Relato: Mi primera infidelidad, German
Hola me llamo Karina y quiero contarles algo que me sucedi� hace ya algunos a�os atr�s, pero algo que me marco mucho. Mi primera infidelidad.
Hacia alrededor de 2 a�os que sal�a con el mismo chico y con quien hab�a tenido mi primera relaci�n en todo sentido, con el hab�a debutado y era el �nico hombre que me hab�a llevado a la cama. Nuestro amor comenz� a mi tierna edad de 16 a�os, y la primera vez que lo enga�e tenia 18 a�itos y fue espont�nea, no planeada con un amigo del barrio que conoc�a desde los 14 a�os y con el que ya casi no me ve�a, el nombre de mi amigo es German.
Les cuento que soy de tez blanca, en esa �poca tenia el pelo largo casi siempre atado en una cola de caballo, mis ojos son dos preciosos faroles marrones y tengo una sonrisa que todos me elogian. Mis medidas son bastante mas normales de lo que suenan, son 92-62-90, y mi estatura es mediana tirando a petisa. Y lo que mas me gusta de mi es mi cola redonda de la cual me enorgullezco, pero la cual lleva sus horas de gimnasio.
German, mi amigo en esa �poca ten�a 19 a�os. Es mas alto que yo, por lo menos una cabeza es lo que me lleva de altura, es delgado y su cuerpo estaba bien formado, delgado y de brazos fuertes. Con pelo corto y casta�o y de lindos ojos verde oscuro.
Todo sucedi� una ma�ana de s�bado en la que yo me hab�a quedado sola en casa, mi familia hab�a ido a San Clemente un fin de semana completo y mi novio me ver�a solo por la noche para ir al cine juntos. Tras el desayuno, sal� a comprarme unas empanadas de almorzar y me cruce por obra del destino con este chico que hacia meses no ve�a. Conversamos sin ninguna mala intenci�n por lo menos de mi parte, la que conserve hasta segundos antes de entregarme a el unas horas mas tarde. Despu�s de explicarle el porque de mi almuerzo solitario, quedamos en vernos mas tarde, con la excusa de que el pasar�a por casa, algo que pens� que no iba a suceder ya que no era la primera vez que qued�bamos en vernos luego y la reuni�n no se concretaba, pero ilusa de mi que no hab�a advertido la diferencia con las veces anteriores, esta vez estaba solita en casa.
Y la tarde llego y el timbre son� para sacarme de la modorra, hacia mucho calor, corr�a el verano, y el reloj marcaba alrededor de las 3 de la tarde. Mi atuendo segu�a siendo el mismo con el que me lo cruce a la ma�ana, me hab�a puesto un vestido corto azul, tipo un solero con breteles cortos, y unas sandalias negras. El, si estaba cambiado, con una bermuda gris y una remera azul.
Nos saludamos con un beso en la mejilla y lo invite a pasar. Mi casa es de dos plantas y mi pieza como la terraza est�n arriba, y hacia all� fuimos ya que solo hay aire acondicionado en la parte superior que es donde nos instalamos. Ah� comet� el primer error; sin advertirlo sub� yo primero por la empinada escalera y aunque trate de taparme con la corta falda del solero estoy segura de no haberlo logrado, no me quedan dudas de que me debe haber visto toda la ropa interior que era blanca de algod�n.
Charlamos largo rato hasta que fuimos poni�ndonos c�modos, hacia mucho que no habl�bamos y nuestra relaci�n de amigos estaba empolvada, pero poco a poco me fui sintiendo c�moda con el, como a�os atr�s, y me fui relajando tanto que cuando me avanzo estaba totalmente desprevenida y con la guardia baja.
Mientras la charla se desarrollaba muy c�mica y basada en recuerdos mutuos, me di cuenta que me observaba las piernas, y no me desagrado, como a cualquier chica me gusta sentirme mirada. Pensamiento l�gico, si me miran es porque soy linda, �pensamiento b�sico no?, y no intente ocultarme las piernas, deje que me las observara cosa que era c�mica de ver ya que cada vez que yo lo pescaba mirando intentaba disimular lo obvio y quedaba peor.
