Relato: Apretada en el microbus
APRETADA EN EL MICROB�S
Tenemos 16 a�os de matrimonio, mi esposa es menor que yo en 9 a�os, ella tiene 45 a�os, pero se encuentra en perfecto estado de conservaci�n gracias a su dieta y a los ejercicios de gimnasia que realiza a diario en casa.
Era un soleado d�a de verano, salimos juntos del estudio contable de ella para ver a un cliente en un distrito cercano que ten�a un problema con la Administradora de Impuestos; ella estaba ese d�a vestida con un pantal�n jean bien apretado que hac�a resaltar finamente sus hermosos gl�teos as� como de sus torneadas piernas, y con una polo oscuro con amplio escote que dejaba ver los inicios de sus turgentes senos n�veos; estaba tan atractiva que hac�a que todos los hombres dirigieran su mirada hacia su hermoso cuerpo en especial a su bello trasero, lo que me excitaba de sobremanera.
Es necesario decir, que siempre he tenido la fantas�a de que otro hombre disfrutara del cuerpo de mi mujer en mi presencia, con sutiles roses primero y despu�s con sexo total, haci�ndola bramar de placer sin ning�n reparo y verla llegar a varios orgasmos espectaculares, para finalmente hacerle yo sus masajes corporales con toda ternura; pero la vez que se le coment�, se sinti� confundida y rechaz� de pleno la idea, as� que nunca m�s volv� a tocar el asunto.
Esa, tarde esper�bamos el microb�s para desplazarnos, pero no llegaba, as� que ya nos �bamos a otra avenida para encontrar otro medio, cuando en eso apareci� el carro, pero �ste estaba completamente lleno, as� que cruzamos de la peor manera la pista y nos subimos r�pidamente, ambos nos quedamos casi en el estribo, ella un poco m�s arriba y yo abajo en el primer escal�n, el carro avanz� unos metros m�s y se detuvo otra vez para que subieran m�s pasajeros, pero estaba tan lleno que solo pudieron subir dos j�venes, uno se puso atr�s m�o y el otro justo detr�s de mis esposa, qui�n estaba agarrada del pasamanos lateral, el joven se coloc� de tal manera que rozaba las preciosas nalgas de mi mujer con su pecho y al agarrarse del mismo pasamano del que estaba asida mi esposa, hizo contacto plenamente con sus bellos gl�teos, ahora con el antebrazo, levant�ndolos notoriamente hacia arriba, lo cual me produjo una excitaci�n inesperada, poni�ndose erecto mi �rgano masculino inmediatamente.
El viaje demoraba m�s de lo esperado por el tr�fico y mi esposa se acomodaba un poco mejor y el joven tambi�n, aumentando el contacto corporal con todo el trasero de mi mujer con su antebrazo, comprimi�ndolo un poco m�s que antes, yo totalmente invadido por la excitaci�n, discretamente empujaba al joven para que el contacto entre ambos fuese mejor, consiguiendo mi objetivo; el joven ni corto ni perezoso se acomod� mejor para el contacto con su antebrazo con el medio del precioso trasero de mi mujer, el cual era levan-tadas deliciosamente, banquete�ndose literalmente con las bellas nalgas. Mi esposa me daba la impresi�n de que disfrutaba tambi�n, pues no se movi� un �pice (no se pod�a tampoco con tanta apretadera) para evitar el tocamiento, estaba sonrojada por el calor o por la excitaci�n, no dec�a ni hac�a absolutamente nada, hasta que comenz� a bajar la gente del bus y quedando m�s espacio terminando el excitante espect�culo para m�.
Finalmente nos bajamos del bus en nuestro destino, le coment� a mi esposa, lo apretados que vinimos, sonrojada y sonriente me dijo que s�, efectivamente estuve bien apretada.
Esa noche gracias a ese extra�o suceso, le hice el amor a mi mujer hasta saciarla totalmente, eyaculando todo mi semen dentro de ella. Yo particularmente mejor� mi rendimiento evocando el recuerdo del autob�s y por supuesto agarrandole su hermoso trasero durante toda la fornicaci�n.
Arequipa 17/01/2015 Xavier M.