Despu�s de pasar un fin de semana de sexo y lujuria en
compa��a de mis amigos Esther y El pintor 2 ,
y tal como hab�a programado de antemano me qued� en Isla
Margarita durante una semana.
Sola en el Para�so
Cuando Esther y el pintor se marcharon no quise acompa�arlos
al aeropuerto. No me gustan las despedidas, eso es verdad, pero la verdadera
raz�n en este caso es que me hab�an dejado extenuada. No ten�a fuerzas ni para
levantarme de la cama, as� que nuestra despedida tuvo lugar en la puerta de la
caba�a. Los tres est�bamos tristes, pero de antemano hab�amos decidido que
nuestro encuentro ser�a as�, una sola vez, sin sentimientos, solo sexo. S�, eso
era lo que hab�amos acordado, pero yo estaba segura que Esther y yo alg�n d�a
nos volver�amos a encontrar y, como esta vez, brotar�an chispas de nuestros
apasionados cuerpos.
Pas� toda la ma�ana durmiendo y sobre las doce del medio d�a
mis tripitas comenzaron a protestar reclamando alimentos. Me levant� y sin tan
siquiera lavarme la cara me dirig� a la nevera con la sana intenci�n de acabar
con cualquier cosa comestible que encontrara.
�Vaya! Que decepci�n, la nevera estaba m�s vac�a que mi pobre
estomago y mis tripas se agitaban sonando igual que un barco que se estuviese
hundiendo. Cuando llegamos a la caba�a la nevera y la despensa estaban a rebozar
pero la verdad, hab�amos jodido como locos, y comido y bebido como cosacos, �Ni
un pl�tano! �Nada! Y mi estomago quej�ndose cada vez m�s aparatosamente.
Me di una ducha r�pida y me dirig� al primer restaurante que
encontr�. Me atendi� un camarero de color, joven, casi un ni�o. No deb�a tener
m�s de 18 a�os, negro, muy negro, su piel brillaba como el azabache, su cabello
era rizado y tan corto que parec�a dibujado en su cabeza, ojos oscuros de mirada
penetrante que me miraron intrigados al hacerle mi pedido. Deb�a pensar que me
acompa�aba un regimiento porque toda esa comida le parec�a imposible que la
pudiese meter en mi peque�o cuerpo.
---Un caf� larg�simo, zumo de naranja, tostadas, mantequilla,
mermelada y fruta, mucha fruta, pl�tanos, mango, papaya�. Por favor date prisa
que estoy hambrienta---
El chico se apresur� a servirme y, mientras yo devoraba los
alimentos, desde la otra punta del bar �l me miraba divertido. Acab� mi copioso
almuerzo y le encargu� que me preparara unas cuantas cosas para llevarme, no
quer�a tener que volver a salir corriendo cuando el hambre me atacara. Cuando se
acerc� con las bolsas le pregunt�
--- �Que tal las playas por aqu�?---
---Aqu� en Tirano es muy peque�a y est� poco concurrida, los
turistas prefieren moverse por la isla y descubrir nuevos y m�s atrayentes
rincones---
--- �A que te refieres?---
---Dentro de los pueblos es dif�cil ba�arse sin ropa, pero
hay quien prefiere hacerlo en calas escondidas donde los rayos del sol puedan
acariciar cada cent�metro de la piel---
--- �Cu�l me aconsejas?---
---Manzanillo no ser�a mala elecci�n, es una playa de arenas
blancas utilizada por los pescadores que a�n no est� muy concurrida, y hay zonas
apartadas donde los amantes de la naturaleza pueden disfrutar totalmente de
ella----
---Si, me gusta la idea, creo que ir� a visitarla, �como se
desplaza la gente hasta all�?---
---Hay transporte p�blico, pero no es muy seguro ni muy
frecuente. Lo mejor es alquilar un vehiculo y desplazarse por toda la isla---
--- �Est� muy lejos esa playa?---
---No mucho, unos veinte minutos en una buena moto. �La puedo
llevar si quiere!�
---No se� casi preferir�a alquilar una, no quiero depender de
nadie cuando me apetezca ir�-- -
---Pues si eso es lo que quiere, mi primo alquila una, puedo
darle su direcci�n o me da usted la suya y �l se la llevar�---
---S�, "casi que s�", eso ser� mejor, estoy en la caba�a 7,
la m�s grande despu�s de las palmeras---
---Se lo dir� y esta tarde tendr� su moto, y ahora tengo que
dejarla porque han entrado clientes---
Volv� a la caba�a cargada de bolsas y me entretuve en colocar
cada cosa en su sitio y me volv� a tumbar en la cama. Me estir� perezosamente,
ahora estaba satisfecha, ten�a el estomago saciado pero me aburr�a. Dicen que el
sexo cuanto m�s se practica m�s apetece, y debe ser verdad porque en ese momento
yo ansiaba las dulces caricias de Esther y las embestidas apasionadas del
Pintor.
