Relato: Virgen a los 30



Relato: Virgen a los 30

Virgen a los 30


Para Tatiana




Ayer cumpl� 30 a�os y dej� atr�s los complejos y obsesiones
que hab�an hecho de mi hasta entonces un hombre inseguro e inmaduro y sin ning�n
�xito con las mujeres. En mis 30 a�os de vida no hab�a pasado de besos y
caricias con alguna de mis amigas de toda la vida. Nunca acababa de decidirme a
dar el paso e imagino que ellas, hartas de mi inseguridad y de mi falta de
iniciativa se acababan yendo con otro que les diera m�s ca�a que yo.


Siempre me he considerado m�s bien feote, y tampoco es que
tenga una gracia especial a la hora de utilizar el palique con las muchachas.
Eso fue haciendo que me encontrara cada vez con m�s y m�s problemas para
encontrar pareja. A medida que iba cumpliendo a�os m�s dif�cil me parec�a que
alguna de las chicas con las que sal�a en el grupo de amigos se fijara en m�.
Del resto de chicas ya ni me lo planteaba pues como digo f�sicamente no puedo
ofrecer un buen cuerpo y cuando no tienes un buen cuerpo ni siquiera se te
acercan, y as� es imposible que ninguna se enamore de tu forma de ser, que por
cierto tampoco hubiese sido nada f�cil pues a pocas mujeres les gustan los
hombres inseguros, t�midos y con un bajo concepto de si mismos.


Mis amigos m�s cercanos fueron ech�ndose novia y abandonando
el grupo, que cada vez era m�s reducido. Ellos siempre me dec�an que no me
echase novia nunca, que s�lo tra�an problemas pero misteriosamente todos ten�an
una menos yo. No s� si sospechaban lo de mi virginidad, nadie me lo pregunt�
nunca, pero seguro que m�s de una vez lo habr�an comentado. Una vez, incluso,
una de mis amigas me pregunt� si era gay. Yo le dije que no pero no s� si le
convenc� demasiado.


Como nunca te veo con ninguna chica� -dijo ella.


Tampoco me has visto nunca con un t�o �no?


No volvieron a pregunt�rmelo nunca m�s pero estoy seguro de
que se rumoreaba que yo era de la otra acera.


Ayer era mi 30 cumplea�os. Muchos de mis amigos y amigas de
toda la vida vinieron a la cena que organic� en un famoso restaurante italiano.
Me hizo mucha ilusi�n pues estaban pr�cticamente todos y aunque no me gusta ser
el centro de la atenci�n esa noche era diferente pues todos ellos eran amigos
m�os y con ellos me sent�a bien. Comimos y bebimos abundantemente y despu�s del
pastel llegaron los regalos y las bromas. Una de ellas era un cond�n, en el que
hab�an escrito con letras grandes caduca el 1 de enero del 2020


No te preocupes, Javi, a lo mejor lo utilizas antes de lo que
imaginas. �dijo Eva- una de las amigas con las que compart� algunas de aquellas
caricias a las que me refer� al principio.


S�, qui�n sabe, a lo mejor hoy es tu d�a. �dijo con sorna
Sergio, su novio actual.


Despu�s de cenar nos fuimos a un caraoque y despu�s de tomar
un par de copas all� algunos de los que todav�a aguant�bamos nos fuimos a una
famosa discoteca en la que se celebraba una fiesta universitaria.


Cayeron un par de copas m�s, que junto a todo el alcohol
previo que ya llevaba esa noche comenz� a producir en mi un estado de euforia
bastante inusual. A�n as� yo era el �nico que se manten�a en la barra, sin
bailar, pues siempre hab�a tenido el complejo de pensar que no sabr�a hacerlo y
que los dem�s se reir�an de mi forma patosa de bailar.


