Relato: Rafi... �edipo obsesivo compulsivo! (2)





Relato: Rafi... �edipo obsesivo compulsivo! (2)


RAFI�..�.�EDIPO OBSESIVO COMPULSIVO! (Segunda parte)



Caso cl�nico, pasi�n morbosa, relaci�n aberrante y �deseo
reprimido?




La noche siguiente, Alberto y yo, nos dispon�amos a ir al
cine a ver����.., no recuerdo el nombre, pero era una pel�cula un poco picante
sin que llegue a ser porno, Rafi nos pregunto si nos pod�a acompa�ar y sin
esperar respuesta se nos pleg�. Llegamos un poco tarde, la cinta ya hab�a
comenzado, tuvimos que ubicarnos en la �ltima fila de la platea, el aire
acondicionado estaba un poco fr�o, al sentarnos qued� en medio de ambos. Alberto
como siempre estaba bien abrigadito, mi hijo en cambio con los brazos
descubiertos; felizmente llev� un abrigo grueso, que termin� sirviendo de
frazadita, mi hijo y yo nos cubrimos con su amplio vuelo. Alberto me ten�a
tomada de una mano y yo con la otra sujetaba el abrigo.



Y el avezado muchacho de mierda, de nuevo a las andadas. Ya
ten�a una mano bajo mi blusa, se deleitaba amas�ndome la teta m�s cercana y
constatando mis reacciones en la punta del pez�n, no par� hasta liberarla del
sujetador. Petrificada lo miraba de reojo y el muy s�nico ni se inmutaba, se
sent�a encubierto bajo el pa�o protector y sigui� acarici�ndome el pecho hasta
erectarme el pez�n. Su siguiente avance, fue bajar una mano hasta posarla
sigilosamente en mi butaca, con la punta de los dedos tiraba hacia arriba el
vuelo de mi faldita, no se detuvo hasta pon�rmela el la cintura. Con toda
comodidad, se dedic� a meter mano a su regalado antojo.


Me tocaba entre los muslos, deslizaba la mano hasta la
cadera, met�a los dedos por un costado de mis bragas y jugaba con el vuelo, para
demostrarme que no ten�a dificultad de acceso. Mi respiraci�n cada vez m�s
agitada, tem�a quedar en evidencia, not� que involuntariamente estaba apretando
la mano de Alberto m�s de la cuenta, lo mir� de reojo y not� su sonrisa
"picarona", crey�ndome excitada debido a las escenas er�ticas que para m�,
pasaron desapercibidas. Mi marido estaba concentrado en la pel�cula y totalmente
ajeno al manoseo, situaci�n que me excitaba morbosamente. Rafi est�
incontenible, como si quisiera desatar la guerra aqu� mismo, yo esforz�ndome por
disimular su osad�a, pero �l trata de meter los dedos por debajo de mis bragas y
yo esforz�ndome por impedirlo, �Que horror! solo de pensarlo, quedar�a
desenmascarada mi disposici�n al regodeo, s� lograra constatar mi lubricidad.
Pero este terco no se conforma, arremete con renovados br�os, logra meter los
dedos debajo del el�stico de la cintura y desliza la mano hacia mi bajo vientre,
juega con mi recortada matita de vello, siente los costados depilados y se
aproxima a la zona peligrosa, volteo y lo miro para que se detenga, sonr�e con
cinismo, acerca sus labios a mi o�do, como para decirme un secreto, primero me
pasa la lengua por detr�s de la oreja y luego me murmura, susurrando:





Resbala un poquito el culo hacia delante y..��..�breme
las piernas.





Me niego decididamente y por el contrario pego bien el
nalgatorio contra la base del respaldar. Pero para �l, este solo es el comienzo
de jueguito que le gusta, se acomoda con discreci�n, hace pu�o bajo mis bragas y
empuja la mano con fuerza hasta tocar el fondo de mi prendita���... �Maldici�n!
�Maldici�n!............�. �Maldici�n!......................., abre el pu�o,
estira los dedos y se encuentran nadando en un caudaloso mar de excitaci�n. Su
mano ubicada en inmejorable posici�n, con la palma hacia abajo, se divierte con
mis labios, los separa como quiere y juega con mi orificio. Mi resistencia al
dificultarle el palpamiento, lo obligaba a adoptar una pose algo extra�a que
pod�a delatarlo, temerosa que su padre pueda descubrir el manoseo, opt� por
resbalarme un poquito como �l me lo pidi�, para sacarlo de aquella posici�n
indiscreta. �l como siempre aprovecha la ventaja y as� pudo verificar mi jugosa
dilataci�n vaginal, sinti� el ingreso desguarnecido y palpitante, que lejos de
ofrecerle resistencia mostr� disposici�n. Acerc� su cara y nuevamente me susurr�
quedito al o�do:





Que rico mamita, que rico���, as� esta rico. Ya ahora
�breme las piernas un poquito m�s.





Sus palabras me hicieron notar que con la confusi�n mental
que me tra�a, hab�a separado un poco las piernas, cuando quise reaccionar
contradiciendo su petici�n, trat� de juntarlas, pero ya era tarde para enmendar,
la ubicaci�n de su mano me lo imped�a, la ten�a bien metida entre los muslos.


Solo afloje la resistencia para que su mano no me lastime la
delicada carne de la zona genital, el lo interpret� como concesi�n a su pedido,
tom� confianza y sigui� usurpando mi intimidad. Suavemente acaricia y separa los
labios de mi rebosante orificio, lentamente me penetra con dos dedos, los mete
hasta la segunda falange, apoya la pulpa de la palma sobre mi erecto capullo
clitorial y empieza el masaje y el dedeo, me sent�a usurpada y mancillada, pero
contradictoriamente, mi orificio, por cuenta propia, se encargaba de agradecer
al invasor, con involuntarias contracciones. Ya nada puedo hacer, siento que me
estalla el "G spot", mi gozo est� quedando en evidencia. Volteo la cara hacia
Alberto y lo miro con ojitos pedilones, el interpreta como suya la inspiraci�n
de mi deseo, ajeno a la aberrante situaci�n, me besa en la boca apasionado, ya
tengo justificaci�n, ahora puedo gemir, suspirar y ronronear con libertad, le
clavo los dientes tratando de no hacerle da�o. Mi hijo contin�a con la
estimulaci�n, manose�ndome de lo lindo, a su regalado antojo, dando forma,
esculpiendo con sus dedos el cl�max de su madre. Un orgasmo me viene
irrefrenable, mis esf�nteres danzan a su antojo, me siento endemoniada por el
morbo de estar siendo estimulada por mi depravado hijo. Mi marido, ajeno a la
infidelidad, adem�s, perturbado por la lujuria del momento, me acompa�a
emocionado en un intenso orgasmo eyaculatorio, provocado nada menos que por las
aberrantes caricias de su engendro, quien insolente registra los er�genos
efectos de su osad�a.



Rafi victorioso, saca lentamente los dedos de mi palpitante
vulva, sin retirar la mano de mi monte, me acaricia el pelaje con ternura y as�,
con sonrisa victoriosa, me acompa�a hasta que me abandone la �ltima gota de
placer. Luego retira la mano, lo miro con disimulo, �l sabe que lo hago y el
avezado morbosamente olfatea y despu�s saborea la yema de sus dedos impregnados
de mi �ntima destilaci�n, me mira y me manda un simb�lico beso volado, que
significa seg�n puedo entender: "Contrato oleado y sacramentado".



Antes de tomar un nuevo aliento, Rafi ya me reclamaba m�s
acci�n, acaricia nuevamente mis piernas desnudas, y me pone "carita de quiero
mas", lleva mi mano a su pecho y la besa delicadamente, lo sent�a exageradamente
rom�ntico. Luego empieza a bajarla lentamente, la lleva luego cerca de su
vientre con gran parsimonia, y de pronto �Ho sorpresa!, me encuentro con su
tremendo erecto miembro que lo hab�a liberado completamente de sus calzoncillos
y me lo ofrece para un rito de reciprocidad. De inmediato retir� la mano, ya me
parec�a demasiada ternura para este animal, me negu� a tocarlo, con mayor raz�n
a empu�arlo, pero �l tenaz como ninguno, insisti�, primero con "caritas", luego
con "pucheros", despu�s con gestos menos reservados, hasta que me pidi� al o�do:





Mami yaaa���., no seas malita, ag�rramela, yo se que te
gusta.





