaldas, Lorena sonri�. No mucha, pero bastante era la gente que en la urbanizaci�n comentaba acerca de la atractiva pareja que desde hac�a unos meses viv�a en el 12. Un mazizo moreno y una espectacular rubia de los que se comentaba eran un tanto �liberales� en cuanto a su vida sexual, pero de los pocos en realidad sab�an algo a ciencia cierta de esa liberalidad. Y una de ellas era Lorena, aunque procuraba mantener bien en secreto ese conocimiento. Una noche, tras conocer al amigo de un amigo, un guapo turolense de unos veintitantos muy bien aprovechados a�os, se hab�a encargado este de llevarla de regreso a casa. Tras las consabidas paradas que obligaba el deseo ante tan deseable ejemplar, hab�an llegado finalmente a la verja.
-�Aqu� vives?
-S�. �Por?
-�Qu� casualidad! Dios los cr�a y ellos se juntan.
-�Por qu� lo dices?
-Aqu� vive una pareja de amigos m�os. Ella es tan put�n como t�. Bueno, ambos lo son en realidad.
Le hab�a hablado entonces de la afici�n de aquella pareja por los intercambios, tr�os y dem�s, tomando buena nota mental la muchacha de aquello.



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-T�o, �qu� pas� ayer con mi madre?
-Nada. �Por qu� lo dices? �pregunt� a su vez el muchacho temiendo haber metido la pata de alguna manera.
-�La viste?
-S-s�.
-�Y hablaste con ella?
-S�, claro.
-�Nada m�s?
-Nada m�s.
-T�o, pues no s� que le has dicho, pero la tienes Supercachonda. �Est�s en las piedras?
-N-no. �bamos a ir para all� ahora.
Pues date prisa, que no veas como se ha vestido hoy. Va a muerte.



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-Hola Mercedes �le salud� sali�ndole al camino Javi. Inmediatamente, se puso tensa como las cuerdas de un barco. Hab�a temido el encuentro, teniendo la fatal certeza de que este se producir�a, pero de alguna manera tambi�n lo hab�a deseado. Una mezcla de temor, verg�enza y morbo, que consegu�a excitarla turb�ndola. Vest�a una minifalda con la que nunca debiera haber accedido a la calle, pero ante cuya orden de pon�rsela, incre�blemente, no hab�a protestado. Era mejor pasar el mal trago cuanto antes, se dec�a a s� misma. Siendo ya indecorosamente corta, le hab�a metido a�n m�s el dobladillo Lorena d�ndole unos puntos, de forma que los cachetes de su culo quedaban permanentemente expuestos, y deb�a andar baj�ndosela cada pocos pasos para que no ocurriera lo mismo con la parte baja de su potorro. Arriba, simplemente una camisa anudada y sin abrochar, que le obligaba a hacer verdaderos malabares para evitar que sus enormes y libres melones se salieran al andar. Su aparici�n hab�a elevado un coro de exclamaciones en los muchachos al un�sono, y Javi hab�a sentido temblarle las piernas en el momento de la verdad ante tan espectacular hembra.
-Hola, Javi .contest� sonriente, intentando aparentar tranquilidad.
-Vaya�hoy est�s a�n m�s buena que ayer.
Las palabras salieron con dificultad del cortado muchacho, sonando insegura ese �buena�, que hab�a surgido en el �ltimo momento tras dudar una fracci�n de segundo entre ella y guapa.
-Vaya, muchas gracias. Viniendo de un jovencito que promete tanto como t�, es todo un halago �intent� jugar con el chico.
-�Has pasado por aqu� para verme?
-Bueno, s�estaba paseando a Toby�y�
��Pero que tonter�as estaba diciendo?! Estaba nerviosa como un pavo en Navidad, y no atinaba a pensar con claridad. No encontraba la forma de salir del apuro y dec�a lo primero que se le ocurr�a. Y ocurr�a que, eso primero que se le ocurr�a, era justo lo �ltimo que debiera decir. No sab�a lo que dec�a, y lo que dec�a era lo peor que pod�a decir �Quer�a que la tierra la tragase!
-�Uuuff!...�vaya! �suspir� el chico visiblemente atorado, tan cortado como ella. Est�pidamente, qued� absorto mir�ndole las tetas, y Mercedes sinti� una descarga el�ctrica en su bajo vientre que la hizo humedecer.
-�Venga pelma, que se te va! �grit� alg�n �gamba� de entre los m�s j�venes. Turbada como estaba, no acert� ella a entender la frase, estando su cabeza como estaba en el limbo, pero sirvi� para sacarla de su estado.
-Javi, tengo prisa, he de irme. Dame un beso.
Igual que hab�an salido las palabras sin pensarlas, surgi� el acto de besar al chico como �l hab�a demandado extra��ndole el d�a anterior, ahora por su propia voluntad. Bes� primero su mejilla derecha, y luego la izquierda, qued�ndole involuntariamente los labios en la comisura de los del joven. A�n m�s cortada por esto, sali� de all� acelerando el paso. �Qu� hab�a pasado? �Se le hab�a escapado? �O quiz� inconscientemente hab�a llevado sus labios all� donde realmente deseaba? �Realmente lo deseaba?
Por su parte, Javi tuvo unas palabras con el gamba, que recibi� una fenomenal bronca de todo el grupo y hubo de pedir perd�n por su metedura de pata avergonzado, y prometer que no volver�a a ocurrir.



