Relato: Adicta a las perversiones de mi abuelo



Relato: Adicta a las perversiones de mi abuelo

A veces pienso que soy demasiado pervertida, no puedo
evitarlo.


Soy Cintia, la que se atreve a todo y a probado de todo.


He hecho cosas que ruborizar�an a m�s de uno... y he gozado
haci�ndolas, he disfrutado y tocado el cielo entre gemidos y humedades tibias
esparci�ndose por mi cuerpo.


�C�mo empezar? Hoy soy toda una mujer de veintitr�s a�os,
pero esta historia comenz� hace tiempo ya... Mi madre era una adolescente cuando
escap� de su casa con mi futuro padre, llev�ndome todav�a en su vientre y le
propin� a mi abuela un disgusto tan grande que la acab� con un infarto. De todo
esto me enter� a�os m�s tarde cuando por entonces viv�a en una casa modesta con
mam�, mi hermanito de ocho meses y mi padre, al que poco ve�a pues se la pasaba
fuera en busca de trabajo o mejor dicho bebiendo con sus amigos y jugando y
perdiendo lo poco que ten�amos. Yo ten�a 18 a�os cuando lo enviaron a la
c�rcel por robar en una tienda dej�ndonos completamente desamparadas con mam� y
el beb�, hasta nos remataron la casa por las deudas.


As� fue que volvimos a la casa del abuelo Juan. �l vino a
buscarnos cuando se enter� de nuestra situaci�n y se hizo cargo de nosotros. A
pesar de que viv�a bastante cerca en todos esos a�os hab�amos tenido poco
contacto y al principio la coexistencia fue bastante tensa y mam� como que no se
acostumbraba a la situaci�n; ser�a que el abuelo era un hombre serio y bastante
autoritario, y parec�a que no se perdonaban las cuestiones del pasado.


Era bastante joven para llamarlo abuelo, creo que esos d�as
no hab�a llegado a cumplir cincuenta a�os, y se conservaba con la estampa
varonil de un trabajador rudo y vigoroso, pasaba los d�as en su taller
arreglando autom�viles y motores y llevaba una buena vida, tal vez demasiado
solitaria hasta nuestra llegada. Conmigo era bueno y cari�oso, no dejaba que
nada me faltara y se desviv�a por atenderme y yo llegu� a sentirme mejor y
segura viviendo con �l. Adem�s la casa era antigua pero amplia, con las
habitaciones que daban a un patio central rodeado por una galer�a y madreselvas
que trepaban por las paredes, y hasta ten�a mi propio cuarto.


Yo era m�s feliz aqu�, y cre�a que con el tiempo mam� tambi�n
lo ser�a, ella era una mujer a�n muy joven y bonita, bien proporcionada, de
largos cabellos rojizos y con ojos color verde agua que la hac�an m�s hermosa,
yo hab�a heredado sus pecas y era un tanto m�s rubia, y no hallaba la hora que
mi cuerpo terminara de crecer para parecerme a ella. Me miraba al espejo
esperando ver crecer mis pechos, pero compararlos con los senos hinchados de
leche de mam� era descorazonador. Esa era mi mayor preocupaci�n por aquellos
d�as, tal vez en ese entonces era una nena demasiado inocente para darme cuenta
de la realidad de las cosas pero pronto descubrir�a nuevas formas de ver la vida
que me marcar�an para siempre.


Una noche ve�amos televisi�n en el sill�n con el abuelo
mientras mam� en su habitaci�n amamantaba al beb� y lo acostaba en su cuna. El
abuelo me abrazaba cari�oso y yo de apoco me apretujaba m�s contra �l. Era una
caricia inocente de mi parte, pero yo sent�a que de a poco �l me abrazaba m�s
intensamente y su mano le transpiraba al rozar la piel desnuda de mis brazos.
Entonces puso su otra mano en mis rodillas, la detuvo all� por un tiempo como si
no se diera cuenta y de a poco comenz� a acariciarme, apenas roz�ndome iba
siguiendo el contorno del borde de mi faldita sobre los muslos provoc�ndome un
cosquilleo nervioso mientras me susurraba al o�do que yo era su nena bonita y
que estaba muy crecidita, eres toda una mujercita me dec�a. Yo me dejaba hacer,
me gustaba ser mimada y era una sensaci�n agradable sentirlo tan cerca, no ve�a
nada de malo en esa muestra de cari�o y segu�a apretuj�ndome a �l como una
gatita mimosa... �l me acomod� de lado como jugando y casi cubri�ndome con su
cuerpo mientras re�amos y yo disfrutaba del momento... hasta que sent� una
dureza creciente contra mi muslo... y no era la hebilla de su cintur�n... Un
sobresalto me recorri� toda porque me di cuenta que le estaba provocando una
tremenda erecci�n, yo era virgen pero no tan inocente en temas de sexo; hab�a
charlado con mis amigas del colegio y hojeado las revistas porno que ellas le
sacaban a sus hermanos varones, y tambi�n hab�a espiado varias veces a mis
padres en la cama y sab�a bien lo que era el miembro de un hombre, pero nunca lo
hab�a sentido tan cerca. Hice como que no me daba cuenta y dej� que el abuelo
siguiera con su juego, y ahora incentivado por mi pasividad y mi silencio ya me
rodeaba desde atr�s con sus brazos y me apoyaba descaradamente, casi frotando su
verga hinchada en mi colita virgen. Me daba mucha verg�enza... y tambi�n un
intenso calor me llenaba y aceleraba mi respiraci�n, deseaba librarme de �l... y
al mismo tiempo seguir as�, descubri�ndome como una mujer deseada por primera
vez por un hombre.


