La primera prueba de retenci�n de orgasmos a la que fue
sometido TRALLAX en el Coliseum de Roma.

CAPITULO 20

Para TERCHELD todo iba viento en popa, sobre todo por la
victoria lograda en el coso por el cachas. Feliz porque sab�a que el
contrincante con que TRALLAX luch� era uno de los mejores. Y el esclavo en su
primer enfrentamiento igual que un veterano gladiador se lo ventil� apenas en
cinco minutos; y manteniendo a pulso con sus poderosas manos ese gigantesco
cuerpo, se lo viol� delante de todos. Y eso despu�s de que aquel hijo puta del
oriental, demostrado lo malencarado que era, a traici�n le castig� duramente:

- �Joder tengo el mejor!.- y con esos pensamientos, el
hispalense se entreten�a en meterle mano a su musculoso esclavo semental, con la
intenci�n de cubrirlo de una capa de aceite de animal, de forma similar como se
hac�a en Ciudad Imperio; cuando un orgulloso due�o enceraba su Ferrari testarosa
delante de sus vecinos:

- �Igual, jeje!.- disfrutando delante de todos en el patio de
armas, con la visi�n de la potente belleza de los grandes m�sculos del cachas,
que con la cabeza gacha muy abierto de piernas, vientre encogido y pecho
expandido, se dejaba asear por su amo. Que deseando exhibirlo; a partir de
ahora, hab�a decidido que el esclavo recuperara el derecho al aseo. Qui�n sin
atreverse a mirar a su master, dilatando a�n m�s su torso, ofreci�ndoselo; con
la cabeza girada a un lado, solo le mirar�a si TERCHELD se lo ordenaba. Pero su
amo no le iba a permitir ese placer, �l no quer�a un esclavo consentido:

- �NO!, �eso jam�s!.- porque �l quer�a un esclavo siempre
entregado a terribles pruebas, que solo conociera la parte m�s amarga de la
vida. Y con esas intenciones:

- �Aaay!.- solt� un suspiro de deseo y tambi�n de amor,
porque �l a su manera amaba a aquella hermosa mole culturista:

- �S�, me atraes perro!.- y es que encima, lo ve�a cada vez
m�s fuerte m�s cachas, parec�a que los latigazos lo fortalec�an, como si le
alimentaran porque sus m�sculos cada vez eran m�s masivos:

- �El esclavo es un semental de campeonato!.- reconoci�
TERCHELD un experto en torturar musculosos. Y como no pod�a ser de otra manera:

- �Sabes que tengo que probarte otra vez, verdad puerco?.-
decidi� atormentarlo una vez m�s con la prohibici�n de lograr el orgasmo. Pero
cada vez m�s con la �ntima intenci�n de no parar de castigarlo hasta que
eyaculara. Por eso disfrut�, cuando TRALLAX mir�ndolo a los ojos, con un gesto
afirmativo, le hizo saber que s� que lo comprend�a, que �l era su amo:

- �As� me gusta esclavo!.- le felicit�, siendo conscientes
ambos que ni aquel gesto de sumisi�n y total entrega, iba a ser motivo para que
la s�dica prueba bajara en ning�n momento de intensidad; porque el dolor para �l
ten�a que ser siempre extremo.

--ooOoo--

Y como TRALLAX llevaba veinticinco d�as sin poder correrse,
(tiempo transcurrido desde que PHILIPP le ase� en la cuadra de la villa de
RUFUS), se sent�a terriblemente "lleno", igual que si llevara dos meses. Tiempo
que TERCHELD segu�a creyendo que llevaba sin alcanzar el cl�max sexual;
ignorante del gran orgasmo conseguido por culpa del colombiano, (�pl�ss!):

- �Humm!.- pero que para un semental como TRALLAX,
acostumbrando desde chiquit�n a lograr generosas eyaculaciones; y ser capaz a la
vez, por muchos polvos que echara, de mantener siempre las ubres llenas. Para
�l, era mucho tiempo sin alcanzar el cl�max y el dolor de test�culos era
impresionante, (�pl�ss!):

- �Humm!.- y aunque TERCHELD era desconocedor de la visita
que le hizo el excafetero. (La verdad es que le iba a dar lo mismo que se
hubiera enterado o no, porque la crueldad de la prueba iba a ser igual de
s�dica). Y por eso, ten�a decidido hoy dejarlo expuesto una vez m�s a los
caprichos de los transe�ntes. Para despu�s, entre su esclavo RUFUS y �l, que
tambi�n participar�a de la manera m�s brutal y dr�stica, le trabajar�an
duramente la verga:

