Relato: EL REGRESO DEL VECINO POLLUDO
Hac�a ya mucho tiempo que no le ve�a. �l era mi amiguito de infancia, el hijo de los vecinos de la planta baja. Ya nos hab�amos masturbado antes, cunado yo contaba unos 12 a�os, y �l, unos 13 � 14... En aquel tiempo, est�bamos conversando en el fondo del predio, y, no s� c�mo, surgi� el asunto de pollas... Entonces la m�a empez� a endurecerse, pero no lleg� a su m�ximo. �l me pregunt� si yo ya ten�a vellos en la regi�n del carajo, y le contest� que s�. �l me rog� verlos... Se los ense��, junto a mi polla. �l se la toc�, y dijo que yo ten�a "potencia". �l casi me la sob�, pues me la apret� suavemente desde abajo hacia arriba, a la cabeza, y viceversa. Enseguida, me pidi� que le hiciera lo mismo. (No era un vaiv�n como en una corrida; era un apretar y soltar el pene desde abajo hasta arriba.) Yo no quer�a hacerlo, por sentirme "gay" con ello. Por eso, s�lo le toqu� una parte de la polla y la apret�. �l insisti� que yo lo hiciera de nuevo, y volvi� a hacerlo en m� para que yo le hiciera exactamente igual. Yo volv� a s�lo hacerlo a mi modo...
Bueno, eso hab�a sido cuando yo contaba 12 a�os... Ahora tengo 29 y, para mi sorpresa, despu�s de muchos a�os lejos de aqu�, Edgardo volvi� a vivir en mi predio. Claro, ya estaba casado por segunda vez. Yo le encontr� un d�a de esos y conversamos largo tiempo, ya que �l estaba esperando la entrega de un mueble. Habl�bamos de trabajo. Le cont� que ahora doy clases de espa�ol, y �l me dijo que ahora est� trabajando con la producci�n de espect�culos, montaje de escenario, etc. Con eso me di cuenta de que �l, lo mismo que yo, ten�a bastante tiempo libre. Ya su esposa, trabaja a diario, con horarios, digamos, "habituales".
Yo ya estaba loco para volver a ver su verga, quiz�s m�s grande que antes (las pollas alcanzan su m�ximo tama�o cuando uno llega a los 18 a�os), y quer�a que �l viera la m�a, ya mucho m�s grande que en aquel entonces.
Cierto d�a, yo estaba volviendo de la calle, y le encontr�. Conversamos un poquito, y �l me invit� a entrar y conocer su casa, despu�s de la nueva decoraci�n. Le pregunt� de su esposa, y me dijo:
- Solo vuelve dentro de cinco horas, as� que tenemos bastante tiempo para recuperarnos el tiempo perdido.
Yo le mir� con ojos de asombro y deseo a la vez.
�l se acerc� a m� y empez� a acariciarme la verga por encima de los pantalones. Eso me la puso dur�sima. Acto seguido le not� la suya, tan dura como la m�a. Entonces �l me dijo:
- Desabr�chame los pantalones a m� que har� lo mismo a ti.
�Qu� excitante! Lo hice enseguida, y �l hac�a lo mismo a la vez. Entonces, le dije yo:
- �Te acuerdas de aquella vez en que nos tocamos las pollas hace unos 25 a�os?
- Claro, �c�mo no? T� no me la hab�a tocado como yo quer�a, y yo te la hab�a tocado del modo que quer�a que me hicieras.
- Hoy vamos a realizar tu deseo.
Mientras yo todav�a hablaba, se me apareci� aquel carajo enorme, que me dej� m�s cachondo de lo que ya estaba. Med�a unos 26 cent�metros de largo y alrededor de 10 cent�metros de grosor.
- �Madre m�a, qu� poll�n, Edgardo!
- �Ja, ja, ja, Andr�s! No es tan grande. Hay m�s grandes por ah�. Adem�s, �mira la tuya! Debe de medir unos 22 cent�metros de largo!
- Asi es, contest�.
- Y es de un grosor razonable. �Cu�nto tiene de di�metro?
- Ocho cent�metros.
- �Lo ves? No es un pene peque�o...
- Lo s�, pero... �el tuyo es m�s grande!
- �Te da miedo?
- No, me da morbo y envidia.
Sin demora, �l empez� a pajearme. �Qu� dulce sensaci�n! No pude m�s que retribuirle el favor. As� que toqu� aquella cosa enorme, mi espalda sinti� un escalofr�o. Era una polla envidiable y jugosa. La quer�a dentro de m� a la vez que me consum�a la envidia de su tremendo instrumento.
Como se me aumentaba la excitaci�n (creo que Edgardo lo not�), �l se arrodill� y empez� a chup�rmela. Fui a las nubes con ello. Nadie me la chupaba desde la adolescencia. Despu�s de diez minutos de una linda mamada, yo le dije:
- Si no paras, voy a echar la leche en tu boca.
�l no me hizo caso. La sigui� mamando y termin� por tomar todo su jugo maravilloso.
Cuando termin� el servicio, yo lo puse acostado en el sof� y me sent� en su hierro enorme, que estaba duro como una roca. Cabalgu� por quince minutos, mientras �l aullaba de placer.
Yo no aullaba. Yo gem�a de dolor por su miembro viril tan fant�sticamente grande y grueso, y de gozo por haberle encontrado de nuevo despu�s de tanto tiempo.
Sent� la caliente lefa dentro de m�. Enseguida, �l me puso en el sof�, y ahora yo era el del pene erecto y �l cabalgaba sobre m�.
�Ah! �Qu� maravilla! �l jod�a como una hembra en el celo. Veinte minutos despu�s, mis posibles futuros hijos adentraron su culito apretado con todo mi l�quido seminal.
Yo no pod�a sino lamerle el miembro enorme e intentar chuparlo, pues era tan grande que no cab�a entero en mi boquita. Le di diez minutos de placer, hasta que �l me regal� su lechera.
Bueno, fuimos ambos al ba�o para limpiarnos las manos, las pollas y lavarnos la boca. Nos secamos y volvimos a conversar, sentaditos en el sof�, como si nada hubiese pasado. Antes de despedirme, le dije que pod�a contar conmigo para lo que fuera, en especial para otra tarde de "alegr�a". �l me sonri� y me dijo:
- Ma�ana estoy libre a la misma hora, �y t�?
- Yo tambi�n.
- As� que nos vemos ma�ana, �vale?
- Vale. Hasta ma�ana.
Y al d�a siguiente pas� casi lo mismo. Lo m�s excitante fue el 69 que hicimos.
Comenzamos a vernos tres veces a la semana. Ni su esposa ni mi madre desconf�an. A la vista de todos, somos dos vecinos muy amigos que nos hablamos con frecuencia...