Yo le hac�a gestos para que no insistiera, pero sin mucho
optimismo ya sospechaba que nuevamente saldr�a con su gusto. De nuevo me pide al
o�do, pero esta vez forcejeando con mi mano





Reina m�a ya, corresponde mis caricias. Te lo pido,
aunque sea solo un momentito����.., ahora te toca hacerme gozar.





Un carraspeo de Alberto, denotando incomodidad por el
murmullo, me marc� el derrotero, que parad�jico, a qui�n se le ocurre precipitar
el desenlace. Reduje un poco mi fuerza y se rompi� el equilibrio, mi mano fue
conducida por las suyas hasta su oculta intimidad. Su chantaje me daba la excusa
para seguir actuando sin responsabilidad directa, despu�s de todo yo estaba
siendo supuestamente extorsionada. Lo toqu� con recelo y sobresalto, mi mirada
estaba fija en el rodaje, como hipnotizada, pero no le prestaba atenci�n a la
cinta, en mi mente solo reproduc�a las formas que iba palpando, sent�a su febril
calor, la dureza de su tallo, las dilatadas venas que bombeaban, la piel sutil y
tersa de su gran b�lano coronado por una definida saliente en derredor, sus
considerables dimensiones, los latidos, la lubricidad que le brotaba de la
punta, la piel de mi palma a�oraba ser vagina, me tranquilizaba que �l no lo
pudiese confirmar. Solt� la mano de Alberto so pretexto de adormecimiento, la
introduje entre mis piernas con la complicidad del cobertor, me estimulaba
emocionada, con esos dedos iba tejiendo el placer entre mis piernas, con la otra
mano registraba las formas que trasladaba a mi mas �ntima cavidad, a trav�s de
un instintivo proceso mental de transmutaci�n. No pudimos prolongar demasiado el
regodeo, potentes chorros de licor seminal de mi hijo se precipitaron, regando
copiosamente el forro de mi abrigo; en simult�neo yo llegaba a un nuevo �xtasis
espasm�dico, como los que lograba en mis mejores a�os, mi ropa interior y la
butaca estaban inundadas por mi incontinencia eyaculatoria.



Minutos antes del final, tuve que acudir al tocador para
arreglarme y limpiar mi abrigo lo mejor posible, la regadura causada por la
abundante poluci�n de Rafi y por mi torrencial lubricidad, lo hab�an
"almidonado".



Esa misma noche mi marido no me quiso perdonar la vida, se
tra�a una calentura de "Padre y se�or m�o", despu�s de todo, �l era el �nico que
no hab�a culminado. Despu�s de comer nos refrescamos en la ducha y aprovechando
que Rafi sali� a ver a sus amigos, tuvimos una agradable sesi�n de sexo y
gozamos intensamente, �l por que tra�a una buena motivaci�n, yo por que dispon�a
de un estupendo argumento para fantasear.



Nuevo d�a, un nuevo desaf�o, le ped� a Rafi que se dejara de
flojear y que se fuera a la universidad, ten�a todos sus asuntos muy
descuidados, esa ma�ana estaba excepcionalmente optimista y accedi�. A su padre
le ped� que regresara temprano del bufete, le ronrone� al o�do coquetonamente
que segu�a con ganas, lo cierto es que quer�a evitar quedarme a solas con el
incontrolable de Rafi. Necesitaba escudarme en su padre para poder eludir su
pertinaz asedio, ya lo ven�a logrando durante algunos d�as con excito, pero
desconoc�a cuanto tiempo durar�a mi evasi�n.



