Cap�tulo V: Deseo concedido

Desde aquella situaci�n en el ba�o, mi relaci�n con Alicia se
hab�a vuelto mucho m�s fr�a, y disimular delante de Clara para que ella no
notara que hab�a pasado algo era lo �nico que nos hab�a hecho seguir hablando.

Sin embargo, ambos sab�amos que aquella semana solos iba a
ser distinta. Su hermana siempre hab�a estado de por medio y ahora que faltaba
en el piso debido a su curso, no ten�amos motivos para intercambiar una palabra.
Pas�bamos las horas en silencio con el televisor encendido sin soltar ni un
comentario, y a mi se me hac�a insoportable. Ella observaba la pantalla del
aparato sin prestarle atenci�n, con una mirada p�rdida en el infinito, adentrada
en sus pensamientos que, por su expresi�n seria, pod�a adivinar no eran los m�s
felices del mundo. Todo aquello hab�a pasado hac�a ya casi dos meses pero ella
segu�a d�ndole vueltas. Sin embargo cuando ven�an a visitarla sus amigas,
cambiaba de actitud y se mostraba alegre.

El �nico d�a en que se rompi� algo m�s el hielo fue cuando
fuimos al hospital para el chequeo de Alicia. El m�dico se sorprendi� de lo bien
que se hab�a recuperado y le quit� la escayola, no sin mandarle algo de
rehabilitaci�n.

Al regresar a casa ayud� a Alicia a salir del coche y la
acompa�� hasta la puerta de su casa. Entonces me desped� de ella.

La verdad es que ten�a tabaco de sobra, pero me hac�a falta
separarme de ella aunque s�lo fuera por diez minutos. Me hab�a hecho a la idea
de que aquel infierno se acabar�a ese d�a y no me hac�a ninguna gracia quedarme
un minuto m�s. Es duro cuando una persona con la que te llevas cojonudamente
bien, de repente te rechaza de esa manera por algo que sabes no te va a
perdonar. As� era Alicia. Y la verdad es que ten�a raz�n, y yo sab�a
perfectamente como era. Pero...�tanto la cagu�?

Pasaba de darle m�s vueltas al asunto. Compr� un paquete en
la m�quina del bar de la esquina y un peri�dico deportivo. Sentado en los
escalones del portal, encend� seguidos hasta cinco cigarrillos antes de
decidirme a subir. Habr�a pasado media hora cuando cog� en el ascensor hasta la
casa y entr�.

Me llev� el susto m�s grande de mi vida nada m�s pasar a
sal�n.

Me qued� callado pero con la boca abierta. Lo que vi al
entrar no me lo hubiera esperado en mil a�os. All� estaba Alicia vestida con ...

��Un poco peque�o!? Estaba "vestida" con un traje que le
estaba peque�o por lo menos desde hac�a varios a�os. El ajustado vestido dejaba
ver claramente su sujetador negro que luchaba por contener sus enormes tetas.
Llevaba un peque�o tut�, totalmente paralelo al suelo, que para nada cubr�a sus
bragas a juego con el sost�n. Sus piernas, perfectas, estaban enfundadas en una
especie de medias rosas que conjuntaban con el traje y le llegaban a la mitad de
los muslos. Tambi�n se hab�a calzado unas zapatillas de su �poca de bailarina,
con sus lazos entrecruzados hasta por debajo de las rodillas.

La verdad es que no sabia como reaccionar. Para empezar, no
estaba muy seguro de lo que pretend�a Alicia con ese cambio de actitud tan
repentino. �Qu� estar�a tramando? En la calle, no hac�a ni media hora, estaba
cabreada, y ahora...ahora �sto.

Algo hab�a tramado pues sab�a perfectamente el morbo que
siempre me han dado esos trajes, como yo sab�a el suyo por los monos de
mec�nico. Al ver mi cara de asombro habl�.

Pretend�a hacerse controladora de la situaci�n pero no pod�a
enga�arme. Aunque hablaba decidida, los colores que se hab�an subido a sus
mejillas delataban que estaba m�s nerviosa, y por supuesto, m�s avergonzada que
yo. Sin embargo, joder, estaba all�, totalmente empalmado delante de mi cu�ada y
no sab�a que hacer...

Tras decir esto su gesto cambi�. Ya no era arrogante sino m�s
bien derrotista, estaba con una mirada ni triste ni decepcionada, algo
intermedio que me encendi� una bombillita y me hizo entender de repente lo que
estaba pasando.

Su tono de voz hab�a cambiado a remordimiento.

No me lo pod�a estar creyendo.

Alicia se quito el tutu y el resto del vestido qued�ndose con
la ropa interior y las medias.

Alicia hizo el amago de ponerse a llorar. Me acerqu� a ella y
la abrac� con todas mis fuerzas acarici�ndole el pelo...

