Les pido mil disculpas por el retraso, pero tuve unos
problemas personales y por m�s que intentaba ponerme al d�a no lo consegu�a.
Espero no volver a fallarles.
Lo siento.
*
Iv�n se enoja con Lucas y jura que har� lo posible por
volverlo a tener, pero en las siguientes dos semanas, no tenemos noticias de �l.
Por otro lado, Pablo, el marido de Amanda que ahora no se quiere divorciar
porque se enter� que la mujer es heredera de la fortuna Finek, fue a pedirle
ayuda a Cristina para sacarnos todo el dinero. Finalmente nos encontramos con
una sorpresa poco cre�ble: dos de los reos que estuvieron con Lucas en la
prisi�n, hab�an salido de all� y se encontraban en nuestro living, apuntando a
Bautista y a David con un arma.
"Lleg� el Muerto"
Lunes 6 de Diciembre de 2004
Ahora s� que mi vida estaba completa. En menos de un a�o tuve
que enfrentarme a m�s muertes de las que sospech�, c�rceles, prensa, polic�as,
m�s muertes, misterios, sexo, Logias, m�s muertes y ahora, por si fuera poco,
dos presos, que hab�an recuperado su libertad milagrosamente y estaban en
nuestro living.
- Alberto - dijo el grandote, el que le habl� a Lucas. -
Lleva a la se�ora y a los dos ni�os a una habitaci�n y am�rralos. Yo quiero
tener una linda charla con estos dos hombrecitos.
David y Bautista, presa del espanto, se levantaron de
inmediato y junto con Cristina comenzaron a caminar por las escaleras. Me qued�
de piedra, sin saber que decir. S�lo esperaba que pudieran tener la oportunidad
de llamar a la polic�a.
- Tomen asiento. - dijo el hombre. - Si�ntanse como en casa.
Pese a su iron�a, Lucas y yo nos sentamos en el sill�n m�s
grande. El hombre hizo lo mismo en uno peque�o, sin dejar de apuntarnos con el
arma.
- Orlando, �c�mo diablos escapaste? - pregunt� Lucas, serio.
- T� nos ayudaste. - dijo �l, encendiendo un cigarrillo. -
Pediste un auto para que nadie de la prensa te estorbara. Alberto y yo nos
metimos en el ba�l y llegamos a esta lujosa casa. Esperamos unos d�as a que todo
se tranquilice y decidimos dar un buen golpe. Estudiamos los movimientos de esta
casa. �Y aqu� nos ves! Tus empleadas est�n amarradas en la cocina. Nos
encontramos con dos ni�os haciendo cosas raras. - dijo de pronto, sonriendo,
como un viejo morboso. - Es malo eso, Lucas. Ya sabes, est� bien que t� la hayas
pasado bien cuando ten�as que chuparle la verga a todos los del pabell�n, pero
pasarle esa influencia a unos ni�os est� mal.
Luego lanz� una risa, como fingiendo ser un ser maligno.
Lucas, en ning�n momento, dej� de tener esa dura mirada. Como si todo el odio y
la humillaci�n que sufri� estando preso, convirti�ndose en la putita de todos,
ahora estaba recargada de ganas de matarlo a la persona que ten�a enfrente.
- Ahora est�s libre. - le dijo Lucas. - �Qu� vas a ganar
persigui�ndome?
- Nadie te persigue, imb�cil. - dijo Orlando, serio. -
Dejemos atr�s los reencores que hubo entre nosotros. Lo pasado, pisado. T� nos
diste la libertad y eso paga gran parte de la deuda.
La puerta de la casa comenz� a golpear. En ese momento rogu�
para mis adentros que vinieran Juan o Alex. Pero no sab�a si era mejor que los
dejemos fuera de todo este embrollo.
- Atiende. - me orden� Orlando. - No queremos que sospechen
que aqu� pasa algo raro.
Me levant�, con mucho miedo, pero la mirada de rabia que
ten�a Lucas me hizo irme hacia la puerta casi sin temblar. Quien quiera que sea
que se encontraba detr�s de la puerta, ten�a que ser de ayuda. Sea quien sea,
nos ten�a que ayudar.
Pero al abrir la puerta me encontr� con la cara de Iv�n.
- Mira que bien. - dijo Orlando, desde el sill�n. - Lleg� el
muerto.
