Ese 18 abril era su 32 cumplea�os, llevaba tiempo pens�ndolo
y no me sent�a muy animada con la idea, ten�a miedo de que mi decisi�n pudiera
crear un quebranto en la relaci�n que manten�amos Ismael y yo desde hace tres
a�os.

Activamente sexuales, juguetones e inquietos, no dud�bamos en
exteriorizar nuestras fantas�as mientras manten�amos relaciones sexuales. Para
mi es inevitable jadear y hablar sin parar cuando siento dentro de mi, su erecto
y empalmado sexo clavarse en mis hinchadas paredes. Puedo insultarle, pedirle
que me someta... pierdo el control.

A �l le pasa algo similar, en esos momentos libera sus
sentimientos y me convierte en todo los personajes que guarda en sus fantas�as
ocultas, esas a las que debe recurrir cuando muchas noches antes de irse a
trabajar deja alguna de mis braguitas o tangas empapados con su semen... algo
que a mi me vuelve loca.

Tras un largo tiempo pens�ndolo me lanc�.

El pasado domingo mientras Ismael dorm�a la siesta acud� a la
secci�n de contactos del peri�dico dominical y tras leer muchos de sus anuncios
me decid� por uno, que en secreto recorte y guard� dentro de mi cartera.

Faltaban cuatro dias para su cumplea�os. Este es el primer
cumplea�os que pasamos desde que convivimos juntos, as� que en honor a este
hecho hab�amos decidido celebrarlo en nuestra nueva casa. Una velada �ntima y
rom�ntica, protagonizada por una cena que yo ser�a encargada de elaborar.

Durante los tres d�as siguientes me mantuve inquieta,
insegura, a punto siempre de llamar a "Elizabeth" y echarme atr�s en mi regalo.

La noche del jueves lleg�. Ismael pidi� ese d�a libre,
amaneci� feliz, radiante, cari�oso, envolvi�ndome en un profundo beso al que
acompa�aban er�ticas caricias que se deslizaban sobre mis desnudos pechos...

Mi inquietud me manten�a ausente e Ismael se percat�. Todos
los esfuerzos que hizo por mantener un encuentro sexual conmigo al comienzo del
d�a no fueron fruct�feros y �l no pareci� quedarse muy satisfecho.

El d�a se me hizo largo y corto, r�pido y lento. Intentaba
disimular, y ante las insistentes preguntas de mi pareja acerca de mi extra�o
estado de �nimo, cuando parec�a que no pod�a callarle no se me ocurri� otra que
juntar mis labios a los suyos, envolver con mi lengua la suya... y sumergir mi
mano bajo la tela �spera de sus vaqueros.

All� choqu� con un pene ansioso de placer desde el amanecer.
Eran las 19.30 horas de la tarde, lo pude ver en el horno de la cocina, en el
que se estaban preparando los pimientos rellenos de ese sofisticado libro de
cocina que compre hace unos meses.

Hab�a tiempo suficiente...

Desabroche los botones de su pantal�n, y por encima de la
tela de sus slips comenc� a acariciar su hinchado sexo. Estaba muy duro. Sus
manos pretend�an acceder a mi sexo pero yo me mantuve esquiva...

Apoyado sobre la encimera de la cocina, me arrodille ante su
abultada entrepierna, con mis manos agarrando su ardiente sexo lo saque por
fuera de la goma del slips y lo roce con la punta de mi lengua. Pareci�
retorcerse de placer.

Me gust� esa sensaci�n y me dio una idea para llevar a cabo
mi regalo de cumplea�os. Mi sexo se comenzaba a humedecer, lo notaba algo m�s
inflamado y de nuevo ante la excitaci�n mi mente flu�a mucho m�s r�pido.

Ismael apoyaba cada uno de sus brazos a un lado de su cuerpo.
Mi lengua lam�a la punta de su polla como si fuera el m�s dulce de los helados
en boca del m�s goloso de los ni�os. Con las yemas de mis dedos notaba el
relieve de cada una de las venas de su sexo y eso me encantaba.

Con la otra mano dejaba que mis dedos juguetearan con sus
test�culos y los aromas de nuestra cena de cumplea�os, aromas de cocina
mediterr�nea, se fusionaban con los de nuestros propios sexos... un aroma que
despierta cualquier sentido...

Soy capaz de notar, con las manos sobre su polla y su glande
entre mis labios, cuando est� a punto de correrse... as�, en ese momento, me
aleje de �l. Se acab� el sexo.