El se dio cuenta de c�mo me sent�a, me dio un beso suave en
el cuello bajo mi o�do, que me hizo estremecer y casi al mismo tiempo con la
yema de su pulgar recorri� lentamente mi pecho sobre la remera, acariciando y
sintiendo mi pez�n endurecido.


Est�s mimosa, no? Me susurr� mientras me tocaba y yo no supe
que decir, solo un peque�o gemido de aprobaci�n se escap� mientras me mord�a yo
los labios dej�ndome llevar por la excitaci�n...


Entonces o� a mi madre que ven�a de la cocina y apenas nos
dio tiempo para acomodarnos en el sill�n. Yo estaba sonrojada y nerviosa y creo
que a ella la situaci�n le pareci� sospechosa porque de inmediato me mand� a
dormir con el pretexto que era tarde.


Me met� a la cama, todo mi cuerpo estaba tibio y deseoso de
algo que todav�a no conoc�a pero s� deseaba, mi entrepierna h�meda ped�a a
gritos que me masturbara para desahogarme y me entregu� enloquecida a la
agradable tarea de tocarme hasta acabar entre jadeos mojando las s�banas con mis
jugos.


Despu�s me qued� dando vueltas en la cama sin poder dormirme.
Desde mi ventana pod�a ver el resplandor de la luz en el comedor, tal vez si
mam� se hab�a acostado el abuelo estar�a solo viendo la tele... y quer�a estar
con �l. Fui acerc�ndome despacio en puntas de pie para que no me sintiera y
darle la sorpresa, pero la sorprendida ser�a yo...


La luz �mbar de un velador iluminaba el comedor oscuro y
hac�a m�s irreal la escena, casi parec�a salida de un sue�o brumoso y mis ojos
se adaptaban a ella mientras trataba de interpretar lo que ve�an, no lo pod�a
creer.. Mam� se encontraba en el sill�n con la cabeza echada hacia atr�s en el
respaldo, la blusa desprendida y el sost�n enredado en el cuello, los pechos
grandes como calabazas coronados por pezones de oscuros color chocolate casi
brillaban al reflejo de la luz, h�medos de la saliva del abuelo Juan que los
lam�a y chupaba enloquecido, estrujaba esas mamas lechosas como hambriento,
sob�ndolas con la mano izquierda mientras su diestra se perd�a entre las piernas
de mi madre que con la falda levantada hasta la cintura oscilaba su cuerpo al
ritmo de ese manoseo lujurioso, y gem�a d�bilmente con los ojos entrecerrados.


Mi coraz�n se aceleraba mientras los ve�a y tuve miedo de que
el retumbar de sus latidos descubriera mi presencia. El abuelo ahora se estaba
bajando apresurado los pantalones dejando al descubierto su miembro
completamente hinchado, una verga gruesa y venosa, con la cabezota color p�rpura
a punto de reventar, grande como la cabeza de un gato, la puso frente al rostro
de mam�... chupala, mi putita, chupala... ella giraba la cara como neg�ndose, y
esa actitud excit� a�n m�s al abuelo, entonces �l la sujet� de los cabellos
mientras con la otra mano aferraba su miembro endurecido y poni�ndolo contra los
labios de mam� se lo meti� de un golpe hasta la garganta, mientras entre
gru�idos de gozo dec�a... as� beb�, si, s�cale la lechita a papi... hace mucho
tiempo que esperaba esto... chupala as�, no pares, no pares... Y mam� lejos de
resistirse de a poco se entregaba, su boca sub�a y bajaba sobre el miembro
siguiendo el ritmo que le impon�a el abuelo y sus tirones en el cabello. A
medida que �l gozaba, aflojaba la tensi�n... y entonces fue mam� la que se
convirti� en hembra dominadora, sus labios carnosos primero succionaban despacio
y sin detenerse, para luego ir aumentando paulatinamente la intensidad de la
mamada hasta hacer jadear al abuelo, entonces ella sac� la verga de su boca solo
para besarla y recorrerla suavemente con la punta de la lengua en una lamida
lenta desde la cabezota a los test�culos que lo hizo estremecer.


