Una amiga me ata a la cama y termina por convertirme en su
esclava
Cerr� mis ojos y me relaj� sinti�ndome
completamente c�moda y estando firmemente atada de manos y pies a aquella cama.
Me sent�a muy excitada sinti�ndome totalmente abandonada y con la serenidad de
no tener responsabilidad alguna durante este tiempo. En realidad, al intentar
desatarme de las cuerdas pens� que era la que realmente llevaba el control desde
que le ped� a mi amiga que me atara a ola cama cuando me mostr� unas cuerdas.
Despu�s de unos minutos de estar atada y pensando, abr� los ojos y le ped� que
me desatara.
-�Est�s segura? -Me pregunt� Alicia arqueando una ceja.
-S�, estoy segura de que quiero que me desates, gracias por
ense�arme c�mo se siente una al estar atada.
Alicia me miraba fijamente y en ese momento comprend� que yo
no ten�a ning�n control sobre la situaci�n y comenc� a sentir un calor que se
apoderaba de mi cuerpo. Alicia se puso de pie y sent� alivio, pensando que por
fin terminar�a el juego. Pero en vez de eso, ella se dirigi� a una c�moda y
abri� un caj�n, removiendo en su interior. Cuando se dirigi� de nuevo hacia m�,
vi en sus manos una venda y sent� un escalofr�o. Ella sab�a que la sensaci�n de
vendarme los ojos me provocaba temor. Le supliqu� con los ojos que no lo hiciera
sin poder articular palabra ante el miedo de que mis ojos fueran vendados. Pero
ella, sin hacer caso, tap� mis ojos con la venda al tiempo que yo me resist�a
sin ning�n resultado.
-Ali, por favor, esto no tiene gracia -acert� a decir con una
voz que no parec�a la m�a.
-C�llate ahora. No llegar�s a ninguna parte con tus s�plicas
y afortunadamente para ti, yo no soy as�, simplemente te estoy dando lo que t�
misma me pediste. C�llate y disfruta.
Respir� profunda y agitadamente, intentando olvidar el miedo
que me produc�a la situaci�n, aunque segu�a temblando.
-Ali, por favor, no me hagas hacer esto, tengo miedo.
-T� no tienes que hacer nada, querida.
Al mismo tiempo que Alicia me dec�a esto, comenz� a
acariciarme el cuello y su mano se desliz� por todo mi cuerpo como si fuera mi
amante. Yo me mov� resisti�ndome y ella sonri�. De repente, me acord� y me
alegr� de estar vestida, de esa forma no me sent�a tan vulnerable ante mi amiga.
Ella comenz� a deslizar sus manos y se detuvo acariciando mis
pechos y pellizcando mis pezones por encima de mi ropa. Poco a poco sus manos
siguieron bajando hasta llegar a mi entrepierna. Sent� el calor de la excitaci�n
y abr� mi boca con deseo retorci�ndome al mismo tiempo. Desliz� sus dedos por
encima de mis bragas y sigui� el camino por mis muslos continuando hasta llegar
a mis pies. Entonces par� y se fue de mi lado.
Comenc� a respirar m�s agitadamente, de miedo, de
excitaci�n... Pod�a oirla moverse por el dormitorio, pero me daba miedo
preguntarle qu� estaba haciendo. Esperaba que ella no se fuera y me dejara as�.
Odiaba llevar esa venda sobre mis ojos. Si por lo menos pudiera ver, podr�a
saber que estaba tramando. El dormitorio era bastante grande y hab�a perdido el
sentido de la orientaci�n de donde se encontraba ella exactamente. Esper�
durante unos minutos hasta que no pude aguantar m�s y pregunt�...
-�Ali, est�s ah�?
No obtuve ninguna respuesta. Me forc� por desatarme y mov� la
cabeza para intentar de alguna manera bajar la condenada venda. La situaci�n se
hab�a vuelto odiosa, yo no soy as�, no me van estos juegos. �Por qu� me met� en
aquello, c�mo pude pensar que pudiera gustarme?. Que tonter�a, �c�mo se ha
atrevido a dejarme aqu� tirada y atada?... Cuando le ponga las manos encima...
Segu� forcejeando y llegado un momento sin poder aguantarlo m�s...
-�Ali, des�tame de una vez! �Odio este juego! �Yo no soy tu
esclava!
No pude evitarlo y comenc� a llorar, m�s por enfado que por
otra cosa, aunque tambi�n me sent�a terriblemente desamparada.
Entre l�grimas, entr� en un estado de sopor que me llev� al
sue�o.
Me despert� con un sonido que me fue imposible identificar.
Intent� levantarme pero no pude, a la vez que me daba cuenta
de la realidad, que a�n estaba atada a la cama.
-�Ali, qu� est�s haciendo?
Entonces sent� c�mo con unas tijeras cortaba mis bragas hasta
quit�rmelas de un tir�n.
-�Eh!, �qu� est�s haciendo?. Estas son mis bragas favoritas.
Por favor, dime algo.
El miedo era claro a trav�s de mi temblorosa voz. Entonces
sent� su respiraci�n junto a mi o�do...
-Calla, querida, �No querr�s que te amordace tambi�n?
Yo comenc� a llorar de nuevo negando con la cabeza sin volver
a hablar.
Entonces sent� c�mo las tijeras cortaban las tiranitas de mi
vestido y como las tijeras se deslizaban a lo largo de �ste de arriba abajo.
