Mis sobrinos mulatos
Este relato sucedi� el verano pasado cuando fui a pasar el
fin de semana a casa de mi hermana. Ella vive a 500 kil�metros de distancia de
mi ciudad y nos vemos pocas veces. La �ltima vez que nos vimos fue hace dos
navidades: vino a mi casa con su marido, que es brasile�o, y sus dos hijos,
Jorge e Iv�n, que entonces ten�an 9 y 10 a�os. Siempre me he llevado muy bien
con mi hermana y su marido, tal vez sea por las escasas veces que nos vemos, y
cuando nos reunimos los tres charlamos horas y horas sobre nuestras cosas,
re�mos y aprovechamos para salir juntos a ver cualquier espect�culo que haya en
la ciudad. Yo estoy soltero, vivo solo y agradezco esos ratos que alguna vez al
a�o paso con ellos.
Mi hermana siempre ha tenido atenciones conmigo y cuando
llegu� a su casa ten�a un fenomenal banquete preparado en la mesa. Nos dirigimos
antes a la habitaci�n de los chicos para darles un beso. Jorge e Iv�n estaban
m�s creciditos, eran ya dos muchachitos de 11 y 12 a�os, mulatos por el cruce
entre brasile�o y espa�ola, cuyo tono tan oscuro de su piel les otorgaba una
belleza que llamaba la atenci�n. Mientras yo besaba a mis sobrinos mi hermana
puso mi bolsa de viaje encima de una de las camas del cuarto.
-"He tenido que preparar tu cama en la habitaci�n de los
chicos porque estamos haciendo reformas en el cuarto de los invitados", dijo mi
hermana, "espero que no te molesten estos diablillos".
-"Jajajajaja, no te preocupes....a ver si se me pega algo de
su juventud", respond� jovial.
Despu�s de comer todos juntos decidimos ir a dar un paseo.
Mis sobrinos prefirieron quedarse en casa porque daban un programa en la
televisi�n que no quer�an perderse. Anduvimos mi hermana, su marido y yo mucho
rato de un lado para otro y pude ver muchas cosas nuevas que no conoc�a de la
ciudad pues hac�a varios a�os que no la visitaba. Regresamos a �ltima hora de la
tarde a casa. Mi hermana prepar� la cena mientras su marido y yo nos pusimos a
charlar delante de unas cervezas. Tumbados en el suelo boca abajo, Jorge e Iv�n
segu�an enfrascados mirando la televisi�n. Como hac�a calor en la habitaci�n los
ni�os se hab�an quitado la camiseta y solo llevaban puesto un peque�o pantal�n
corto de deportes. Durante la conversaci�n no pude evitar fijarme en la espalda
y las piernas morenas de mis sobrinos. Los ni�os levantaban las pantorrillas de
vez en cuando y frotaban un pie con el otro de manera distra�da mientras segu�an
con inter�s la pel�cula.
A las 11 de la noche, terminada la cena y mientras beb�amos
un wisky los adultos, Jorge e Iv�n se fueron a acostar, sin duda aburridos por
nuestra conversaci�n. Tras varios wiskies, ya de madrugada, decidimos acostarnos
nosotros tambi�n.
Entr� en la habitaci�n de los chicos con mucho sigilo para no
despertales. El brillo de la luna iluminaba lo suficiente la estancia como para
no necesitar encender ninguna luz dentro. Me puse el pijama y me dispuse a
meterme en la cama, que estaba casi pegada a la de los chicos. De pie observ�
c�mo dorm�an profundamente. Parec�an dos potrillos hermosos con esos peque�itos
m�sculos que ya empezaban a asomarse en sus pechos y brazos, y el color marr�n
de su piel aumentaba su belleza en el contraste de sus calzoncillos blancos, que
era lo �nico que llevaban puesto. Los dos ni�os dorm�an boca arriba, con las
piernas y los brazos totalmente abiertos, en forma de cruz. Cuando me acerqu� a
ellos un poco m�s para contemplarles mejor vi con sorpresa que ambos ten�an un
bulto visible en sus calzoncillos. La extensi�n de aquellos bultos delataba
claramente que mientras so�aban estaban teniendo una fuerte erecci�n, lo cual
pens� que deb�a ser normal en los chicos a esas edades, pero que no dej� por
ello de impresionarme.
Mi coraz�n empez� a palpitar con fuerza y sent� que yo
tambi�n estaba teniendo la misma reacci�n masculina debajo de mi pijama.
Entonces, como si mi mano la guiara otra persona, coloqu� mis dedos sobre el
bulto de Jorge. El ni�o estaba profundamente dormido y no se movi�. En ese
momento mis dedos se cerraron muy lentamente hasta que rodearon el tronco que se
ocultaba tras la tela de su peque�o calzoncillo. Jorge respiraba profundamente,
tal vez so�aba con algo muy placentero pens�, y su pecho sub�a y bajaba
r�tmicamente. Tuve el deseo de tocar aquel pecho moreno y puse mis dedos encima
de �l, con mucha suavidad para que no se diera cuenta. Me atrev� a acariciarle
los pezones, que eran dos botones duros y negros como el azabache. Para entonces
mi polla estaba ya totalmente tiesa y comenc� a acariciarmela con la otra mano.