Entonces apareci� ella. Era alta, casi 1,80, delgada pero con
un cuerpo repleto de curvas. Ten�a los ojos oscuros el pelo negro y con una
melena que le llegaba a mitad de espalda. Era un aut�ntico bomb�n, una de esas
chicas a las que no estoy acostumbrado a verlas de cerca. Llevaba puesta una
faldita tan corta que cuando se sent� a mi lado pude ver el resplandor
blanquecino de su ropa interior. Luc�a un generoso escote que dejaba ver buena
parte de sus tetazas y lo que no se ve�a se intu�a gracias a lo ce�ido de su
blusa. Cuando me pidi� tabaco mir�ndome fijamente a los ojos me puse tan
nervioso que tartamude� como un idiota mientras le dec�a que no fumaba.


�me invitas a una copa? �dijo ella.


Claro, s�, claro, �qu�, qu� quieres tomar?


Nuevamente ese tartamudeo nervioso.


Ella le pidi� a la camarera algo que no supe lo que era y le
hizo una se�al para que me sirviera otro igual a mi.


Supongo que s� que beber�s, �no?


S�, s�, claro, claro. S�.


Me llamo Silvia, �y t�?


Javier, javi, javi para los amigos.


Me gusta tu nombre, una vez tuve un novio que se llamaba como
t�.


Ah s�, �y qu� fue de �l?


Lo mand� a fre�r esp�rragos, jajaja.


Silvia cogi� su copa y dio un gran trago sin ni siquiera
inmutarse. Yo intent� hacer como ella y al contacto del l�quido con mi garganta
sent� un profundo requemor que me hizo toser.


�est�s bien? �pregunt� ella.


S�, s�, no es nada, es que no estoy acostumbrado a bebidas
tan fuertes.


Durante unos minutos seguimos hablando, mejor dicho ella
sigui� recopilando informaci�n pues ella me preguntaba cosas de mi y yo me
limitaba a responder. Quer�a tomar la iniciativa, ser yo quien preguntara, quien
llevara la conversaci�n hacia donde yo quer�a pero no se me ocurr�a como hacerlo
y cuando ten�a alguna pregunta preparada ella se avanzaba y me descolocaba de
nuevo. Finalmente me dijo algo que me dej� a cuadros.


Sabes Javi, t� pareces un buen tipo. No s�, no eres de esos
que se te tiran encima como chacales en cuanto ven algo de carne fresca, ya
sabes a que me refiero. Creo que eres una buena persona, alguien en quien se
puede confiar, �a qu� s�?


Bueno, s�, claro, como no.


Ver�s, resulta que mi novio me ha puesto los cuernos con una
compa�era del trabajo. Los pill� a los dos jodiendo en mi cama, �qu� te parece?
La muy zorra estaba revolc�ndose con mi novio en mi cama y encima ni siquiera
est� buena. Entonces pens� que amor con amor se paga y decid� que esta noche me
acostar�a con el t�o m�s feo que conociera. Perdona, no deb�a haber dicho eso.
El caso es que ahora que te conozco un poquit�n creo que eres muy buen t�o y que
no te mereces que te utilice para darle celos a mi novio.


Por mi cabeza pasaron varios pensamientos. El primero el de
enviar a la mierda a esa golfa. Qu� se cre�a ella, que pod�a ir por ah� haciendo
lo que le diera la gana sin pensar en los sentimientos de los dem�s s�lo por que
estaba como un queso. Llegue a la conclusi�n de que s�, de que pod�a hacerlo. Al
fin y al cabo no dec�a nada m�s que la verdad. Yo era feo, incluso yo mismo lo
pensaba de mi, y qu� m�s daba si se hab�a fijado en mi por mi belleza o por mi
fealdad, lo que importaba era que esa hembra quer�a venganza y que necesitaba un
buen rabo esa noche, tanto daba que fuera yo o cualquier otro feo de esa
discoteca as� que pens� que no pod�a dejar escapar esa oportunidad y dejando mi
copa en la barra le puse una mano en los muslos, casi en la entrepierna, y le
dije:


As� que te quieres vengar de tu novio �no? Pues te vas a
vengar como nunca lo has hecho antes.