Su mirada desencajada y asombrada se centr� sobre m�, pens�
que estaba de broma y que volver�a a acabar la faena, pens� que despu�s dejar�a
que �l me tocara a mi, pero sin dudarlo fui al horno y saque los pimientos como
si todo eso no fuera conmigo...

Era tremendamente cruel y humillante verle ah�, con ese 1.87
de altura, fuerte, varonil, apoyado en la cocina, la polla casi amoratada
asomando entre sus pantalones, brillante, esperando mi atenci�n, casi
desesperado.

Me dijo que no le pod�a dejar as�... y al ver que mi actitud
no cambiaba se enfureci�.

Todo me pareci� divertido, nunca me comporte de esa manera
con �l, y no sab�a cual pod�a ser su reacci�n. Cuando sali� de la cocina en un
estado de semierecci�n, introduje mis dedos entre mi sexo y salieron brillantes
con alguna gotita resbalando entre ellos.

Ismael estaba en el cuarto, me acerqu� por su espalda y los
pase cerca de su respingona y graciosa nariz... una sonrisa se dibujo en sus
rostro y despu�s lami� mi dedo coraz�n. Bes� su mejilla y me alej� satisfecha.

Para la cena se visti� especialmente atractivo, perfumado con
ese aroma que me embriaga. Yo no dud� en como vestirme, mi chico no sab�a que
era lo que le esperaba, y hubiera puesto las manos en el fuego diciendo que, en
ningun momento se lo pudo llegar a imaginar.

En el ba�o de nuestro dormitorio dedique unos 45 minutos a
ducharme, depilarme con tes�n, perfumar mi piel, y dejar caer sobre mi cuerpo,
desnudo y lampi�o, un vestido azul noche de seda natural, que se anudaba al
cuello y ca�a asim�trico por encima de la rodilla, haciendo un efecto de vuelo
muy sugerente al andar.

Esa era mi �nica prenda de vestir. Mi pelo se recog�a en un
mo�o informal y desenfadado del que escapaban alguno de mis traviesos rizos por
mi nuca y frente...

Las manos de Ismael el d�a de su 32 cumplea�os estaban
insaciables, no tard� ni medio segundo en darse cuenta que mi pechos se mov�an
libremente bajo esa suave tela, que dejaba intuir a la perfecci�n los dos
botoncitos de mis pezones...

Me hab�a retrasado, ya eran las 22.30 y yo hab�a quedado con
Elizabeth a la 23.45. Quiz� por el alcohol de la cena estaba algo acalorada, y
lo cierto es que me mor�a de ganas de sentir el sexo de mi pareja dentro de mi
mientras me hac�a sentir la m�s guarra de todas las mujeres de la tierra... un
sentimiento que me llevaba hasta el climax.

Por cuestiones de tiempo, tuve que interrumpir la cena,
levant�ndome lentamente con mi mirada picara invitando a Ismael a
comportamientos perversos. Su sonrisa era sobresaliente, me hice sitio entre la
mesa y �l y me sent� sobre sus rodillas, de frente...

Sus ojos se clavaron, fijos, cristalinos, brillantes de los
grados de alcohol mientras mi lengua asomaba entre mi blanca dentadura y se
dirig�a como un astuto reptil hacia su yugular...

Cubr� su cuello de besos apasionados, entre lametones,
chupetones y peque�os mordisquitos, suaves y seductores, que me hicieron sentir
sobre mis nalgas el r�pido crecimiento de su polla...

Sus manos rodeaban mi cuerpo, acariciando mi desnuda espalda
y pasando sobre la suave tela las yemas de sus dedos en busca de electrizar mis
sensibles pezones...

El reloj del sal�n marcaba las 23.40...

No hab�a tiempo para abandonarse, el regalo ten�a que
consumarse antes de las 0.00, hora en la que ya no ser�a su cumplea�os.

Cog� r�pidamente la servilleta que envolv�a la botella de
vino, la enrolle y cegu� sus ojos. Su sonrisa se convirti� en sorpresa y pareci�
encantado... "estas muy juguetona hoy nena" ... fue lo �nico que dijo.

Me levante, y le gu�e hasta el dormitorio. All� lo ten�a todo
preparado, en el segundo caj�n de la c�moda. En la droguer�a hab�a comprado una
de esas cuerdas que se utilizan para tender.