Yo me preguntaba si ella estar�a tambi�n gozando con lo que
hac�a o solo actuaba, sus ojos verdes entrecerrados parec�an perdidos, nunca la
hab�a visto as� con esa expresi�n en el rostro, su mirada parec�a abandonada...
o completamente ida entre nubes de placer... o tal vez la verga de los hombres
ten�a algo misterioso que cautivaba a las mujeres y las convert�a en esclavas...
yo misma con solo ver me estaba enloqueciendo, presa de una calentura que
recorr�a todo mi cuerpo, me dol�an los pezones endurecidos y mis manos como
actuando solas dominaban mi voluntad y se deslizaban por mis bragas hacia mi
sexo h�medo masturb�ndome presa de una fiebre de locura ante las im�genes de
sexo animal que contemplaba.


El abuelo cada vez m�s excitado y enloquecido de gusto se
apoyaba contra el cuerpo de mam� apretuj�ndola contra el sill�n, tanto que ella
perdi� el equilibrio y se desliz� hasta quedar boca arriba sobre los almohadones
del sill�n. Entonces �l aprovech� la situaci�n y se le mont� encima, y colocando
sus rodillas a ambos lados del torso de mam� comenz� a hundir su verga entre los
pechos suaves y lechosos, acunaba su miembro duro entre las tetas frot�ndolo sin
cesar en esos globos h�medos por la leche que manaba de los pezones formando
hilitos blanquecinos que ca�an hacia el interior de ese valle donde mojaban al
instrumento lujurioso del abuelo. �l hundi� la pija gorda e hinchada en ese
liquido tibio y dulce y goteando se la puso en los labios a mam�, que tom� de su
propia leche lamiendo golosa hasta que el abuelo se la meti� por completo y
empez� un mete y saca desenfrenado, como cogi�ndola por la boca, adentro y
afuera sin parar mientras ella lo succionaba, lam�a y chupaba retorci�ndose, no
se si ahog�ndose con esa cosota llen�ndole la boca que parec�a no dejarla
respirar o ahogada en su propio papel de hembra complaciente.


Entonces el abuelo se sacudi� y ech� el cuerpo hacia atr�s
entre vibrantes gru�idos y jadeos de gusto mientras sus ojos se pon�an casi en
blanco; su miembro escap� de los labios de mi madre brincando endurecido y
desbocado, con la cabezota morada explotando en chorros de l�quido espeso y
caliente que ba�aron la cara de mam� y la hicieron agitarse al sentir el semen
estrellarse en su rostro. Con su cuerpo a�n sacudido por espasmos de placer el
abuelo se aferr� la verga chorreante y se la meti� a mam� de nuevo en la boca
para que ella succionara los �ltimos chorros de su acabada, dej� que ella
tragara y limpiara con la lengua para despu�s refreg�rsela por el rostro,
unt�ndola en los mocos de leche espesa que resbalaban por su mejilla y que ella
lam�a lentamente, como si saboreara los colgajos de semen que todav�a brotaban
de esa cabezota.


Yo casi que pod�a sentir su olor, el olor del semen, del
sexo, aroma a macho cabr�o que me dilataba las fosas nasales y me hac�a imaginar
su sabor llenando mi boquita de nena deseosa de probar un hombre.