No s� si fue mi inesperado cambio de actitud o la rapidez con
que mi mano llegaba hasta sus bragas pero me pareci� ver por un breve momento
una sombra de duda en la mirada de Silvia.


Vamos a mi piso. �dijo finalmente y volvi� a sonre�r como
hab�a estado haciendo durante todo el rato.


Ni siquiera me desped� de mis amigos. El universo entero para
m� se hab�a reducido al metro ochenta de mujer que sal�a del brazo conmigo de la
discoteca mientras algunos de los muchachos que observaban el ganado desde una
esquina del local me miraban con cierta incredulidad y envidia.


En el trayecto de la discoteca a mi coche no le quit� ni un
momento la mano del culo. Ten�a un culito maciz�n, de esos que no te cansas de
acariciar una y otra vez, durito y apretado como una fruta a punto de explotar.
Mis dedos acariciaban la piel templada de sus nalgas bajo la falda, y ni
siquiera la fina tela de su tanga, enrollada entre la raja de sus cachetes me
imped�an disfrutar de aquel momento m�gico. Tan s�lo una terrible duda
atormentaba mi estropeada mente alcoholizada: estar�a su novio all�.


Como si mis pensamientos entraran en su cuerpo a trav�s de
mis dedos Silvia me tranquiliz�.


No te preocupes, lo he preparado todo en casa. Quiero grabar
en v�deo todo lo que hagamos, para que pueda ver la cara de tonto que se le
queda a mi novio cuando lo vea.


Respir� aliviado y me arm� de valor para dejar caer un par de
dedos hacia la parte delantera de su tanga. All�, por debajo de la min�scula
braguita, me esperaba un delicioso co�ito, mi primer co�ito. Lo not� caliente,
quiz�s no tanto como esperaba, y aunque lo encontr� lubricado ni mucho menos se
trataba de aquellos chochos mojad�simos de los que tanto hab�a o�do hablar en
los relatos que le�a y en las conversaciones que ten�an algunos de mis amigos.
Estaba rasurado, eso s�, con una fina l�nea de bello que recorr�a toda la
longitud de su rajita. Le introduje un dedo en ella, separando un poco sus
labios y encontrando ahora s� un sexo m�s h�medo y caliente.


Al entrar al coche tuve que separarme inevitablemente de su
sexo. Al hacerlo llev� aquellos dedos manchados de ella a mi nariz y los ol�
profundamente disfrutando con su olor.


�qu� haces? Cualquiera dir�a que es el primer co�o que
hueles.


Lo es. �dije yo mir�ndola a la cara con seriedad. Ella
sonri�.


No, no es verdad, es una broma �no?


No contest�. Al parecer a Silvia no le hab�a hecho mucha
gracia mi �ltima confesi�n.


Joder, soy tonta hasta para ponerle los cuernos a mi novio.


Nuevamente me dieron ganas de soltarle una buena reprimenda
por ser tan cre�da y desconsiderada conmigo pero el bulto que ten�a en el
paquete ya no me dejaba pensar con claridad y qu� co�o, por una mujer como esa
val�a la pena aguantar alguna que otra humillaci�n.


Perdona, no quise decir eso. �se disculp� a la vez que dejaba
caer su mano izquierda sobre el prominente bulto de mis pantalones.


Bueno, al menos parece que tienes una buena herramienta.


Eso era cierto, pues pese a todo mi polla era lo �nico de lo
que estaba orgulloso de mi fisonom�a. L�stima que hasta ahora le haya dado un
uso tan discreto en mi vida.


Conduje hasta su apartamento siguiendo las indicaciones que
me iba dando. Su mano era ya como una prolongaci�n de mi pene pues no se
separaba de �l ni un instante. Adem�s, para ponerme a�n m�s cachondo se
desabroch� la blusa y se quit� el tanga.