Con la ayuda de mis manos y boca comenc� a desnudarle sin
perder demasiado tiempo, me hubiera gustado extenderme, pero el tiempo
apremiaba...

De repente me encontr� a mi atractivo Ismael, de pie, desnudo
con su pene totalmente empalmado y brillante, expectante. Cog� uno de sus brazos
y lo llev� a la espalda, y posteriormente el otro, anude con la cuerda de tender
sus dos manos hasta dejarlo inmovilizado sin hacer demasiada presi�n. Con un
suave sonido le avis� que ten�a que estar en silenci�.

Cuanto m�s reduc�a su voluntad m�s parec�a excitarse.

Le gu�e hasta la cama y le deje tumbado bocarriba. El reloj
del dormitorio marcaba las 23.48 lo que quer�a decir que la que dec�a llamarse
"Elizabeth" me estar�a esperando en el portal.

Efectivamente all� estaba. Me sent� algo intimidada, no sab�a
que hacer ni decir. Al verla supe que no me hab�a equivocado, que si con alguien
ten�a que ser era con esa chica. Una mulata bastante alta, alrededor de 1.75,
muy estilizada, con curvas discretas pero de aspecto impecable. En su anuncio
dec�a ser estudiante de origen cubano, yo tampoco quer�a saber nada m�s.

Telef�nicamente le explique que tipo de servicio deseaba y
las condiciones en las que se tendr�a que llevar acabo. En el portal lo repet�
para que no hubiera malos entendidos y pague por adelantado.

Cuando subimos Ismael no paraba de llamarme, al entrar me
excito una barbaridad verle all�, tan indefenso, con su pene aun erecto aunque
con menor intensidad. Me excit� much�simo ver a esa otra mujer al lado mir�ndole
con mi consentimiento, y no solo eso sino, bajo mi voluntad.

Mientras Elizabeth se quitaba su ropa (una falda muy corta
rosa y una camiseta blanca ajustada) vi que ella, al igual que yo ese d�a, no
llevaba ropa interior.

Ismael, en sus momentos de �xtasis siempre me habl� de una
mulata, una fantas�a con la cual desde joven se hab�a masturbado, imaginando
como ser�a la vulva de una jovencita morena entre sus labios... y entre los
m�os.

Me puse sobre su cuerpo, apoyando mi sexo sobre el suyo,
quit� el nudo de mi cuello y saque la tela por mi cabeza dej�ndola caer sobre el
cuello de �l. Todo el rato quer�a hablar, pero le dije que no me obligara a
tener que amordazarle... mis palabras en un tono algo perverso parecieron hacer
efecto.

Deje que mis pechos, redondos y abundantes descansaran sobre
su torso mientras me fund�a en un apasionado beso en el que se mezclaban
nuestros fluidos. La punta de sus sexo ca�a justo al comienzo de mi caliente y
palpitante vulva, presionando con energ�a mi cl�toris cuando me pegaba fuerte a
�l.

Cubr� su cuello de besos, mordisquee el l�bulo de su oreja y
le susurr� que ahora comenzaba su regalo de cumplea�os.

En ese momento era cuando Elizabeth ten�a la orden de
comenzar su tarea. Con mis manos cog� el miembro de mi novio. Me sent� sobre su
tripita y dej� que �ste quedara justo detr�s de mis nalgas. Me fund� en un beso
con �l, mientras, las manos de la mulata le agarraban e introduc�a su polla
dentro de sus expertos labios...

Fue impresionante el jadeo profundo que sali� de los labios
de Ismael. Se retorci� e intent� hablar. Sell� con mis dedos sus labios, y cedi�
sin resistencia.

Ismael ten�a los genitales totalmente hinchados, sus jadeos
eran suspiros profundos, creo que hab�a contratado un buen servicio del que yo
tambi�n estaba disfrutando. Me apart� un segundo para observar como ella se lo
hac�a a mi chico, y desde el fondo apoyada sobre la c�moda deje escurrirse a mis
dedos hacia el epicentro de mi placer...

Al lado de las cuerdas que compr� hab�a una caja de
preservativos. Nosotros no los usamos, tomo la p�ldora y somos pareja estable,
pero en esta ocasi�n las cosas no se iban a quedar a medias, la sorpresa tendr�a
que ser completa. Saqu� uno y se lo d� a ella. Al separarse para cogerlo y abrir
la funda, vi como se enganchaba a sus labios un hilo de la humedad de Ismael a
punto de fluir...

