Los Biendotados (2)
De la mano de mi t�o Rafa la escalera parec�a un camino al
cielo. Ante m� un cuerpo realmente perfecto (no exagero) luc�a brillante,
angelical. Yo temblaba y comenzaba a sudar, sin siquiera imaginarme lo que
pasar�a en la habitaci�n de mis padres.
Al llegar al umbral de la puerta mi t�o se detuvo, solt� mi
mano y lentamente se quito su peque�o slip blanco. Como liberado de una terrible
opresi�n su paquete brinc�, sus huevos se acomodaron, recibiendo a una pija
lacia, ancha y con un glande brillante.
La ropa aqu� ya no nos sirve � dijo � Anda, desn�date�
Imposible despegarme de la figura del �ngel ante m� y su
sonrisa maravillosa no le hice caso. Fue en ese momento cuando pegado a mi
cuerpo mi t�o sentenci�: "Yo te ayudar�". Lentamente desaboton� mi camisa,
dej�ndola caer al piso, observando mi pecho, tocando mis peque�os lunares. Ese
contacto fugaz me hizo estallar; sent� a cada segundo el palpitar de mi verga
atrapada en mi ropa interior. Sin decir nada, temblando, me dej� llevar�Rafa
arranc� mis zapatos y mis calcetines, de rodillas ante m�. Yo, con los ojos
cerrados, not� que su rostro permanec�a frente a m� sexo. La se�al era su
respiraci�n, quiz� el �nico sonido que escuchaba en esos instantes en que olvid�
la hora y el espacio.
Al sacarme los pantalones me dirigi� una mirada, sonriendo al
notar mi paquete que cre�a yo endurecido. "Parece que esto quiere salir" dijo,
casi arranc�ndome el boxer. Cuando acab� de desnudarme subi� lentamente su cara
por mi abdomen, luego por mi pecho, hasta llegar a mis labios. Su respiraci�n,
su cuerpo tan cercano al m�o y el calor que sent�amos casi me hace desmayar,
pero Rafa tom� mi mano y entramos a la habitaci�n de mis padres.
Desnudos, �l y yo parec�amos gemelos. Yo del presente y el
del futuro. �ramos id�nticos, salvo por una diferencia que luego Rafa me se�al�.
Bueno, supongo que ya estar�s ansioso, es hora de
comenzar.
T�o�yo�
No digas nada Pedro, d�jame mostrarte que no eres una
rareza y que lo que llevas entre las piernas es el mejor regalo que jam�s
has recibido.
Diciendo esto me se�al� la cama, me pidi� que me acostara,
haciendo �l lo mismo, guardando cierta distancia entre ambos. Yo me qued� helado
(metaf�ricamente hablando) con los pu�os cerrados y el cuello r�gido. En ese
momento Rafa se acerc� m�s, con la sonrisa eterna en los labios, parec�a
contento.
Jam�s pens� que fu�semos tan parecidos � dijo.
Tenemos los mismos ojos, el mismo pelo- continu�.
Es verdad�pero hay algo que nos diferencia.
�S�? �Qu� cosa?
El tama�o de nuestras vergas�
No entend�. Ya para m�, mi pene resultaba un �rgano demasiado
grande y el de Rafa inmenso, entonces no comprend�a sus argumentos. Antes de
poder decirle que no entend�a nada Rafa se acerc� a mi lado, se�alando su verga:
Mira, aunque tu no lo creas, yo a tu edad no la ten�a tan
grande
��C�mo?!
Pues eso, no te alarmes. Puedo ver que est�s muy bien
dotado, y record�ndome a tu edad yo no era as�. Bueno, casi, pero nunca
tanto como t�.
�Eso quiere decir que esto a�n puede crecerme?
S�, probablemente unos cent�metros m�s�pero tranquilo,
tambi�n crecer� tu espalda, tus piernas�alcanzaras mi tama�o o quiz� el de
tu padre�
Vaya, pues eso si ser�a extra�o, mi pap� pasa los dos
metros
Jeje, s�y tiene la verga a�n m�s grande que la de
nosotros�
Esa �ltima frase me sorprendi� demasiado. Primero, c�mo �l
sab�a sobre las anatom�as de mi padre y segundo me aterr� pensar que mis
genitales pudiesen alcanzar tama�os mounstrosos. Me qued� callado, sorprendido.
�Qu� pasa, acaso te sorprend�?- pregunt� Rafa
Pues s�.
