Un saludo cordial a todos, si bien s� que es un clich�,
no puedo evitar advertir que �sta es una historia real, pero si piensan que no
es mas que producto de mi imaginaci�n, no importa, esta bien que lo piensen as�,
pues no creo que pase todos los d�as.
Mi nombre es Virginia, soy profesora de Literatura en un
colegio de Maracay, soy divorciada y vivo con mi hija de 14 a�os en Cagua, en la
casa que me qued� luego de separarme del padre de Vanessa , mi chama. Yo todav�a
estoy soltera a mis 39 a�os y por el momento no tengo pretendientes, as� que
s�lo vivimos las dos solas.
�ste fin de semana ten�a proyectado asistir a un seminario
propio de mi profesi�n, a la que fui invitada a la capital, como ya Vanessa est�
grande no consider� inapropiado dejarle sola en casa durante s�lo este fin de
semana, mientras dure el seminario, para volver supuestamente el lunes;
"tranquila mami, yo me porto bien", fue lo que me dijo cuando me desped� de
ella, en la parada.
Al llegar a Caracas, sin nadie que me advirtiera con
antelaci�n, fui informada que el bendito seminario hab�a sido suspendido por los
m�ltiples conflictos pol�ticos que se suscitaban en la ciudad, realmente
convulsionada; Ante tales inconvenientes consider� prudente regresarme a mi casa
pues ya no hab�a mas nada por hacer.
Al llegar a Cagua, al filo de la medianoche, opto por tratar
de no despertar a mi hija, que tiene sue�o muy ligero y nervioso (le resulta
dif�cil a veces conciliarlo), pues obviamente la supon�a dormida ya, as� que en
vez de entrar por la puerta de adelante, met�lica y cercana a su cuarto, doy la
vuelta y me meto por el patio, una zona aislada de la casa, grande y con muchas
matas y �rboles, bastante tenebrosa por cierto, el corral d� directamente a la
sala cerca de mi cuarto, por lo que ser�a f�cil escabullirme sin molestarla. Al
acercarme a la puerta de la sala, que tiene un Ventanal panor�mico de vidrio
corredizo, pues, simplemente, no estaba preparada para lo que ve�an mis ojos
desorbitados: �Vanessa desnuda haciendole felaci�n a un desconocido en mi Sala!
�No lo pod�a creer! �All� estaba mi ni�a, con una polla en su
boca! Petrificada como estaba yo en ese momento, no me atrev�a ni a respirar;
Aquello era realmente impresionante, la luz de la sala estaba encendida, el
televisor tambi�n (me percat� de quejidos en �l as� que supuse inmediatamente
que estaban viendo una pel�cula porno), mi hija desnuda de rodillas entre las
piernas de un desconocido, desnudo tambi�n, en el sof�. Yo estaba en la misma
entrada del ventanal, s�lo un ruidito y ser�a descubierta, �qu� hacer?
En segundos que me parecieron eternidades, salgo del Shock y
poco a poco voy retrocediendo, el corral, completamente oscuro, apenas con
algunos destellos de la luna que los frondosos �rboles dejaban pasar, me
brindaba un refugio seguro. Pero no pod�a salir a la calle a esas horas, tampoco
soy mujer de esc�ndalos, toda mi vida ha sido dentro de lo que cabe, apacible, y
ahora esto �qu� hago? �c�mo debo reaccionar?
En eso estaba, con mis pensamientos corriendo a mill�n,
tratando de sacar conclusiones, afinar alguna estrategia racional, cuando los
dos amantes -�que b�rbaro como suena eso!- interrumpen mis reflexiones:
"�Dale duro peque�a! �f�jate como las buenas! �como te dije!
�eso, eso! �co�o que rico!"
Estaba hablando de mi hija, se refer�a a mi hija, detr�s de
un �rbol cerca del Ventanal me refugio, a menos de tres metros de donde ellos
estaban, y veo todo el "Show" que me montan; Mi ni�a, efectivamente, "fajada
como las buenas", mamando la verga del hombre, gruesa y larga, a�n desde donde
estaba se pod�a ver que el tipo estaba muy bien dotado; Vanessa se aplicaba,
lamiendo y succionando la cabeza para luego en despliegue de habilidad, tragar
golosamente y con energ�a aquel tolete de carne casi hasta la mitad, alternando
mamada con un movimiento en�rgico de la mano en el cuerpo de aquel g�evo erecto.
"� Co�o, ya viene, ya viene, ya vieneeeeeeee!"- le oigo decir
al macho, al tiempo que descargas de semen abundante saltan a la carita blanca
de mi chama, quien logra tragar algunas gotas de la savia del desconocido,"�un
momento!"-pienso yo- "��se no es ning�n desconocido!".
En efecto, logr� reconocer al semental: Era el profesor Juan
Carlos, Director del colegio de mi hija, y a la saz�n, mi colega; Hombre mayor
ya, de unos 45 a�os, calvo y medio barrig�n, pero ciertamente muy bien dotado
sexualmente. Le ten�a en muy alta estima por su profesionalismo, elegancia ,
cultura y don de gentes, �y ahora? �c�mo lo tendr�?