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-T�o, �se puede saber que pasa?
-�Qu� pasa ahora, Lorena? �pregunt� Javi. No hab�a pasado a�n una hora desde su encuentro con Mercedes.
-Tengo a mi madre en su dormitorio, tumbada en la cama y meti�ndose un pl�tano en el co�o como si fuera lo �ltimo que va a hacer. T�o, f�llatela o no te la folles, pero no me la calientes para nada. Es mi madre y no te voy a consentir eso.
-No�de verdad Lorena. Me gusta mogoll�n tu madre, pero es que no encuentro la forma de entrarle.
-�C�mo que no encuentras la forma de entrarle? �Estaba mi hermano por all�?
-No. Sebas y Jorge lo entretuvieron en otro lado.
- �Pues entonces a saco co�o! �T�cale las tetas y dale un morreo! �No ves que lo est� deseando?
-�Pero as�de golpe?
-�Claro que de golpe, pareces bobo! T�o, que te lo est� poniendo en bandeja. Al final se va a cansar y va a pasar de ti.
-No te preocupes Lorena. De ma�ana no pasa.



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Por tercer d�a consecutivo, la vio acercarse desde las casas abandonadas m�s all� del lateral de la iglesia. Vest�a hoy una ligera y vaporosa falda larga, acompa�ada de una bonita blusa bajo la cual se mec�an deliciosamente sus tetas. A pesar de no ser un atuendo tan provocador como el de las veces anteriores, al muchacho le pareci� infinitamente m�s sugerente y er�tico.
-Es la tuya, macho. A la tercera va la vencida. �A por ella!
De nuevo, sali� el chico a su encuentro, de nuevo como ella hab�a esperado y temido. Estaba confusa. Y lo estaba porque no estaba segura de la naturaleza de su temor. No sab�a si tem�a los avances del descarado muchacho por que la colocaban en una situaci�n dif�cil, o si lo que tem�a en realidad era un deseo por �l que quiz� no se atrev�a a admitir.
-Hola, Mercedes.
-Hola, Javi.
-Ven � le dijo tendi�ndole la mano. No entend�a a que ven�a aquello, pero se sorprendi� a s� misma acept�ndola.
-�Donde me llevas? �pregunt� sigui�ndole d�cilmente tras soltar el perro para que se diera un par de carreras solo. Sin decir ni media, la gui� as� tomada hasta uno de los recodos traseros de la iglesia, protegidos de las miradas indiscretas por una secci�n de muro que sal�a de la principal para contribuir a definir la caseta donde ensayaban los chicos de la banda de m�sica. All�, en la semipenumbra, la solt� para llevar directamente las manos hasta sus tetas.
Nada m�s sentirlas en sus manos, sinti� asimismo su virilidad lanzarse contra la tela vaquera de su pantal�n, haci�ndole creer que pod�a llegar a rasgarla en su �mpetu.
-Ja�Javi�-intent� protestar Mercedes, pero sin hacer adem�n de intentar retir�rselas. Cerrando los ojos, apoy� la cabeza en la pared, entreabriendo la boca para emitir un suspiro. Y el muchacho aprovech� el momento para besarla. Fue algo fugaz. Mercedes pareci� corresponder al beso, pero al mismo tiempo este la devolvi� a la realidad.
-�No! �protest� sin mucha convicci�n �Por favor, Javi�d�jame ir.
Suplico que lo hiciera, a la vez que son sus manos lo empujaba por el pecho suavemente hacia atr�s, porque sent�a su voluntad muy d�bil y a punto de derrumbarse definitivamente. El chico, en una muestra de hombr�a que muchos adultos envidiar�an, supo entonces entenderlo ech�ndose atr�s. Mercedes lo mir� a los ojos, y vio en ellos reflejarse la luz de los primeros faroles que saludaban a la noche reci�n ca�da. Dud�. Y supo que, si no hu�a en ese mismo instante, si se demoraba un segundo m�s, ya no tendr�a fuerza de voluntad para hacerlo. Con paso apresurado y nervioso, sali� al campo de nuevo.
-�Toby! �Vamos, Toby! �Hay que volver a casa!



�����������������..



Mercedes lleg� a su casa llorando. Abri� la puerta de la calle, y se encontr� con su hija en el sof�, viendo la televisi�n. Desde arriba, llegaban los sonidos de Ernesto dedicado a alg�n juego en el ordenador.
-Hola, mam�.
La mir� con sus ojos vidriosos, acusadora. �Qu� clase de demonio era aquel que hab�a engendrado? -No te preocupes, mam�. No vamos a obligarte a hacer nada que no desees�. Las palabras volv�an ahora a su cabeza como tra�das por un cavernoso eco. No, no hab�a faltado la ni�a a su palabra de no obligarla a hacer nada en contra de su deseo, pero aquello que estaba haciendo con ella era mil veces peor. La estaba obligando a situarse en la posici�n de m�xima debilidad posible, para enfrentarse a sus propios demonios internos. �Ser� solo un juego�. S�, solo un juego. Pero el juego del Diablo.
-�Qu� ocurre, mam�? �pregunt� preocupada.
-Nada �contest� Mercedes altiva. � �Siento� comunic�rtelo, pero no ocurre, ni ha ocurrido nada. Tu plan ha fallado.
Lorena se sinti� dolida al ser consciente del propio sufrimiento de su madre.
-Ma�ana volver� a pasear por detr�s de la iglesia. Y pasado. Todos los d�as que quer�is, incluso desnuda si es lo que me ped�s. Estoy en vuestras manos hasta que esto termine, y cumplir� lo que me dig�is. Y lo har� con entereza, no dud�is de ello. Esforzaos todo lo que pod�is, pero no vais a conseguir de m� lo que dese�is. Eso s�, espero que cumpl�is con vuestra parte una vez haya pasado vuestras est�pidas pruebas. Espero que no me defraud�is. Es decir, si es posible hacerlo a�n m�s.




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Relato: La saga de Lorena IV
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