Nuevo domingo por la ma�ana, nos olvidamos de bloquear el
despertador, lo call� antes que reclame Alberto, yo ya no puedo seguir
durmiendo, me acomodo en posici�n fetal, con el trasero al filo de la cama,
dando la espalda a la puerta y mirando los gestos de Alberto mientras dormitaba,
el ruido del despertador ya no le permit�a conciliar el sue�o profundamente.
Siento merodear a Rafi y me hago la dormida para desanimarlo, pero contin�a su
incursi�n al dormitorio, sin hacer ruido, se arrodilla a mi lado y levanta la
s�bana hasta dejarme las posaderas descubiertas, solo llevo puesto un "baby
doll". Rafi toma las tiras de la braguita y la empieza a bajar muy
cuidadosamente, sus intensiones son dejarme el culo "al aire", intento
impedirlo, pero mi marido hace un leve movimiento sin despertarse del todo, me
quedo petrificada, se me quiere salir el coraz�n, estoy muy agitada por el
peligro, pero este animal cuando est� excitado comete barbaridades incre�bles.
Ya tengo la prendita a medio muslo y Rafi se enter� que estoy despierta, pongo
mi mano bien centrada en la ranura del nalgatorio para proteger mis orificios,
pero Rafi se las agencia para ponerme su erecci�n en la mano. Este avezado,
tiene el miembro untado con abundante gel lubricante, sin duda su intenci�n es
encularme en presencia del padre. Forcejea con mi mano y logra retirarla de mi
guardia, posa sus labios en un cachete y leng�etea las inmediaciones de mis
accesos, intento cambiar de posici�n para protegerme y Alberto hace un nuevo
movimiento inconsciente y emite unos ruidos guturales incomprensibles.
Nuevamente inm�viles por un momento, intento seguir con mi defensa pero el
s�tiro vicioso ya me estaba dando un suculento masaje anal con la lengua,
sobresaltada me proteg� colocando nuevamente la mano en posici�n. Otra vez el
forcejeo, esta vez trata de persuadirme, se acerca y me dice al o�do:





Mami, mi reina����.., afloja un poquito���� �Siiiiiiiii?





Solo le hice un gesto de disgusto, sin pronunciar palabra,
para evitar despertar por completo a su padre. Pero no claudic�, sigui� en la
brega, logra someterme nuevamente, separa una de mis nalgas y esta vez siento la
cabeza de su mimbro pugnando por vencer la resistencia de mi esf�nter anal, el
perverso ya me ten�a empitonada. Reaccion� con m�s energ�a, este muchacho se
hab�a vuelto loco para pretender culearse a su propia madre, esto ya era el
colmo. El padre casi despierto, a�n adormecido y con un ojo entreabierto,
pregunt�:





�Que pasa, por que tanto ajetreoooo?



Nada amor, solo que Rafi est� con pesadillas y quiere
acostarse con nosotros. Le contest� encubriendo al libidinoso.



Bueno pues, hazle un campito pero que deje dormir. �
Respondi�.



�Qu� cosa?, de ninguna manera ya est� muy grandazo para
venir a meterse a la cama de sus padres. � Respond� terminante.





Rafi se acomod� los calzoncillos y se retiro r�pidamente
antes que su padre comprendiera la situaci�n. Alberto termin� levant�ndose antes
que yo y se fue al club a desayunar all� para luego jugar su partido de tenis.



Yo qued� retozando en el lecho matrimonial, en la creencia de
haber quedado bajo llave, pero nuevo error, el tont�n que nada sospecha, dej� la
puerta sin asegurar y ya ten�a encima al lascivo del Rafi, en calzoncillos,
deseoso de continuar el regodeo. Primero se mont� sobre mi abdomen y luego me
inmoviliz� sujet�ndome fuertemente los brazos, bonita forma que tiene este
animal para enamorar. Su saludo consisti� el lamerme los labios a su antojo,
peg� su cara cerquita a la m�a y me susurr�, con la voz que modula gravemente
cuando quiere conquistar:





En el cine estuviste divina, como me gust� hacerte gozar.
� Y pretend�a iniciar as�, una sesi�n de sexo con su madre, como si fuera lo
m�s natural.



Te equivocas nuevamente muchachito del demonio, no goc�
contigo sino con tu pap�, tu solo te aprovechaste de m� cobardemente y por
la fuerza, como lo haces ahora. � Respond�.



�Estas segura vida m�a?, �Acaso no sent� que te derret�as
entre mis dedos y gozaste como loca? � Lo dijo con mucha convicci�n.





Seg�n sus c�lculos, cre�a haber quedado con la "presa" bien
dispuesta y preparada y con seguridad supon�a, que la ten�a dominada. Resbalo
los gl�teos hacia abajo procurando mejorar la posici�n, logr� posar el trasero
sobre mis muslos, yo me encontraba entre sus piernas, su pecho descansaba sobre
el m�o y nuestras manos entrelazadas, muy cerca a la cabecera. En esa posici�n
no ten�a posibilidad de defenderme, me ten�a controlada por completo y con mucho
temor por lo que se podr�a desencadenar en tal postura, algo asustada le dije:





Lo que ocurri� ayer, fue circunstancial, no signific�
nada para m�, a ti te quiero solamente como hijo, de tu padre s� estoy
enamorada y la �nica raz�n por la que soporto tus abusos, es para no hacerlo
sufrir.