El error estuvo en que lo que tomamos era cerveza, una que le robe a mi papa de la heladera. Y la nena no sabia tomar en esos tiempos, pero como me quer�a hacer la canchera y el calor invitaba a tomarla, la abr� sin dudarlo y la tomamos.
Seg�n recuerdo todo empez� cuando no se como llegamos a hablar sobre confesiones, y yo comente que mi novio era el �nico chico con el que hab�a estado en mi vida. Y el al escucharme comenz� el interrogatorio que termino con mis piernas abiertas.
Sus preguntas se trataban siempre de lo mismo, y no paro de hacer cambios en las palabras hasta que le conteste lo que quer�a escuchar desde la primera que me hizo, su inter�s pasaba por si solo hab�a visto un pene en mi vida.
Y todo empez� as� no se bien como, pero de alguna forma me sugiri� sino quer�a ver otro, verlo y nada mas. Me dec�a que no pod�a tener 18 a�os y haber visto una sola polla en la vida, y que el como amigo m�o estaba dispuesto a mostr�rmela de lejos, mostrarla y nada mas seg�n dec�a.
Lo tome en broma, por lo menos cuando �ramos mas chicos las jodas con temas sexuales eran moneda corriente, pero esta vez no. El no aflojaba, y aunque ambos nos re�amos yo sent�a nervios de verdad, y por eso me levante y me sent� derecha en el sof�, con las piernas cerradas y apoyando bien la falda azul contra ellas para no mostrar nada. Pero el sigui�, y como yo me hacia la tonta pero no cortaba de ra�z la cuesti�n, tomo la decisi�n, seguramente pens� que era en ese momento o nunca, y tenia raz�n. El se levanto de la silla de la computadora, y se recost� contra la pared, a tres metros de m�. La luz era tenue, la persiana estaba baja, as� el calor se sent�a menos, y mir�ndome a los ojos sonre�a.
No entend�a su postura contra la pared, por dem�s incomoda habiendo sillas y un sof� alrededor, pero no tarde mucho en entenderla, el silencio era absoluto, su espalda se apoyaba en la pared, y su mano derecha se perdi� bajo su remera azul, yo lo miraba haci�ndome la tonta, no cre�a que se animase a hacerlo y lo hizo, sin decirme nada, bajo su mano y la meti� dentro de la bermuda gris, y antes de que yo reaccionara ya tenia la ropa en las rodillas y su berga en la mano.
Lo que sigui� es dif�cil de contar, me dio miedo, p�nico y ganas todo junto.
Recuerdo que intente pararme para bajar r�pido la escalera, pero el estaba delante de ella y si bajaba pasar�a a cent�metros del pene, as� que no me pare, pero si lo increpe, y le ped� que se vistiera. Pero el se neg�, su pene estaba al aire y aunque no se lo tocaba, estaba creciendo solito, sus manos estaban alrededor del cuerpo, y el pene crec�a solo mientras me miraba.
Por unos minutos se prolongo la situaci�n, yo sentada dura con las piernas cerradas en un sof� y el delante m�o con su polla dura a la cual intentaba no mirar aunque me mor�a de ganas de hacerlo, y termine haci�ndolo, se la mire y tras ello le ped� que se vistiera. Y aunque rogu� que lo hiciera, me dec�a que era distinto, que todos los penes son distintos aunque sirven para lo mismo.
Mis nervios subieron r�pidamente, y estalle cuando comprend� que me mor�a de ganas de tocarlo, pero que no deb�a hacerlo, que no pod�a comportarme como una puta, que no pod�a traicionar a mi novio, que era una locura entregarme as� a German. Todo daba vueltas en mi cabeza, y estalle de la desesperaci�n, me puse a llorar de los nervios.
Me tome la cabeza con las manos, sin saber que hacer, sin poder decidirme sola, creyendo que si no le miraba el pene este no estaba ah�, que no estaba parado para mi solita a unos pasos de distancia, pero la ilusi�n me duro poco, el silencio se quebr� otra vez.
Si me mostras la guardo. Comenz� la extorsi�n. Al o�rlo levante la cabeza y otra vez lo vi, estaba bien recto, sosteni�ndose solo en el aire y el se re�a, pero no se la tocaba con sus manos, solo me miraba, y repet�a en voz alta. Pretend�a negociar. Quer�a que yo le mostrara, que le pagara como si le hubiera pedido que se desnudara delante de m�.
