Relato: La historia de Dayanni



Relato: La historia de Dayanni

Hola amigos: estoy de nuevo con las historias de las ni�as de
mi sector dandoles a conocer las cartas que le envian de manera confidencial a
Andrea y las cuales reproduzco para que ustedes las disfruten.


Hoy les traigo a ustedes la historia de DAYANNI, una dulce y
hermosa ni�a de once a�os que tuvo unas historias excitantes las cuales
reproduzco para que las gocen.


Dayanni y las lecciones de su t�o.


Cuando Dayanni estaba cerca de cumplir los once a�os tuvo una
aventura con su t�o, que aunque parezca incre�ble es real y es la siguiente:


Una ma�ana no hace mucho tiempo en la que su t�o se levanto
tarde despu�s de dormir en su casa con su madre, le pareci� extra�o de que su
sobrina no se hubiera despertado aun y de que no hubiera bajado del segundo piso
a saludarlos como siempre ha sido su costumbre.


Al preguntarle a su madre y al recibir respuesta negativa de
ella, que se encontraba recostada despu�s de una larga noche de pasarla enferma,
�l decidi� ir a averiguar la causa del atraso de su sobrina, y de manera sutil y
con despacio para no despertarla subi� y se extra�o al sentir que el televisor
estaba prendido y que su sobrinita no se levantara a pesar de lo tarde que era.


As� que al asomarse con cuidado y mucha curiosidad vio
sorprendido que su sobrina ve�a una pel�cula de porno, y lo que m�s le asombr�
fue ver que esta se estaba masturbando tocando sus genitales suavemente y con
los ojos entreabiertos gozaba de su acto sin sospechar siquiera que era
observada cautelosamente por su t�o que no sabia que actitud asumir ante
semejante situaci�n.


As� que su t�o llevado por la sorpresa y el sentimiento
extra�o que esto causaba adem�s de su pudor ante algo que vio y que a la vez que
rechazaba y lo hacia sentir culpable pero a la vez placenteramente inquieto
decidi� bajar donde su madre y no decir nada, pero al llegar abajo y cerciorarse
de que esta dorm�a profundamente se sent� a ver televisi�n y trato por todos los
medios de olvidarse de su embarazosa situaci�n vivida anteriormente. Pero la
inquietud y el deseo de ver y conocer algo nuevo y desconocido de su contemplada
ni�a lo hacia pensar entre ir a observarla o ignorarla para no tener de pronto
un mal rato para ella y a la vez para �l.


Pero la ansiedad y la morbosa curiosidad pudieron mas que su
buen sentimiento y decide aprovechar las circunstancias para subir de nuevo con
cuidado y disfrutar el feliz momento de ver como la inocente ni�a da paso a la
mujer que empieza a transformarse en cuerpo y alma.


Cuando sube mira que ella sigue acostada y que por entre las
cobijas y a la altura de su abdomen la ni�a se manipula y que abre sus piernas
para meter entre ellas sus manos ansiosas que acarician su bello cuerpo mientras
mira extasiada la pel�cula en la cual una pareja tiene sexo. Esto hace que su
t�o pronto tenga una erecci�n en forma espont�nea, pues por su mente no pasa
sentimiento de morbosidad, sino m�s bien de curiosidad por ver lo que le ocurre
a su sobrina, pero el espect�culo es arrollador y sumamente excitante para su
presencia indiscreta en ese momento intimo y puro.


Ya sus sentimientos empiezan a torcerse y decide que su
miembro erecto no da tregua y que parece un volc�n a punto de estallar, por lo
que sacando su miembro comienza a masturbarse de manera lenta y cuidadosa para
gozar a plenitud el momento, lo que le llena de placer retenido por mucho tiempo
y canalizado ahora por observar como lo que cre�a puro y sin mancha se corrompe
y que su tierna ni�a es ahora una tierna pre- adolescente que se masturba y se
procura placer, quiz�s, por primera vez.