Ignorando mis palabras, pos� su cara muy juntita a la m�a,
sus labios rozaban mis mejillas, sent�a el calor de su aliento y de su agitada
respiraci�n. La posici�n en que nos encontr�bamos resultaba por dem�s
comprometedora, el bulto de su sexo me quedaba pr�cticamente sobre la vulva, �l
estaba en calzoncillos y yo solo con un ligero vuelito coquet�n que algo cubr�a,
pero el modelito ven�a sin calz�n. Aunque yo estaba con las piernas juntas, el
calor de su miembro hac�a efecto y la sensaci�n resultaba muy lasciva para
ambos, el aumento de tama�o y de dureza no dejaba dudas al respecto. Me ten�a
apuntalada sin meter, claramente sent�a la cabeza de su miembro en la entrada,
solo separada por la delgada tela de su ropa interior. Me com�a con la boca, me
lam�a, me besaba, me mord�a, frotaba el cuerpo sobre el m�o, las respiraciones
se fueron agitando, la sangre entro en ebullici�n, me mor�a por corresponderle,
pero mi pudor era m�s fuerte y me obligaba a soportar.





Reina m�a, tesoro m�o, te adoro, me muero por ti, eres la
�nica mujer del mundo que amo con locura, no me desprecies por favor, recibe
mi amor y no me dejes nunca. � Me ped�a suplicante.





Su erecci�n resultaba demasiado grande para su ropa interior,
bast� el ligero intento de bajar el el�stico de sus calzoncillos, para liberar
su f�rrea virilidad. Ahora si, ning�n lienzo lo imped�a, piel contra piel, pelo
contra pelo, sexo contra sexo. Que ganas de separar las piernas y sentirme
penetrada por aquel quemante y bien dotado �rgano viril, sobre todo de alguien
que sent�a que me amaba como nadie antes lo hab�a hecho en tal intensidad, que
ganas de cagarme en el reglamento, en las normas y preceptos y entregarnos como
animales a la pasi�n desenfrenada. La yemita de nuestras erecciones se frotaban
entre s�, la l�brica destilaci�n resultaba mas que caudalosa, que cerca nos
encontr�bamos de perpetrar un aut�ntico adulterio incestuoso, hubiese bastado un
ligero movimiento en colaboraci�n y ese hermoso miembro se hubiese deslizado
hasta el fondo sin dificultad, ahora ser�a mi marido, ahora ser�a su mujer.
Felizmente que �l no sabe lo que pienso, mi deseo, mi pasi�n, mi lujuria y mi
aberraci�n, solo pertenecen a mi exclusiva imaginaci�n y fantas�a, sentimientos
que yo sola acariciar� sin compartir con nadie.



