Trio en la oficina. Otro hecho real
Hace un tiempo os cont� la historia de mi primera experiencia
sexual con una famosa ladyboy asi�tica. Como sab�is, debido a la conexi�n que la
empresa en la que trabajo tiene con esos pa�ses, mis visitas fueron muchas y
variadas.
Pero esta historia tiene un escenario m�s cercano.
Concretamente, en Sevilla, Hac�a unos cinco meses que vine del lujuriosos viaje
y que supuso para m� un nuevo descubrimiento en el �mbito sexual. Mi mujer,
Mar�a, se hab�a convertido en mi aut�ntica puta. Jug�bamos y disfrut�bamos con
todas las depravaciones que os pod�is imaginar: intercambios, fisting, lluvia
amarilla� La verdad que esos meses fueron unos meses incre�bles.
Incluso, en mi trig�simo cumplea�os, en noviembre, prepar� un
regalo especial. Contrat� a una puta de las caras (la broma sali� por cerca de
1000 �) y se lo hizo con ella delante de m�. Despu�s me pude follar a las dos y
ver como se peleaban por tragarse mi semen.
Pero desde mi llegada de Tailandia, no hab�a conseguido gozar
tanto como me ha ocurrido el pasado 1 de febrero. En la empresa est�bamos todos
muy nerviosos por un contrato multimillonario que ten�amos que firmar con una
empresa japonesa. Varias personas nos quedamos ultimando los t�rminos de la
nueva relaci�n.
Concretamente una chica de relaciones internacionales,
llamada Auxi, y una de producci�n, cuyo nombre es Ana. Auxi es una belleza
andaluza: 1.70, 50 kilos, morena de piel, pelo negro y una cuerpo de miedo. Le
gusta vestir en plan "pijo moderno", con pantalones vaqueros muy ajustados y
tacones. Por su parte, Ana es m�s del mont�n, rubia, con unas tetas
impresionantes, pero nada m�s que rese�ar� menos que se pone unos modelos que
parece una aut�ntica puta.
Eran ya cerca de las 22:30 y segu�amos los tres a pi��n
trabajando. Me levante y me dirig� al despacho de la primera para ofrecerle la
posibilidad de llamar a Telepizza. Acept�, igual que Ana y tras media hora de
espera, empezamos a comer. No s� ni como ni cuando pero, empezamos a hablar de
sexo y de las cosas que a cada uno nos gustaba hacer. Auxi se mostraba m�s
recatada a la hora de hablar del tema; pero Ana estaba suelta.
Nos coment� sus experiencias l�sbicas, sus masturbaciones, e
incluso los juegos que con la ropa interior se hac�a en su raja depilada (nos lo
confes�). En media de la conversaci�n, not� como ella me miraba y sus pezones
estaban erectos totalmente. La verdad que me excitaba mucho la situaci�n, sobre
todo imagin�ndome como le lam�a las piernas que se dejaban ver con la falda
corta que llevaba puesta.
La cena termin� y nos fuimos a seguir trabajando� aunque en
mi mente solo rondaba esas piernas y toda clase de perversiones. No pod�a
concentrarme y buscaba cualquier excusa para acercarme a su despacho y hablar
con ella. El sujetador negro se dejaba entrever por su camisa blanca. Los
zapatos de tac�n y punta de aguja combinaba perfectamente con sus medias negras.
Mi polla iba a estallar.
Media hora m�s tarde de la �ltima visita a mi sala de los
deseos, mi tel�fono son�. Era Ana que ten�a un problema inform�tico. El sistema
de la empresa no le iba y me preguntaba si quer�a echarle una mano a ayudarla.
Entr� en su despacho y me coloqu� a su lado, yo de pi� y ella
sentada en su sill�n. De reojo ve�a su escote y sus enorme tetas� sin embargo,
ella pod�a ver mi polla que iba a reventar mis pantalones. Empec� a revisar su
ordenador cuando me di cuenta que ana ten�a su mano en mi pene y lo estaba
frotando. Me miraba a los ojos con cara de viciosa insaciable.
Ella me dijo: "Parece que hoy me lo voy a tragar todo.
F�llame duro". Me sac� la polla y empez� a mam�rmela entera. S�lo hab�a visto
comerse la polla as� en los t�picos v�deos de Internet. Me succionaba el nabo,
pon�a la boca peque�a y se la tragaba entera. Mientras le apretaba los pezones
con dureza, cosa que le gustaba por los gemidos que le gustaba. Ella, mientras,
se masturbaba y se met�a los dedos en su raja h�meda, los cuales los hac�a
llegar a mi boca para que se los chupara. Su sabor y su olor todav�a los
recuerdo.
Apart� el sill�n y me agach�. Le abr� las piernas y le
comenc� a comerle el co�o. Ol�a fuerte, se�al de que pronto se pondr�a con la
regla. Su pipa se notaba total mete fuera y empec� a lamerla y morderla. Sus
gemidos ya eran demasiados altos, pues corr�amos el peligro de que Auxi nos
escuchara.