Antes de que pudiera hacer nada, Alicia y yo nos fundimos en
un beso que yo describir�a como el m�s apasionado de mi vida. Segundos despu�s
me estaba sobando el paquete. Sonri� al ver lo duro que estaba. S�lo lo recuerdo
tan duro cuando vi por primera vez a su hermana Clara desnuda. Me quit� la
camiseta y torpemente los zapatos con los pies mientras la segu�a besando. Ella
estaba temblando y parec�a que gem�a algo casi inaudible.

En ese momento me separ� de ella y se llev� las manos a la
espalda. A los tres segundos el sujetador estaba cayendo a sus pies dejando
libre el mayor espect�culo de la naturaleza que he visto en mi vida. Eran las
tetas mas jodidamente grandes que hab�a visto nunca. No s� como describ�roslas
pero no eran del todo redondas sino que se hac�an un poco mas ovaladas por
delante, firmes y desafiantes, muy ligeramente ca�das. Sus pezones eran de color
rojo muy claro, grandes, y describ�an un c�rculo perfecto. Estaban totalmente
erectos, parec�a que eran dur�simos, y en el izquierdo se pod�a distinguir un
lunar al pie de la monta�a.

No s� si todos hemos tenido esa sensaci�n producida por la
excitaci�n en la que est�s a punto de correrte sin ni siquiera hab�rtela tocado.
Pues as� era como estaba en ese momento. Un escalofr�o recorri� mi cuerpo cuando
Alicia se acerco de nuevo a m� peg�ndome sus pechos. Eran tan suaves y calientes
como hab�a so�ado y me resultaba hipn�tico su movimiento cuando Alicia se
contorneaba frot�ndose contra m�. Los agarr� con fuerza, amas�ndolos, y jugu�
con sus pezones. Ella se ruboriz� a�n m�s cuando comenc� a lam�rselos. Me
encantaban sus tetas y no pod�a dejar de chup�rselas mientras ella dejaba
escapar susurros de placer.

En ese momento se puso de rodillas frente a m� y comenz� a
desabrochar los botones de la bragueta. No me lo pod�a estar creyendo. Iba a
chup�rmela la hermana de mi novia.... Tras quitarme los pantalones dirigi� su
atenci�n a los gayumbos que no pod�an aguantar tan bien como los vaqueros la
presi�n de mi polla. No es que sea un actor porno pero nunca se me han quejado.
Ahora ten�a ganas de ver como reaccionar�a Alicia ante mi aparato. Meti� los
dedos por dentro de los gayumbos y acarici� mi cintura suavemente, baj�ndolos
con lentitud, observando como iba apareciendo poco a poco el cuerpo de mi pene,
que por la barrera de los calzoncillos apuntaba hacia abajo. De poco en poco
alzaba la vista y me regalaba una sonrisa picarona que me preguntaba hasta d�nde
iba a llegar mi falo . Tras unos minutos de jugueteo ya hab�a alcanzado la
altura del capullo y superado �ste, mi polla salt� violentamente hacia arriba
roz�ndole la cara. Alicia la tom� con una mano y comenz� a menearla suavemente
descubriendo totalmente la cabeza. Con la punta de un dedo toc� el orificio y al
separarlo qued� un hilo casi transparente que se limpi� contra el pecho.

Yo no razonaba. S�lo deseaba que empezara a chup�rmela de una
vez. Alicia comenz� a lamer mi capullo moviendo la lengua de arriba hacia abajo,
para continuar con el tronco que en poco tiempo reflejaba debido a su saliva.

-Prueba met�rtelo en la boca...Ah, as�, as�. M�telo y
s�calo, m�telo y s�calo....

Alicia nunca hab�a hecho una mamada y la verdad es que se le
notaba, pero no me import� en absoluto. Ten�a mucho m�s morbo ser la primera
polla que se estaba comiendo. Al principio introduc�a hasta poco mas del glande,
pero enseguida se la estaba engullendo casi toda, incluso pod�a notar su
barbilla rozando los pelos de mis huevos. De vez en cuando la sacaba para
menearla r�pidamente y volv�a a com�rsela. Yo no pod�a evitar tener las manos en
su cabeza gui�ndola en su movimiento y, por qu� no decirlo, empuj�ndola para que
llegara cada vez m�s adentro.

No le importaba. Nunca en toda mi vida me hab�a encontrado
con una tipa que me dejara correrme en su cara y mucho menos en su boca. Supongo
que es una putada pero no iba a advertirlo dos veces. Si es que en ese momento
ten�a capacidad de razocinio, creo que pens� en hacerlo al mismo estilo que
algunas pel�culas porno, sacando el pene para masturbarlo ante ella y acabar.
Pero no me dio tiempo. Me vine dentro de su boca y al sacarla pude ver como tras
la primera r�faga, mi campe�n segu�a disparando sin disminuir su intensidad.

Yo creo que tuve suerte porque de �sa cre�a que mor�a
deshidratado. Nunca antes hab�a soltado tanto semen junto. Apunt� a su boca y
acert� de lleno. Por la impresi�n, ella ech� un poco su cabeza hacia atr�s y
luego volvi� de nuevo. En las �ltimas r�fagas le cubr� toda la cara, y luego me
restregu� en sus tetas con las que concluy� haci�ndome una especie de cubana
mientras con la lengua me limpiaba el miembro.