Pero a medida que su placer orgasmico aumenta a la vez con �l
crece el deseo de estar mas cerca de ella, y pensando en que esta es la mejor
ocasi�n para poder aprovechar el momento suspende su masturbada y emite un
peque�o gemido que hace que la ni�a se asuste y que asombrada se sienta perdida
al ser descubierta por su t�o.


Al ver la reacci�n de pena y susto que ha causado en ella y
que esta se encuentra temerosa y apenada �l le dice que le explique que es lo
que ella hacia.


-Dayanni, usted que estaba haciendo.- le pregunta �l
fingi�ndose inocente y malhumorado.


-Yo no s� que me paso t�o, pues fui a poner una pel�cula y al
revisar entre las cosas de mi mama encontr� esto y tuve curiosidad de verla.- le
dijo ella temerosa y apenada.


-Usted no sabe que esa pel�cula es para adultos y de que no
puede verla?.


-T�o, es que yo no s� que me paso pero por favor no le diga
nada a mi mama porque ella se enoja conmigo y despu�s me castiga.- le suplica
ella casi llorando.


Entonces su t�o se siente que la domina y que es vulnerable
para poder manejarla y lograr hacer algo que en ese momento de �xtasis lo llevo
a planear inconscientemente lo que iba a hacer.


Entonces le pregunto que si ella hacia eso con frecuencia,
que a quien le hab�a visto eso y que si le parec�a bueno.


Dayanni avergonzada le respondi� negativamente, que esa era
su primera vez y que no sabia como se sent�a de verdad.


Entonces su t�o tomando una actitud m�s comprensiva y
paternal le dijo que no se preocupara que el no le denunciar�a y que le iba a
ense�ar a sentir algo nuevo y que le iba a gustar si ella acced�a y guardara su
secreto entre ellos dos.


Ella inocentemente le dijo que ella sent�a cierta curiosidad
ante la insistencia de preguntas indagantes que le extra�aban y le hac�an
recelar de el, pero que la hac�an sentir curiosidad y cierto deseo de descubrir
algo que le empezaba a gustar y a llamarle la atenci�n.


Entonces su t�o le dijo que se acercara a la silla donde se
hab�a sentado, y le hizo dar un placer enorme al observar que ella se levantaba
y que dejaba bajo su cobija descuidadamente su brassier formador y que por sobre
su bata levantadora se destacaban los capullos violeta de sus pezoncitos en
flor.


Cuando Dayanni se acerca a su t�o con cierta desconfianza �l
le dijo que se arrimara mas a el que no le iba a hacer da�o y tom�ndola de la
mano hizo que se sentara en sus piernas, lo que hizo que sintiera el calor de un
cuerpo por primera vez cerca de ella.


Su t�o le dijo que estuviera tranquila y acariciando su cara
le dec�a que ella era muy bonita y que no fuera bobita y se sintiera mal por lo
que �l hab�a descubierto y que se dejara ense�ar lo que �l le dijera con
docilidad que era para su bien y que era para ser guardado en secreto por los
dos ya que siempre la consent�a y le daba sus gustos.


Cuando ella se sent� �l puso una mano sobre su rodilla, lo
que la hizo sobresaltar por la novedad de sentirse por primera vez tocada por
otra persona.


-T�o, tengo miedo.


-De que mami? Si no voy a hacer nada malo y estese tranquila
que va a ver que le va a parecer bueno.


Dayanni sinti� que la mano del hombre rozaba con suavidad su
rodilla y que esa tibia caricia empezaba a subir por encima de �sta buscando
suave, lenta y despaciosamente su muslo, levantando a la vez su bata
levantadora.


Ella sinti� el temor natural y trat� de retirar
instintivamente la mano de su t�o, pero �l le dice que no se asuste que eso es
natural y que se relaje que lo va a disfrutar si se deja.