Bueno, me quedaba mi fiel "Nicanor", ese no me abandonar�a
nunca. Abr� el caj�n y lo saqu�. Mil recuerdos volvieron a mi mente, pero entre
ellos sobresal�an las manos expertas de Esther gui�ndolo a mi interior� Tambi�n
el momento en que nosotras, traviesas, atamos al pintor y lo penetramos
repetidas veces con mi amiguito. Jejej�, creo que no le gust� mucho pero con la
calentura del momento y la tremenda mamada que le estaba haciendo Esther nos
dej� que realiz�ramos nuestra fantas�a. Bueno, el "nos dej�" eso es un decir, no
le quedaba otro remedio pues nosotras �ramos dos y lo ten�amos "sequito",
totalmente extenuado al pobre. Pero una cosa es cierta, desde este viaje es muy
poco probable que ninguno de los tres vuelva a padecer estre�imiento en mucho
tiempo, nuestros conductos quedaron dilatados y muy� muy despejados.
Recordando todos los buenos ratos pasados no era capaz de
concentrarme en Nicanor, me faltaba algo. Nuestra caba�a estaba algo apartada,
por eso cualquier sonido por peque�o que sea se multiplicaba. Me asom� a la
ventana al o�r la llegada de unas motos. Pararon delante de la puerta y de una
baj� el camarero que hab�a conocido al mediod�a, y de la otra un hombre muy
parecido, pero de m�s edad. Me enroll� en un pareo y sal� a recibirlos.
---Hola, buenas tardes---
Los hombres se giraron al o�r mi voz. El hombre mayor me
repas� de arriba abajo, y debi� quedar complacido con lo que ve�a porque una
gran sonrisa ilumin� su cara.
---Buenas tardes se�orita, mi primo me dijo que usted
necesitaba una moto---
---Si, les agradezco infinito que la hayan tra�do----
Les invit� a entrar para concretar el precio. No me pareci�
caro, en realidad all� todo me parec�a barato compar�ndolo con Espa�a, pero lo
que m�s llam� mi atenci�n es que no me hicieran firmar ning�n papel y as� se lo
dije.
---Estoy seguro que no habr�n problemas--- respondi�
---usted hace cara de buena persona, adem�s... �d�nde se iba a ir? esto es una
isla y de aqu� no se puede salir en moto.----
Tenia raz�n, pero me gustaba esa forma que ten�an los isle�os
de confiar en la gente. Se despidieron amablemente, subieron en una de las motos
y se marcharon.
Al quedarme sola repas� unos mapas de la isla que hab�a
encontrado pegados detr�s de la puerta. La isla no era muy grande y todo parec�a
estar relativamente cerca. A�n era temprano, pero no tanto como para arriesgarme
a ir Manzanillo. Seg�n me dijo el camarero estaba como a media hora, y sin
conocer las carreteras ni saber lo pronto que oscurecer�a mejor quedarme algo
mas cerca. Me puse uno de mis diminutos biquinis y cruzando las palmeras me
dirig� a la playa con la idea de darme un r�pido ba�o y acostarme pronto porque
al d�a siguiente me esperaba una gran aventura.
Estaba atardeciendo, las barcas de los pescadores llegaban al
puerto cargadas con riqu�simos frutos del mar, y cuando volv�a de mi ba�o me
par� a comprar una langosta que pensaba cenar esa noche.
A la ma�ana siguiente, tempranito, prepar� una bolsa con la
toalla y algo de fruta de la que hab�a comprado el d�a anterior, sub� en la moto
y fui deleit�ndome con la maravilla de paisajes que encontraba en mi recorrido.
