Rosa, Mar�a, Carlos y Juan hab�an sido invitados a una fiesta
de la alta sociedad en una lujosa residencia en las afueras de Barcelona. Rosa
iba con un vestido largo y negro, con un generoso escote y la espalda
descubierta, casi hasta el culo. Mar�a llevaba una falda larga con una gran
abertura lateral y un body que tapaba sus senos dejando el resto del cuerpo a la
vista. Ambas, a pesar de la diferencia de edad estaban preciosas. Carlos y Juan
iban de etiqueta.
Mar�a y Rosa, a petici�n de sus maridos, llevaban ligas y sin
ropa interior, adem�s les hicieron ponerse unas bolas chinas pues Juan y Carlos
deseaban que ellas estuvieran toda la noche calientes.
Durante la cena estuvieron charlando animadamente con sus
compa�eros de mesa y para divertirse Rosa s� hacia pasar por la mujer de Juan y
Mar�a por la de Carlos.
Al finalizar la cena comenz� el baile y la gente fue
distribuy�ndose por los jardines y salones de la casa. Mar�a le pidi� a Carlos
que le acompa�ase a arreglarse un poco, pues los due�os de la casa hab�an
habilitado en el primer piso dos o tres dormitorios para la ocasi�n.
Ya en el dormitorio, Carlos cerro con llave la puerta, tomo
del brazo a Mar�a y la beso, esta se lo devolvi� al tiempo que le met�a mano en
su paquete. Al notar la polla dura de Carlos le bajo los pantalones, se agacho y
comenz� a mam�rsela mientras �l jugaba con sus bolas. A cada tir�n del hilo
Mar�a chupaba con m�s fuerza, Carlos al ver que eso la calentaba tiraba y
tiraba, y ella, totalmente fuera de s�, se com�a su polla.
Carlos le saco las bolas y luego la puso de pie, y
levant�ndole el vestido y una pierna se la follo, ella se agarraba con fuerza
para notar toda su polla dentro de su co�o. Mar�a se corri� primero, entonces
Carlos la puso de rodillas y ayudado por ella, que se la chupaba, se masturbo
hasta correrse en su cara. Mar�a le limpio el pene con su lengua.
Mientras Rosa y Juan bailaban y se besaban eran el centro de
las miradas por la diferencia de edad, as� que ambos se fueron a un lugar m�s
discreto. Ella se sent� en un banco del jard�n, Juan lo hizo a su lado y
siguieron bes�ndose. La mano de Rosa acariciaba la polla por encima de los
pantalones al tiempo que Juan jugueteaba con el cordel de sus bolas, de su boca
escapaban gemidos de placer, su co�o estaba ya chorreando.
Se agacho y le levanto el vestido. La lengua de Juan entraba
y sal�a del co�o de Rosa al tiempo que tiraba de las bolas, unas veces despacio
otras r�pido. Luego la puso a cuatro patas apoyada en el banco y la penetro por
detr�s, con las bolas dentro, ella gritaba de placer puesto que su co�o estaba
completamente lleno como si tuviera dos pollas en el mismo.
Al encontrase ambas parejas, Carlos le comento a Juan
- Me acabo de follar a tu mujer
- �Y que tal?
- Bien, me he corrido en su cara y con su lengua me ha
limpiado la polla
- Pues a la tuya me la he tirado en el jard�n despu�s de
comerle el co�o
Luego ambos se fueron a buscar unas copas, mientras sus
esposas se hab�an ido a bailar y seguramente comentaban que se hab�an follado al
marido de la otra.
Juan, viendo que su mujer y Rosa iban todav�a muy calientes,
le propuso a Carlos darles satisfacci�n a ambas y al mismo tiempo a su propio
morbo.
Fueron a buscar a sus esposas y con ellas subieron a uno de
los dormitorios que no se usaban, pues Juan conoc�a la casa, y que tenia la cama
con dosel soportado por 4 columnas. Ataron a sus mujeres, una a cada columna, y
les vendaron los ojos, luego las desnudaron.