"Con los Ojos en Bautista"
Lunes 6 de Diciembre de 2004
Por lo visto no s�lo a mi casa la hab�an estudiado estas
personas, sino tambi�n a todos los que se vinculaban con nosotros, y uno de los
casos m�s importantes era Iv�n, que fue tapa de las noticias de los diarios por
casi una semana entera.
Iv�n ingres� sorprendido, mirando a Orlando como si fuera un
extraterrestre. Orlando segu�a apuntando con su linda arma.
- Ingresa y si�ntate al lado de Lucas. - orden�, apunt�ndolo.
Iv�n no dijo nada y junto conmigo se sent� al lado de Lucas.
Los tres est�bamos paralizados mirando al loco que nos apuntaba.
- Ahora quiero que todos me digan c�mo solucionamos el tema
de la plata. - dijo Orlando, sonriendo. - Somos gente grande, sabemos como
hacemos estas cosas. Si todo sale bien, en menos de dos horas, no vuelven a
saber m�s de nosotros.
- En la casa tengo tres mil d�lares. - dije, recordando los
ahorros de mi vida.
Orlando hizo una risa, como si le acabara de contar el chiste
m�s gracioso de toda mi vida.
- �Con tres mil mugrosos d�lares piensas que me voy a
conformar? - pregunt� el hombre, ret�ricamente. - Por favor, mir�nse. Est�n
nadando en lujos. Todos ustedes tienen lujos y lujos. Creo que pueden conseguir
m�s de esa suma.
- En mi casa hay diez mil. - contest� Iv�n. - En la caja
fuerte del kiosco.
Ahora Orlando parec�a interesado. Era la primera vez que me
sent�a tan feliz de tenerlo a Iv�n tan cerca... y vivo. Pero la idea de que
tenga tanto dinero me llev� a pensar en el tr�fico de drogas que N�stor hab�a
implementado en el kiosco, seg�n Iv�n. ��l tendr�a algo que ver con ello?
�Seguir�a con las acciones de su primo? No importaba por ahora. Lo bueno es que
vino como ca�do del cielo.
Por las escaleras comenz� a bajar Alberto, mucho m�s delgado
que Orlando, pero tambi�n se ve�a que era m�s viejo. Me imagin� la asquerosidad
que habr�a que tenido que sufrir Lucas cuando tuvo que pasar por todos esos
momentos de sexo con la gente que lo rodeaba.
- Vamos a hacer lo siguiente. - dijo Orlando. - Alberto se
quedar� vigilando a Lucas y a Mariano, mientras que mi amigo Iv�n y yo, iremos
hasta el kiosco a buscar plata.
Orlando se levant� del sill�n y con el arma se�al� a Iv�n
para que hiciera lo mismo. Iv�n obedeci� y comenz� a caminar hacia la puerta.
- La mujer y los ni�os est�n bien amarradas. - coment�
Alberto, contento. - Si tardas mucho, agarrar� a alguno de los dos para jugarle
un rato.
No pod�a ser tan basura aqu�l hombre. A pesar de que Bautista
no era ning�n santo en lo que sexo se refiere, no me imaginaba a aqu�l sujeto
tan viejo y ro�oso, toc�ndolo, haci�ndolo mamar su verga, penetr�ndolo, tal cual
le habr� pasado a Lucas.
- Ya volvemos, Alberto. - dijo Orlando. - Conf�o en que
cuidar�s a estos ni�os. No me falles.
Orlando e Iv�n salieron por la puerta. Alberto se sent� en el
sill�n que antes ocupaba su compa�ero y nos mir�, sonriente, como si algo malo
se le pasaba por la cabeza.
- �Cu�ndo me dejar�n en paz? - pregunt� Lucas, enojado.
- Despu�s de que tengamos la plata. - respondi� Alberto. -
Tenemos la plata, nos vamos y no vuelves a saber de nosotros. A menos que nos
escribas un email. Amigos como t� no son f�ciles de olvidar.
Lucas estaba a punto de llorar de la ira y la impotencia de
verse detenido por un arma. Me puse a pensar en que si �ste idiota estaba en el
ba�l, probablemente escucharon toda la conversaci�n que tuve con �l.
Probablemente sab�an que nosotros dos ten�amos sexo.
Alberto se levant� del sill�n y se acerc� hacia Lucas en
forma misteriosa. Parado, acerc� su cuerpo hasta que su bulto estuvo a la altura
de la cara de Lucas.