Dayanni se calma un poco y respira hondo al sentir que su t�o
renueva su caricia y que su pierna es acariciada suavemente por la mano de el
causando en ella cierto cosquilleo en su bajo vientre y que un calor agradable
empieza a recorrer su interior a medida que se calma y que su mano acaricia su
suave piel, que se calienta y que se pone tensa ante la novedad.


Ahora el se dedica a acariciar su muslo y siente la suavidad
de su piel, que se eriza ante su experta caricia, haciendo que su t�o abandone
por completo sus deseos de abortar su acto y cambiar de idea para disfrutar el
momento y aprovechar que la tiene a su disposici�n.


Dayanni percibe un tierno calor que sube por su vientre a
medida que su t�o le acaricia el interior de sus muslos que se abren sin mucha
resistencia para recibir la experta caricia que la enciende, la embelesa y la
hace perder moment�neamente su conciencia y su pudor de ni�a.


Su t�o goza y se regocija por la forma tan especial y sublime
en la cual h� descubierto la parte m�rbida de su peque�a sobrina y decide
incrementar sus caricias haciendo que ella abra sus tiernos muslos y deje que
penetre entre ellos la mano caliente, sensual y sabia que despierta su infantil
esp�ritu dormido. Cuando Dayanni siente que �l llega hasta su pantie y que trata
de separarlo para introducir un dedo sutilmente, se asusta, trata de rechazarlo
y cerrar instintivamente sus piernas, pero �l calm�ndola le retira su mano y mas
bien la sube un poco para abrir los botones de su pecho y dejar descubierto su
torso desnudo a su entera contemplaci�n y satisfacci�n.


Dayanni no tarda en sentir que su boca ansiosa es besada con
ternura por su t�o, y que aunque crea en un principio que lo que hace es malo,
pronto se da cuenta que es lo que desea y que pronto es seducida y arrobada por
esta nueva sensaci�n de bienestar y placer, lo que hace que su t�o contin�e
ahora besando su boca, su cara y su cuello y que no tarde en tener entre sus
varoniles labios los pezoncitos erectos de su preciosa sobrina, que apenas
empiezan a crecer y mostrar una incipiente masa de carne, la cual es suficiente
para calmar sus ganas de acariciar y besar sin sosiego.


Su t�o nota la dureza de sus pezones y aprovecha para bajar
de nuevo su mano e introducirla entre sus muslos, y que al sentir que ella se
asusta trata de calmarla:


-Shhhh, tranquila, que no te va a pasar nada- le dice a
medida que trata de quitar su pantie de en medio haci�ndolo a un lado.


Ella respira entrecortadamente y percibe que su pantie es
retirado por el dedo de su t�o y siente un terrible temor al sentir que sus
labios vaginales son tocados por primera vez, profanado por la caricia morbosa
de su t�o ansioso.


-Tranquila, tranquila mi amor que te va a gustar, shhh,
c�lmate- le dice a medida que con la otra mano retira suavemente la mano de
Dayanni que trata de defender la invasi�n a su intimidad. Cuando cree que ella
esta calmada renueva su ataque y se siente inmensamente placentero al notar que
la ni�a deja que su dedo roce su vulva y que perciba que ella est� h�meda por la
emoci�n y el deseo.


As� que abre con mucho cuidado la suave entrada y va
penetrando su dedo por entre los delicados labios vaginales, que aunque se
resisten un poco van siendo separados por su dedo, causando en ella un tierno
cosquilleo y un leve dolor, que siente a medida que va entrando en su p�ber y
virginal interior.


El pliegue de los labios vaginales de la p�ber ni�a se abre
lentamente, cediendo al tierno sondeo de su tio, que hurga el tibio interior y
provoca en ella espasmos placenteros de goce extremo, que hace que parezca que
en cada suspiro,y ante las continuas y cada vez mas ligeras penetraciones del
dedo invasor, exhalara y sacara de dentro de ella su espiritu dormido y ardiente
de pasi�n juvenil irrefrenable.


