Relato: Mi vecina la viudita
Desde que era yo un puberto mi debilidad hacia una mujer siempre han sido las piernas, es la parte del cuerpo de una mujer que m�s me calienta y m�s me hace desearlas, por eso me encanta verlas con minifaldas o vestidos cortitos, sandalias de tac�n alto de aguja y sin medias, o bien, con medias transparentes y por el contrario detesto ver a una mujer tapada con pantalones, mallas o cualquier pinche trapo que les tape las piernas y los pies. Yo vivo en un edificio de 12 departamentos, precisamente en el n�mero 4 que est� en la planta baja y justo frente a la escalera y en el n�mero 6, o sea, en el primer piso viven una se�ora viuda de 43 a�os con sus hijas de 19 y 21 a�os, la verdad ella la se�ora (se llama Irma) est� bien buena y tiene mejores piernas y nalgas que sus hijas por eso se me antoja m�s, bueno la cosa es que diario la veo cuando se va y cuando llega, cuando se va la veo bajando la escalera de frente a mi y como diario se viste con traje sastre de minifalda y saco y sandalias de tac�n alto de aguja, pues le puedo apreciar las pantaletas. Cuando llega la veo subir y tambi�n le veo las pantaletas y las nalgas. Los fines de semana por lo regular acostumbra vestirse con una minifalda de mezclilla o gabardina, o bien con un vestido sin mangas muy cortito y unas sandalias de tac�n alto de aguja dejando sus piernas sin medias (entre semana siempre trae medias transparentes) y los domingos va al mercado. Hace un mes la segu� al mercado y al llegar (como adem�s del mercado establecido hay tianguis) estaba aquello hasta la madre, as� es que sin perder tiempo me par� atr�s de ella y le recargu� mi verga entre sus nalgas, ella al sentir mi verga endurecerse volte� y al reconocerme me salud� y me pregunt� que hac�a yo ah�, le dije que la hab�a visto y quer�a acompa�arla, ella me dijo que si y me pidi� que como hab�a much�sima gente la cogiera bien por atr�s y no la soltara para evitar que le fueran a dar un golpe, al escuchar esa petici�n me calent� m�s y la rode� por la cintura y la jal� para atr�s embisti�ndola bien rico con mi verga entre sus nalgas, ella se acomod� y se centr� y empezamos a meternos al mercado, al llegar al primer puesto donde iba a comprar cosas ella solita se hizo para atr�s hasta que sinti� como le recargaba la verga en el culo y como est�bamos rodeados de gente, le met� mis manos por debajo de su falda y le acarici� las piernas, conforme le acariciaba los muslos le iba levantando la falda hasta que le palp� las pantaletas y sent� debajo de ella la rajada de su pepa, ella se hizo m�s para atr�s y sent� como sus nalgas atrapaban y apretaban mi verga manteni�ndola aprisionada. Aquello era demasiado placentero y sent� que si no me apartaba de ella me iba a venir pues la presi�n de sus nalgas en mi verga era mucha; me apart� y ella me mir� sonri�ndome y se puso de lado junto a mi de modo que mi verga se frotara en su pierna, met� mi mano por debajo de su falda y le volv� a acariciar las piernas y a sobar la pepa cosa que ella acept� de buena gana pues me dej� sobarla a mi antojo. Cuando termin� de comprar nos fuimos a otro puesto y me pidi� que la volviera a coger por atr�s, as� lo hice y le recargu� de nuevo mi verga entre sus nalgas, entonces me dijo que terminando de comprar ah� nos �bamos de regreso para la casa. Del mercado al edificio donde vivimos hay 4 cuadras, as� es que llegamos r�pido, me llev� a su departamento pues sus hijas se hab�an ido de d�a de campo con sus cuates y la casa estaba sola. Al entrar Irma me pregunt� que era lo que m�s me gustaba de ella y yo le dije que sus piernas en primer lugar y luego sus nalgas, ella se sonri� y me dio un beso mientras repegaba su pepa en mi verga y me dec�a que me tendiera en el piso boca arriba, as� lo hice y vi como Irma abr�a sus piernas al pararse arriba de mi, qued� justo entre sus piernas y debajo de su falda, pod�a verle las pantaletas y acariciarle las piernas a todo lo largo desde los dedos de sus pies hasta su pepa, despu�s ella se dio la vuelta y le acarici� las piernas desde sus tobillos hasta sus nalgas, ah� en esa postura le baj� las pantaletas y me sent� entre sus piernas y debajo de su falda para lamerle su pepa, le jal� y le mord� su cl�toris y le pas� la lengua por toda su pepa peluda, pues Irma tiene la pepa bien peluda, escuchaba como ella gem�a y la ve�a levantar la cara suspirando de placer, luego me levant� y la llev� a su cuarto, ah� la tend� en la cama y r�pido me quit� tenis, pantalones y calzones y tras levantarle bien la falda y abrirle las piernas, me acomod� entre sus piernas y comenc� a ensartarla hundi�ndole mi verga en su pepa, Irma gem�a conforme le met�a la verga. Yo no se en verdad que tanto goz� ella, sent� como sus jugos de hembra ba�aban mi verga mientras la frotaba dentro de su pepa y la escuchaba gemir cada vez que la embest�a y le dejaba ir toda mi verga dentro de su agujero, no se exactamente cuanto tiempo dur� dentro de su cuerpo, pero el que haya sido lo disfrut� mucho, Irma tiene unas piernas divinas y unas nalgas deliciosas y su pepa aprieta la verga tan rico que me vine en una forma �nica como jam�s en mi pinche vida lo hab�a hecho, ahora tengo 20 a�os y siento como si Irma hubiera sido la primer vieja en mi vida, pues las anteriores me hicieron venir pero no como ella. Ojal� y a Irma mi verga le haya gustado siquiera la mitad de lo que su pepa, sus piernas y sus nalgas me gustan a mi. Al momento de escribir este relato he estado s�lo dos veces entre las piernas de Irma cogi�ndomela bien rico y espero poder segu�rmela cogiendo y arroj�ndole mis mocos dentro de su pepa, porque la verdad Irma �que hembra, que vieja, que mujer!