No ten�a prisa, buscaba un rinc�n apartado donde disfrutar de tranquilidad y de
la naturaleza. Al fin, despu�s de pasearme entre pescadores y mujeres que cos�an
unas redes, encontr� la cala de mis sue�os. No era grande, y si quer�a entrar
con la moto tendr�a que hacer malabarismos, pero era una delicia de rinc�n. El
acantilado que lo circundaba estaba casi cubierto por unas plantas trepadoras, y
las arenas brillaban al sol como si estuviesen llenas de pepitas de oro. S�, ese
era el para�so donde iba a pasar la ma�ana, y con mucho cuidado llegu� hasta su
playa. Decid� que era el lugar adecuado para ba�arme desnuda y entr� en las
aguas sintiendo las suaves olas acariciar mi cuerpo. ���Que maravilla!!! No dir�
que era la primera vez que me ba�aba desnuda, pero en aquel id�lico paraje me
sent�a como una sirena movi�ndome entre las olas.
Estuve nadando largo rato hasta que el agotamiento me hizo
volver a la arena. All� estir� la toalla, unt� mi cuerpo con una leche
bronceadora y me dispuse a acumular rayos de sol en mi todav�a blanquecino
cuerpo. Cerr� los ojos y sent�a el calor recorrerme completamente. Las gotas de
agua que no hab�a secado resbalaban por mi piel produci�ndome un cosquilleo
er�tico. El sol me daba de frente, a esas horas todav�a no quemaba, pero su
brillo me obligaban a mantener los ojos cerrados. Era una sensaci�n maravillosa,
placentera y pronto mi imaginaci�n se puso a trabajar.
Fantaseaba pensando que el Rey de los Mares, Neptuno, sal�a
del agua y me llevaba consigo a las profundidades, donde me hac�a el amor entre
perlas y corales, mientras miles de caballitos de mar nadaban a nuestro
alrededor festej�ndolo. En esos sue�os estaba cuando algo se interpuso entre la
luz del sol y yo. ���Vamos!!! Que yo estaba segura que no era Neptuno� Pero
alguien me estaba robando mis rayos de sol, intent� abrir los ojos pero no
pod�a, as� que hice visera con las manos y abriendo el ojo izquierdo intent�
averiguar quien era mi visitante inoportuno.
���Dios bendito de las Islas!!! Si ese era Neptuno, yo me
quedaba en el mar. Delante de mis ojos, casi a la altura de mi cara, estaba la
polla m�s grande, gruesa y negra que nunca hubiese imaginado. Me sent� de golpe
y casi golpea mi cara.
---Buenos d�as ----me dijo----
Ahora me sent� mejor, no reconoc�a a quien se escond�a detr�s
de unas grandes gafas de sol, pero su voz cre�a recordarla.
---Hola, �eres el camarero no?---
---Si, hoy no trabajo y justo has elegido la playa donde
suelo venir---
--- �Qu� casualidad, no? �No me habr�s seguido?---
---No, en serio que no, pero estoy content�simo de haberte
encontrado---
Yo no pod�a quitar la vista de semejante tranca. �l se dio
cuenta, y en vez de sentirse inc�modo se colocaba de forma que yo pudiese
disfrutarla en su totalidad� Empec� a imaginarme lo que ser�a introducir ese
aparato poco a poco en mi conchita y solo de pensarlo ya me excitaba�
--- �Me dejas? Dije acercando la mano---
---Toda tuya, si te apetece puedes tocarla cuanto que
quieras---
Si que me apetec�a����Y tanto que me apetec�a!!! Pero de
momento me limitar�a a tocarla. La acarici� suavemente, notando las arrugas que
ten�a en su parte inferior. La punta era gord�sima y roja como un fres�n,
resaltaba terriblemente en el negror de la polla, casi parec�a pintada, Mis
dedos no consegu�an abarcar su circunferencia, deb�a medir de largo, casi los 26
cm., y eso me asust� un poco.
--- �No tienes problemas con un aparato tan grande?---
--- �Por qu� iba a tenerlos, �tienes tu problemas con tus
tetas?---
---No es lo mismo, las tetas no hay que meterlas en ning�n
sitio----
---Si est�s lo suficiente excitada ni te enteras, entra suave
y rica---
De pensarlo ya estaba totalmente mojada, y no era del agua
del mar. Estaba chorreando de excitaci�n, me levant� y corr� hacia las olas
dejando que mis tetas saltasen libres al comp�s de mis zancadas. El corri�
detr�s de mi, alcanz�ndome antes de que me zambullera. Me agarr� por la cintura
y me tir� de cabeza. Estuvimos retozando un buen rato, el intentando hundirme y
yo tosiendo mientras tragaba agua sin parar. Quer�a empujarlo a �l, pero el roce
de su polla en mis piernas me descentraba y no era capaz de pensar ni de actuar
razonablemente. Solo imaginar como ser�a la sensaci�n de sentir abrirse mis
entra�as por ese enorme pu�al de carne latente me volv�a loca. Sus manos no
paraban de sobar mis pechos y tocar mi culo. A veces m�s atrevido restregaba su
polla en la entrada de mi co�o, pero yo, aunque muy deseosa, estaba algo
asustada de semejante verga y volv� a salir corriendo a tumbarme en la arena.