Ella fue quitando poco a poco los mechones de cabellos
rojizos que se pegaban a su rostro humedecido por la mezcla de semen y saliva.
Hasta en ese momento mam� se ve�a hermosa, una hembra cautivante fuente de los
oscuros deseos lujuriosos de mi abuelo. El se estaba tomando un descanso
apoyando su cara transpirada en los pechos de mam�, bes�ndolos suavemente como
ador�ndolos, mordisqueando despacio los pezones como un nene de pecho. Estuvo un
tiempo acarici�ndola, sigui� luego besando su vientre, descendiendo hasta meter
su cabeza bajo la corta pollera que se hab�a enrollado en torno a las caderas de
mam�, olisqueando sus bragas de encaje h�medas de fluidos vaginales; primero las
lami�, una, dos, tres lamidas, para despu�s arrancarlas de un tir�n y tras
quedarse un instante contemplando maravillado el espect�culo que se le ofrec�a,
hundir su rostro entre las piernas de mi madre, separ�ndolas y sosteni�ndolas en
alto con sus manos en los muslos, lamiendo y chupando desesperado, leng�etazos
lujuriosos e intensos que llevaban paulatinamente a la perdici�n a mam�. Su
cuerpo oscilaba al ritmo del chapoteo que produc�a la boca de mi abuelo, la
recorr�a toda desde la vagina al ano metiendo su lengua, sorbiendo sus jugos,
metiendo sus dedos gruesos en su sexo masturb�ndola al mismo tiempo. Ella
jadeaba y se retorc�a, cada vez m�s intensamente, sostenida por mi abuelo que
segu�a las contorsiones de sus caderas y no despegaba su boca devor�ndola sin
misericordia mientras la pajeaba, y preso de una lujuriosa perversi�n con los
dedos lubricados en los jugos de mam� arremeti� en su ano, metiendo dos dedos de
un golpe, haci�ndola gritar y arquear el cuerpo en el aire.


No satisfecho con esto y por dem�s excitado vi como su
miembro se endurec�a de deseo nuevamente y levantado las piernas de mam� sobre
sus hombros como si fuera una mu�eca la ensart� hasta el fondo, su pijota gruesa
se perdi� de una sola estocada entre los rosados y h�medos labios vaginales, se
hund�a una y otra vez en bombeos sucesivos como un martinete de carne, le daba
verga sin parar, someti�ndola a su antojo... y complaci�ndola tambi�n... mam�
ten�a su boca abierta y jadeaba como pose�da, ondulando las caderas arriba y
abajo como hembra complaciente para terminar abraz�ndose a �l en gritos de gozo.
No s� si el abuelo hab�a quebrado la voluntad de mam� y ten�a su cari�o, pero s�
ya dominaba por completo su cuerpo, y la estaba haciendo acabar en una sucesi�n
de orgasmos salvajes como creo que nunca lo hab�a hecho mi padre.


Pleno de satisfacci�n con la victoria obtenida el abuelo iba
por m�s; aprovechando que mam� todav�a jadeaba ronroneando y recuper�ndose,
expuesta y con las defensas bajas entregada a todos sus deseos, �l sab�a que
pod�a hacerle lo que se le antojara. La tom� de una pierna y la hizo girar, la
dej� boca abajo y lami� su espalda desde la nuca hasta las nalgas, saboreando el
bocado que estaba por disfrutar. La abraz� desde atr�s por el vientre y levant�
sus caderas, dej�ndola con la grupa en alto, poni�ndola en cuatro patas como una
yegua a punto de ser servida. Y su verga de semental se clav� de nuevo en la
concha mojada de mi madre haci�ndola reaccionar con suspiros de gozo y grititos
entrecortados, completamente domesticada por ese instrumento que la llenaba. Y
el abuelo pon�a sus manos en el culo redondo y terso de mam� y la montaba,
apretaba sus nalgas blancas y sedosas dejando marcas rojizas en la piel suave...
entonces el abuelo escupi� entre sus nalgas y con la yema de su pulgar le
acariciaba el ano en c�rculos y se lo ensalivaba, relaj�ndola as� se lo fue
enterrando poco a poco hasta hundirlo completamente en su culo apretado, la hizo
gemir m�s intensamente y despu�s gritar cuando meti� otros dos dedos dilat�ndola
a�n m�s y prepar�ndola para recibir el premio mayor... mam� meneaba la cintura y
entre balbuceos entrecortados le ped�a que se detuviera, d�ndose cuenta de lo
que le esperaba... No, as� no.. Por favor... no, papito... nooo... Pero el
abuelo no tuvo clemencia a sus s�plicas, por toda respuesta s�lo retir� sus
dedos para dejar lugar en la estrecha entrada a la cabezota hinchada de su verga
y entonces arremeti� sin compasi�n, deseoso de disfrutar del manjar que se le
ofrec�a. Mam� se sacud�a moviendo las caderas en c�rculos como queriendo
librarse del inminente empalamiento, entonces el abuelo, enloquecido por
tenerla, la sujet� del cuello con fuerza y apret� su rostro contra el respaldo
del sill�n, hasta tenerla quieta y lista para servirla, entonces comenz� a
penetrarla, presionando cada vez m�s y m�s, bufando de gusto como un toro en
brama al sentir que venc�a la resistencia del culo de mam� y su glande se hund�a
en ese pasaje estrecho, caliente y apretado, que ahora parec�a ce�irse a su
pijota gruesa haci�ndolo alcanzar el placer de los dioses. Se detuvo un instante
como disfrutando del momento, s�lo para iniciar un mete y saca intenso, cada
arremetida se la met�a m�s profundo, deseoso de tenerla toda, no estuvo
satisfecho hasta que sus test�culos se balancearon y apretaron contra las nalgas
de mam�, bien a fondo. La ten�a calzada por completo, y ahora la pose�a sin
compasi�n, casi se le sub�a encima a mi madre para hund�rsela m�s, la hac�a
jadear y retorcerse sollozando, sus pechos se bamboleaban y se sacud�an
salpicando leche en cada bombeo de la verga del abuelo y �l se los apretaba
exprimi�ndolos y orde��ndolos con ambas manos mientras besaba y mordisqueaba sus
hombros, su cuello, la tomaba del cabello y hac�a girar su rostro para lam�rselo
y besarla con pasi�n, con locura desbocada por esa hembra que hab�a estado
esperado durante a�os de deseo incestuoso reprimido, y ahora por fin liberado.