Nuestras miradas se cruzaron, ambos manten�amos el contacto visual, pero yo estaba en desventaja, el lo sabia, y as� nos quedamos unos instantes, las pocas lagrimas que me cayeron r�pidamente se secaron sobre mis mejillas.
El quer�a que abriera las piernas, y la mentira la repet�a una y otra vez, - Si lo haces la guardo, solo tenes que dejarme ver tu bombacha blanca una vez.
Y ya sin saber lo que hacia, pero con pocas esperanzas de que termine si las abr�a, las separe, despacio desde el sof�, sentada abr� mis piernas lo suficiente para que mi falda se levantara y lo dejara observar mi ropa interior desde su posici�n contra la pared. No se cuanto tiempo permanec� con las piernas separadas y la bombacha al aire, pero fueron bastantes segundos en que sent�a como sus ojos me escaneaban y se concentraban en el inicio de mis piernas, y los m�os t�midamente se posaron en su pene y lo observaron sin reparos. Y el p�nico regreso cuando sent� o comprend� que estaba llena de ganas de sexo, me di cuenta que mis pezones no estaban normales, estaban duros y no producto del aire acondicionado, el fuego se ubico entre mis piernas, bajo la bombacha, lo deseaba, estaba con las piernas bien abiertas comiendo con la vista la pija de quien podr�a decirse era mi mejor amigo bar�n al que realmente por el paso de los a�os ya no conoc�a y a quien comenzaba a desear. Y por el p�nico de mi poca experiencia sexual con otros hombres, y de lo al menos para mi, zarpada situaci�n, cerr� de golpe las piernitas y me levante como un resorte para huir a mi cuarto, habitaci�n que estaba junto al estar de las escaleras en el que nos encontr�bamos.
Y el, me sigui� como pudo, corriendo para detenerme, corriendo con el pene suelto y las bermudas en las piernas, su intuici�n lo ayudo a no dejar mucha distancia, lo que impidi� que cerrara la puerta al entrar tras tomarme despacio de un brazo y sin soltarme entro conmigo a la habitaci�n y me gui� hasta mi cama en la cual termine sentada.
En mi habitaci�n hay dos camas, la m�a y la de mi hermana, y entre mi cama y la pared, parado en ese pasillo junto a la mesa de luz estaba el, con el pene enorme esper�ndome, ya no estaba a tres metros, solo hab�a menos de un metro de mi boca a su polla pero no estaba a�n segura de animarme a chup�rsela.
Y el lo sabia, su intuici�n se lo advert�a y no estaba dispuesto a irse sin coger. Despacio se agacho, se arrodillo junto a m�, entre mis piernas y por su altura nuestros rostros quedaron igualados, mis nervios se descargaban apretando fuertemente mis manos a la colcha de la cama en la que me encontraba sentada. El intento besarme en la boca, pero se la esquive, mis ojos cubiertos por mis pelos despeinados por los nervios no dejaban que me mirara a los ojos, pero esto no le importo, si no empezaba bes�ndome esos labios empezar�a con los otros.
Segunda Parte.
Arrodillado en la alfombra su cuerpo estaba entre mis piernas, y sus manos me tomaron las rodillas y las abrieron a�n mas, la falda de mi corto vestido azul se tenso y toda mi blanca ropa interior quedo delante de su nariz, la que en pocos segundos terminar�a frotando el algod�n. El primer contacto lo sent� de sus dedos, suaves levantaron el el�stico de la bombacha por una de las piernas, y despacio se mando debajo de esta con la yema presionando mi pubis sobre mi vagina.
A esas alturas ya me hab�a entregado e imaginaba lo que estaba por venir, y a�n en sollozos me termine de entregar dejando caer mi cuerpo hac�a atr�s, sobre la cama a lo ancho, cayendo mi pelo largo y lacio por el pasillo que quedaba del otro lado, entre las dos camas. Su dedo pronto encontr� el camino, y su boca besaba mis piernas, bien cerca del el�stico, cada vez mas cerca hasta hacer contacto con la ropa y comenzar a humedecerla.