�l se tumb� a mi lado, y con su dedo iba trazando c�rculos
sobre mi vientre. Primero peque�os y luego alarg�ndolos hasta llegar a mis
pechos. Mis pezones estaban totalmente erectos, ansiosos, y �l se dedic� a
satisfacerlos. Acostado a mi lado levant� el torso y tom� el pez�n izquierdo
entre sus labios. Mamaba como un bebe que intenta alimentarse, y yo ten�a la
sensaci�n que si segu�a de esa manera conseguir�a hacerlo. Su mano izquierda
trasteaba en mi conchita, que ya rezumaba flujos haci�ndole saber lo caliente
que estaba.
Se arrastr� hasta ponerse entre mis piernas y levant�ndolas
sobre sus hombros comenz� a lamer todo mi co�o dedic�ndole gran atenci�n al
cl�toris hinchado y palpitante. Estaba excitad�sima, mis jugos chorreaban por
mis piernas. Entonces �l las baj� hasta su cintura y, colocando la polla en la
entrada de mi conchita, empuj� un poco..
----Ahhhhhh� noooooo� no cabe-----
---Si que cabe, d�jame hacer conc�ntrate, siente como va
entrando, uffffffffff ahoraaaaaaaa-----
----Siiiiiiiii� un poco mas-----
Sent�a su potente aparato traspasar mi co�o y entrar como si
fuese una serpiente reptando poco a poco. Me parec�a imposible que entrase en su
totalidad, pero me hac�a sentir llena, parec�a que me lo iba a romper todo all�
dentro, pero la sensaci�n era tan intensa que me era imposible decirle que
parase. Empez� a moverse adentro, afuera, adentro, afuera y en cada movimiento
sent�a que entraba un trozo mas. Sus gemidos se confund�an con mis gritos, yo ya
hab�a llegado a un punto que no sab�a si era de dolor o placer. Todo mi cuerpo
se estremec�a en un orgasmo cont�nuo, m�ltiple, y entonces �l, tras un �ltimo
empuj�n, sali� de mi cuevita y coloc� su polla sobre mis pechos, dejando que su
semen espeso y caliente escurriese entre ellos.
Quedamos agotados, tumbados uno junto al otro, nuestros
cuerpos expuestos al sol. El suyo negro, brillante, como el mismo �bano. El m�o,
totalmente untado con su semen, a�n parec�a m�s blanco. Se tumb� sobre m� y los
dos cuerpos parec�an fundirse en uno solo. El suyo resbalaba sobre el m�o,
tembloroso a�n por los �ltimos espasmos de aquel fant�stico orgasmo.
Baj� hasta mi conchita y su c�lida lengua se introdujo en mi
dolorido co�o, que se abr�a ansioso a sus caricias y agradec�a el suave masaje
lingual despu�s de la forzada introducci�n de aquel tremendo aparato, que ahora
descansaba morcill�n, pero sin haber perdido su magnifico tama�o.
Su lengua juguetona titilaba en mi cl�toris y, como las ondas
al tirar una piedra en el agua, el placer se iba extendiendo por todo mi cuerpo,
desde la punta de los dedos de los pies, hasta la �ltima c�lula de mi organismo.
Todo mi cuerpo gozaba, todo mi ser se estremec�a, y al fin con un grito ag�nico
dej� escapar toda la tensi�n acumulada en el mayor orgasmo que jam�s cre� poder
sentir.
Pasamos toda la tarde juntos, ba��ndonos, jugando, retozando.
Nuestras manos parec�an tener vida propia y no obedec�an �rdenes, est�bamos
exhaustos pero ellas no paraban de moverse por toda la superficie de nuestra
piel. Casi no ten�amos alimentos pero tampoco necesit�bamos, est�bamos
hambrientos de sexo y nos est�bamos saciando de �l.
Ya oscureciendo volvimos a la caba�a. Yo hubiese continuado
toda la noche con �l, pero no pudo ser. Me dijo que ten�a que trabajar porque
hab�a tenido fiesta todo el d�a, pero que estar�a libre la noche siguiente�
Bueno� era mi primer d�a sola en el para�so, me quedaban a�n cinco d�as y no
pensaba desaprovechar ninguno.