Termin� por quitarle las bragas que se las hab�a bajado a los
tobillos. Le lam�a las piernas que ten�a cubiertas por unas medias negras y
continu� comi�ndole el conejo. Ella lleg� al orgasmo porque empez� a tener unos
espasmos en la pelvis que me costaba mantenerla a raya.
Me levant� y nos besamos con pasi�n en los labios. Las
lenguas chocaban luchando para llegar lo m�s dentro posible. Mientras ella
sentada me la meneaba y me pasaba la punta del carajo por sus tetas. Me escupi�
en el palo y me empez� a hacer una cubana. Cre�a que me corr�a, con lo que le
separ� y la puse a cuatro patas, apollada sobre la mesa.
Le lubriqu� el conejo y se la met�a de un golpe. El gemido
fue enorme� pero ya no nos importaba, pues nuestro calent�n era desmedido.
Empec� a foll�rmela como si me fuera la vida en ello. Le pellizcaba las tetas y
segu�a con mis acometidas.
En esto, se abri� la puerta y entr� Auxi. Se nos cort� el
punto� solo un momento. Pues vimos como se tocaba las tetas y se acariciaba su
sexo. "Os he o�do desde el principio� y no he podido evitar tocarme. Quiero
follar con vosotros". Se acerc� y comenz� a besarme. Sus dedos buscaban mi ano y
comenz� a masajearme los alrededores. Me estaba poniendo como un toro.
Yo segu�a follandome a Ana, que gem�a ya sin tapujos. Auxi,
se agach� y empez� a lamerme el ano. No pod�a aguantar m�s, me iba a correr. Me
avis� de que lo hiciera dentro, porque tomaba la p�ldora� y me corr� dentro.
Joder, que corrida. El semen sal�a por las comisura de su raja.
Cuando la saqu�, Auxi se agach� y me limpi� todo el sable. Y
nada m�s terminar, le lami� el conejo a su compa�era. Ella estaba muy excitada y
quer�a marcha. Delante nuestra empez� a quitarse los zapatos de tac�n, los
pantalones ajustados, la camisita roja ajustada y se qued� con un tanga
min�sculo y un sujetador. Ser acerc� a nosotros y empezamos a besarnos los tres.
Auxi me cogi� la polla y, muy lentamente, sub�a y bajaba la piel de mi carajo.
Me estaba empezando a excitar de nuevo.
Se cog�o una cola con su cabellera negra y nos dijo "soy
vuestra putita". Fue como un resorte. La cog� en peso y la sub�a a la mesa,
donde la pusimos como a una perra. Ella me lam�a de nuevo mi porra, que estaba
totalmente recuperada, mientras que Ana le met�a dos dedos en co�o y dos en el
ano.
Estaba supexcitado pues la figura de Auxi desnuda no tiene
precio. Su cuerpo marcado, con una espalda de ensue�o y su piel morena solo me
hac�an querer usarla como a una puta. Las retir� de la mesa y me tumb� yo. Ana
se empez� a comer mi polla, mientras que me met�a dos dedos en el ano. Auxi me
follaba la boca.
Cuando estaba bien empalmado, le dije a Auxi: "Te la meter�
por el culo, zorra". No dijo nada, se pudo con el culo bien abierto y se la
intent� a meter. Estaba muy cerrado porque era virgen de atr�s. Pero mi �mpetu
era mayor y de un gran empuj�n se la met� entera. Su grito fue desgarrador� le
hab�a roto todo el culo. Incluso vi como cierto color rojo sal�a de su agujero
negro. Pero me daba igual.
Me la empec� a montar con toda la fuerza posible. Al
principio gritaba� pero poco a poco los cambiaba por gemidos. Empezaba a apretar
el culo para que disfrutara m�s. Me gritaba: "F�llame, cabr�n, follame". Sus
gemidos me estaban volviendo loco.
Mientras, Ana hab�a puesto su conejo en la boca de Auxi,
quien lam�a con fruici�n. De nuevo, los espasmos de Ana denotaron que hab�a
llegado al orgasmo. Y los movimientos convulsos de Auxi tambi�n. Tampoco iba a
durar mucho.
Me saqu� la polla y le dije: "Ch�pamela hasta que me corra,
zorra". Cuando me iba a correr se la saqu� y me corr� en su cara. Ella con la
mano me la segu�a meneando� y yo no pod�a aguatar el gusto. Al terminar de
correrme Ana y Auxi empezaron a besarse y pelearse por mi leche.
Fue incre�ble. Las dos bes�ndose y toc�ndose el conejo sin
parar. Est�bamos cansad�simos. Nos lavamos la cara y nos vestimos. Nos fuimos
cada uno a su casa. Durante el camino no pude dejar de pensar sobre lo que hab�a
pasado. Estaba superexcitado, como mi viaje a Tailandia.
Al d�a siguiente, nos mir�bamos con complicidad, pero
disimulando totalmente lo ocurrido. La experiencia fue incre�ble. Pero lo mejor
est� por venir. Hemos quedado para el pr�ximo d�a 19 de febrero en un hotel para
repetirlo. S�lo un detalla: Ana me ha adelantado que me follar� con un
consolador y que est� dispuesta a beber orina.