Relato: Solo me gusta en sue�os Me considero un hombre normal en casi todo, tengo actualmente cuarenta a�os uso gafas y soy de lo m�s convencional, soltero aunque tengo relaci�n con muchas amigas, siempre he follado mucho y los circunstancias de la vida han ido convirtiendo en un autentico semental. Si por casualidad alg�n d�a estoy sin pareja me consuelo leyendo relatos, mirando clips para posteriormente hacerme pajas en solitario en la cama, acostado boca abajo, restregando mi pene entre mis piernas so�ando con h�medas mujeres, hasta que un poco despu�s, ya sudado imagino escenas escatol�gicas sobre mi, me envuelvo un intenso gusto y suelto unas abundantes corridas en la sabana. Desde temprana edad ya alguna vez, me orin� sin querer en la cama so�ando que le tocaba el co�o a alguna de mi curso mientras los dos hac�amos unas guarradas inimaginables. De hecho no es una cosa habitual en las parejas, al menos en mi c�rculo no lo hemos probado nunca. Hace poco tom� la determinaci�n de pedirle relaciones de este tipo a una de mis amigas, la que cre�a yo le iba a gustar, al menos probar, me llam� guarro y no ha vuelto a hablarme, por lo que decid� que la pr�xima vez lo probar�a con un ligue desconocido.
Consegu� hace poco tiempo un puesto de comercial en una gran empresa en la que mi jefa era una atractiva mujer, llamada Mari. Inici� mi actividad laboral en su despacho y me indic� que cada ma�ana tendr�a que acudir a ella para comentar las estrategias de mercado. Pocos d�as despu�s cuando acud� a ella con intenci�n de comentarla varios asuntos. Al verme me hizo se�as con su mano para que pasara mientras con la otra contestaba una llamada. Me invit� a sentarme, se levant� de su sill�n y dijo que esperara un momento, pude ver que entraba en la puerta contigua a su despacho, el aseo de se�oras.
Me dispuse a esperarla tranquilamente, pero con el silencio de la secci�n la o�, como soltaba con gran intensidad su meada, me turb� tanto como para salir corriendo al servicio masculino a hacerme una en�rgica paja, ante un urinario de esos colgado de la pared. Mari abri� la puerta busc�ndome, ya vi�ndome all� y casi pill�ndome en el momento de mi corrida, se coloc� detr�s de m�, mostr�ndose muy seria y tras cerrar la puerta, me coment� el tema de la reuni�n anterior. Me sub� la cremallera y simplemente terminamos la reuni�n en su despacho. Estaba seguro que antes, cuando hab�a cerrado la puerta del ba�o estuvo a punto de hacer alguna locura, pero cual.
Aquella noche y muchas m�s, so�� y me masturb� con ganas pensando en Mari y dedic�ndola una abundante eyaculaci�n.
Cada d�a, al llegar al trabajo, iba a su despacho a recoger las tareas del d�a. Mari, al verme entrar, como parte ya de un protocolo se hac�a esperar, se levantaba de su asiento y se dirig�a al aseo, echaba su meada y volv�a.
Un d�a me levant� hipnotizado, pero a la entrada del aseo de se�oras me par�, Mari vi�ndome me cogi� la mano derecha y casi me arrastr� hasta uno de los compartimentos que cerr� el pasador y me bes� apasionadamente mientras me despojaba de mis pantalones. Despu�s se levant� la falda, no llevaba bragas, se sent� en el inodoro y tomando mi miembro con su mano derecha lo acerc� a su boca y la izquierda la postr� en su co�o hendiendo de arriba abajo. Mari me la movi� en�rgicamente haciendo breves descansos para poder bajarme toda la piel y contemplarla en todo su esplendor. De repente y con su mirada fija en el pito, cuando sent� un gusto incre�ble y empec� a echar, en abundantes, espesos y largos chorros, una gran cantidad de leche que fue cayendo en la cara de Mari. Estaba sumamente excitado y Mari bien h�meda. Me propuse satisfacerla, acariciando su raja vaginal metiendo mi mano y hurgarla en el culo con dos dedos, hasta que Mari no se contuvo y empez� a defecar delante de m�. Mientras su mierda se iba depositando en el inodoro, meaba sin parar, me gustaba tocarle y al final consegu� que se corriera en mi mano. Saqu� mi mano bastante sucia la ol� y la verdad es que mi preferencia fue lavarme con much�simo jab�n, incluso me dio tanto asco como para aquel d�a no probar bocado.