- �Lo quieres hacer t�? - pregunt� Alberto, a Lucas. - �O
prefieres que lo haga con tu hermanito que est� all� arriba? No sabes lo que fue
tocarle la colita mientras lo amarraba. La ten�a tan durita.
Lucas estaba a punto de llorar. Me llev� las manos a la boca
y casi se me escapan l�grimas de la impotencia que ten�a de no poder hacer nada.
Lucas, cautelosamente, comenz� a bajar la bragueta de aqu�l hombre y sac� de
all� un pene erecto.
"Cambio de Situaci�n"
Lunes 6 de Diciembre de 2004
Lo que pas� a continuaci�n sucedi� en una fracci�n de
segundos. Lucas agarr� la mano del hombre que sosten�a el arma y la mordi� tan
fuerte y de imprevisto, que el arma cay� directamente a mis pies. La tom� de un
impulso y al segundo siguiente me encontraba apuntando al hombre, directamente a
la altura de los ojos.
- Parece que la situaci�n cambi�. - dije, sosteniendo el
arme. - Hazme el favor de guardar esa verga asquerosa que tienes.
El hombre retrocedi� y se guard� la verga en el pantal�n.
Luego se acerc� al sill�n, con un gran miedo en sus ojos. Lucas se levant� y me
sonri�. Hicimos un buen trabajo sin siquiera propon�rnoslo.
- No te puedes dejar de llevar por la pasi�n, Albertito. -
dijo Lucas, sonriendo como ganador. - O trabajas o te diviertes. No se pueden
hacer las dos cosas a la vez. Mariano, llama a la polic�a.
Le di la pistola a Lucas y me acerqu� al tubo del tel�fono
pero antes de que pudiera alzarlo, comenz� a sonar. Atend�.
- �Hola? - salud�.
- Soy Iv�n. - dijo una voz poco feliz. - �Puedes hablar?
- S�. - respond�. - Tenemos a Alberto bajo control.
- Yo tambi�n tengo a Osvaldo bajo la custodia de la polic�a.
- contest�, a�n en forma cortada. - La polic�a llegar� all� en unos segundos.
Luego ir� yo a hablar con Lucas... en mi casa... si no te importa, claro.
No dije nada y colgu� el tel�fono. No ten�a ni la menor
intenci�n de establecer un di�logo con �l, mucho menos cuando comenzaba con sus
est�pidas iron�as, a pesar de que gracias a �l le ganamos a los asaltantes.
Luego de que la polic�a se llevara a los dos presos de nuevo
a su lugar de origen, un poco de paz logr� apoderarse de la casa. Tendr�amos que
ir a declarar al d�a siguiente, pero ese era un detalle menor. Bautista, David y
Cristina estaban ilesos, as� que cuando se pudieron calmar todos, almorzamos.
Iv�n vino a hablar con Lucas de nuevo, pero esta vez estaba
completamente seguro que �l no le dar�a ni la menor importancia, obligando a que
Iv�n se volviera con las manos vac�as. Me sent�a culpable por seguir viviendo
una casa de la que le pertenece y pens� que tendr�a que mudarme dentro de poco.
Me dije que haciendo mucha fuerzas de mis actos, tendr�a que ir a hablar con
Iv�n sobre ese tema. A pesar de que su difunto hermano muerto, Fabi�n, nos hab�a
heredado todo aquello, no me sent�a a gusto, ahora que hab�a vuelto a la vida.
Para cuando lleg� el viernes a la tarde, me encontraba
realmente entusiasmado por la idea de ir a estar todo el fin de semana con Lucas
en su casa. Solos, desnudos, encerrados, aislados de todo el mundo. Me encargu�
de comprar bastante comida para llevar y ten�a mi auto repleto de bolsas en la
parte trasera. Cuando me estaba yendo, Alex se me acerc�.
- �C�mo est�s, Mariano? - pregunt�. - Tengo que pedirte
permiso para algo.
Lo mir� a Alex, esperando a que hable, en vez de que le tenga
que preguntar qu�.
- Ver�s... - dijo. - S� que suena est�pido, pero ahora que t�
no est�s todo el fin de semana y Bautista se queda a dormir en lo de David,
pens� que Juan y yo podr�amos dejarnos la casa para nosotros dos y darle d�as
libres a las empleadas para que no nos molesten. No s� si tienes alguna
objeci�n.