El contraste de la piel de las dos era escandalosamente
atractivo. Se lo coloc� con los labios. �l, solo se dejaba hacer. Ella, se subi�
encima, apoyo la punta del grueso capullo de Ismael sobre su estrecho sexo y
lentamente se fue abriendo paso. Era cruel la escena, pero lo dura y cruel que
resultaba me llenaba de morbo y ansiedad.

Mientras el sexo de mi pareja se cubr�a del calor y pasi�n de
otra yo me arrodillaba al lado de su cabeza y le deseaba un cumplea�os feliz
mientras que una de mis manos acariciaba su pelo y la otra desanudaba la venda
que tapaban sus ojos...

Su mirada se quedo presa de un p�nico y excitaci�n creciente
cuando vio a esa joven chica de pechos morenos y pezones de chocolate votando
sobre su morado sexo, sobre nuestra cama y bajo mi atenta mirada.

Todav�a no estaba todo hecho. Bes� sus labios y puse una
rodilla a cada uno de los lados de su cabeza dejando reposar mi chorreante
co�ito sobre sus labios calientes y sonrosados, oblig�ndole a relamer toda mi
pasi�n...

Elizabeth y yo est�bamos una frente a la otra... las manos de
la mulata comenzaron a acariciar mis pechos, y yo entorn� los ojos para dejarme
llevar por tan gratas caricias mientras la lengua de mi amante se perd�a por
cada uno de mis pliegues genitales.

Intercambiamos nuestras posiciones, desenfund� el oprimido
sexo de Ismael de esa faja de latex que estaba brillante, le di un r�pido
lamet�n y lentamente fui sintiendo como su fuerza, su ansiedad y su pasi�n
inundaban mi ser...

El sexo mulato era envuelto por la lengua de �l, era tan
estrechito que hasta a mi me resultaba llamativo, mientras me agitaba sobre la
hinchada polla, instrumento que me llenaba de placer, agache mi cuerpo para
rozar mi lengua con la de �l y a la vez t�midamente acercarme a ese sexo
femenino...

Las respiraciones entrecortadas de los tres se
entremezclaban, Elizabeth ten�a prohibido hablar y besar a Ismael, y �ste con
sus manos atadas no pod�a prestarle sus caricias... ced� a sus deseos bajo mis
condiciones... ese era mi regalo...

Los dos probamos de los jugos cubanos, dulces y �cidos.
Ismael mov�a las caderas como queri�ndome partir en dos, con la poca movilidad
que ten�a con nosotras encima hacia fuerza por reventarnos a las dos de
placer...

...su leche broto entre mis piernas...

Mi cuerpo estaba lleno de palpitaciones, rozando el orgasmo y
tremendamente excitada en una aventura que no sab�a como podr�a repercutir a mi
relaci�n de pareja. Cuando el l�quido blanquecino asomaba entre mis muslos,
Elizabeth sigui� al pie de la letra mis indicaciones, se levant� y con su mano,
y la polla de Ismael con los �ltimos espasmos de placer en mi interior, comenz�
a acariciar mi sexo.

Unos dedos largos se colaron entre mi piel expandiendo la
humedad de la boca de �l, su semen y mis propios flujos, formando una sustancia
deslizante que hac�a totalmente delicioso y estimulante cada una de sus
caricias... con una sonrisa, �l disfrutaba con su sexo, cada vez m�s fl�cido, en
mi interior de las contracciones de mi orgasmo.

La regal� una sonrisa y un gracias. En ese momento cogi� su
ropa, se visti� r�pidamente y se march�.

Rendida mi cuerpo descans� sobre el de �l, quiz� algo
avergonzada y acobardada por el "despu�s", pero Ismael me lleno de besos, de
caricias, palabras tiernas, palabras de amor. Millones de "te quieros" y
gracias... abrazos... dulces recuerdos de ese cumplea�os!

Nuestra pareja sigue consolidada, no ha sufrido ning�n
problema y hasta se ha activado aun m�s nuestra vida sexual. Hemos llegado a un
acuerdo, a partir de ahora nuestros regalos de cumplea�os ser�n fantas�as
sexuales que el otro debe satisfacer. Nuestros deseos bajo las condiciones de la
pareja. Aprovechando nuestros orgasmos desinhibidos en los que confesamos
nuestros ocultos secretos, el otro por sorpresa preparar� el ambiente ideal para
que eso se haga realidad...

... Asi, a quien le importa cumplir a�os...