- �Joder amo, lo tenemos que lograr!.- le coment� RUFUS, que
ya sab�a de las intenciones que ten�a TERCHELD de estimular a TRALLAX durante
tres d�as seguidos en los "wateres" p�blicos del coso romano:

- �S� de aqu� no pasa, vamos a mantenerle el cipote bien
erecto y que ya no pueda m�s y se corra patas abajo de una puta vez, como nunca
lo haya hecho!.- le coment� TERCHELD, a�adiendo:

- �Eso si, ser� un gran orgasmo con mucho dolor y placer!.- y
admirando el desarrollo alcanzado por esos bestiales abdominales y el cipot�n de
campeonato del cachas. Sin importarle que TRALLAX oyera sus amenazas, se
prometi�:

- �Joeeer, espero m�s adelante, con m�s detenimiento hacerle
bastante da�o en ellos!.- (p�mm!):

- �Umk!.- y cruz�ndole un pectoral con un soberbio cate:

- �Ponte en camino musculitos!.- lo primero que hicieron fue
llevarlo a las letrinas p�blicas m�s guarras que hab�a en el coliseum:

- �Aqu� lo pondremos a tono, para el asalto total a sus
huevos!.- un lugar casi inexistente en la cultura romana. Pero que un
encaprichado del sexo puerco al que le sobraba la pasta, don� a la direcci�n del
coliseum para que construyeran media docena de ellas. Lugar en donde:

- �Encad�nalo!.- en pelotas picada y magn�ficamente empalmado
como siempre, encadenado en el centro del sucio urinario, con los brazos alzados
y virilmente sujeto al techo. Con las grandes argollas en pezones, nariz y
orejas, y piercing en la ceja izquierda, ombligo y ferralleter�a de los
genitales. TRALLAX qued� soberbiamente encadenado. Un ejemplar de esclavo, que
sin ser el primero que fue exhibido all�, en cambio si era el m�s orgulloso,
guapo, cachas y mejor dotado que todos los anteriores juntos. Y as�, ya por
siempre con su casco y plataformas de Krom puestos, tapaditos sus bonitos
ojazos, qued� muy indefenso y expuesto a los caprichos de los dem�s hombres:

- �Bien!, �as� esta de puta madre!.- coment� TERCHELD
contento:

- �Joder, me encantar�a que le hicieran comer mierda!.-
coment� el cabronazo de RUFUS. Que por algo era el m�s guarrete de los tres y
que sin que lo supiera su amo, desde que vio comer heces a TRALLAX, all� en el
barco esclavita a manos del negro TUGA, se hab�a aficionado al sexo guarro:

- �S� amo, me gustar�a verlo!.- reconociendo por primera vez
ante el hispalense, su rastrero gusto. Pero como a TERCHELD, la verdad es que
deseaba ya abiertamente que TRALLAX se corriera, sin importarle como:

- �A m� me da igual como sufra el semental!. �Pero quiero que
lo pase realmente mal!.- y con esas intenciones, delante del atl�tico esclavo
quiso seguir siendo cruel, e intentando rodear con una mano el tronco del nabo
del cachas:

- �Condenado, que bien dotado est�s!.- logr�ndolo a duras
penas, apretando con todas su fuerzas, le avis�:

- �Y no se te ocurra eyacular, perro!.- cuando nada m�s darle
esa orden:

- �Hombre, hab�is expuesto al culturista!.- el primero que
apareci� fue el gladiador japon�s a que le dio bien por el culo en pleno coso
despu�s de derrotarlo. De qui�n lo primero que padeci�:

- �Humm!, �ug!.- fue unos terribles tirones mamarios que no
lograron arrancarle las argollas, pero que fueron sus intenciones reales, de ah�
el bestial dolor que sinti� TRALLAX. Que pisando con fuerza el empedrado suelo:

- �Ufff!, �humm!.- bufando como un toro semental, encaj�
otros nuevos retortijones de tetillas, y cuadrando impresionantemente sus
m�sculos, esper� m�s actos crueles por parte del oriental. Y con el evidente
consentimiento de sus dos amos, lo siguiente que encaj� fue un patad�n en los
genitales y como marc� tremendamente los abdominales, (�p�mm!):