Ambos, al verlas, decidieron follarse por el culo a sus
mujeres. Se pusieron detr�s y despu�s de poner saliva en su trasero Juan enculo
a su mujer y Carlos a la suya. Cuando terminaron las dejaron atadas y se fueron
al sal�n.
All� se pusieron a charlar con dos j�venes que al parecer
estaban sin pareja, Carlos no tardo en decirle a uno de los chicos
- �Oye sab�is que en el piso de arriba hay dos mujeres
desnudas y atadas?
- Venga, hombre, no puede ser
- No, no, de verdad, nosotros venimos de all� y nos las hemos
follado
- Que no me lo creo, t�o
- Pues venid con nosotros. - Dijo Juan
Los cuatro subieron hasta el dormitorio, abrieron la puerta y
los chicos vieron a las dos mujeres atadas a las columnas. No daban cr�dito a lo
que ve�an. Juan les dijo
- Venga, entrad que nosotros vigilamos que no venga nadie.
Ambos j�venes entraron y se acercaron a Mar�a y Rosa,
comenzaron a tocar sus desnudos cuerpos, sus manos acariciaban los pechos de
ellas mientras las besaban en el cuello y la espalda. Luego sus dedos fueron
desliz�ndose hasta llegar a sus co�os, ya mojados.
Se desnudaron, no sin antes cerciorarse que Carlos y Juan
vigilaban, acercaron sus pollas a los culos de las mujeres y poni�ndolas entre
sus nalgas se masajearon y cuando las tuvieron duras les pasaron la lengua por
los culos de Rosa y Mar�a. Ellas gem�an de placer, y el morbo de no saber
quienes eran sus amantes.
Los dos j�venes apoyaron sus pollas en la abertura del culo y
empujando poco a poco las encularon. Pronto un vaiv�n fren�tico, acompa�ado de
gemidos y gritos por parte de ellas que obligo a Carlos y Juan a entrar en el
dormitorio y cerrar la puerta. All� estaban sus mujeres siendo folladas por el
culo delante de ellos.
Cuando los j�venes terminaron, como Carlos y Juan estaban con
las pollas duras de ver enculadas a sus esposas se desnudaron dispuestos a
follarse a sus mujeres. Los chicos se iban a ir cuando Carlos les dijo
- �No os qued�is? Hay para todos.
Los j�venes se miraron entre ellos y decidieron quedarse,
mientras Juan hab�a cerrado la puerta con llave y desatado a Mar�a y Rosa. Les
quito la venda de los ojos y comenz� a besar a su mujer al tiempo que sus manos
acariciaban todo su cuerpo. Carlos hizo lo mismo con su mujer Rosa, la besaba e
introduc�a sus dedos en su mojado cl�toris. Juan hizo una se�al a los chicos y
estos se acercaron a Mar�a la cual toma en sus manos sus pollas y agach�ndose
comenz� a mam�rselas.
Juan se fue junto a Carlos y su mujer, ahora era Rosa la que
estaba con dos hombres, su marido le met�a la lengua en su co�o mientras Juan
besaba sus pechos y le introduc�a un dedo en su culo.
Los dos j�venes ya estaban follandose a Mar�a, la hab�an
puesto a cuatro patas y uno la follaba por la boca y el otro por el culo.
Carlos se echo en la cama y Rosa se monto encima, Juan le
pasaba la lengua por su culo y cuando estuvo lubrificado la enculo. As�
estuvieron unos minutos para luego proponer a los chicos un intercambio de mujer
cosa que as� hicieron.
Juan fue ahora quien se echa en la cama y Carlos enculo a
Mar�a mientras Rosa montaba y el otro joven se la met�a por detr�s.
Cuando terminaron se ducharon los seis, por turnos de tres,
pues la ducha era muy amplia puesto que en realidad era una peque�a habitaci�n
reconvertida en ducha. All�, primero Mar�a y luego Rosa, fueron folladas por sus
acompa�antes al tiempo que se duchaban.
Como era tarde Carlos y Juan decidieron quedarse en un hotel
cercano y volver a la ciudad al d�a siguiente. Ambos hab�an disfrutado y
compartido sus mujeres con desconocidos.