Una vez que me calm� le dej� la camiseta para que se
limpiara. Me daba cosa verla tan llena de semen, pero no parec�a disgustada.
Escupi� lo que le hab�a metido en la boca.

Me apart� diciendo que ni de co�a, que se limpiara un poco, y
ella sigui� con la broma forcejeando conmigo. Nos re�mos mucho. Volv�a a ser la
de siempre a pesar de estar en aquella situaci�n. No hab�a perdido la sonrisa ni
siquiera cuando me corr�a sobre ella.

Se tumb� en el suelo y dej� que le quitara las bragas. Lo que
hab�a visto en el ba�o hizo que acertara en lo que esperaba. Ten�a un co�ito
peludo, sin depilar, pero muy ajustado al contorno de sus braguitas. Era una
mata de vello negro que no tard� en apartar para echar una ojeada a su conejito.
Estaba muy h�medo y cerrado, el �ltimo que hab�a visto as� era el de su hermana
menor. No es por echarme flores pero el cunnilingus siempre se me ha dado muy
bien y al poco de comenzar ya estaba gimiendo de placer como una loca gritando
mi nombre.

Jugu� con mi lengua lo mejor que supe y altern� introduciendo
con cuidado uno y dos dedos. Ten�a miedo de romperle el himen antes de tiempo.
Tambi�n me fue dejando poco a poco introducirle un dedo en el ano, cosa que al
principio rechazaba pero luego no discut�a.

De repente sent� que todo se humedec�a mucho a la vez que
escuch� un grito de placer. Se hab�a venido y parec�a que quer�a m�s.

Era cierto. Alicia sufr�a un desorden hormonal y el
ginec�logo le hab�a recetado, entre otros, tomar la p�ldora para regularlo.
Definitivamente era el mejor d�a de mi vida pues nunca me gustaron los condones.

Estando en la posici�n del misionero, acomod� mi miembro en
la entrada de su co�o y comenc� lentamente a empujar.

Saqu� un poco mi polla y vi un peque�o hilo de sangre.
Efectivamente era virgen y el privilegio de recibir ese regalo hab�a sido m�o.
Comenc� a moverme lentamente para poco a poco subir el ritmo. Poco tard� ella en
comenzar a seguir mis movimientos. Sus ojos cerrados y su expresi�n dec�an que
no lo estaba pasando nada mal para ser su primera vez. Cada vez parec�a pedir
m�s, as� que levante sus piernas para poder llegar mas profundo. Era maravilloso
que fuera tan el�stica. Al principio se quejaba de la postura pero no tardo en
ver la ventaja .

-�Dios! Va...vaya escena- La verdad es que s�. Tirados en
el suelo, ella con las pierna rectas hacia arriba, siendo desvirgada por el
novio de su hermana. El morbo se hizo mayor a�n y aumente el ritmo.

Ahora dominaba ella, encima m�o, pegando botes salvajes y
gritos que se mezclaban con mis gemidos. Parec�a que los vecinos de abajo no
iban a poder ver la tele en paz... Al cabo de un ratito se par�.

Obediente, se puso de rodillas y se la met� por detr�s
bombeando salvajemente. Se pod�a oir el chocar de mi cuerpo con su culo y en un
peque�o reflejo de la puerta de la terraza, pod�a ver como sus tetas bailaban a
mi son y se estrellaban con su cuerpo excit�ndome m�s y m�s. Tras un rato de
folleteo se me ocurri� una idea diab�lica. Cambi� mi polla de agujero y forc� la
entrada en su culo.

Ten�a raz�n, y adem�s no quer�a lastimarla, as� que desist� y
continuamos con la posici�n de perrito hasta que no aguante m�s y me corr�
dentro de ella. No s� si se corri� esta vez, pero para ser su primera vez lo
pas� muy bien, o eso es lo que me Alicia me cuenta.

Nos quedamos los dos desnudos sobre una alfombra y
recuperamos el aliento. Tras el placer ven�an las complicaciones. �Qu� �bamos a
hacer ahora con mi novia y su hermana, es decir , con Clara? Lo primero que se
nos pas� por la cabeza es que s� ten�amos claro lo que ella har�a con nosotros:
matarnos a los dos no sin antes haberme capado a m�. Ten�amos miedo de acabar
con la relaci�n de "Tr�o" que ten�amos. De momento, guardar el secreto era lo
m�s sabio, pero la cosa no qued� ah�. Nuestras relaciones sexuales no paraban de
aumentar y las cosas no iban a ser tan f�ciles. Todo se iba a complicar...a no
ser que Clara cambiara su forma de pensar con respecto a ciertos temas. Pero
esto es ya otra historia que os contar� m�s adelante, si quer�is.

Fin de "Deseando a Alicia"