Incluso intent� ayudar alzando mi culo para que deslizara mi roto vestido, pero
me fue imposible. Tan fuertemente estaba atada que no me permit�a movimiento
alguno. Ahora estaba completamente desnuda y mi respiraci�n era agitada, entre
sollozos y aunque yo confiaba plenamente en Alicia, no me esperaba aquello, ni
comprend�a porqu� estaba sucediendo. Ni siquiera hab�a pensado que yo pudiera
disfrutar con aquella situaci�n. Yo rogaba porque todo terminara pronto.
Con mis piernas atadas y tan abiertas... me sent�a tan
expuesta, tan vulnerable... Esperaba que aquello no me excitara tanto, pero...
Sent� lo que cre�a era una pluma deslizarse por mi piel y me
estremec�. La pluma recorri� mis hombros y se entretuvo en mis pechos. No eran
cosquillas, era otra cosa. La punta de la pluma se desliz� por mi vientre y se
entretuvo en mi co�o y mis muslos. Entonces el cosquilleo fue insoportable y
comenc� a retorcerme cuanto me permit�an las ataduras. La pluma sigui� su camino
por mis piernas y lleg�, como tem�a, a mis pies. No pude aguantar m�s y una risa
incontrolada me domin�. Ella segu�a con aquella tortura. No era risa, eran
l�grimas, llantos, aquello dol�a... La pluma volvi� a mi entrepierna, a mi
vientre, a mis pechos... desapareci�...
Sent�a miedo por lo que pudiera venir a continuaci�n. "Yo no
disfruto con esto y nunca disfrutar� con esto", pens�.
Sent� sus dedos sobre mis pezones y pronto el roce se
convirti� en pellizco. Yo me retorc�a e intentaba gritar, pero me acordaba de su
amenaza de tapar mi boca y aguant�. Sus dedos continuaron atormentando mis
pezones mientras mis sollozos se convert�an en peque�os sonidos de placer y de
necesidad. Sent�a c�mo todo mi cuerpo estaba a su merced y se lo permit�a con el
pensamiento de que ella pod�a tomarme all� mismo sin que yo pudiera hacer nada
por evitarlo. Cuando sus dedos.. oh, sus dedos... tocaron de repente mi
cl�toris, me contorsion� como si de un ataque se tratara. Sus dedos abrieron mis
labios y penetraron en mi interior siendo traicionada por la humedad que me
invad�a, por el deseo que sent�a.
-Odias esto, �verdad? -me dijo ir�nicamente.
Sus manos se apartaron de m� y yo anhelaba que volvieran a
tocarme.
De nuevo la o�a por el dormitorio, pero esta vez regres�
pronto junto a la cama. Sent� c�mo deslizaba algo por mi rostro, mi cuello,
alrededor de mis pechos, sobre mis erectos pezones... �Oh,
cu�nto me hubiera gustado sentir su boca sobre mis pezones...! Ella desliz� el
objeto hasta el interior de mis muslos y entonces... lleg� el primer azote con
la punta de la... fusta, cerca de mi co�o. De repente, un segundo azote
roz�ndolo.
-�Eh!, deja de pegarme, duele demasiado...
Al mismo tiempo pod�a sentir c�mo mi co�o se humedec�a, no
pensaba que pudiera estar tan mojado y tan caliente en aquella situaci�n.
Entonces ella puso la yema de sus dedos sobre mis labios, record�ndome que
permaneciera en silencio. Volvi� a azotar el interior de mis muslos pero sin
llegar a darme en el co�o. Aquello me dol�a tanto que yo intentaba escapar
retorci�ndome en mis ataduras. Los golpes siguieron cayendo en el interior de
mis muslos, ahora el izquierdo, ahora el derecho y mi co�o estaba tan mojado...
deseaba correrme, quer�a correrme...
Alicia desliz� la fusta por mi cuerpo y yo me estremec� con
s�lo imaginar lo que pudiera hacer con ella. Azot� suavemente uno de mis pechos,
luego el otro, dando certeramente en el pez�n. Yo gem�. Comenzaba a abandonarme
a todo aquel c�mulo de sensaciones, ya no quer�a que parara.
Comenz� a azotar mis pechos alternativamente. M�s duramente,
M�s duramente. M�s...
Yo sent�a dolor, pero era algo secundario, pod�a m�s la excitaci�n y el deseo
que aquel terrible dolor que intentaba atormentarme. Yo no era m�s que un
instrumento en sus manos con el que ella jugaba.
Volvi� a golpear mis muslos, pero esta vez lleg� hasta mi
co�o y golpe� en mi cl�toris mientras hund�a sus dedos dentro de mi vagina
movi�ndolos r�tmicamente. Yo arque� todo mi cuerpo y entonces... placer, placer,
orgasmo... segu�a azotando mi co�o, m�s, m�s fuerte cada vez, mientras explotaba
mi orgasmo. Luego azot� suave, suavemente. Conforme mi orgasmo se alejaba, los
azotes decayeron hasta desaparecer con la �ltima descarga de placer.
Me despert� al lado de Alicia y pens� satisfecha que todo hab�a sido un sue�o.
Pero cuando intent� mover mis piernas, �stas segu�an firmemente atadas y
comprend� que no lo era. Una t�mida sonrisa se dibuj� en mis labios y pens�:
"No soy una esclava, a m� no me gusta esto.... �o s�?".
Despu�s de esto nunca mas vi a Alicia y ahora estoy buscando
a otra chica que no me importa su edad, pero que quiera ser mi ama, porque busco
a alguien quien me domine por completo.
FIN
Autora: Andrea
Escr�banme al
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO