Se casa la Nena 3
Meches:
Hola, somos nosotros nuevamente, Mercedes Herrera de Miranda
y mi esposo Francisco Miranda, �nos recuerdan? Yo soy la calenturienta puta
sumisa de nuestras 2 historia anteriores, ojal� que les hayan gustado.
Regresamos nuevamente para terminar de contarles el inicio de nuestra pervertida
relaci�n sexual, en donde yo me convert�, pr�cticamente, en una perra.
En nuestro primer relato les contamos de la boda de nuestra
hijita, Mechitas, y de c�mo nos enteramos lo puta que ella era. Tambi�n de la
primera vez que dejamos salir nuestros bajos instintos� bueno, en realidad se
nos salieron. Luego, en el segundo, les hablamos un poco de nosotros en la
actualidad, como una pareja ya de maduros, casi de la tercera edad (Chico, yo
todav�a no, je, je, je), lleva una vida sexual tan extremadamente liberal, pues
les digo que los intercambios, el bondage y el maltrato f�sico hacia mi, son
apenas unos detallitos c�mo es nuestra vida de casados. Eso si, siempre tenemos
tiempo para el romanticismo, largas pl�ticas de amigos, los detalles, que a la
larga es lo que mantiene vivo el amor, no tanto el sexo.
Chico�
Cuando decidimos continuar explorando nuestra vena
pervertida, yo siempre tuve claro que nuestro amor era primero, Meches tambi�n,
as� que, como siempre hemos hecho, avanzamos de la mano despacio por ese nuevo
mundo de sexo sin l�mites que se abr�a ante nosotros. En cierto modo sent�a
verg�enza, me imagino que aquello ser�a m�s normal con parejas de jovencitos, y
nosotros ya rond�bamos los 50. De hecho, yo contaba con 50 cuando todo esto pas�
y Meches con 48.
As�, poco a poco, fuimos conociendo m�s esos impulsos de
nuestro largamente reprimido libido. Poco a poco exploramos todo tipo de
relaciones sexuales, todas sus orientaciones, todas las parafilias y hasta las
aberraciones. No es que plane�ramos convertirnos en unos degenerados, no,
simplemente al iniciar nuestro camino, esas cosas se fueron dando.
Pero como ya sabr�n, todo empez� en la fiesta de bodas de
nuestra hija, Mechitas, donde todo cambiar�a para siempre. Meches y yo bajamos
al d�a siguiente de la suite, antes, a ella la hab�a llamado su hermano para ver
d�nde estaba, ella le cont� que yo hab�a alquilado una suite y que pasar�amos
all� toda la noche.
Mi hermosa Meches se tuvo que maquillar bastante para
disimular los moretones en su cara, pero el ojo morado que le puse era muy
notorio. Lo resolvimos diciendo que se hab�a ca�do, tropez�ndose en la
habitaci�n. Claro, una persona astuta no lo habr�a cre�do, pero como yo siempre
he sido un caballero que trataba con much�sima delicadeza a su esposa, nadie lo
dudo.
Meches:
Ya no quedaba nadie de la fiesta, tan solo mi hermano que
regres� por la ma�ana para ver qu� m�s hab�a que guardar. Tan solo mi hija y su
radiante esposo aun estaban recuerden que ellos pasaron la noche en el hotel
tambi�n. Pues bien, resulta que mi nena tambi�n andaba igualmente maquillada que
yo, y con cuello de tortuga, �por qu� habr� sido?
Mami, estoy tan feliz� tan feliz� � me dijo Machitas
abraz�ndome con fuerza � Lo de anoche fue hermoso� nunca lo hab�a vivido. �
�en un tr�o o en un gang bang? � Pero fijate que a la par nuestra hab�a una
pareja que estaba teniendo relaciones sexuales como un par de locos. El tipo
le gritaba a la mujer que era una perra, una puta, una ramera� la trataba de
lo peor. �Y ella le ped�a m�s!
�Ca�mos en la cuenta de que nuestra suite quedaba colindante
con la de nuestra hija, qu� verg�enza! �Fue a nosotros que ella escuch� teniendo
relaciones sexuales como un par de salvajes!
Chico�
Yo no hallaba en d�nde poner la cara, estaba rojo como un
tomate, y peor cuando mi nena me pregunt� porqu� de mi rubor. Al poco rato vimos
a nuestra preciosa nena, que nunca fue tan nena creo yo, subirse al carro de su
nuevo esposo y salir del hotel en direcci�n a su nueva vida de mujer casada.