- No, ninguna. - le dije, sonriendo, mientras me sub�a al
auto y arrancaba. - Disfruten el fin de semana y la pr�xima... sean m�s
originales.
Alex sonri� sin entender por qu� le dije una cosa as�. No me
importaba en lo m�s m�nimo lo que lleguen a hacer los dem�s. Ahora s�lo me
concentraba en el gran fin de semana que pasar�a junto con Lucas. En eso, mi
celular comenz� a sonar y recib� un mensaje de texto desde el celular de Lucas.
"No vengas. No tengo ganas de verte hoy."
"Fin de Semana Arruinado"
Viernes 10 de Diciembre de 2004
Segu� conduciendo, sin poder creer lo que acababa de leer.
Marqu� el n�mero de Lucas y comenc� a llamar. �Qu� diablos le pasaba? �Que era
eso de que no quer�a verme hoy cuando todo lo ven�amos planeando desde el lunes
pasado?
- El celular al que usted llama se encuentra apagado o fuera
del �rea de cobertura. - me respondi� la voz de la mujer de la contestadota.
No pod�a creerlo. Me mand� un mensaje y ahora apag� el
celular. �Qu� diablos le estaba pasando? Aceler� hacia la casa de Lucas a toda
velocidad. No iba a perderme ni un segundo de esto. Aquello no iba a ser un fin
de semana arruinado.
Llegu� a la casa de Lucas en cuesti�n de minutos. Estacion�
mi auto y baj� a toda prisa. Dej� las bolsas en la parte trasera, ahora no
importaba. La sonrisa y las ansias de tener todo ese fin de semana se hab�an
borrado repentinamente.
La puerta de la casa de Lucas se encontraba abierta. Ingres�
lentamente y me encontr� con el living vac�o.
- �Lucas? - llam�. - �Est�s aqu�?
Nadie me respondi�. La casa parec�a deshabitada, como si
nunca Lucas hubiera llegado all�. El Sol estaba ingresando en el exterior y daba
paso a una noche corta, ya casi entrada por el verano. Mir� por todos los
sitios, la cocina, el ba�o, pero no hab�a nadie. S�lo faltaba un lugar que
revisar: el dormitorio.
De pronto, mi vista se detuvo en la mesa. Un escalofr�o me
recorri� la espalda al ver que hab�a dos copas de vino casi vac�as. �Dos? �Con
qui�n diablos estaba? �Qu� significaba todo esto?
Asom� mi o�do pero desde el interior no se escuchaba nada.
Era el �nico sitio donde podr�a estar, porque sino estaba, la puerta no estar�a
abierta.
Juntando fuerzas y conteniendo el aliento, abr� el picaporte
de la puerta e ingres�.
Ahogu� un grito de espanto al ver lo que hab�a all� dentro.
Lucas se encontraba completamente desnudo, dormido sobre el cuerpo de Iv�n,
tambi�n desnudo. El chico se dio cuenta de que ingres� y abri� los ojos,
mir�ndome con un odio infinito y una mezcla triunfal.
- �Acaso no te lleg� el mensaje de Lucas de que no quer�a
verte? - me pregunt�, en voz baja.
Mis ojos se llenaron de l�grimas al instante. Lucas. Lucas
estaba dormido sobre el cuerpo de Iv�n. �C�mo me pudo hacer una cosa as�? Me
hab�a prometido que nunca volver�a con �l y ahora estaban en la cama, juntos, en
donde Iv�n ocupaba mi lugar.
- Este fin de semana ahora es m�o, Mariano. - sentenci� Iv�n,
sonriendo. - L�rgate de aqu�. No te lastimes a ti mismo.
CONTINUAR�...
En el Pr�ximo Cap�tulo:
Sal� de la habitaci�n llorando, sosteni�ndome de las paredes,
intentando no perder el equilibrio. Tanto sufrimiento. Tanta espera por Lucas
para que ahora se encuentre en los brazos de �l. De la persona por la cual
estuvo en prisi�n. No me importaba si fue en contra de su voluntad. No me
importaba si N�stor lo hab�a secuestrado y lo hab�a mandando a detener. No me
importaba. S�lo esa imagen en mi memoria, que quedar�a grabada a fuego por la
eternidad. Ambos desnudos y abrazados. �C�mo pod�a ser? Sent� n�useas. Unas
ganas terribles de gritar del dolor. Me arrodill� en el piso. La respiraci�n se
me entrecortaba. �Por qu�? �Por qu� me hizo esto?