- �Humm!, (�p�mm!), �humm!.- el asi�tico se los aporre� a
conciencia, lanz�ndole primero el pu�o izquierdo despu�s el derecho, el
izquierdo, derecho, izquierdo, derecho. Iniciando as�, un festival de cates
sobre aquella masiva pared ventral. Una brutal sinfon�a, que el cachas con los
abdominales muy contra�dos, sufr�a en silencio, muy sumiso con la intenci�n de
resistir el salvaje castigo, muy empalmado para su desgracia, pero para
complacencia de sus amos. Por eso, con la fuerza que los daba, muy indefenso, de
pura fuerza animal, con cada nuevo pu�etazo, (�p�mm!):

- �Humm!, (�p�mm!), �humm!.- su cuerpo era bien alzado del
suelo:

- �Me gusta vuestra costumbre de tenerlo siempre con el bocao
puesto, para que no hable!. �En mi pa�s de origen as� se trata al ganado de
carga, en especial a los b�falos, que igual que a �l, se le ensarta una argolla
en la nariz!.- y sin previo aviso:

- �Humm!.- agarr�ndole por la citada argolla; le regal� con
unos potentes rodillazos en tan fornida pared abdominal, vaciando a cada golpe
cada vez m�s los pulmones del musculoso. Que pasando a recibir unos magn�ficos
pu�etazos en tan viril vientre, los encaj� siempre muy doliente con la polla muy
gorda, cuan inmejorable esclavo. Cuando gir�ndose el japon�s les confes� a sus
amos:

- �Bueno!, �la verdad es que he venido a mear!:

- �Pues mea perro!. �que aqu� hay mucho sitio!.- le grito
TERCHELD. Y extrayendo el musculoso amarillo su vergota del trozo de tela:

- �Hummm!.- procedi� a mearse encima de los m�sculos y polla
del cachas:

- �Abre la boca, cerdo!.- le orden� el oriental. Que despu�s
de comprobar TRALLAX:

- �Obedece, esclavo!.- el gesto de asentimiento que TERCHELD
le hizo, sumiso la abri�. Escanciando el gigant�n el contenido amarillento de su
vejiga, que todav�a era mucha. Hasta que, escurriendo la minga sali� del lugar:

- �Vaya ya has vuelto a querer correrte!.- le dijo TERCHELD
con enojo por verle como acababa de caerle al cachas una espesa y gruesa gota de
precum en el mojado suelo y alzando ambos las manos, (�z�mm!):

- �Umk!, (�z�mm!), �humm!.- le retallaron el extremo de una
vara de freno en la punta de la minga, azot�ndola consciente los tres de lo
ejemplar y necesario que ten�a que ser la pena por tal motivo:

- �Veo que tus castigos no van a tener fin!.- y alzando ambos
los otros brazos, con las expeditivas herramientas que llevaron con ellos, lo
azotaron y latiguearon todo el cuerpo una vez m�s, arranc�ndole gemidos de
agon�a que de lo crueles que eran ambos, no se enternecieron lo m�s m�nimo:

- �Sufre, puta!.- restallando las punitivas varas en tan
desarrollados pero sensitivos m�sculos. Hasta que bajando los dos las armas,
vieron a TRALLAX que con fuertes inspiraciones, asumiendo su impotencia, sub�a y
baja el pechazo con resignaci�n, en un intent� de recuperarse lo antes posible,
porque sab�a que las torturas iban a ser m�s:

- �Pero este no es un castigo suficiente para ti verdad?,
�por eso tu castigo de no eyacular no se acaba aqu�!.- y sacando un afilado
acero con p�as muy curvas en su superficie, en sentido a favor para ser
c�modamente introducida, pero muy jodidas para ser extra�das. Porque al
engancharse se llevar�a trozos de carne del conducto seminal por delante:

- �Hummm!. �Nooo!.- escuch�ndose a TRALLAX que aterrado esta
vez fue capaz de articular una palabra aunque fuera de forma casi imperceptible.
Consciente como era del cruel tormento de nabo al que iba a ser sometido:

- �S� esclavo, te lo tienes bien merecido!.- y como
expeditivo castigo por su atrevimiento seminal:

- �Hummm!.- le meti� el extremo:

- �Hummm!.- y gir�ndolo dentro salvajemente, conciente de lo
que dol�a, le arre� un beso al cachas. Notando como su verdugo se lo clavaba m�s
profundamente, y sac�ndolo se lo volv�a a meter, arranc�ndole lagrimitas de
dolor.