Rafi est� desesperado al ver que no aflojo, me esmero y
mantengo las piernas bien cerradas, no tiene mucha paciencia y entra en crisis.
Ya inici� el forcejeo tratando de separar mis muslos con la potencia de sus
brazos, s� que tiene fuerza bruta el becerrito este. Logr� abrirlos a costa de
perder el equilibrio y su cabeza qued� engarzada entre mis piernas. Aspira hondo
y se engolosina, el olor a hembra en celo lo embrutece, en mejor ubicaci�n nunca
pudo haber quedado, con el "pastel" al alcance de su lengua, en esa posici�n
inicia sus caricias que me hacen entornar los ojos. Sab�a que deb�a impedirlo,
�como permitir que mi hijo beba de la fuente primigenia, de aquella que fue su
albergue prenatal?, mi decisi�n y mis palabras anunciaban su mas radical
negativa, pero la expresi�n de mis ojo, el latir de mi coraz�n, la efusi�n de mi
intimidad, dicen sin palabras lo que me niego a aceptar. Mis secretos labios
clamaban con impaciencia en abierta contradicci�n con mi negativa gestual. No se
deten�a, sumergi� la lengua en mi manantial y paladeo mi lascivo sabor que
confirmaba mi disposici�n, yo tercamente segu�a negando mi consentimiento; con
un emocionado beso sinti� la tersura de mi intimidad, los labios genitales
esbozaban una er�tica sonrisa de voracidad, con la lengua los separ� y devel� mi
rec�ndita sensibilidad, descubriendo mi prominente erecci�n. Los muslos se me
iban aflojando involuntariamente, separaba las piernas sin querer como una
parad�jica protesta a mi terquedad y resistencia. �l disfrutaba incr�dulo tal
comodidad, no dej� encanto intacto, recorri� con su �vida lengua, todas las
laderas, bosquecitos y quebradas, transit� por el "puentecillo de los tesoros",
se esmer� en estimular mis dos embocaduras, que con en�rgicas contracciones
agradecieron el agasajo. Luego acarici� mi erguido capullo, jugueteando con
delicadeza, lo beso, lo lami� y luego lo succion� con pericia instintiva, me
escuch� gemir, ya no daba mas, un intenso orgasmo se me ven�a incontenible, las
involuntarias pulsaciones no dejaban duda, empec� a batir el culo con frenes�,
en voluptuosas contorsiones en busca del placer. Simulaba en doble juego una
defensa encarnizada. Rafi completamente fuera de s�, se estimulaba manualmente
el miembro a punto de estallar, gritos desbocados daban cuenta del desenfreno,
en un d�o contradictorio y disonante, nuestros cuerpos se retorc�an en
convulsiones enfermizas para abrirle paso al arrollador placer. Copiosa poluci�n
disparaba la gozosa pieza genital de mi hijo yo lo acompa�aba en el �xtasis con
rebosante fluido eyaculatorio, t�pico en m�; luego fuimos aflojando los m�sculos
conforme nos abandonaba la �ltima pizca de placer. Quedamos laxos, sin reflejos,
algo adormecidos, Rafi segu�a inm�vil en la misma posici�n, con la cabeza entre
mis piernas apoyando sus labios sobre los m�os, hasta que nos quedamos as�
dormidos. Ambos agotados, �l de placer, yo de defender. Aunque en mi fuero
interno bien se, que fui yo quien mas goz�.



Despert� sobresaltada, Rafi con nuevos �mpetus buscaba
redondear la faena, en f�rrea erecci�n buscaba acomodarse para penetrarme y
culminar lo que ya hab�a comenzado, faltaba el principal paso, aquel tan
necesario para que pudiera decirme "Eres m�a, yo soy tuyo", pero no, �Dio m�o!,
que locura, eso imposible �NOOOOO! de ninguna manera, copular con mi propio
hijo, jam�s, antes prefiero morir. Mis convicciones, mi religi�n, mi moral, la
normatividad socialmente exigida. Me defend� hasta con los dientes, lo ara��, lo
abofete�, lo insult� y hasta lo ofend�. Sab�a perfectamente que todo eso
repercutir�a gravemente en su salud mental, pero en este caso era �l � yo y
ten�a que defender mi honra a toda costa. Todo lo que hab�a ocurrido entre
nosotros hasta ahora, pod�a tomarse como un juego lujurioso, teniendo como
atenuantes, su peculiar estado mental, su mayor fuerza f�sica y sobre todo m�
deseo de conciliar la paz familiar. No negar� que le segu� un poco el juego
er�tico en algunos casos, inclusive no puedo negar que lo disfrut� morbosamente,
pero copular con mi hijo jam�s y ahora menos estando en el peor momento de la
ovulaci�n, en estado de m�xima fertilidad, ser�a una desgracia embarazarme de mi
propio hijo y si lo pude eludir ahora, �Por qu� no?, estoy segura que siempre lo
podr� evitar.





Mami, mi reina, amor de mi vida����.., ya pues mami,
afloja un poquito, dime que s�, mira que me muero por ti. Si eres la mujer
mas rica del mundo, mira como me tienes.



NOOOOOOOOOO, NOOOOOOOOOO Y NOOOOOOOO.



Ya pues mami, ahora te pones as�, �pero cuando te agarre
con ganas?






OCTOPUSI, Erot�mano.


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Relato: Rafi... �edipo obsesivo compulsivo! (2)
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