Su tio convierte ahora su osado dedo en un punzon que
agita,libera y estremece la fiera dormida que se rebela ante esta nueva y dulce
sensaci�n de etereo bienestar y ya llevada por un novedoso acto sexual
orgasmicamente inflingido por su tio de manera experta, hace que su pecho de
pre-adolescente se agite con respiraci�n entrecortada por el miedo y la emocion,
lo que la impulsa a que de manera inconsciente abra y cierre de manera cada vez
mas rapida el interior de sus muslos para lograr el mayor contacto con la mano
experta que le acaricia, para poder provocar en Dayanni el sutil efecto de
sentirse por primera vez pose�da y penetrada a cabalidad, lo que hace que el
macho logre aprovechar ese instante para penetrar hasta la totalidad de su dedo
en la sagrada abertura de la jovencita pose�da por el placer sensual y ya sin
control alguno.


Poco a poco su dedo percibe la tibia humedad de su interior
que le va recibiendo con leve resistencia y que va envolvi�ndolo con cierta
tibieza y resistencia, lo que hace que ella emita leves quejidos de dolor y de
placer al irlo sintiendo en su interior joven y puro.


Los tiernos gemidos cada vez son mas acompa�ados por la
creciente respiraci�n entrecortada que delata para el macho que la ni�a que
tiene a su merced se va despertando y que se apresta a recibirlo ya sin oponer
la m�s m�nima resistencia y que antes por el contrario Dayanni abre mas el
interior de sus muslos para que �l encuentre el camino expedito para
satisfacerla y satisfacer a su vez su salvaje instinto de macho que goza con la
inocencia, la pureza y la ingenuidad de su precoz sobrina.


Ahora que Dayanni es un mar de placer hirviendo nota con
satisfacci�n que ella se moja en su interior con sus fluidos que se riegan, que
le humedecen su dedo, que le aprieta en oleadas de placer sexual y que quieren
trag�rselo, hundir mas en su intimidad ese suave pionero de su placer y de
cl�max desfogado.


Su t�o siente que ya no puede retener su orgasmo y haciendo
un esfuerzo supremo saca por un lado de su pantaloneta su pene erecto a punto de
estallar y tomando la mano de Dayanni la gu�a hacia su miembro haciendo que
rodee con sus peque�os dedos y su delicada mano toda la largueza de su verga y
que ella mueva bajo su orientaci�n, luego de superar su natural temor, primero
suave y despu�s mas ligeramente a lo largo su mano para que le masturbe, lo que
al sentir Dayanni en la dureza de su virilidad le hace asustar y emocionar a la
vez, lo que hace que siga cumpliendo con la labor que �l le ha encargado, hasta
que siente que el gime, grita, se sacude y exhala un fuerte resuello que hace
que su miembro aumente en tama�o, tiemble y se caliente para regar sobre el
interior de sus muslos al percibir la dureza y tibieza de su verga la aspersi�n
caliente que le ba�a sus muslos, su vulva y su vientre, y que se escurre por
ellos dej�ndole una sensaci�n h�meda, tibia y nueva para ella.


Cuando siente que su t�o se desfoga con fuerza percibe que su
miembro viril decae y se vuelve m�s peque�o, y que aunque era un sentimiento de
temor y de expectaci�n el que le causaba era a la vez cautivante y placentero
para ella.


Ahora ella siente entre sus manos que corre el semen tibio y
espeso de su t�o, quien luego de su espectacular orgasmo guarda su verga con
cuidado y le da las gracias a ella por ese momento de placer mutuo, coronando
con un apasionado beso en la boca el compromiso de callar lo sucedido, momento
el cual piensan repetir cuantas veces la oportunidad lo permita y quedando de
com�n acuerdo guardar celoso silencio en cuanto a su aventura.


Fin de la primera parte de la historia de Dayanni, y esperen
pronto su segunda parte donde ella es desflorada por un hombre mucho mayor y en
circunstancias diferentes, lo que la convierte en una historia fascinante para
ser conocida por todos ustedes.


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Relato: La historia de Dayanni
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