Al sentir su mano correrme la bombacha y su lengua recorrer los labios de mi vagina, estalle de placer, la culpa que sent�a ya no fue tan pesada, quer�a estar ah� mas que en ning�n otro lugar, estaba convencida de arriesgarme y dejar que me la chupara todo lo que el quisiera y no pasaron muchos minutos para comenzar a gemir. Poco a poco comenc� a ronronear y a gemir retorciendo el cubrecamas con las contorciones de mi cuerpo, mis torso estaba boca arriba en la cama y mis ojos solo divisaban su cabeza entre mis piernas, piernas que ya no estaban en el suelo apoyadas, ya rodeaban su cabeza o permanec�an suspendidas en el aire todo el tiempo que mi f�sico me lo permit�a.
La bombacha blanca de algod�n se estiro sin oponer resistencia a medida que su lengua era acompa�ada de sus dedos. Los cuales entraban y sal�an a ritmos violentos de mi interior, los labios de mi vagina se relajaron y se abrieron como una flor, todos lubricados de mi excitaci�n y su saliva.
La intensidad de estos aumentaba al mismo ritmo que mi respiraci�n, mi boca ya no pod�a permanecer cerrada y mis suspiros y gemidos se dejaban escuchar en toda la habitaci�n, mis manos no se animaban a sujetar su cabeza, as� que despu�s de tomar valor las utilic� para acariciarme los senos a trav�s del sost�n y el vestido, a�n as� con la ropa de por medio pod�a pellizcarme los pezones de lo duros y parados que los ten�a. Y �l al advertir la situaci�n, haciendo uso de su fuerza, me tomo los breteles del vestido por mis hombros y los llevo bruscamente hacia �l, descendi�ndolos por mis brazos, llevando toda la solapa del vestido hasta mi ombligo y dejando mi corpi�o visible el cual r�pidamente tape con mis manos frot�ndome los senos con unas ganas desmedidas. Mi cuerpo se arqueaba a mas no poder, su nariz presionaba mi cuerpo y se met�a a veces dentro, su cabeza rozaba con mis piernas cada vez que sal�a a respirar, tiempo que yo consideraba perdido, el calor me sub�a desde la argolla recorri�ndome todo el cuerpo, estaba transpirando de placer, una de sus manos sujetaba una de mis piernas y la otra acariciaba los bellos de mi pubis, bajo las estiradas bragas blancas que tras esa tarde nunca mas volv� a ver.
Mis manos bajaron los breteles del corpi�o uno a la vez, y sin poder desatarlo, el broche estaba en la espalda lo hicieron decender a la zona de mis caderas y cintura, junto a la parte de arriba del solero, y as� con mis senos libres me los frote hasta acabar, los tomaba con mis manos y me enroscaba suavemente los pezones rosados con las yemas de mis dedos saci�ndome de placer, mis ojos solo ve�an el techo y mi cabeza se retorc�a de placer como todo mi cuerpo, mis sandalias ya estaban tiradas en el piso y su lengua no paraba de chuparme. Su boca estaba completamente concentrada en lo que llevo entre mis piernas y solo por breves periodos se separaban de ella para conocer mis pechos, no quer�a irse sin conocer mis senos, los cuales me succionaba por breves periodos, y los cuales se notaba que disfrutaba por los comentarios sexuales que me hacia, pero a pesar de besarme las tetas, su mayor inter�s nunca dejo de ser lo que tengo entre las piernas, cuesti�n que no perd�a de vista nunca, mientras me mord�a los pezones sus dedos hac�an el trabajo all� abajo, insert�ndolos cada vez mas adentro y cada vez mas r�pido, hasta que comprendi� que mi punto d�bil no era la profundidad, y dedico toda su lengua y sus labios a lamerme sin cesar la vagina lo mas r�pido que pudo, separando bien mis labios vaginales, y metiendo la yema de su dedo hacia arriba buscando mi orgasmo el cual no tardo en llegar.