�Acaso nunca has visto a tu padre desnudo?
No�nunca
Jajajajaja, pues no sabes de lo que te has perdido �
dijo, acerc�ndose a�n m�s, quedando al lado m�o, mir�ndome, con las piernas
flectadas, posando su bulto con direcci�n a mi abdomen .
La imagen de mi padre pas� por mi mente, pero se alej� al
sentir el contacto directo de nuestros cuerpos. Sent�a un calor del demonio y mi
verga comenzaba a palpitar m�s fuerte.
Veo que ya no aguantas por saber m�s sobre lo que llevas
ah� abajo�tranquilo, aqu� est� tu t�o Rafa para ayudarte�
Al decirlo tom� mi pene con una de sus manos. No pod�a
creerlo, pero estaba ocurriendo. Yo comenzaba a soltar mi cuerpo a medida que el
masaje y el tama�o de mi verga aumentaban. "As�, con estos movimientos los
hombres comenzamos a masturbarnos�" dijo, susurrando en mi odio. El movimiento
se volv�a m�s fuerte, m�s fuerte, hasta que se detuvo. Cuando mire mi verga no
pod�a creer lo que ten�a ante m�: un m�stil de carne, grueso y brillante brotaba
del centro de mi cuerpo. Nunca la hab�a visto tan ampl�a, tan erecta. Mi t�o la
sostuvo con sus dos manos, dejando espacio, dici�ndome:
Este es el tama�o de tu verga hoy�quiz� en un a�o m�s
est� m�s grande y gruesa
Era imposible de creer. C�mo mi verga iba a crecer m�s, no s�
cuantos cent�metros eran, pero s� que muy grande se ve�a. De todos modos,
comenc� a sentir en ese momento que nada malo pod�a significar tener algo as�
entre las piernas.
Mi t�o cambio de posici�n. No estaba erecto, pero a�n as� el
tama�o de su verga era casi similar a la m�a empalmada. Pens� que el juego hab�a
cesado, que no quedaba nada m�s por aprender. "Si ya s� como dejar mi verga en
erecci�n y valorarla como tal me basta", pens�, pero Rafa volvi� a recostarse,
ahora a mi otro costado.
Ahora que conoces el tama�o real de tu verga, �quieres
saber que puedes llegar a sentir con ella?
No respond�, s�lo asent� con la cabeza. No sab�a lo que
vendr�a, pero me gustaba la idea de sentir m�s a�n. Fue en ese momento cuando mi
t�o se coloco debajo de mi entrepierna, mir�ndome desde el fondo de la cama,
sonriendo, con su cara de �ngel. Comenz� a masajear, igual que antes mi verga,
est� volvi� a endurecerse en menos tiempo. Con sus dos manos sub�a y bajaba mi
cuello, luego con una continuaba, mientras que con la otra rozaba mis enormes
huevos, luego continuaba subiendo y bajando.
�Te gusta?
S�nunca hab�a hecho esto�
Pues bien, prep�rate, que pronto se viene lo mejor.
Ni siquiera pens� en esa frase, s�lo me dej� llevar por el
pulso del masaje de mi t�o. Arriba y abajo, con fuerza, lentamente, incorporando
los huevos, siempre con sus manos grandes, haciendo que sus m�sculos se
marcaran, sonriendo, tocando mi pelvis, sin dejar de mirarme, yo vuelto loco,
sudando�finalmente una l�nea blanca cort� la distancia entre la mano de mi t�o y
mi verga. Un grito de placer sigui� mis gemidos al sentir que un l�quido blanco
saltaba desde mi pene, derram�ndose, sin parar mi t�o de subir y bajar mi piel,
m�s y m�s liquido, sin parar�Rafa sonre�a, satisfecho de hacerme sentir el mejor
de los orgasmos. El semen dej� de salir, pero parte de �l quedaba en mi verga,
mi pubis, las manos de mi t�o y las sabanas.
Cerr� los ojos y not� que lentamente mi verga perd�a fuerza,
perdi�ndose entre mis huevos. Respir� hondo y al abrir los ojos note la cara de
Rafa muy cerca de la m�a, casi toc�ndonos las narices.
En ese momento me vi en �l, en sus ojos azules, su sonrisa,
sus dientes, sus manos que acariciaba mi abdomen, sus labios y lo bese,
arroj�ndome a su cuello.
CONTINUARA