Hasta que por fin parando, se lo dej� bien sujeto por una
cadenita a una argolla que le puso en la punta del nabo, que le estrangulaba el
revent�n b�lano:

- �Hummm!.- y todo por amor, de ah� el largo suspiro que
TRALLAX solt� y eso que no recordaba un dolor tan bestial como aquel:

- �Bien ya est�!.- cuando viendo entrar a un escultural
gladiador negro:

- �Joder, qu� polla, que m�sculos!.- despu�s de haberse �ste
recuperado de la sorpresa por la presencia de tan musculoso bomb�n gay,
encadenado all� para gozo y disfrute del personal:

- �Vay�monos!.- sus dos amos salieron al patio por la puerta:

- �Hummm!, �hummm!, �ufff!.- oy�ndose al poco unos sonoros y
largos bufidos de TRALLAX:

- �Seguro que son mordiscos y en los pezones!.- coment�
RUFUS:

- �S� seguro!, �son tan despampanantes que son una
tentaci�n!.- y escuch�ndose despu�s el ruido de las cadenas:

- �Lo ha soltado!.- se oyeron sonoros sorbetones producto de
una buena mamada:

- �Y que buen mam�n es!.- certific� TERCHELD:

- �S� magn�fico!.- corrobor� RUFUS y girando ambos por una
esquina; desapareciendo, entrando en la casa palacete de TERCHELD:

- �Sabes, lo que te digo, perro?.- le pregunt� �ste al
siciliano:

- �No amo!.- comunic�ndole entonces el hispano mientras le
acariciaba el culo:

- �Pues que te voy a echar un buen polvo!.- y dando RUFUS
gritos de contento:

- �S�, s� amo, hazlo por favor!.- traspasaron la puerta,
desapareciendo por ella.

--ooOoo--

- �Qu� brutote eres amo!.- siendo al momento el culete de
�ste pasto de las manazas de TERCHELD. Que meti�ndole la mano dentro de la braga
de tela:

- �Siii, siii amito, juega con mi culito!.- sob�ndole
aquellos duros gl�teos de atleta, metiendo los dedos en el canalillo. Not� no
solo lo dilatado que ten�a el chocho, sino tambi�n lo magn�ficamente que lo
ten�a lubricado con tanto sudor:

- �Cuidadito amo, que tu polla hace mucho da�o!.- y con ese
aviso, RUFUS se dej� desnudar, y viendo como el �bero de un manotazo, tiraba al
suelo los lujosos candelabros que hab�a encima de la mesa:

- �Umk!.- golpe�ndole el pechazo sobre la dura superficie de
roble, (�pl�ss!):

- �Usss!, �siii!.- de un jodido ostiazo en el culo:

- ��brete, perro!.- hizo que RUFUS terriblemente empalmado
separa las piernas y poniendo el culete resping�n:

- �Ah� tiene, mi amo!.- le mostr� los labios del potorro. Y
TERCHELD como a �l le gustaba:

- �Aggg!, �as� nooo!.- con mucho dolor:

- �Siiiii!.- lo perfor� y castig�ndole las nalgas con fuertes
mistras, lo cabalgaba sin parar, meti�ndole y sac�ndole el miembro viril a cada
acometida. Arranc�ndole desconsolados gemidos al archimillonario romano,
(�pl�ss!):

- �Umk! , (�pl�ss!), �aaah!:

- �Cabalga zorra!.- porque aquello m�s que hacer el amor era
un violaci�n. Y es que as� era la forma que ten�a TERCHELD de follarse a un t�o.
Un perverso ejemplar gay, que no ten�a piedad de ninguno de sus esclavos. Porque
�l hab�a nacido para dominar y es lo que mejor se le daba, porque le gustaba
desbravar sementales, como ahora:

- �Te gusta, puta?.- que sujeto RUFUS por los cabellos:

- �Oooh!, siii!.- tirando ferozmente de ellos, lo penetraba
analmente, hasta que gir�ndolo, empez� a penetrarlo bucalmente sin remilgos,
como aut�nticos machos, tray�ndole sin cuidado si el tribuno romano se ahogaba o
no, era su puto esclavo y punto:

- �Ch�pame los huevos cabrito!.- y RUFUS cogi�ndose la polla:

- �Lo que ordenes, amo!.- comenzando a masturbarse:

- �Oooh, siii!, �sigue as� esclavo!.- le rechupete� los
huevos con locura, trag�ndose todos los pelitos sueltos que encontraba a su
paso. Pero lanz�ndole TERCHELD un fustigazo en la punta de la polla:

- �No te la menees, puta!.- agarr�ndole por la cabeza le
oblig� a bajar el rostro y meti�ndola entre sus fuertes piernas:

- �Saca la lengua zorra y c�meme el ojete!.- le forz� a que
le hiciera un beso negro de esc�ndalo. Logrando que TERCHELD, gimiendo del
intenso placer, m�s empalmado que un b�falo, se retorciera de puro placer:

- �Metete los huevos hijo puta!.- le orden�. Notando como
�ste, como si de un chupachups se tratara, se los tragaba uno a uno, chup�ndolos
con la intenci�n de absorberle todos los sudorados jugos:

- �Hummm!, �oooh s� puta!.- hasta que de manera irremediable,
notando TERCHELD como le atacaba de nuevo el culo:

- �Hummmm!.- no tard� en correrse. Y como �l no ten�a
prohibici�n alguna:

- �Ven "pac�" zorra!.- cogiendo por el gaznate al magn�fico
chup�n, se la meti� toda:

- �Ohohohoh, maravilloso!.- corri�ndose en todo el paladar
por segunda vez, mientras mov�a con poder�o sus nalgas sin importarle un huevo
que lo estaba ahogando:

- �Ya vale, cerdo!.- y extray�ndola, TERCHELD no se percat�
que con su gesto, acababa de salvarle la vida a RUFUS, que sin aire en los
pulmones estuvo a punto de morir asfixiado:

- �S� amo!.- pero tal era su devoci�n que �ste no se quej�.
Siendo incapaz de dejar de mirar a hurtadillas a su master con admiraci�n:

- �Aparta puta!.- que de un empuj�n lo tir� al suelo y
pis�ndole el pecho, pasando por encima de �l, moviendo su culete con poder�o:

- �C�mo me gusta ese condenado!.- desapareci� por la puerta,
dejando a RUFUS mene�ndosela a solas ya que no pudo hacerlo delante de �l.

--ooOoo--

TRALLAX estaba excitad�simo, las miradas que le echaba el
negro eran reveladoras:

- �Vaya, veo que tus amos te han dejado para que te
gocemos!.- y acerc�ndose, acarici�ndole los expansivos pectorales, le pregunt�:

- �Es as� como te premian por vencer en tu primer combate?.-
y apretuj�ndole con ambas manos las tetas:

- �Qu� ricos son, son tremendos!.- acerc� los carnosos
pezones a su boca:

- �Hummm!.- y clav�ndole los colmillos en una respingona
tetilla, moviendo bruscamente la cabeza de un lado a otro, alarg�ndolo con muy
malas ideas, al momento se la revent�:

- �Me gusta la sangre que mana del cuerpo de un musculoso
blanco!.- y chupando del torturado pez�n le mam� tan alimenticio elixir de vida:

- �Nunca he visto a un tipo como t�!.- y con esa afirmaci�n:

- �Hummm!.- con otra bestial dentellada le machac�
literalmente la otra mama. Y maravillado con que estoicismo el guapo culturista,
marcando masivas tetas encaj� el castigo, procedi� a jugar detenidamente con
ellas:

- �Humm!.- tirando con los colmillos de aquellos pezones tan
gordos y prominentes, ensartados como si nada con aquellas argollas tan grandes:

- �Eres m�o musculitos!.- con la evidente intenci�n de
infringirle m�s dolor. Empalm�ndose a�n m�s con los bufidos que el cachas
soltaba por cada magistral tir�n y muerdo:

- �S� yo fuera tu amo no te dejar�a aqu�!, �pero claro est�,
igual te lo mereces!.- y arre�ndole otros viles bocados a las expuestas tetillas
del cachas, despidi�ndose de ellas, le solt� los brazos de las cadenas:

- �Es muy comentado tu prohibici�n de lograr orgasmos!.- y
poni�ndole de rodillas, quit�ndole el bocao:

- �Graggg!.- le atragant� con su polla y desprendi�ndose del
cinto de su faldita, (�z�mm!):

- �Humm!, (�z�mm!), �humm!.- a correazos forz� al cachas a
que se la mamara. Cubriendo tan amplia espalda de unos verdugones que daba
miedo. No qued�ndole mas remedio a TRALLAX que mamarle el cipote con lo que eso
le gustaba, sobre todo por el peligro que corr�a si eyaculaba y sus amos al
enterarse lo torturaran sin piedad, (�z�mm!):

- �Humm!, (�z�mm!), �humm!.- pero aunque aquellos cintazos
eran formidables y aquella polla sab�a a cojones y el semen era delicioso, �l no
se corri�. Era un esclavo muy obediente, el que m�s:

- �Puta!.- le insult� muy enojado el negrata:

- �Umk!.- y encajando una patada en el pecho, el negro le
pis� los huevos y aplast�ndolos severamente, agarr�ndose la minga se lo me�
entero y sujet�ndolo despu�s por la trenza, a rastra llev� su musculado cuerpo
por la sucia orina y lapos que cubr�a el suelo, y sent�ndolo sobre el canalillo
que recog�a toda la orina:

- �Ug!.- lo encaden� con los brazos en cruz a los urinarios y
abri�ndolo de piernas dr�sticamente, at�ndole por los tobillos se las inmoviliz�
a la pared y con una patada en todos los huevos se apart� de �l y sacando un
cuchillo:

- �Aaah!.- comenz� a producirle profundos cortes en sus
m�sculos, polla y cojones para que el salitre de la orina le produjera fuertes
escozores. Y mientras le pisaba a�n con m�s vileza los huevos, con el otro pie
le pateaba los abdominales:

- �Esto para que te enteres!.- machacando al soberbio
fisioculturista como siempre hab�a deseado hacer con un t�o. Pero que nunca
realiz� porque sab�a que sus esclavos le durar�an apenas un par de minutos. Pero
�ste no eras el caso del cachas que ten�a delante y manteniendo todav�a el peso
de su cuerpo en tan macizos genitales, (�p�mm!):

- �Aggg!, (�p�mm!), �aug!.- continu� llen�ndole de cardenales
los abdominales. Maravillado porque el cachas solo reaccionaba con una bestial
erecci�n:

- �C�rrete puta!.- le exigi�. Pero como no lo logr�, (�z�mm!,
�sspl�ss!):

- �Aumk!, (�z�mm!, �sspl�ss!), �aggg!.- a latigazos se li�
con sus m�sculos, arranc�ndole bufidos al cachas que le excitaban tanto, que
cada vez le arreaba m�s fuerte. Hasta que agotado, trastabillando con los ojos
empa�ados por el deseo cruel, el negro sali� por la puerta muy cansado:

- �Joder, el esclavo es duro como la roca!. �Krom si me ha
agotado!.- dijo mientras se alejaba del lugar:

- �Por fin se ha ido!, gimi� TRALLAX, que con orgullo no
dejaba de admirar las marcas dejadas por el severo castigo sobre sus m�sculos.
Pero alzando la cabeza, contrajo de terror todas las fibras de su despampanante
f�sico, hab�a entrado un gladiador muy jovencito, lleno de m�sculos por todas
partes que ten�a la fama de disfrutar mordiendo masivos f�sicos. Quien sujeto
por el cuello mediante una cadena a una mano del mism�simo RUFUS:

- �Corre a por �l, cerdaco!.- nada m�s ser liberado por �ste,
se aproxim� al cachas:

- �Joder que veo, aqu� mi sue�o echo realidad!.- confeso el
guapo chico. Y cerrando TRALLAX los ojos, al momento supo que al tipo:

- �Graggg!.- tambi�n le gustaba el sexo guarro. Sintiendo y
oliendo el intenso y asqueroso hedor de los v�mitos que �ste lanz� y que
r�pidamente cubrieron su cuerpo, (�fl�ss!):

- �Aggg!, (�fl�ss!), �aggg!, �qu� asco!.- sintiendo al
momento los fuertes impactos de dos grandes y semil�quidas mierdas que
impactaron en sus tetas. Regalo personal de su amo RUFUS. Que desde que le vio
comer heces en el barco de esclavos a manos del negro TUGA, le excitaba
much�simo el sexo guarro:

- �Revu�lcate puerco!.- le orden� el certero lanzador de
heces a VALMAR (que as� se llamaba el chico). Un esclavo suyo, hijo gen�tico de
uno de los generales del Emperador de Roma. Al que ten�a recluido all� mismo
pero debajo en las cloacas encadenado, justo en donde todos los ca�os de los
retretes p�blicos coincid�an antes de perderse en el maremagnun de intrincados
pasajes que formaban las imperiales cloacas de la ciudad de Roma, en donde el
boy realmente era feliz rodeado de tantos excrementos, pis y lapos:

- �S� amo!.- de ah� el fuerte olor a desechos humanos que
desprend�a, porque los excrementos, vomitonas y derivados le iban de muerte. Que
sent�ndose sobre la verga de TRALLAX:

- �Ahahahah!.- clav�ndose a la primera en "to" el chocho, se
introdujo la gigantesca vergota de TRALLAX, y abraz�ndose con fuerza se
restregaron las asquerosas masas org�nicas:

- �Hummm!.- sintiendo TRALLAX al poco sus grandes pectorales
ser atravesados por los fuertes dientes del chico:

- �Ohhh, maldito!, �que polla tienes!.- mientras �l se lo
follaba

--ooOoo--

- �Aggg!.- y es que aquel cruel boy tiraba con los dientes de
sus m�sculos como nadie lo hab�a hecho antes, marc�ndolos muy violentamente,
empalm�ndolo como hac�a tiempo que nadie lo hac�a:

- �Abre la boca!.- y obediente:

- �Fl�ggg!.- VALMAR le lanz� un lapo verde como la campi�a
inglesa, que le impact� en toda la campanilla, y d�ndole un beso se lo restreg�
en el paladar, arranc�ndole arcadas de asco, pero a la vez con la polla m�s dura
a punto de eyacular. Pero resistiendo, not� como aquel guapo mocet�n de ojos
azules, 1�79, deliciosamente musculado, de 90 kilos de fibra y un poll�n del
calibre 29x6:

- �Cabr�n, que me rompes el nabo!.- se introdujo hasta el
fondo su polla en el recto y para darse gusto comenz� a mover el culete m�s
fieramente con la cruel intenci�n de robarle un orgasmo. Pero VALMAR a una
indicaci�n de su amo romano, comenz� a comerse la rica y pastosa caca que cubr�a
los abusivos pectorales de TRALLAX, apareciendo poco a poco debajo de aquella
mierda los desarrollados contornos de aquellos dos poderosos m�sculos gemelos,
con las marcas de las dentelladas del ojitos azules, que mientras "se
alimentaba" le masacraba a muerdos de lo mucho que le pon�a aparte de comer
heces morder duros m�sculos de poderosos fisioculturistas. Notando acojonado
como aquel boy, con viriles bocaos, tirando de sus anillados pezones:

- Ahahah!.- a leng�etazos se los limpiaba de mierda. Mientras
�l, cuan bien entrenado esclavo lo enculaba con fiereza reteniendo el orgasmo,
cumpliendo la orden directa que recibi� de TERCHELD. Por eso, cuando aquel
bebito, a leng�etazos le atac� sus masivos abdominales. �l de placer,
olvid�ndose del hedor que desprend�a las heces, comenz� a encularlo bestialmente
lanzando con sus penetraciones el cuerpo del VALMAR de un lado a otro. Hasta que
rodeando �ste con sus brazos su cincelada cintura, se sujet� a �l igual que un
pulpo, eyaculando de forma generosa, le manch� de semen las tetas a TRALLAX. Que
ya imparable no era capaz de retener el orgasmo:

- �Amo que se corre, se chiv� el comemierdas!.- que
poni�ndose de pie, ayudando a RUFUS entre los dos comenzaron una destemplada
raci�n de latigazos, sobre tan impresionante f�sico:

- �Ya se est� controlando!.- logrando poco a poco retener el
orgasmo de TRALLAX, pero por lo dura que le qued� el cipote al cachas no el
deseo de eyacular:

- �Abre la boca cerdo!.- y TRALLAX obediente:

- �S�, amo!.- vio a RUFUS quitarse la braguita de tela que lo
cubr�a, y poni�ndose de espalda al cachas, meti�ndole el precioso rostro entre
sus gl�teos:

- �Aggg!.- escanciando sus intestinos:

- �Come mierda, cerdo!.- forz� a la mole culturista a probar
por segunda vez en su vida el sabor de las heces humanas. Recordando as� ambos
la despreciable estampa que padeci� en el barco esclavista cuando tuvo que
probarla por primera vez cuando sali� en defensa del musculoso PEST:

- �As�, esclavo!. �Eres mi W.C. particular!.- comi�ndose los
mojones seg�n iban saliendo de aquel duro y peludo trasero tan viril, mientras
VALMAR envidioso con fuertes pu�etazos en los cuajaos abdominales se vengaba de
no ser el beneficiado. Observando lo cargadito que iba su amo RUFUS, que no
paraba de ji�ar y ji�ar, y TRALLAX empalmado como un elefante de tragar tan
gordos mojones. Hasta que totalmente vaciado:

- �L�mpiame el culo, cachas!.- TRALLAX procedi� quitarle los
trocitos de caquitas que se adhirieron entre tanto vello, cost�ndole el proceso
casi media hora, gozando con su lengua de la dureza de aquel fornido trasero y
de los gemidos que lanzaba su due�o:

- �S�, s�, as� perros!.- que siendo sujetado por las tetas,
VALMAR procedi� a comerle ricamente los pezones, rechupet�ndoselos
encantadoramente, hasta que arqueando el romano la espalda sin dejar en ning�n
momento su trasero y sus pezones de ser comidos; trabajado por aquellos dos
expertos putos, se corri� como hac�a mucho que no lograba en calidad y cantidad
generosa tanto que sent�ndose en el rostro de TRALLAX, masturb�ndose alarg� el
orgasmo unos segundos m�s hasta que poni�ndose de pie, poni�ndole la cadena en
el collar que rodeaba el cuello de VALMAR, tirando de �ste se dirigieron a la
salida y viendo a TRALLAX que contrayendo sus m�sculos como un pavo real se
exhib�a ante �l:

- �Qu� buen esclavo es!.- sali� acompa�ado de VALMAR, un
aut�ntico cerdo.

--ooOoo--

Cumpliendo TERCHELD su palabra, acompa�ado de su sombra, del
esclavo RUFUS, al tercer d�a aparecieron de nuevo en las letrinas. Cuando nada
m�s entrar:

- �Ah� no est�!.- vieron las cadenas que colgaban del techo
sueltas sin que nadie estuviera sujeto a ellas. Mientras que en el gran urinario
que de cabo a rabo ocupaba toda la longitud de la pared:

- �Ah� est�!.- se hallaba TRALLAX, que muy sexy y guapo, se
hallaba con la cabeza muy gacha, especialmente espalmado esta vez, sentado sobre
el canalillo del urinario, cubierto de pis, bestialmente abierto de piernas
atadas a la pared y brazos en cruz encadenado a las dos paredes laterales, con
muestras s�dicas en sus pezones, abdominales y polla de mordiscos por un
terrible macho que tuvo que ser muy cruel.

Sin contar los correazos y latigazos que cubr�an sus tetas.
Tan excitado se encontraba TRALLAX del intenso dolor que padeci� que volv�a a
tener en la punta de capullo otra gota presiminal tan espesa como las anteriores
y otra vez sin consentimiento de su amo:

- �Joeeer, es que ni siquiera el clavo genital va a ser capaz
de contener tus orgasmos!:

- �Hummmm!.- y gir�ndole el clavo por todo el conducto
seminal, despellej�ndoselo vivo, le avis�:

- �Conque no quieres que las cosas cambien, verdad
musculitos?, �Entonces tendr� que volverte a castigar!.- y poni�ndole el bocao
que las visitas le hab�a quitado para que le chupara los nabos. Procedi� despu�s
a liberarlo y de nuevo sujeto por cadenas a la polla y nariz, fue sacado de los
aseos p�blicos. Y como siempre a latigazos porque ese era su destino:

- �Joeeer, que mal huele el cerdaco!.- coment� a viva voz
TERCHELD. Y comprendiendo lo que all� hab�a pasado, le orden� a RUFUS:

- �Ve con �l y as�alo!.

CONTINUARA���.

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de mi perfil de . En �l pod�is ver dibujos m�os que son in�ditos,
correspondientes a los primeros cap�tulos, en los que no inclu� ninguno.