Cap�tulo 7.- Acostumbr�ndose a ser Michel
Tras el largo pero exitoso proceso de seducci�n que viv� por
parte de Mario, y que culmin� con la complicidad de su hermana Claudia para
ayudarme a aceptar mi transexualismo de rol ps�quico, f�sico y sexual; me
encontraba a mi mismo en una encrucijada que ten�a m�s de angustia que de
placer. Pues pasaba el resto del d�a pregunt�ndome a qu� clase de loca aventura
hab�a revirado mi vida, y si �sta terminar�a al lado de un hombre, sin haber
siquiera conocido �ntimamente a las mujeres.
Las ma�anas las dedicaba a estudiar con empe�o, tratando de
pasar desapercibido en clase. Todos me ve�an como un peque�o inadaptado, y s�lo
socializaba con las chicas o con los m�s t�midos y estudiosos del sal�n. �Qui�n
de ellos iba imaginarse la clase de tardes que ten�a! Cuando mi madre se volv�a
a ausentar por sus viajes de trabajo, surg�a Michel, la chica que empezaba a
volverse mi pasatiempo favorito. Pero eso solo suced�a una vez a la semana. El
resto de la semana, era imposible sentir que era m�s una chica fingiendo en
p�blico ser hombre.
Aunque para entonces Mario y yo s�lo hab�amos tenido
rom�nticas sesiones de besos y caricias, me tem�a que tarde o temprano a �l le
interesar�a avanzar hacia una relaci�n m�s intima. Y empezaba a hacer las
conjeturas pertinentes de mi ignorancia, seguramente la intimidad se dirigir�a a
una copulaci�n como la de los dibujos. Intentar�a meter su pene por mi ano y as�
consumar�amos nuestra relaci�n con sexo, haci�ndome suya por completo.
Mi mente divagaba haciendo escenas mentales con esa idea,
�qu� sentir�a?, �doler�a?, seguramente que si: pensaba que si el obten�a mas
r�pidamente consumar su posesi�n m�s pronto se aburr�a de mi. As� que decid�
tratar de prolongar ese momento, asumiendo para ello la conducta de una chica
recatada y de nobleza familiar. Creo que eso le resultaba m�s excitante aun,
pues cada que nos ve�amos, se descaraba aun m�s sobre mi, me rodeaba las cintura
en p�blico, toqueteaba mi trasero sin que mi madre se diera cuenta, estando ella
presente. Sus caricias y besos eran m�s candentes aun en los d�as en que nos
ve�amos como simples amigos. Sus manos pasaban mis piernas con ambicioso deseo y
desabotonaba mis prendas tratando de desnudarme.
Yo me pon�a candente pero recordaba el prop�sito y retomaba
fuerzas para controlarlo, un d�a me dijo que no aguantaba m�s que deb�a ayudarlo
a desahogar ese deseo. As� cierta tarde, encontr�ndose mi madre en su habitaci�n
en la segunda planta, mientras nos encontr�bamos en el cuarto de tele en plena
sesi�n de besos, caricias y roces, me emocion� y me mont� sobre su regazo, sent�
su paquete al m�ximo, se bajo desesperadamente el zipper del pantal�n y sac� su
moreno pene al aire, su enorme cabeza palpitaba jugosamente mientras el resto de
su cuello iba creciendo hasta darle su tama�o final en lo que ahora puedo
deducir ser�a los 17 cms. m�s espectaculares que hab�a visto hasta entonces, �l
la mir� presumi�ndola con orgullo y me pidi� que la tocara, al hacerlo mi mano
parec�a moverse con otra voluntad distinta a la m�a, los restregaba y masturbaba
como si fuese experto, yo no pod�a disimular mi asombro y excitaci�n. Mis labios
estaban secos y era necesario relamerlos, eso le �xito tanto a Mario que de
golpe comenz� a escurrirse en mi mano, yo temblaba sin saber qu� hacer, mientras
mi pantal�n estaba casi a reventar con mi miembro erecto. Mario se retorci� de
placer y me bes� de inmediato, fue el beso mas delicioso que pude recibir
mientras su jugosa verga eructaba semen a chorros sobre mi mano, el cuarto de
lleno de un olor especial y me levant� t�midamente a buscar algo para limpiarnos
antes de que nos sorprendiera mi madre.
As� comenzamos una rutina de breves masturbaciones, en la
sala de mi casa, en su cuarto, en mi patio, en el suyo, en mi cuarto, en el
bosquecito o en el armario de su padre. Yo le acariciaba unos minutos la verga
que pronto comenzaba a chisguetear generosamente su leche viscosa y olorosa. Una
ocasi�n me vio en un diminuto short y se excit� tanto que pidi� hacer un
experimento; as� que, saco su tronco al aire y lo puso entre mis muslos, entre
las ingles carnosas y c�lidas comenz� a menearse de manera r�tmica, eso hace que
casi me desmaye de excitaci�n, pero apenas empezaba a encenderme cuando �l
terminaba con profundo �xtasis su deseo. Tarde mucho en comprender que mi novio
era algo as� como un joven eyaculador precoz, y que me ten�a subyugado a su
r�pida manera de obtener excitaci�n. A mi me bastaba con complacerlo y verlo
feliz, si mas tarde tendr�a que ajustarme cuentas por mi mismo, no me importaba
de s�lo ver a mi novio feliz y contento con mi comprensi�n.
Al llegar el viernes se daba la posibilidad de hacer
trasformaci�n completa, yo llegaba por la tarde con mi maleta, para verme con
Claudia e iniciar una divertida rutina de mujeres. Mi conducta cambiaba
radicalmente y me sent�a pleno de actuar y sentirme como chica, simplemente
asum�a mi condici�n femenina y pod�a sentirme sensual ante los ojos de mis
c�mplices. A lo largo de la tarde Claudia se dedicaba a maquillarme, peinarme y
vestirme, para entrada la noche yo estaba lista para salir con Mario a los
breves paseos que pod�amos dar por el fraccionamiento o si su casa estaba sola,
a bailar rom�nticamente en el patio. Luego su pene entre mis piernas, iniciaba
la masturbaci�n entre mis ingles.
Las trasformaciones eran cada vez m�s efectivas y
convincentes, tanto que, en una ocasi�n, fui sorprendida por el padre de Mario,
quien no pudo reconocerme y al que me presentaron como amiga de Claudia, y m�s
tarde Mario me hizo el comentario de que su padre le hab�a recomendado que me
ligar� de novia (sin saber que ya lo �ramos). Esto hacia que Mario se regodeara
de orgullo y deseos de presumirme con otros hombres, seguido propon�a que
sali�ramos a la discoteca con sus primos, que con la oscuridad de la noche y las
luces, jam�s me reconocer�an. Yo temblaba de miedo con la idea de salir al
p�blico como Michel, pero a la vez me excitaba la idea de ver la reacci�n de
otros hombres ante mi belleza. As� que acced� siempre y cuando Claudia nos
acompa�ara.
Nunca me hubiera imaginado que en haber aceptado esa
invitaci�n, empezar�a a desatarse una serie de acontecimientos que har�an que
las cosas se salieran completamente del curso que llevaban. Que todo este juego
de "la novia", se convertir�a en una serie de aventuras que les contar� en el
siguiente relato.