Mam� se dejaba hacer, completamente entregada y sometida,
como una mu�eca sin voluntad propia, los largos cabellos enmara�ados se sacud�an
y ca�an revueltos en una cascada rojiza, ten�a la boca abierta y respiraba
agitada, ahogando roncos aullidos al comp�s de las embestidas del abuelo. Yo
pensaba en esa cosota enterrada en su cuerpo y pensaba que la estaba matando,
que en cualquier momento se desmayar�a por completo. Y como si leyera mis
pensamientos y fuera a rematarla, el abuelo le dio la estocada de gracia con una
arremetida final que la hizo estremecer y retorcerse sacudiendo todas las fibras
de su cuerpo, sus gritos s�lo fueron ahogados por los gru�idos de satisfacci�n
del abuelo que se derramaba a mares dentro de su culo.


De pronto los dos se hab�an quedado quietos, sin fuerzas,
exhaustos y completamente empapados en sudor, en leche, en semen y fluidos
vaginales...


El abuelo recuperaba el aire y se restregaba contra el cuerpo
de mam� como no queriendo que ese momento terminara Se hizo a un lado lentamente
y al sacar su verga bamboleante pude ver el ano dilatado y como la leche se
escurr�a entre las piernas de mam�. �l pas� la mano recogiendo el semen y
esparci�ndolo por las nalgas como jugando, satisfecho y orgulloso de la tarea
realizada. Despu�s bes� la espalda de mam�, despacio, hizo a un lado los
cabellos de su rostro y volvi� a besarla, ahora suavemente en la mejilla y en la
frente...Yo no lo pod�a creer, acababa de culearla sin parar como un animal y
ahora se pon�a en el papel del padre cari�oso dando su beso de buenas noches,
faltaba que la arropara!!


Y para hacer mayor mi sorpresa..., lejos de reaccionar mal,
mam� se acurruc� en su hombro como una nena mimada y tom�ndolo de la mano...
pas� su lengua lentamente por los dedos del abuelo, lamiendo el semen que �l
hab�a recogido de su culo... !!!! La muy puta!! Yo preocupada por su suerte y
ella parec�a que la hab�a estado gozando todo el tiempo...


Me fui haciendo hacia atr�s en puntas de pi� sin hacer ruido
y lentamente los dej� solos en el comedor. Cuando volv� a mi habitaci�n y me
recost� en la cama estaba perpleja y confundida, llena de preguntas... ser�a la
primera vez que lo hac�an? no, evidentemente ya hab�a una historia entre ellos
desde hac�a tiempo. Y por qu� mam� actuaba como si el detestara al abuelo, y
despu�s se entregaba con desenfreno a complacerlo... y a complacerse. Era como
si el abuelo fuera para ella una enfermedad, una droga que la corromp�a y la
hac�a adicta a sus dosis de amor perverso.


Y si era un mal de familia.... tambi�n yo lo padecer�a...? me
convertir�a yo tambi�n en adicta a las perversiones del abuelo...?


La idea de ser sometida a sus caprichos me daba miedo... y
tambi�n hac�a volar mis fantas�as con h�medas sensaciones.


Pronto, m�s pronto de lo que pod�a imaginarme iba a
descubrirlo.




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Relato: Adicta a las perversiones de mi abuelo
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