Se quedaron un rato en el sof�, acarici�ndose, v� como el
profesor le perfilaba los pezones de �sos peque�os mont�culos que ten�a vanessa
por senos y que apenas empezaban a crecer, besos profundos y largos alternaban
con exploraciones de dedos en la vulva de mi ni�a, uno, dos y luego tres se
met�an con sa�a en la conchita que yo todav�a supon�a virgen a�n. Desde donde
estaba pod�a ver, casi que sentir, los sudores, los jugos, y por supuesto, los
quejidos que anteced�an a un orgasmo, �el orgasmo de mi hija! �que cosa mas
extra�a!
Mas no se piense aqu� que ante tales cosas yo abrigaba
sensaciones morbosas o lujuriosas, nada de eso, todav�a me sorprendo de c�mo
reaccion� ante semejante hecho. Simplemente, me qued� all�, viendo follar a mi
hija con un se�or a quien por cierto la �ltima vez que habl� con �l fue dentro
de un marco de di�logos serios sobre abordar la sexualidad abiertamente entre
los adolescentes, darles buena educaci�n sexual a nuestros hijos pues. �Acaso
ser� esto la "pr�ctica"? Ciertamente yo hab�a hablado con Vanessa sobre esto
desde que se desarroll�, nunca tuve tab�es con ella en cuanto al tema, y pens�,
que tanto ella como yo est�bamos preparadas para todo. Quiz�s no era as�...o a
lo mejor si.
Luego vino la culminaci�n: ya estaba lista, seg�n v�, para
recibir un pene de hombre en su cuca adolescente; pr�xima a cumplir los 15, mi
hija era peque�a, como 1,55 de estatura, 50 kilos, poco pecho e incluso poco
bello en su pubis, normal a su edad. La destilaci�n de sus jugos era evidente, y
era mucho seg�n v�, en eso se parece a m�.
De alguna parte el profesor sac� un cond�n,"responsable el
hombre"- pens� �responsable? Me sorprend� yo misma de usar esa palabra, dadas
las circunstancias. Se lo puso �l mismo y a horcajadas intent� mi ni�a, comenzar
a cabalgar ese cipote. Poco a poco se fue deslizando, d�ndole la espalda a �l y
casi d�ndome la cara a mi, pude ver su cara contra�da de dolor y placer, pero
parec�a no poder consumarse la penetraci�n.
"�uhg, ahg, profe, no puedo! �co�o!"-dec�a Vanessa en su
intento por ensartarse a la verga;: "!tranquila, tu puedes, ya v�, respira
hondo, rel�jate, uff que cosa mas sabrosa, ok, putica, dale, dale!"
parec�a que la naturaleza se negaba, pero al final, el
profesor logr� su meta: empez� a cogerse a mi hija en la sala de mi casa a un
ritmo firme y suave, el mete y saca era r�tmico, con subidas y bajadas entre
lentas y fren�ticas, y �saben qu�? �era mi ni�a la que mandaba! Ella era la que
pon�a el ritmo a su propio placer. �d�nde hab�a aprendido eso? Era obvio que
algo sab�a �o ser�a instinto?
"�Co�o, mi madre! �que vaina tan rica! �As�, as�! �C�jame
bien profe! �Deme duro! �riiiicooo!"
Un orgasmo. Luego el profesor tuvo el suyo. En las pr�ximas
horas de la madrugada follaron cuatro veces mas, en �se sof�, de varias maneras,
pude verlas todas, bajo un �rbol y en la oscuridad del patio. Ambos demostraron,
sobre todo mi hija, una capacidad de aguante que ya hubiera querido yo para mi
esposo y para m�, cuando est�bamos casados.
Exhaustos ya, al filo de la ma�ana quedaron rendidos de puro
placer. Mi coraz�n lat�a con emoci�n, no era excitaci�n, no era lujuria, era
otra cosa. La luz qued� prendida, el televisor prendido; Entr�. Apagu� el
televisor, los dos estaban en el sof� del pecado. El profesor sentado,
completamente dormido, en su regazo Vanessa , roncando incluso, sudada, apoyada
su cabeza en las piernas de mi colega, acostada en el sof�; Sin ning�n
sentimiento de reproche me par� frente a ellos, vi�ndolos descansar de la dura
faena de lascivia pura. Pude ver a mi hija, mi ni�a, ahora indudablemente toda
una mujer, pese a su edad; Contempl� durante un rato su cuerpo desnudo y sobre
todo su cuca, su peque�a vulva de adolescente, la que no hace mucho limpi� y
ba��, ahora despu�s de tama�o esfuerzo estaba roja, sudada, inflamada de las
embestidas salvajes de aquel macho, todav�a destilando el jugo de su propia
fuente de placer; la palp� muy suavemente, pude tocar su cl�toris y sus labios,
tibios todav�a.
Una lagrima corr�a por mis mejillas cuando susurr�: "Descansa
mi ni�a, lo hiciste bien, estoy orgullosa de ti".