Ten, te lo regalo, como recuerdo de tu primera vez. �dijo
Silvia cuando me detuve en un sem�foro. Yo cog� la min�scula prenda y me la
guard� en el bolsillo de atr�s de los pantalones.


Para por aqu�, vivo en ese bloque de pisos. �dijo mientras se
recompon�a un poco la ropa.


Consegu� aparcar dos calles m�s para all� y antes de bajarnos
del coche le ech� una nueva mirada a Silvia.


Si yo fuera tu novio no te dejar�a salir de casa vestida as�
Es m�s, si yo fuera tu novio no te dejar�a salir de casa.


Eres un machista.


No, no te dejar�a salir de casa porque estar�amos follando
las 24 horas del d�a.


En el corto trayecto que nos separaba de su apartamento no
dejamos de tocarnos y besarnos como si nunca lo hubi�semos hecho. Ahora Silvia
estaba ya muy mojada, completamente caliente y deseosa de recibir mi miembro
entre sus piernas y hab�a dejado atr�s su orgullo y altivez. Era una diosa que
hab�a descendido al mundo de los mortales y que como tales ten�a necesidades,
deseos y fantas�as.


Entramos en su portal y una vez dentro del ascensor Silvia no
pudo contenerse m�s. Baj� la cremallera de mis pantalones y busc� dentro de
ellos con sus manos. Sus dedos se apoderaron de mi hinchada berga y la sacaron
hacia fuera con impaciencia. Quer�a verla, olerla, lamerla, llenarse toda ella
de su aroma y embriagarse con �l. Se agach�, mientras el ascensor ascend�a piso
tras piso a un ritmo lento, Silvia lam�a mi polla y mis huevos y me provocaba
sensaciones que ni siquiera hab�a alcanzado a imaginar en mis fantas�as m�s
lujuriosas. De pronto el ascensor se detuvo con un movimiento brusco y la puerta
que ten�amos delante se abri�. Silvia, que segu�a amorrada a mis bajos se
incorpor� y me dio un beso en la boca mientras yo me hac�a con sus tetas por
debajo de la blusa.


Ser� mejor que entremos en mi piso antes de que nos pille
alg�n vecino.


Seguro que no te importar�a que se uniera a la fiesta. �dije
yo bromeando mientras le mord�a uno de sus pezones.


Cuando entramos en el apartamento de Silvia ella ya iba casi
desnuda. Sin bragas y con la blusa y el sujetador medio desabrochados parec�a
que acababa de llegar de una vacanal cuando en realidad ni siquiera hab�a
empezado. Fuimos directos al dormitorio. Silvia me pidi� que me desnudara
mientras ella iba en busca de la c�mara para grabarlo todo. Cuando regres� yo
estaba desnudo sobre la cama, con una buena erecci�n. Silvia comenz� a filmarme
con planos largos de todo mi cuerpo y con planos cortos en honor a mi polla.
Luego, cuando se asegur� de que la c�mara funcionaba bien la dej� sobre un
mueble enfocada hacia la cama y vino hacia mi.


Ahora vamos a divertirnos un rato t� y yo.


Silvia volvi� a situar la cabeza entre mis piernas y comenz�
una mamada tan rica que a�n ahora, al recordarla, vuelvo a tener una erecci�n.
Su lengua y sus manos se relevaban de mi polla a mis huevos y pronto una gota de
semen se derram� de mi berga.


�no ir�s a correrte ya? �me reproch� Silvia.


No, intentar� que no, pero t� no seas tan buena haciendo eso.


�quieres probar t�, a ver qu� tal se te da?


S�, d�jame comerte.