Nosotros nos quedamos una un rato m�s en el hotel, ninguno de
los 2 se quer�a ir de regreso ya a nuestra casa, hab�an pasado muchas cosas
aquella noche y muchas ideas rondaban por nuestras mentes.
Meches�
Todav�a no comprend�amos qu� fue lo que nos ocurri� aquella
noche, por qu� de pronto me empec� a comportar como una perra y el como un
salvaje, si siempre fuimos todo lo contrario, yo una delicada y amorosa ama de
casa y el un dedicado y trabajador caballero.
Chico me dijo que iba a llevar las maletas al carro, mientras
yo entr� a uno de los bares del hotel y ped� una taza de caf�. Me puse a
reflexionar sobre qu� estaba pasando en mi vida, el porqu� de la noche anterior
y en fin, muchas cosas. En esas estaba cuando un hombre me abord�, me impresion�
mucho, se trataba de un extranjero, un �rabe que ven�a por negocios, muy, muy
guapo. Moreno y colocho, con el cabello perfectamente recortado. Ojos muy
oscuros y grandes, nariz delgada y un poquito larga, y una boca fina, muy
sensual.
Me salud� con un espa�ol que no ocultaba su origen y me
pregunt� si esperaba a alguien. No s� porqu�, la verdad, pero le dije que no,
aun sabiendo que mi esposo no me dejar�a sola por mucho tiempo. Por otro lado me
halagaba mucho haber atra�do a un hombre hacia m�, a pesar de que con mi carita
de nena y el cuerpazo que me cargaba, aquello no me era dif�cil. Ya se los he
dicho, soy de piel blanca clara y de rasgos bonitos. Mi cabello rubio rizado cae
hasta el borde de mi cintura me quedaba divino con el vestido negro de tirantes
que me hab�a puesto, con un escote no muy pronunciado, pero que dejaba ver que
mis senos eran muy buenos. Adem�s, dadas las dimensiones de mi enormes mamas,
cualquier escote se podr�a transformar peligrosamente en algo mucho muy
revelador. Mi vientre y abdomen, aunque algo suavecitos y aguaditos, no
protu�an, y como siempre he tenido bonitas piernas, me miraba muy bien esa
ma�ana.
Salid se llamaba ese hombre, que me platicaba de diversos
temas que yo segu�a. Y pues bien, al final logr� envolverme, con lo inocente e
ingenua que era, adem�s, aquella perra en que me transform� aun segu�a despierta
en mi (y nunca volver�a a dormir) se iba calentando m�s y m�s, a medida que sus
galanteos se hac�an m�s atrevidos. En un momento sac� las llaves de su cuarto y
me las ense��.
Me qued� fr�a y sin saber qu� decir o qu� hacer, pero cuando
me di cuenta, iba caminando de su mano hac�a el elevador, besuque�ndome y
toc�ndome. Me sent�a extra�a y quise separarme, pero algo me lo impidi� mi
marido�
Chico�
Cuando yo llegu� a buscarla al bar, la vi abordando un
elevador con el tipo ese abraz�ndola y toc�ndola. Ella se percat� de que la vi,
y casi se muere del susto, pero por alguna raz�n no par�. No sab�a que pensar,
aquello era lo menos que yo podr�a esperar que ella hiciera. Por mi parte me
puse furioso, pero a lo lejos hab�a una m�rbida sensaci�n en m�, en la que en
ese momento no repar� el animal salvaje de anoche segu�a despierto.
Meches�
Chico iba a buscarme al bar seguramente, pero lo que vio fue
a su virginal y fidel�sima mujer entrando a un elevador con otro hombre, que
adem�s la besaba y la acariciaba. Eso hizo un efecto raro en mi, pues aunque la
sangre se me hel� y me aterroric�, tambi�n me calent� m�s todav�a, mucho m�s. Y
lo que me pareci� m�s extra�o fue que Chico ni se movi�, solo que qued� viendo.
Salid me llev� hasta su cuarto. No perder� el tiempo
describiendo como subimos, ni como me besaba, mejor voy al grano. Solo les dir�
que no dej� ni un minuto de palpar todo mi cuerpo, como un comprador palpando la
mercanc�a en el mercado. Entr� a su cuarto (una lujosa y linda habitaci�n) casi
arrastr�ndome, pues trataba de negarme, m�s porque disfrutaba que casi me
obligara, que por escr�pulos. Al entrar no pudo preocuparse en cerrar bien la
puerta y esta qued� entrecerrada.