Finalmente, al ver el estado inconsciente del ni�o, me decid� a bajarle el
calzoncillo poco a poco hasta situarlo debajo de sus test�culos: de este modo
tuve ante m� un espect�culo que jam�s hubiera imaginado de mi peque�o sobrino.
El chico ten�a la polla totalmente tiesa en vertical y dura como una piedra. Era
una polla lisa, sin pelito alguno, morena como el resto de su cuerpo y
circuncidada, por lo que mostraba un glande despejado, en forma de ciruela, que
brillaba tanto como si estuviera recubierta de acero. El tama�o de aquel miembro
superaba en 2 o 3 cent�metros lo que yo imaginaba para un chico de 11 a�os. Cog�
aquel rabo con la mano, cerr� mi pu�o y comenc� a masturbarle muy lentamente. A
los pocos segundos el chico dio signos de despertarse y antes de que yo quisiera
taparle de nuevo e irme a la cama, Jorge abri� los ojos.
-"Qu� haces", dijo con un hilillo de voz.
Me qued� helado, sin saber qu� contestarle. Tal era mi estado
que ni siquiera retir� mi mano de su polla, que segu�a rode�ndola en toda su
extensi�n. Ante mi asombro, Jorge mir� hacia su hermano, que segu�a dormido, y
al girar de nuevo el rostro hacia m�, sonri� y dijo:
-"Sigue haci�ndolo si quieres, a m� me gusta".
Mi coraz�n empez� a latir a una velocidad incre�ble. All�
estaba mi sobrino mulato de 11 a�os ofreci�ndome su pene que yo sujetaba con mi
pu�o. Sin dudarlo, empec� a masturbar a Jorge, primero despacio, luego m�s
deprisa. El ni�o empez� a emitir leves jadeos que intentaba ahogar para no
despertar a su hermano. Al poco rato sent� la necesidad de darle placer de otro
modo. Me incorpor� a su cama y dirig� mis labios a aquel glande que brillaba en
la penumbra. Estuve lami�ndoselo bastante rato mientras que con una mano hacia
girar sus morenos test�culos. El chico empez� a retorcerse de placer cada vez
con m�s violencia hasta que con varios movimientos laterales, como si de una
culebrilla se tratara, solt� un gemido grande y eyacul� tres peque�os chorros de
esperma en mi boca. Mientras tragaba aquel l�quido del imp�ber, su hermano se
despert�.
Iv�n no tuvo necesidad de encender la luz para ver lo que
suced�a en la cama de su hermano. Para mi sorpresa Iv�n no se escandaliz� ni
hizo amago de irese corriendo a avisar a sus padres; recostado sobre su cama
dijo.
-"Bueno t�o, ya veo que lo estais pasando bien. A m� tambi�n
me gusta pasarlo bien sabes".
Sin dudarlo ni un segundo, y ante el temor de que pudiera
arrepentirse y salir de la habitaci�n en direcci�n a la de sus padres, me dirig�
a su cama y repet� la misma operaci�n que hab�a hecho con Jorge. Le baj� el
calzoncillo y encontr� un miembro del mismo aspecto que el de su hermano,
tambi�n liso y muy moreno, sin pelo alguno, tambi�n circuncidado, pero Iv�n
ten�a un tronco m�s largo que el de su hermanito y un glande m�s voluminoso a�n.
Me tragu� la polla de Iv�n y la lam� de arriba abajo durante unos minutos. El
ni�o estaba en las nubes al recibir mis lametazos en sus genitales. Al rato,
tras varios gemidos que eran cada vez m�s intensos, el ni�o solt� cuatro chorros
de semen, dos de ellos bastante abundantes, dentro de mi boca.
Despu�s de aquello me met� en mi cama y les ped� que si
guardaban el secreto les har�a lo mismo a la noche siguiente, lo cual aceptaron
de inmediato con una amplia sonrisa. La sorpresa final lleg� cuando mis dos
sobrinos se levantaron y dirigieron a mi cama. All� se situaron a la altura de
mis piernas y sin decir palabra comenzaron a lamer mi polla con sus lenguas.
Parec�a un sue�o: Jorge me pasaba su lengua por todo mi glande mientras Iv�n
deslizaba sus labios por mis test�culos, meti�ndoselos, por turnos, dentro de su
boca. Creo que tard� menos de un minuto en llegar al �xtasis y no pude evitar
soltar varios chorros, algunos de los cuales fueron a parar sobre las cabezas de
mis sobrinos y otros quedaron desperdigados por toda la cama.
A la ma�ana siguiente procur� mostrarme normal con mi hermana
y su marido, pero estuve todo el d�a deseando que llegara de nuevo la noche para
disfrutar con mis dos sobrinitos. Debo decir que las dos noches siguientes
fueron mucho m�s completas pues ambos ni�os no tuvieron reparo en ofrecerme
tambi�n sus preciosos culitos morenos para ser penetrados.
Cuando me desped� el lunes de mi hermana, qued� con ella en
que los chicos, como ten�an vacaciones de verano, vinieran a pasar 10 d�as a mi
casa. De este modo ella y su marido podr�an hacer alg�n viaje juntos por ah�. Al
mes siguiente recib� la visita de mis sobrinos. Todo lo que pas� aquellos diez
d�as lo contar� en otro relato.