Silvia se tumb� sobre la cama y separ� las piernas
ofreci�ndome su hinchado sexo. Yo llev� mi boca hacia �l y una vez lo tuve al
lado lo comenc� a lamer tal y como hab�a visto en las pel�culas porno. Lo
primero que hice fue localizar su cl�toris. Sab�a que ese era el centro de su
placer y que si consegu�a estimularlo adecuadamente pod�a hacerla volver loca.
Tambi�n sab�a que deb�a ir con cuidado pues si lo estimulaba demasiado fuerte
pod�a causarle dolor en lograr de placer. Con suavidad, pero con la voracidad
que te da el no haber tenido un co�o en tus manos durante tantos a�os comenc� a
lamerle el sexo de arriba abajo, de izquierda a derecha, saboreando sus flujos y
su olor.


Al parecer a Silvia aquello le estaba gustando. Seguramente
no era la mejor comida que le hab�an hecho pero estaba seguro de que era la vez
que m�s gana le hab�an puesto en ello.


Ooooooh, s�, sigue as�, no pares, ooooooooooh, qu� rico�


Mi nariz, la cual siempre hab�a encontrado demasiado grande y
respingada, era ahora un estilete fant�stico entre sus labios vaginales. A la
vez que segu�a lamiendo su sexo le introduje un par de dedos en la vagina.
Entraron con facilidad pues Silvia andaba ya muy excitada. Al parecer el
sentirse penetrada le proporcion� a�n m�s placer y pronto sus gemidos fueron
insoportablemente sensuales. Mi polla iba a reventar de dura que estaba y
necesitaba descargar con urgencia pues el dolor en los test�culos era ya
importante. Mientras segu�a comiendo el sexo de Silvia me gir� de tal manera que
mi polla qued� a pocos cent�metros de su boca. Ella la recibi� encantada y la
cobij� dentro de sus labios. Volv�a a sentir su lengua recorrer mi glande cuando
Silvia se corri� dejando ir todos sus flujos en mi boca. Sus gritos de placer,
amortiguados por mi berga hac�an que me excitara m�s y m�s y poco despu�s no
pude evitar correrme abundantemente en su cara y cuello pues le avis� para que
se apartara.


Que lengua tan rica tienes �le dije cuando pude recuperarme
del largo orgasmo.


Si, pero espero que esto no se quede as� Estoy demasiado
cachonda a�n.


Mira, es que no la ves, casi ni se me ha bajado, y eso que te
solt� una buena lechada.


Dame, d�jame que te la ponga dura de nuevo.


Silvia volvi� a llevarse mi polla a la boca y lami� los
restos de semen que en ella quedaban. R�pidamente mi berga reaccion� y recobr�
el vigor que hab�a tenido minutos antes.


Son muchos a�os de pasar hambre. �le dije sonriente a Silvia
al ver lo dura que la ten�a de nuevo.


S�, ya veo, ya veo.


Silvia me empuj� con sus manos para que quedara tumbado boca
arriba. Luego, situ�ndose sobre mi se introdujo mi polla de un golpe. Silvia
quer�a cabalgarme y se notaba que no era la primera vez que lo hac�a. Controlaba
perfectamente el ritmo de sus movimientos y se coordinaba a la perfecci�n con
los m�os. Ligeramente adelantada hacia mi me ofrec�a sus pechos, los cuales
comenc� a amasar como si se tratara de hacer pan. Eran un par de tetas
magn�ficas, las m�s grandes que nunca hab�a tenido en mis manos aunque eso no
fuera muy dif�cil, la verdad. Poco a poco me fue ense�ando a sincronizar mis
movimientos con los suyos y a conocer su cuerpo y sus necesidades en cada
momento. Era un polvo largo, lento, instructivo me atrever�a a decir. Ya no
ten�amos la urgencia que proporciona el deseo de orgasmar y pod�amos dedicar
todo el tiempo del mundo a disfrutar de las agradables sensaciones que nos
provoc�bamos el uno al otro. En ocasiones cambi�bamos de posici�n, y era yo
quien la montaba a ella y quien marcaba el ritmo. Comenz�bamos a sudar
abundantemente cuando me pareci� que Silvia quer�a ir acabando. Poco a poco
aument� el ritmo de sus movimientos y de sus jadeos y not� como un terrible
orgasmo se iba graguando entre los dos.