Mari parec�a disfrutar con juegos escatol�gicos, no hab�a duda de que aquello surgi� con naturalidad. No pregunt�, record� lo que me hab�an dicho unos compa�eros de trabajo al respecto y me hubiera gustado obtener m�s informaci�n sobre lo que verdaderamente quer�a pero sab�a que se enfadar�a si la hac�a determinadas preguntas que pudiera considerar como inapropiadas, por lo que no pregunt�. Mi sueldo hab�a aumentado y estaba realizando la fantas�a de mis sue�os sin tenerla que pedir, aunque aquello no me gustaba en exceso.
Una tarde en el despacho de Mari se hizo pis mientras la sobaba el co�o, me gust� verla sentada en su sill�n con las piernas abiertas mientras su pis ca�a al suelo formando un gran charco, logr� que me dejara abrir su co�o al m�ximo para ver salir su excepcional meada, no quise perderme ning�n detalle de su micci�n. Cuando termin� me arm� de valor y le dije que me hubiera gustado beber de ella. Solo me contest� que, podr�a haber aprovechado, seguimos la reuni�n follando tendidos en el sof� del despacho.
Al d�a siguiente, tras indicarme que estaba a punto de mearse para que me apresurara a despojarla de la braga, me hizo ponerme de rodillas delante de ella y agarr�ndome con fuerza la cabeza, me apret� contra su co�o, la nariz la ten�a aprisionada contra sus pelos, abr� la boca para poder respirar y solt� un buen chorro de su copioso pis y debo reconocer que ni el sabor ni la experiencia me agradaron. Me pareci� de lo m�s asqueroso y repugnante pero consigui� que me bebiera su micci�n.
No me molest� en protestar, aquello me pareci� todav�a m�s repugnante que jugar con su caca aquel d�a en el retrete. Cuando termin� a�n con mi cabeza entre sus piernas, le met� mi lengua lo m�s profunda que pude en el interior buscando el sabor de su flujo vaginal, aquel sabor de co�o si que me gustaba. Ella procedi� a hacerme una paja muy lenta como queriendo disfrutar durante el mayor tiempo posible de mi polla, para mas tarde entrar mi pito en su peluda entrepierna.
Segu� follando durante un buen rato hasta que estuve totalmente seguro de que Mari hab�a logrado el cl�max en un par de ocasiones pr�cticamente consecutivas y se la solt� en copiosos, espesos y largos chorros que recibi� entusiasmada. Cu�ndo la saqu� la polla se puso en cuclillas delante de m� y me la chup� con ganas al mismo tiempo que, con las piernas muy abiertas, se hurgaba el co�o devolviendo parte de la leche que la hab�a echado dentro. Sent� much�simo gusto con su mamada y aunque en m�s de ocasi�n me pareci� que lo iba a lograr por segunda vez, no fue as� y Mari, tras dejar de chup�rmela y alcanzar un nuevo orgasmo mientras restregaba su peluda entrepierna, se empez� a mear abundantemente. Cu�ndo me percat� de ello me estaba mojando los pies con su pis, me puse en cuclillas delante de ella, la abr� los labios vaginales con mis manos y mir�ndola a los ojos le dije:-Me gusta follar, mirarte y so�ar contigo pero no soporto la escatolog�a, es mi fantas�a pero solo en sue�os, porqu� cuando se convierte en realidad no lo soporto.
En escasas semanas y de com�n acuerdo, decidimos terminar, abandon� aquel trabajo para hacerme con otro mejor. En mi nueva ocupaci�n laboral tengo dos guapas compa�eras, r�pidamente me hice con una y la otra sinti� envidia de nuestros orgasmos y puso tambi�n su co�o a mi disposici�n. Son m�s j�venes y agradables que Mari, a la que no tard� en olvidar.
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Relato: Solo me gusta en sue�os
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