Me comenz� a manosear, meti�ndome sus manos por debajo del
vestido, baj�ndome los tirantes y subi�ndome la falda. No llevaba sost�n, mi
ropa no lo necesitaba, as� que pronto mis 110 cm de senos quedaron expuestos. La
cara de mi improvisado amante brill� de lujuria, los ojos se le iluminaron con
un destello de maldad, mientras mis 2 hermosos globos blancos eran amasados por
sus ansiosas manos. Mis pezones estaban erectos y duros, y yo m�s caliente de lo
que pod�a creerlo, aunque casi me estaba obligando, pero creo que precisamente
eso era lo que me pon�a m�s caliente todav�a.
Salid me puso de rodillas por la fuerza y me meti� la verga
entre la boca, casi hasta la garganta y me lo sacaba lentamente, asegur�ndose de
sentir bien el roce de su glande con mi mucosa, yo apenas pod�a respirar, me
estaba atragantando, jam�s hab�a hecho eso antes. El me tomaba del pelo y
manejaba mi cabeza como si fuera� algo con lo que pudiera pajearse la verga. Me
daban ganas de vomitar y me sent�a sucia, una sensaci�n a la que me aficion� en
el futuro.
Luego me puso de pi� y me bes� con pasi�n y furia, le
gustaban las mujeres maduras (yo ten�a 48), no las ni�as caprichosas e
inmaduras. Y si su mujer de turno se resist�a, mejor, lo tomaba como una
provocaci�n. De un empuj�n me tir� sobre la cama, despoj�ndome de mis interiores
(el vestido hab�a volado por los suelos ya), comenzando a meterme los dedos
entre la vagina, lo que no me gustaba y me molestaba� hasta que volte� a ver
hacia la puerta.
All� se encontraba parado mi esposo, con la boca abierta y la
cara desencajada. Pero el gesto era como de excitaci�n, algo raro. Igual de raro
fue que en cuanto lo vi, los dedos del �rabe metidos en mi vagina dejaron de
molestarme, y me empezaron a dar placer, y la sensaci�n de ser una sucia me
comenz� se comenz� a transformar en no se qu�, en algo placentero, un intenso
cosquilleo.
Chico�
Sub� despu�s de ellos y tard� unos minutos en encontrar su
habitaci�n. Cuando lo hice, me di cuenta que estaba entreabierta, por lo que
apenas empuj� un poco para poder ver en el interior. Lo que vi me estremeci�. El
�rabe ese (despu�s me dijo que se llamaba Salid) le estaba metiendo la verga en
la boca a mi mujer casi forz�ndola. Tuve la intenci�n de lanz�rmele encima y
molerlo a golpes, pero algo me par�. Me di cuenta de que ten�a una erecci�n
impresionante bajo mi pantal�n, lo que me turb� y confundi� pues� �era mi esposa
la que le estaba chupando la verga a otro por Dios Santo!
Pero lo m�s extra�o de todo fue que esa sensaci�n no me dej�
moverme para nada, solo me dej� quedarme callado observ�ndola. Ella estaba
arrodillada en el suelo, con las chichotas colgando, tratando de empujar al tipo
para sacarse su miembro de la boca, y esa visi�n me calent� como una turbina.
Adem�s el tipo, como dije antes, casi la estaba forzando, pues la ten�a
fuertemente agarrada del cabello y as� se la met�a por la boca, como
cogi�ndosela por all�. Y creo que la sensaci�n de verla siendo pose�da contra su
voluntad me calent� un poco m�s. Pero no tanto como cuando la comenz� a poseer.
Y cuando ella me vio, y puso esa cara de terror que jam�s podr� olvidar, sent�
que mi pene explotaba bajo mi pantal�n.
Meches�
Chico estaba apenas asomado a la orilla de la puerta, donde
Salid no pod�a verlo. Este apunt� su pene parado y duro (de respetables
proporciones y una muy gruesa cabeza morada) y me lo enterr� de un solo
empell�n. La sorpresa me arranc� un gritito, y luego gemidos cuando me lo
comenz� a meter y a sacar. Dud� si pararlo todo, mi marido me estaba mirando,
pero algo me lo impidi�. Creo que fue un calor anormal que me subi� desde mis
genitales, poni�ndome duros los pezones, casi me dol�an.
Volte� la cara y le ofrec� mis labios al �rabe, que los tom�
con los suyos en un profundo beso. De reojo continuaba viendo a Chico, que no se
perd�a detalle alguno. Los embates de Salid iban haciendo cada vez m�s fuertes y
bruscos, el gem�a� �bufaba como un toro en brama, montado sobre su sumisa e
indefensa baquita! Pod�a sentir con toda claridad el grueso de su cabeza
taladr�ndome sin piedad. Y yo lo disfrutaba como una loca, como una sucia y
asquerosa puta, la m�s corriente y barata. Nunca me hab�an tomado as�, Chico
siempre hab�a sido muy tierno y considerado, claro, hasta la noche anterior.
Cansado, aparentemente, de esa posici�n, me tom� de los pelos
y me subi� hasta la cabecera de la cama. Me dio vuelta y me puso en 4, algo
nuevo para m� tambi�n. Coloc� su verga sobreexcitada en la entrada de mi
dilatado, irritado y dolorido (pero encantado) hoyito, y empuj� con violencia.
Nuevamente su cabezota entr�, sin ning�n problema pues mi vagina estaba echando
chorros de lubricantes, que me corr�an sobre los muslos lentamente.
Por un momento me olvid� por completo que mi marido estaba
espi�ndome y me dej� llevar. Pero r�pidamente lo record� y nuevamente regreso
esa extra�a sensaci�n, esa de que una sabe que hace mal, pero que por ello le
gusta m�s. Pero bien, desde donde estaba ya no pod�a verlo.
Salid me cabalg� como un loco. Me penetraba con much�sima
fuerza, aferr�ndose a mi cabello como si se tratase de mis riendas, jal�ndome
hacia el, hacia su cara, susurr�ndome al o�do lo puta y perra que era. "Todas
las de Am�rica son unas perras� Al� las perdone�" �idiota! Perd� la noci�n del
tiempo, no se por cuanto tiempo me apale�. Pero si se que fue una cogida larga y
dura, pero no pod�a ser perenne. Cuando estaba a punto de terminar, me jal� con
much�sima violencia del cabello, levant�ndome de la cama y d�ndome la vuelta. Me
quej� y llorique� pues me doli�, pero al sucio ese le import� un bledo y, ahora
jal�ndome de una chiche y de mi cabeza, acerc� su pene a mi cara y explot� sobre
m�.
Los gruesos chorros de su espeso esperma se estrellaron
contra mi cara, tom�ndome desprevenida. El primero dio contra mi frente, el
segundo en mi mejilla izquierda, el tercero sobre mi boca abierta por el asco
que me dio. Ese �ltimo chorro me entr� hasta la garganta y casi me hace vomitar.
Los chorros que vinieron despu�s ya ni me di cuenta de donde fueron a parar, lo
cierto es que apenas si pod�a ver.
Chico�
Ese �rabe hijo de puta realmente le dio con todo a mi esposa.
Cada penetraci�n se escuchaba como una bofetada, su pene enrojecido la taladraba
con sa�a y sin compasi�n, y ella no hac�a m�s que gemir como una perra en celo.
En realidad no se si gem�a o lloraba, creo que ambas.
El tipo la posey� una eternidad, la penetraba como una
salvaje y la insultaba, la trataba de puta, mujerzuela, perra sucia, en fin,
como la m�s vil de todas las mujeres. Y lo m�s extra�o es que eso me excitaba, y
aparentemente tambi�n a ella. En cierto momento, el tal Salid la tom� del
cabello y la jal� hacia el, puso su pene hinchado en su boca y la oblig� a
abrirla. Entonces eyacul� con furia sobre ella. Debo confesar que casi tuve un
orgasmo cuando vi eso. Meches recibi� una considerable cantidad de semen en la
boca, primero con asco y luego ya no, incluso con un poco de imperceptible
avidez.
No puedo sacarme de la cabeza la visi�n de ella con esos
gruesos goterones blancos resbalar lentamente sobre su barbilla, frente y
mejillas. Es una imagen n�tida la que tengo de sus labios brillosos de fluidos
masculinos y de la comisura de sus labios, por donde escapaban delgadas l�neas
de esperma fugitivo de su boca y lengua. �Y el sabor que ten�a horas despu�s que
la bes�!
Meches�
Terminada su faena, se par� al pi� de la cama y se qued�
observ�ndome, triunfal y victorioso, sabedor de que esa ma�ana hab�a sido el
due�o total y absoluto de mi persona, mi dignidad y mi feminidad, hab�a hecho de
mi lo que quiso. Me dijo que no le enorgullec�a haber cogido con una mujer tan
f�cil, tan puta, y que hab�a quedado impuro y profanado y no se que m�s
idioteces. Por el es que desde ese d�a, y hasta la fecha, no me gusta coger con
musulmanes, Chico dice que me he vuelto algo xen�foba, pero ni mierda, yo no
cojo con ning�n hombre en contra de su voluntad.
Pero ni eso me hizo sentir tan humillada como cuando sac� un
billete de 100 de su billetera y me lo tir� a la cara. �Solo las rameras m�s
corrientes y baratas cobran 100 quetzales! Luego se fue de su cuarto y baj� al
bar. Antes me dijo que me vistiera y que regresar�a en una hora, que no me
quer�a ver all� despu�s. Qued� sobre la cama sollozando y avergonzada, humillada
en extremo y con una sensaci�n de estar sucia incre�ble. Entonces apareci� el,
mi amado esposo� �con el pantal�n por las rodillas y la verga en la mano, con
una cara de calentura tan grande!
Pues bien, esa fue la primera vez que cog� con un hombre que
no fuera mi marido, y no fue la �ltima. Como dije antes, si creen que es un
degenere� v�yanse a la mierda. Desde ese d�a mi matrimonio se hizo sumamente
liberal, Chico y yo seguimos tan felices como siempre, pero en mejores
condiciones f�sicas y m�s relajados que antes. Ya no vemos la vida con tanta
tensi�n ni estr�s, algo muy bueno para nuestra edad.
Chico�
Pues bien, as� fue como vi aquella escena, y as� es como la
recuerdo. De paso quiero pedirles perd�n, mi esposa se ha vuelto un poco grosera
y no fue correcto que mandara a la mierda a nadie, en fin, cada quien que piense
lo que quiera, nosotros no nos vamos a mortificar que alguien piense mal de
nuestro matrimonio.
Meches�
No crean que nos fue tan f�cil hacer el cambio de un
matrimonio reprimidamente conservador y aburrido, a ser una pareja voluptuosa y
sexualmente muy caliente. Aquel fue un proceso largo, que nos tom� largas
pl�ticas, en donde reflexionamos sobre lo que ocurri� esa ma�ana. luego, cuando
nos dimos cuenta de nuestros deseos reprimidos, decidimos empezar a liberarlos,
claro, poco a poco y siempre tomados de la mano, como los grandes amigos que
siempre hemos sido, que se aman como locos.
Chico�
Despu�s de eso vinieron muchas otras aventuras, muchos otros
hombres y mujeres y much�simas experiencias nuevas que recordamos con sumo
regocijo. Por ejemplo, la semana pasada salimos de "cacer�a".
Meches�
"Salir de Cacer�a" es cuando salimos en busca de alguna
aventura, casi siempre pasajera y an�nima, solo sexo r�pido. Me encanta salir de
cacer�a, me estimula mucho saber que a mis a�os aun sigo siendo una hembra de
cuidado.
Chico�
Ese d�a, Meches tra�a un pantal�n caf�, no se de qu� tela, no
me pregunten (soy analfabeta en cuestiones de ropa), ce�ido que demostraban con
gracia sus enormes gl�teos, firmes y apetecibles al tacto; y unas piernas
esbeltas y e igualmente firmes. Una peque�a tanguita que, por supuesto, se
notaban perfectamente bajo el pantal�n completaba el conjunto. Arriba, tra�a una
blusa blanca de escote redondo, m�s bien discreto, pero con un sost�n suave sin
piezas de metal que dejaban tambalearse libremente sus 2 hermosos y generosos
senos, 2 masas de carne blanca que hacen mis delicias en las noches� y de muchos
otros. Zapatos bonitos, elegantes y discretos. Y debo agregar que la blusa, por
lo delgado de la tela, se prestaba a transparentarse cuando se interpon�a entre
el sol y el observador. Meches iba como una cazadora muy bien armada.
Fuimos a una feria de ganaderos, donde todos mostraban con
orgullos lo mejor de sus reba�os. Caminamos por all� y dejamos que Mercedes se
exhibiera frente a todos los presentes. Ella llamaba la atenci�n de todos los
rancheros que se hallaban cuidando sus reses. Uno en particular se miraba
especialmente interesado en mi esposa.