Y llego acompa�ado de un suave gemido prolongado, que demostraba el placer que viv�a en ese momento, y acabe cerrando las piernas hasta chocar con su cabeza, sent� como me corr�a y el debe haber saboreado el resto. No fue un orgasmo y nada m�s, ten�a un grado de excitaci�n mayor a lo que era normal para m�, y me corr� con todo al tiempo que mis pezones eran apretados por mis manos. Sent�a fuego entre las piernas y comenc� a relajarme sin cambiar de posici�n, pero German no me dio mucho tiempo de respiro, arrodillado entre mis piernas abiertas, me tomo de las manos y me ayudo a incorporarme, y una vez que quede sentada en la cama, el suavemente puso su boca en mis pechos y los saboreo intensamente con su lengua. Poco a poco me fue mordiendo los pezones despacio roz�ndolos con sus dientes mientras sus manos me tocaban la cintura y la piernas. Despacio me fui recuperando del �xtasis, y a�n excitada y acalorada lleve mis manos a tocarlo a �l por primera vez, rod�e su cuello con ellas y lo abrac� tiernamente d�ndole a entender que ya estaba dispuesta a besarlo en la boca, suceso que no se dejo esperar mucho, y con solo mover un poco su rostro desde mis pechos levanto la cabeza y nos fundimos en un prohibido beso de complicidad. Ambos descargamos en la boca del otro sensaciones distintas, el solo esperaba el placer que yo estaba obligada a darle, y yo descargue la culpa que sent�a con las im�genes de mi novio d�ndome vuelta en la cabeza. Sus besos eran fuertes, los m�os eran tiernos, sab�a que la culpa me iba a quedar despu�s, y as� fue bajando mi orgasmo como mis manos, y de su cuello cayeron a mis piernas, y al cuerpo de el que estaba de rodillas entre ellas. Roz�ndola con mi mano fue el primer contacto que tuve con su pene, y era enorme tal cual lo hab�a visto un rato antes, con los minutos lo tome entre mis manos y despacio comenc� a pajearlo, apret�ndolo suavemente mientras hacia subir y descender la pielcita del mismo, hasta que se �xito tanto que la piel ya no lo cubr�a y mi mano sent�a la cabeza enorme de este entre mis dedos bien diferenciada del resto del pene.
Minutos mas tarde, y mientras a�n tenia la polla en mis manos, el decidi� que ya era hora, y se fue levantando de a poco, hasta quedar de pie frente a mi y con el pene en mi boca.
No intente esquivarlo ni por un segundo, ard�a de ganas de chuparlo, y me descargue con el toda las ganas, lo bese incesantemente mientras de a ratos se perd�a de vista dentro de mi boca, el con sus manos acomodaba mis cabellos para verme bien el rostro, y yo tras un rato de tenerla en la boca fui anim�ndome a mirarlo a los ojos, a chup�rcela mientras ten�amos contacto visual, algo que note que adoraba y que de ah� en mas nunca deje de usar. Un arma cruel, hablar con los ojos, mirarlo de forma que sienta que me encantaba lo que estaba haciendo, de forma que supiera que adoraba tener su pene entre mis labios, y sonri�ndole cuando mi boca estaba vac�a. Mi saliva iba de mi lengua a su polla y formaba hilos cuando esta no estaba dentro m�o, mis manos presionaban la piel del pene hacia abajo para dejar bien expuesta la cabeza totalmente colorada la cual saboreaba una y otra vez, me dedicaba a pasar la lengua sobre la punta y el orificio de la punta, pero no descuidaba lo dem�s, realmente tenia ganas de chuparle la pija, unas ganas tremendas, estaba disfrutando intensamente de ese momento mientras mi cuerpo asimilaba el orgasmo que hab�a tenido.
Le gustaba mucho tener el pene en mi boca, porque pase mucho tiempo chup�ndosela, probando cada pedacito del mismo, por momentos separaba mis labios del mismo y me alejaba de el para masturbarlo con mis manos de forma adecuada y mirar su rostro no tan de cerca, y ver como lo disfrutaba, y luego volver a meterla dentro de mi boca, sentir el calor de esta contra mi rostro, mi nariz, mis labios, esa es una de las cosas que mas me gustan del sexo oral, sentir el calor del pene, pura excitaci�n, y como todo tiene un final este tardo pero llego.
El tambi�n fue quien lo decidi�, y aprovechando que mi boca bajaba a su entrepierna una ves mas, suavemente me hizo levantar.
Me incorpore, me puse de pie intentando besarlo, pero el tenia otros planes, mientras yo me quedaba parada, el me tomaba de las caderas y se sentaba en la cama, y en menos de unos segundos, mi bombacha ya estaba en sus manos y descendiendo por mis piernas, pasando por mis rodillas para caer desde mis tobillos al suelo, no as� me vestido que siempre lo lleve puesto en la cintura.
Lo siguiente que recuerdo fue que apenas me quede sin bombacha �l se levanto como un resorte y sujet�ndome por las caderas de hizo avanzar sobre la cama, subi�ndome a esta como si la trepara, y as� quede, con las rodillas sobre la cama, en la t�pica posici�n en cuatro patitas, con la cola al aire como casi todo mi cuerpo y aunque no era esta la forma en que esperaba ser penetrada por �l, admito que termino encant�ndome.
Apenas termine de montarme a la cama, German ya estaba firmemente parado tras de mi, sujet�ndome de las caderas, observ�ndome desnuda, toda abierta para �l. Y despacio sus manos se movieron de mis caderas a mis nalgas, acomod�ndome en la posici�n correcta, y acercando mi cuerpo contra el de �l.
La primera vez que sent� su pene, tan solo rozo mi vagina y sigui� su camino hac�a adelante, mi cola se apoyo contra su pelvis, y el pene bien erguido superaba mi ombligo, era enorme, mas de lo que estaba acostumbrada a recibir, y me di cuenta de esto segundos mas tarde, cuando consigui� penetrarme en el segundo intento, bruscamente se abri� paso en mi interior, separ�ndome los labios, abri�ndose camino por la fuerza hasta el interior de mi vagina.
Lo primero que sent� fue un leve dolor, estaba alcanzando profundidades no exploradas, pero cuando el ardor se fue llego el placer. Una y otra vez me embest�a sin salir completamente de mi concha, sus manos me arrastraban contra su cuerpo cada vez que el apoyaba su pelvis con mis nalgas, en breves instantes comenc� a gemir otra vez, la rudeza me estaba gustando, comprend� que me estaban cogiendo, que no me estaban haciendo el amor, era solo sexo, sus manos apretaban mis nalgas, sus piernas chocaban duramente contra las m�as, mi pelo ya desatado y descontrolado se mov�a al ritmo de mi cabeza, la cual sub�a y bajaba una y otra vez, arriba cuando era penetrada, abajo cuando me la sacaba. Y as�, mientras mis pechos colgaban y se mov�an fren�ticamente de atr�s hac�a adelante, casi sin avisar mi segundo orgasmo llego, acabe sin vacilar, casi sin darme cuenta que ven�a me agarro desprevenida y grite de placer, grito que se debe haber escuchado en toda la solitaria casa, grito que a German vigorizo, en segundos una de sus manos me tomo de los pelos, y no me dejo relajar, con mi vagina mojada, y en llamas segu� cabalgando un buen rato mas, mis cuerpo iba y ven�a, mi rostro estaba mojado y los pelos se me prend�an a las mejillas, el placer era indescriptible, y como todo lo bueno tiene que acabar, y as� llego, tambi�n sin avisar German la saco al acabar moj�ndome la vagina de su semen. Y excitado se aferro a m� y los dos nos desplomamos sobre la cama con sus brazos sujet�ndome sin dejarme dar vuelta, abraz�ndome por la espalda como cucharita.
Todo su semen se descargo sobre mi, algo que deje pasar por lo excitada que me sent�a. Toda su leche estaba esparcida por mi vagina, mi cola y mis piernas.
Descansamos as� unos minutos, hasta que el solo comenz� a vestirse y se fue llev�ndose mis bragas de recuerdo, sin mi consentimiento, pero eso ya no me preocupaba.
Y as� termina mi primera infidelidad, la cual me tuvo preocupada una semana que fue lo que me tardo en llegar el periodo ya que el buen muchacho me acabo un poquito adentro, y tras sentirme aliviada se convirti� en una de mis mejores experiencias. Besos. Y prometo contar las infidelidades que siguieron a esta a la brevedad, ya que fueron varias m�s.
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Relato: Mi primera infidelidad, German
Leida: 2022veces
Tiempo de lectura: 20minuto/s
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