Aguanta, no te vayas a�n, aguanta un poco m�s, lo haces
genial. �dec�a Silvia mientras me clavaba sus u�as en la espalda.


Ya, ya, ya, ya, ya, ya�..


Silvia se estaba corriendo y yo aceler� un poco mis
embestidas para conseguir eyacular tambi�n. Al hacerlo casi pierdo el
conocimiento debido al enorme esfuerzo y a la gran sensaci�n de placer que me
invad�a el cuerpo desde la polla hasta la base del cr�neo.


No ha estado mal. �dijo Silvia, Nada mal para ser tu primer
polvo.


Yo me sent� halagado y le respond� con un beso en el ombligo.


Despu�s de unos minutos en los que casi ni nos mov�amos
Silvia me invit� a ver la grabaci�n del v�deo. Desnudos como est�bamos fuimos
hasta el comedor y all� enchuf� la c�mara a la televisi�n y aparecimos los dos,
desnudos en su cama. Era divertido verlo, de hecho parec�a una mala pel�cula
porno. Los cuadros eran siempre est�ticos y a veces alguno de los dos nos
sal�amos del cuadro y no se nos ve�a. Sin embargo era excitante y pronto tuve
una nueva erecci�n. Silvia lo advirti� y se ofreci� voluntaria para calmar mi
inagotable sed de sexo.


Te dar� mi culito. �dijo y se puso a cuatro patas en el
suelo.


Miaaau, miaaau, -aullaba como una gatita en celo. Entonces me
coloqu� tras ella y con la lengua comenc� a lamerle el ano. Ten�a un sabor
fuerte pero no era tan desagradable como hab�a imaginado en mis fantas�as.
Cuando estuvo bien mojadito le introduje un dedo para ver qu� tal entraba.
Entraba bien, de hecho parec�a estar acostumbrado a ser penetrado. Entonces
prob� con dos dedos y luego hasta con tres. Silvia estaba lista. Embadurn� mi
polla con saliva y con los flujos del sexo de Silvia y me dispuse a penetrarla.


Ves con cuidado, sobre todo al principio. �dijo ella.


Yo comenc� a empujar lentamente. Con cierta dificultad iba
avanzando en mi empe�o. Al fin mi berga entr� por completo en su culito y
comenc� a moverme sobre ella mientras con las manos la agarraba de las tetas.


As�, cabr�n, as�, dame bien duro. �me dec�a ella que hab�a
deslizado una mano a su vagina.


As�, as�, hasta que me partas el culo. �dec�a y con sus
palabras cada vez me excitaba m�s y m�s.


As�, dale fuerte, dale sin miedo.


El culo de Silvia aprisionaba con fuerza mi polla y eso hac�a
que mi placer aumentara r�pidamente. Mientras la penetraba miraba de vez en
cuando la pantalla del televisor. Una de las veces la vi a ella, saltando sobre
mi pene como una enloquecida y el verlo hizo acelerar mi orgasmo. Me corr� por
tercera vez en poco tiempo y sin embargo la cantidad de semen que vert�a en cada
eyaculaci�n pr�cticamente no hab�a disminuido.


Despu�s de eso Silvia me dijo que estaba cansada y que quer�a
irse a dormir. Me dijo que hab�a sido una gran noche y que quiz�s alg�n d�a
pudi�ramos repetirla. Yo me desped� de ella con un beso y le dese� suerte con su
novio.


Esta ma�ana, cuando me despert� no acababa de cre�rmelo.
Dudaba sobre si no habr�a sido un sue�o y entonces me acord� del tanga. Sal� de
la cama en pelotas y busqu� en el bolsillo de atr�s de los pantalones.
Efectivamente all� estaba aquel peque�o retal de tela. Lo acerqu� a mi nariz y
lo ol�. Todav�a ol�a a Silvia.




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Relato: Virgen a los 30
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