Meches�
Era un joven, de una finca de la costa sur cuyo nombre no
recuerdo (Palmira, La Palmas, todas se llaman iguales) que se encontraba
tranquilamente parado en una esquina. A ambos nos gust� pues se miraba grande,
fornido del trabajo constante en los campos; mirada iracunda y calculadora,
fugitiva de mis ojos cuando miraba cerca de el. Adem�s, no se miraba como un
fino ni�o hijo de papi, que lo que m�s conoce de la finca son los todoterreno de
papi y el chalet a la par del r�o. Este muchacho se ve�a duro, ind�mito, tan
salvaje como el toro que se hallaba a su lado.
�Te gusta amor? � me pregunt� discretamente Chico.
Mmmm� est� cuadrado� �Ser� que me dar� una paliza?
Yo creo que si.
Bueno amor, dejame entrar en acci�n entonces.
Chico�
Paseamos unos minutos m�s, y la dej� en la exposici�n,
totalmente sola. Yo me fui a un bar por all�, a pasar el tiempo, ella me
llamar�a en cuanto consiguiera algo, para avisarme donde estar� y con quien.
Siempre hace esto pues no es muy seguro quedarse con un total desconocido. A la
media hora me dijo que el tipo ya la hab�a invitado a una cerveza. Era justo
como a mi gustan lo hombres para ella, rudos, machos, malhablados y toscos.
Estaba seguro que la dejar�a casi escaldada.
Me dijo que ir�an a un motel de la zona 10, uno que ella ya
hab�a usado antes y que conoc�a muy bien, bonito, lujoso, y sobre todo seguro.
Me explico, me gusta que un animal arrastre a mi esposa, la tome como a un trapo
sucio y la deje abierta y adolorida, pero no que le hagan da�o. Aunque coja con
cualquiera, ella aun es una dama y yo su esposo.
Pero bueno, el tipo result� ser lo que yo pensaba y mucho
m�s. La posey� como un desesperado, como si jam�s fuese a tener relaciones
sexuales otra vez. Camino al motel la fue toqueteando y meti�ndole la mano por
todos lados. En cuanto entraron a la habitaci�n, tir� su camisa y a jalones
desnudo a Meches. Ella estaba muy excitada, pues la tarde promet�a mucho.
Meches�
Solo me tom� posey� en la pose tradicional, el arriba y yo
abajo, pero me dio tan duro que hasta moreteadas ten�a las partes interiores de
mis muslos despu�s. Su palo no era la gran cosa, pero si muy duro y firme, y el
muchacho ten�a una resistencia proverbial. Me dio, como dicen los mexicanos,
"duro y tupido", no me dej� descansar ni un minuto durante m�s de una hora.
Chico�
Yo sub�a a su cuarto en cuanto ella me llam�, 2 horas despu�s
de haberla dejado sola. La encontr� despatarrada sobre la cama, con las piernas
abiertas, cubierta en sudor y con el abdomen lleno de semen. Emilio, que as� se
llamaba su amante improvisado, se lo hab�a hecho 4 veces. Primero ella le hac�a
una felaci�n para endurecerle su miembro, que estuvo duro pr�cticamente todo el
tiempo, y luego le abr�a las piernas para recibirlo. El eyaculaba luego sobre su
vientre, y toda la ceremonia se repet�a. No obstante la potencia del muchacho,
Meches estaba decepcionada por la poca imaginaci�n que ten�a. Aun as� estaba
contenta, y yo por ella.
Bueno amigos lectores, como ver�n, somos muy liberales en
cuanto a sexo se trata. Pero no es solo ella la que lo practica con otras
personas, yo tengo a Dalila, una prostituta que se ha convertido en una de mis
amantes m�s recurrentes, entre otras. No muchas, no voy a pretender enga�arlos
aparentando ser todo un Don Juan.
As� que hasta aqu� llega esta peque�a serie de 3 relatos,
espero que les haya gustado. Seguramente en el futuro les mandaremos m�s, pues
tenemos mucho qu� contar. Por lo pronto quiero preguntarle a Meches con qui�n
estaba hablando, pues esa sonrisita p�cara que tiene ella en su cara ahora, me
indica que es alguien deseado por ella. Ojal� sea bueno. Por ahora, yo ser�
quien tenga una noche de pasi�n, pues tambi�n mi linda esposa luce bastante
estimulada. Hasta la pr�xima.
Viejos Calientes.
(Viejos los caminos, y todav�a echan polvo�)