Soy feliz haciendo gozar a mi hijo
Mi nombre es Ramiro, soy casado tengo 35 a�os de edad, vivo
en una ciudad peque�a llamada La Barca en el estado de Jalisco, estoy casado
desde la edad de 19 a�os, mi esposa es tres a�os mayor que yo, tenemos dos
hijos, una ni�a de 8 a�os y un jovencito de 14.
Este s�bado como todos los fines de semana, al llegar a mi
casa un poco tomado, dej� mi camioneta en la calle porque cre� no ser capas de
poderla estacionar dentro de la cochera, como siempre mi mujer estaba hecha una
fiera, hizo su teatro y avent� la puerta, cerr� por dentro, dej�ndome en la
sala, seguido discutimos por cualquier motivo y mas cuando llego con aliento
alcoh�lico o se me hace tarde, la ni�a menor ni se entera, pero mi hijo ya
comprende y lo noto diferente desde hace varios meses.
Minutos despu�s sale mi hijo invit�ndome a dormir en su
recamara, apoy�ndome en su peque�o cuerpecito y bambaleando llegamos hasta su
cama, mi hijo es delgadito, pesa apenas cincuenta kilos, rebasa ligeramente el
metro y medio, es muy d�bil comparado con otros ni�os de su edad, no le gustan
los deportes, prefiere jugar x-box, es t�mido, tiene pocos amigos, saca buenas
calificaciones en la escuela, no da problemas, ni es rebelde, es moreno, su pelo
le cubre las orejas, muy cuidadoso de su aseo personal, la mayor parte del
tiempo se la pasa encerrado en su recamara.
Acostado ya en su cama y como a m� por la borrachera y el
sue�o que tra�a, me era imposible desvestirme, apenas recuerdo cuando el me
quit� las botas y el pantal�n y ya no recuerdo mas, supongo que fue porque me
dorm� en ese instante. Ya para amanecer y cuando me despert� la cruda y el fri�,
porque estaba descobijado, abr� los ojos desconociendo en donde me encontraba.
Tard� un buen rato en ubicarme, y poco a poco me di cuenta que no era mi
recamara sino la de mi hijo, porque se encontraba bastante iluminada por la
l�mpara de la calle que se localiza justo frente a su ventana. El dorm�a
placidamente, muy despacio y para no despertarlo levant� la cobija para cubrirme
del fri� y dormir un rato mas. Pude apreciar que se encontraba totalmente
desnudo, me sorprend� un poco, porque pude ver algo de vello en sus peque�as
nalguitas, sus piernas, y tambi�n en toda su rajadita, eso me empez� a calentar,
me mir� y yo tambi�n estaba desnudo, yo siempre duermo desnudo, pero al ver ese
cuerpecito, peque�o, fr�gil, apenas emplumando, que se encontraba d�ndome la
espalda, pude apreciar aquellas nalguitas peque�as pero bien redonditas, unas
nalguitas que ya no son de ni�o pero tampoco de adulto, llegaron a mi mente
deseos de acariciarlo, abrazarlo, apapacharlo, pero me contuve, es mi hijo, me
dije a mi mismo, cerrando los ojos y tratando de que se borraran esos
pensamientos de mi mente, me cubr� con la �nica cobija con la que se encontraba
tapado mi hijo y que ahora la tendr�amos que compartir. As� lo hice, pero por lo
helado que yo me encontraba me pegu� a el para que se me quitara el fri� mas
r�pido, que efectivamente pronto se me quit�, pero mi excitaci�n fue en aumento.
Inconscientemente me repegu� a el por detr�s, no pod�a
disimular mi excitaci�n, mi pene rozaba sus nalguitas, lo abrazo apret�ndolo
hacia mi con suavidad pero a la vez firmemente, le acaricio su pecho, es muy
suavecito, su cintura delgadita, sigo acariciando todo su cuerpecito, sus
piernas son suaves tambi�n aunque ya con un poco de vello, a�n huele a ni�o, lo
tengo abrazado, ya no puedo contenerme, se que es mi hijo pero estoy segado por
la calentura, de manera casi mec�nica mi mano se dirige a su pene, tiene un pene
peque�o de unos 15 cm, delgado, algo curvo, tambi�n el esta excitado, lo noto en
su pene h�medo.
Despu�s de tocarle ligeramente su pene, muy por encimita como
sin querer, eso bast� para despertar la calentura que se estaba aguantando, se
empez� a mover de una manera casi autom�tica, como si fuera una prostituta,
aquellos movimientos eran deliciosos, �nicos como de un experto, sus nalguitas
se remov�an en mi pene, esas nalguitas calientitas y muy suavecitas, acerco mi
mano a su culito y empiezo a acariciarle su tiernito culo, empiezo por
introducirle un dedo, que al sentirlo se retuerce con mayor intensidad, se mueve
bastante por el placer que experimenta, un dedo le cabe perfectamente pero ya no
aguanto y en ese momento mi �nico deseo es penetrarlo, y de manera instintiva
trat� de penetrarlo, pero se dio media vuelta, me abraz� fuertemente, me bes� en
la boca, despu�s en el cuello, luego en el vientre, y as� lleg� hasta mi pene,
que tom� con sus peque�as manos, besando el tronco primero, despu�s los
test�culos, y posteriormente se lo introdujo en la boca, se lo sacaba y se lo
met�a, d�ndole unos enormes chupetones y apretando ligeramente los labios al
llegar a la cabecita. Con una mano sosten�a mi pene para que no se le saliera de
la boca y con la otra acariciaba todo mi cuerpo. As� pasaron unos diez minutos,
de repente me traslado al para�so, diez segundos en el cielo, arrojo cuatro
enormes chorros de espermas, que mi hijo disfruta de manera colosal tom�ndose
hasta la ultima gota.
Quedo boca arriba casi sin fuerzas, medio dormido por la
fatiga, pero mi hijo no qued� satisfecho, sigue acariciando mi pene con sus dos
manos, casi al instante se me para nuevamente, acaricia mi pene una y otra vez,
hasta que se me para completamente, el se me coloca encima bes�ndome nuevamente
por todo mi cuerpo. Ya arriba de mi coloca mi pene en su peque�o agujerito, y
poco a poco se deja caer en el, cuesta un poco de trabajo met�rselo, pero
lentamente se lo empieza a tragar hasta que desaparece totalmente dentro de su
peque�o cuerpo, empieza por hacer movimientos lentos que se van incrementando
paulatinamente. Parece un jinete galopando, mi hijo realmente goza, de vez en
cuando aminora su galopar para besarme en la boca o en el pecho, transcurre el
tiempo y mi hijo feliz, parece como un pez en el agua.
Pasan los minutos, no recuerdo cuantos, son varios, el pensar
que me estoy cogiendo a mi hijo incrementa mi calentura, cambiamos de postura,
ahora lo pongo patitas al hombro, as� es mayor la penetraci�n, soy feliz
haciendo gozar a mi hijo. Cambiamos de postura una y otra vez, esto es
maravilloso, jam�s en mi vida hab�a experimentado placer similar a este,
incremento el mete y saca, estoy a punto de eyacular dentro de mi hijo, el
tambi�n incrementa sus movimientos y sus caricias, sus caricias son placenteras,
son caricias con amor verdadero, son caricias de pasi�n, respira con mayor
intensidad, de pronto inundo todo su ser con cinco enormes chorros de espermas,
que al sentirlos el, se abraza a mi con desesperaci�n, yo hago lo mismo, como
diciendo gracias hijo, as� nos quedamos dormidos, abrazados sin soltarnos.