Relato: Dora La Pastora





Relato: Dora La Pastora

Dora la Pastora



Entre las mujeres de la congregaci�n se hab�a corrido la voz
sobre mi relaci�n con Raquel. Tal vez ella pec� de indiscreci�n pues yo jam�s lo
coment� con nadie. Yo me enter� que �ramos la comidilla entre los chismes
femeninos cuando Dora, la esposa del ministro de la iglesia, me pidi� que
habl�ramos en privado despu�s del servicio religioso.



Lleno de incertidumbre me qued� en mi asiento mientras todos
los feligreses abandonaban el resinto. En breve, la Hna. Dora se sent� a mi
lado.



Dora era una mujer de unos 34 a�os de edad. Piel morena
clara, chaparrita, pasadita de peso; mismo motivo por el cual sus senos y
caderas estaban muy recalcados; es decir voluminosos. Su cintura tambi�n estaba
voluminosa pues tras dar a luz a tres hijos estaba rodeada por una leve lonja
que le era dificil disimular. Su cabellera era larga y abundante. Siempre bien
peinada, pero su rostro carec�a del mas m�nimo maquillaje. No rimel. No lapiz
labial. Nada. Como esposa del dirigente religioso, deb�a ser el ejemplo de lo
que en esa iglesia se predicaba; y la mujer, seg�n ellos, deber�a lucir
completamente natural. As� que Dora tampoco luc�a alhajas de ning�n tipo. Sin
embargo, era muy atractiva y pese a la falta de maquillaje ten�a su propio modo
de lucir su coqueter�a. Su limpieza era incomparable y ol�a a flores.



Con una sonrisa en los labios se dirigi� a mi en tono amable



-Raquelito me dijo que te ha estado dando "estudios
b�blicos"�



En mi rostro no se pudo disimular la duda de cu�nto realmente
le hab�a contado Raquel ya que nuestros supuestas lecciones generalmente
terminaban con sesiones de sexo oral y anal. Seguramente la pastora cre�a que
solo le�amos la Biblia.



-Pues s�, Raquel me ha ense�ado muchas cosas.- respond�
relajado.



-Pues me he permitido pedirle a Raquel que la pr�xima lecci�n
la tomes conmigo. �Cu�ndo te la iba a dar Raquel?



-De hecho �bamos a estudiar hoy en la tarde. � Le dije
resignado a perder mi sesi�n de placer con mi bella amante.



-�En casa de ella?



-No, hab�amos quedado que en mi casa.



-OK, perfecto. Entonces ah� nos vemos despu�s del servicio
vespertino.



El resto del d�a me fue imposible hablar con Raquel para que
me explicara qu� ocurr�a y porqu� la insistencia de la Hna. Dora en darme la
lecci�n.



En el servicio vespertino, todo aparent� estar normal. Dora
dirigi� los coritos como era su costumbre. El predicador no era el Pastor pues
hab�a ido a predicar a otra iglesia como sol�a hacerlo.



Ten�a poco tiempo de haber regresado a mi departamento cuando
alguien llam� a la puerta. Era Dora. Le abr� y entr� casi de prisa. La invit� a
ponerse c�moda en la sala y le invit� limonada fresca la cual tom� casi de prisa
comentando que ten�a mucho calor.



Tom� mi Biblia y mi folleto de lecciones y me sent� junto a
ella.



Poniendo su mano sobre la m�a, me dijo mientras me ve�a
fijamente



-Mira, estoy enterada de lo que le has estado haciendo a
Raquel�



Alarmado, intent� ponerme de pie tras sentirme acusado.



-Yo le puedo explicar�-trat� de justificarme inutilmente.



-Trata de calmarte, no vine a reclamarte. Al contrario. Tu
sabes que mi esposo es el Pastor. Raquel me tiene mucha confianza y se ve�a muy
contenta pero con dudas sobre la santidad de su conducta. Me relat� c�mo ha
conservado su virginidad pero no se ha quedado sin probar los placeres que le
has sabido dar como hombre. Precisamente es por eso que me he atrevido a venir
hasta aqu�. Ver�s, mi marido se dedica a Dios. Se la pasa orando y rezando. Pasa
horas visitando enfermos y dando estudios b�blicos. Casi no me toca. Yo lo busco
pero hasta me ha llegado a insinuar que el sexo es pecado. Pero yo soy de carne
y hueso. Cuando Raquel me platic� lo que han estado haciendo, no pude evitar
excitarme e imaginarte (y hasta desearte).



-�Quiere que le haga el amor?- Le pregunt� sorprendido.



-Hace a�os tuve un novio. Antes de casarme con el Pastor.
Antes de conocer la religi�n. Con �l tuve sexo de todo tipo, incluyendo el anal.
Fue algo incre�ble y llegu� a pensar que era parte de una relaci�n entre pareja.
Pero llevo doce a�os casada con el Pastor y cada d�a se aleja mas la
posibilidad. Hace mucho que no experimento un orgasmo. Y el sexo anal, ni
pensarlo. S�, quiero que me hagas el amor. Quiero que me llenes del placer con
que has hecho tan feliz a Raquel. Se que no soy tan bonita como ella, ni tan
joven. Pero si estoy mucho mas experimentada.



Su cara estaba completamente ruborizada. La ausencia de
maquillaje no permit�a que su verg�enza se pudiera disimular. Todo su cuerpo
temblaba. �C�mo rechazar tan rica mujer! Su mero olor me excitaba. Su
insinuaci�n me hab�a provocado tremenda erecci�n. Puse mis manos alrededor de su
cuello y acerc�ndome a su cara, junt� mis labios a su boca. En breve, estabamos
unidos en un intenso beso. Mientras nuestras lenguas se acariciaban mutuamente,
nuestras manos se dieron a la tarea de recorrer nuestros cuerpos.



�Besaba como toda una hembra!



Acaricie su cuello, luego su nuca para bajar de inmediato a
sus senos los cuales eran de tama�o generoso pero mas bien fl�gidos y vencidos
por la gravedad a pesar de la tensi�n del sost�n. Su respiraci�n iba en aumento
mientras sus manos traviesas y exploradoras iban en busca de mi insrumento.
Expertamente, desabroch� el cintur�n, abri� mi cierre y en breve baj� los
pantalones y calzoncillos dejando al descubierto mi m�stil en completa erecci�n.
Mientras que yo magraba sus tetas, ella tom� entre sus manos mi engrandecida
verga y con indescriptible maestr�a la paje� otorg�ndome placer inemesurable.



En breves momentos, termin� de despojarla del resto de su
ropa. Efectivamente, era una hembra con belleza completamente al natural. Su
abdomen estaba cubierto de estr�as debidas a los tres embarazos. Ten�a una gran
cicatriz debida a una cesarea de uno de sus partos. Sus mamas colgaban
pesadamente al igual que las carnes de sus nalgas y caderas. La lonja de su
torso era mas obvia en su desnudez. Su pelbis estaba con los vellos crecidos y
abultados. No los recortaba ni rasuraba. Me excit� verla tan natural y tan
hembra.



Me detuve por una fracci�n de segundo a pensar lo que estaba
por suceder pero el deseo por esa mujer pudo mas que mi pudor. Habr�a de darle
el placer que ella buscaba. Con gusto saciar�a su sed de verga dura y aplacar�a
su fuego. Continu� recorriendo toda su piel, su espalda y cintura, sus nalgas y
pechos. Dejando nuestras ropas sobre el sofa, la tom� entre mis brazos y la
llev� a mi alcoba.



-A ti si voy a poderte dar verega en tu chochita.- le susurr�
al o�do mientras con mis dedos abr�a sus labios para constatar que su sexo
emanaba grandes cantidades de jugo.



-Ya d�mela, no me hagas sufrir.- Contest� al tiempo que abr�a
sus piernas para dejar su rajita lo suficientemente abierta para mostrar su
color rosado y labios vaginales hinchados de color obscuro.



Me mont� sobre ella en posici�n de 69 al tiempo que le dec�a:



-Primero vas a gozarla en tu boca y vas a gozar las caricias
de mi lengua.



Al acercar mi pedazo de carne a su rostro, ella lo tom� con
una mano y de inmediato se dio a la tarea de mamarlo como si su vida dependiera
de ello. Yo por mi lado, me dediqu� a saborear los jugos que flu�an en
cantidades generosas de su rajita. La o�a gemir en cada lamida y sent�a su
cuerpo vibrar cuando dedicaba tiempo a succionar su cl�toris el cual estaba
erecto y fuera de su prepusio. Su boca al rededor de mi verga se sent�a tibia y
h�meda. Era una hembra que sab�a dar placer a un hombre. Su mano al rededor del
tronco la giraba para retorcerlo mientras su boca saboreaba el glande y el resto
de pene. Mov�a su lengua magistralmente brind�ndome un placer infinito en cada
roce. Era una experta mamadora de verga y parec�a gozar tanto como yo.



Entre el poblado pelambre, con mis dedos abr� sus labios
vaginales dejando al descubierto la totalidad de su sexo. En seguida me dediqu�
a lamer su cuevita con suavidad pero velozmente. Corr�a mis manos por diferentes
partes de su cuerpo enardecido. Sus nalgas eran er�ticas y me produc�a mucho
placer tomar cada gluteo entre mis manos y estrujarlos con fuerza y abrirlos de
par en par hasta que su culito se estiraba frente a mis ojos. La nalgueaba y
volv�a a abrirlos cada vez con mas fuerza. Tras cada nalgada ella gem�a de
placer. Cada vez abr�a sus nalgas con mas fuerza hasta que parec�a que la piel
de su esfinter iba a reventar. Su cuerpo entero se retorc�a. Fue entonces que
acerqu� mi lengua a su peque�o ano. Perfectamente sab�a que ella buscaba que le
diera placer en el culo, al menos es lo que me hab�a insinuado. Se le ve�a muy
estrecho y lo tra�a limpiecito pues al probarlo con mi lengua solo me supo a
sexo. Mientras le met�a la lengua para comenzar el proceso de dilataci�n, sent�a
como ella segu�a dedicada a mamar mi verga como la mejor de las putas. �Jamas
hubiera imaginado que la esposa del Pastor fuera tan candente en la cama!



�Vino buscando que la enculara, pues con gusto iba a romperle
el culo!



Met� mi dedo �ndice hasta lo mas profundo de su vagina para
de inmediato sacarlo y embarrar los jugos extra�dos en su diminuto agujero.
Repet� esto varias veces mientras ella gem�a cada vez mas fuerte hasta que su
culito estaba lo suficiente lubricado. Entonces mi dedo empez� a buscar entrada
por la puerta trasera. Le agregu� cantidades generosas de saliva. El dedo
resbalaba con facilidad. Ella se qued� quieta. Met� mi dedo hasta la mitad sin
dejar de viborear su cl�toris. Tras un momento, Dora regres� a darme placer con
su boca mientras dejaba escapar ciertos sonidos gloturales y mov�a su cadera en
forma circular. Termin� de meter el dedo el cual ella recibi� con mucho agrado
pues tras gemir y quedarse quieta por un breve momento, empuj� sus nalgas contra
mi mano al tiempo que su lengua se paseaba por la piel de mis test�culos.



Rellenaba su boca con un test�culo mientras que golozamente
lo acariciaba con su lengua fuera de control. Yo me dedicaba a lamer su cl�toris
y a meter y sacar mi dedo de su apretado culito.



-�Mmm! �Qu� rica verga! La tienes mas grande de lo que me
hab�a imaginado. - dijo con la respiraci�n entrecortada.



-�Te gusta? � Le pregunt� torpemente.



-Mmmm��me encanta!- y segu�a mam�ndola



Sacando el dedo de su culo, junt� mi dedo medio y proced� a
meter ambos. Al sentir la diferencia de grozor ella empez� a gemir fuertemente y
a gritar



-SI�SI�SI



Sin detenerme, termin� de meterlos. Ella abr�a y levantaba
las piernas para darme acceso total. Una vez adentro de su recto, los separ� en
forma de tijeras y los retorc� en c�rculos. Su agujero menor empez� a ceder al
ella no poner la menor resistencia. Los saqu� y regres� a la carga con tres
dedos.



-�AHHH!-Gritaba ensordesedoramente- S�, SͅASͅ



Estaba como fuera de control. Hab�a suspendido de mamar mi
verga. Con sus manos bajo la cadera, levantaba su cuerpo hacia m�. Restregaba
sus voluminosas nalgas contra mi mano buscando el placer que la penetraci�n de
mis dedos en tr�o le daban.



-Ya, dame verga. �M�temela! YA.



Tras incorporarme, coloqu� una almohada debajo de sus
caderas. Tom� entre mis manos cada uno de sus tobillos y los jal� hacia sus
hombros. Ella abraz� sus piernas y las apret� contra su pecho dejando libres mis
manos sin perder esa posici�n tan accesible. De rodillas sobre la suavidad de mi
cama, tom� el frasco de vaselina del bur� y me apresur� a untar una buena
cantidad al ano de Dora y a lo largo de los 20 cms de mi verga erecta. Conforme
met�a mis dedos llenos de vaselina hasta lo profundo de su colita, ella
continuaba retorci�ndose y gimiendo de placer. Altern� entre meterle tres dedos
al culo y met�rselos a su rajita inundada en sus propios jugos. En los dedos de
mi otra mano puse mas vaselina y le met� tres dedos en su conchita y tres en el
trasero. Esto pareci� volverla loca pues sus gritos, jadeos y la forma como se
retorc�a en la cama eran impresionantes.



Con mis manos empu�adas me apoy� sobre el colch�n quedando
mis brazos al rededor de sus muslos. Puse la punta de mi verga en la entrada de
su vagina y sin mas se la met� hasta el fondo de un solo golpe. De su garganta
sali� un chillido agudo y prolongado. Doblaba mis brazos y en seguida los
exend�a con fuerza para provocar que su cuerpo se meciera en la cama logrando un
acompasado mete y saca en su rajita. Mi alcoba se llen� de un coctel de sonidos.
Se o�a el rechinar de la cama acompa�ado del sonido provocado por el choque de
nuestros cuerpos, los gritos de Dora entre y la combinaci�n de mis pujidos y
gemidos.



Con la respiraci�n entrecortada y en medio de su gritera
alcanzaba a decir una que otra palabra



-Ahhhh, que grande la tienes�



Sin tregua yo segu�a perforando sus entra�as con furia.



-S���s���no dejes de moverte�estoy llegando�



Balbuce� mientras su cuerpo se convulcionaba envuelto en un
intenso orgasmo. Su cuerpo ba�ado en sudor igual que el m�o. Su corrida me
excit� m�s pues no hay cosa que de m�s placer a un hombre que sentir que su
hembra explote en un orgasmo. No interrump� el mete-saca pero si ajust� el ritmo
a lo que su lenguaje corporal me comunicaba.



Mi verga estaba a punto de estallar. Las paredes vaginales
estaban a una temperatura ardiente y sus flujos permit�an que hubiera una
exquisita lubricaci�n para dejarme navegar libremente en ese tunel de carne que
proporcionaba un placentero cosquilleo en todo lo largo y ancho de mi lanza.
Sent� que perd�a el control y sin querer todav�a eyacular, saqu� mi miembro para
recuperar mi respiraci�n y control. Mis brazos segu�an apoyados sobre la cama
as� que no me fue f�cil volver a meterla al primer intento. Sent� como ella
estir� una mano y tomando mi pene lo dirigi� a su agujero. Al sentir contacto al
rededor de mi glande, volv� a presionar sin lograr entrar de nuevo en su cuerpo.



Dora lo hab�a dirigido a su ano. Por eso la entrada estaba
mas dif�cil. Con una mano abri� sus nalgas y con la otra se aferr� a mi estaca
mientras me dec�a que empujara. Lentamente sent� como la cabeza de mi verga se
comprim�a al ir entrando a la gruta menor. Ella volvi� al jadeo y al chillido
mientras daba su aprobaci�n a ser enculada.



Una vez que sent� firmeza en la estocada, empuj� con todo mi
cuerpo penetrando su culito hasta el fondo. De nuevo, la recamara se sofoc� con
sus gritos de placer al continuar embestiendo su fundillo.



-Aaaayyy�me vas a reventar.



La o� decir sin entender si lo que dec�a era provocado por el
placer o si hab�a alguna molest�a.



-�Te molesta?


-Muy poquito, pero me da mucho placer.



Quer�a ser enculada, pues tendr�a que soportar c�mo le
taladraba el culo sin reparo hasta que le llegara el placer total. Dado que no
protestaba, decid� que la estaba gozando y proced� a cogerla de lo lindo. Los
mete y saca eran con fuerza y velocidad. Ten�a un culo riqu�simo, sin duda la
vaselina ayudaba a que se le resbalaran mis 20 cms propin�ndole el m�s grato
placer. Habiendo soltado sus nalgas, ahora sus manos estaban en mi espalda las
cuales frotaba con fuerza, se aferraba a mi carne hasta el punto de enterrar sus
u�as. Yo disfrutaba sus caricias mientras arremet�a ese culo que estaba por
reventar. Mis brazos empezaban a cansarse de sostener mi cuerpo y ser la fuerza
motriz para impulsar su cuerpo hacia mi.



-Ponte a gatas.- Le orden� despu�s de haber desfundado mi
falo.



Ella obedeci� y en un dos por tres estaba en cuatro con la
cintura arqueada lo cual dejaba su culito afilado y dispuesto. Sin reparo, tom�
mi verga con una mano y la dirig� a su vagina. La embest� con todas mis fuerzas
hasta llegar al punto de sentir que el semen reborboteaba y amenazaba con
derramarse. Saqu� mi pito y aspirando profundamente para recobrar el control y
evitar la eyaculaci�n, volv� a clavarla en su aun lubricado culo. Ella se
retorc�a mientras gritaba y se perd�a en un aullido sofocador. En cada embestida
mi cuerpo chocaba contras los cachetes de sus redondas nalgas. Mis manos se
aferraban a sus caderas y el vaiven de mi cuerpo oscilaba libremente mientras en
cada cent�metro de mi pene sent�a cuando ella pon�a presi�n a su esfinter para
morder el pedazo de carne caliente que la penetraba.



Mientras la o�a pujar y gemir, la agarr� con fuerza de los
hombros y mientras la embest�a, jalaba su cuerpo hacia mi logrando unas
penetraciones profundas y salvajes. Sus gritos se ahogaban en cada pedazo de
pared de mi habitaci�n.



-S�As�M�s�D�mela toda



Si se sal�a del ano, la atornillaba en su rajita; luego
regresaba al estrecho culito. Los dos agujeros estaban deliciosamente buenos.
Los dos le produc�an placer pero sus reacciones eran diferentes dependiendo de
que hoyo le estuviera rellenando.



-�Est� buen�sima Dora!



Le dije mientras le propinaba una ligera nalgada a la que
ella resondi� con un gemido de placer. Me dediqu� a picarle el culo con mi
endurecida pija mientras repetidamente le acomodaba azotes con mi mano cada vez
agregando mas fuerza hasta que la piel de sus nalgas se torn� de un color rojo
profundo. Ella hab�a perdido completamente la voluntad y se entregaba �ntegra a
la follada que le daba.



-M�s�As�AAAAYYYYY�S�Toda�Toda�mmmm



Su cabellera se agitaba como la melena de una yegua
desbocada. Yo le agarraba con una mano la cadera y con la otra segu�a jal�ndola
de su hombro hacia m� y espor�dicamente le acomodaba nalgadas en sus ya
enrojecidos cachetes. Su culo era el protagonista.



-Toda�toda�d�mela toda�



Mi cuerpo se llen� de una excitaci�n que no pude controlar
mas. Ese divino culo apretaba mi verga y estaba por ocasionar que le vaciara
todo mi semen en lo mas profundo de su intestino. Ella ten�a una de sus manos en
su rajita y la mov�a aceleradamente en la zona de su cl�toris. Sin parar, segu�
cabalg�ndola hasta que estall� y con fuertes espasmos descargu� cantidades
abundantes de semen que hab�a madurado y era necesario despojar.



Mientras eyaculaba, apretaba su cadera y hombros con fuerza.
Gem�a fuertemente y la embest�a entreg�ndole toda mi fuerza y velocidad.



-�Quer�as verga? �Pues g�zala!��Te estoy llenando el culo de
semen!



-AH�SI�DAMELA TODA�ME VENGO.



Entre chillidos, su cuerpo explot� en el m�s profundo de sus
orgasmos de esa tarde. Todo su cuerpo se convulsionaba y al terminar qued�
temblando y llorando al tiempo que sus labios dibujaban una sonriza.



Despu�s de descansar un breve momento, la invit� a la
regadera en donde le lav� su culito, sus estr�as, sus voluminosos pechos y su
lonjita coqueta.



-Pastora, soy la oveja negra de tu reba�o


-Pastora en la iglesia. Aqu� soy Dora, la que te adora.



Dora era para todos la abnegada pastora. Una mujer
consagrada, dedicada al estudio de la Palabra.



Desde ese d�a, para mi fue "Dora La Ponedora". Dora la Mujer.


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Relato: Dora La Pastora
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